Latinoamérica
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Intensa jornada de trabajo en el Encuentro de Empresas
Recuperadas en Venezuela
Daniel Badenes
(desde Caracas)
En el Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas, que se realiza desde el
jueves en Caracas, transcurrió una segunda jornada de intenso trabajo. Mientras
los representantes de las fábricas autogestionadas de distintos países
sudamericanos siguieron participando de reuniones de intercambio, se desarrolló
una mesa de discusión política en la que se expusieron experiencias y
necesidades, y comenzaron a delinearse distintas estrategias de acción conjunta.
La discusión, que estuvo marcada por las sugerencias que el presidente
bolivariano Hugo Chávez realizó la noche anterior en el Teatro Teresa Carreño,
estuvo coordinada por líderes de las organizaciones convocantes: Luis Primo de
la UNT (Venezuela), Eduardo Murúa del MNER (Argentina) y Sergio Goulart, de las
fábricas ocupadas de Brasil. A esos países correspondieron las decenas de
intervenciones, aunque entre el total de más de 700 participantes del encuentro
hay también ecuatorianos, mexicanos, paraguayos, peruanos, cubanos y haitienses.
"Dentro del capitalismo sólo puede haber planificación de la miseria", afirmó
Murúa en la apertura de la mesa. Con matices, la impugnación a esa forma de
organización social apareció recurrentemente en todas las intervenciones, en
sintonía con el discurso de Chávez, que cuestiona abiertamente al capitalismo y
nombra a los proyectos bolivarianos como superadores, camino a un "socialismo
del siglo XXI". Según Luis Primo, esa forma de organización social estaría
centrada "en la democracia, en la participación de los trabajadores en la toma
de decisiones", que es "fundamental para no caer en un capitalismo de Estado".
Tras variadas referencias a la "participación", Goulart pidió tener cuidado con
esa idea, que puede caer en un "desviacionismo" como sucedió en su país con los
denominados presupuestos participativos, donde se discute el destino de una
pequeña porción de los fondos estatales: "por algo hoy los apoyan todos los
partidos conservadores". El referente de las fábricas ocupadas brasileñas fue
claro: "nosotros no queremos participar: nosotros queremos decidir, porque para
eso somos la clase trabajadora".
Otro planteo de Chávez retomado durante todo el día fue la creación de un fondo
para financiar proyectos de empresas autogestionadas. El líder de la revolución
bolivariana había prometido 5 millones de dólares. Los representantes de las
recuperadas rioplatenses insistieron en la necesidad de que fuera un fondo
rotatorio y beneficie efectivamente a las empresas sociales de los distintos
países.
También en el marco de la mesa política, los uruguayos presentaron en bloque un
documento elaborado tras una serie de talleres de los que participan hace meses
trabajadores de unas quince empresas recuperadas, junto dirigentes sindicales de
la PIT-CNT y un equipo de la Universidad de la República. En otra intervención,
un trabajador venezolano habló de la Universidad Bolivariana de los Trabajadores
"Jesús Rivero", una experiencia surgida dentro de la industria petrolera, que
intentarán imitar en los Astilleros Río Santiago, en la localidad argentina de
Ensenada.
Otro eje que los discursos tomaron de la jornada anterior fue la consideración
de las organizaciones productivas autogestionadas como un germen de
transformaciones sociales, donde se evidencia una forma alternativa de organizar
la producción, nuevas relaciones, prácticas de solidaridad y un compromiso con
la comunidad impensado en las empresas patronales lucrativas.
"Están cuestionando la organización del trabajo fordista y taylorista, donde hay
un jefe y uno que ejecuta; uno que sabe y uno al que se le niega todo", afirmó
Luis Primo: "lo estamos superando en la práctica, en la mente". Sin embargo,
varios advirtieron que eso no era suficiente, pues no hubo cambios en los
esquemas de distribución y consumo de bienes y servicios, por lo que también
propusieron coordinar acciones y reclamar políticas públicas en ese plano. Primo
planteó "armar algo para que los productos lleguen a la comunidad; una red
social que atraviese al mercado capitalista, donde los productos tengan valor de
uso, un valor social, que sirvan para el bienestar". En ese sentido, Murúa
propuso establecer una "marca multinacional", que identifique a los productos de
todas las recuperadas de América Latina, y sugirió una bien bolivariana: "ALBA,
la cooperación supera la competencia". También habló de la necesidad de
complementación entre estas empresas sociales, que permitiría enfrentarse a las
capitalistas: "por su propia lógica, ningún otro sector de la economía puede
hacer complementación en serio".
A propósito de otra recomendación del presidente de Venezuela, se vio con buenos
ojos la formación de una red de empresas recuperadas, aunque no se ahondó sobre
el tema. Un trabajador de la fábrica argentina Nueva Esperanza imaginó que esa
fraternidad implicaría "que eso que decimos en Buenos Aires, de que «si nos
tocan a una nos tocan a todas», sea a nivel latinoamericano, por lo pronto, y
luego a nivel mundial". Goulart insistió en que la primera acción conjunta será
en menos de una semana: el repudio a las visitas del terrorista norteamericano
George Bush a Argentina y Brasil.
El presidente del MNER, Eduardo Murúa, propuso la creación en todos los países
de Oficinas de Intercambio de los Pueblos (OIP), dependientes de las empresas
autogestionadas, que se financiarían con una comisión pagada por aquellas que
logren establecer lazos comerciales a nivel internacional. Esas oficinas
servirían como Bancos de Datos de la oferta y las posibilidades de todas las
recuperadas, y como agentes facilitadores de su comercio exterior.
Por la noche, los líderes de las organizaciones convocantes se reunieron para
redactar una declaración final que se dará a conocer este mediodía, en el cierre
del Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas.
Más intercambios En simultáneo con la mesa de discusión política de los
trabajadores, se realizaron reuniones intersindicales e interparlamentarias.
Buena parte de quienes las integraron no son dirigentes relevantes en sus países
o han tenido un escaso compromiso con la recuperación de empresas, de modo que
lo que saldrá de esos espacios difícilmente supere una declaración de buenas
intenciones lo suficientemente "lavada" para obtener consenso.
En la jornada del viernes, además, se firmaron varias cartas de intención que
involucran al Estado venezolano y empresas uruguayas, brasileñas y algunas pocas
argentinas. Los anfitriones y los charrúas fueron los que más avanzaron en
proyectos y acuerdos, presumiblemente gracias al apoyo de sus respectivos
Estados, que enviaron al encuentro a funcionarios de alto rango. Es notoria, en
cambio, la ausencia de miembros del gobierno argentino, que sólo envió a
asesores del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) y de
Cancillería, sin peso político decisivo, y cuyas trayectorias están vinculadas a
la recuperación de empresas, por lo que probablemente hubieran asistido a
Caracas de todos modos.
Quizá por eso, un pedido recurrente de la mesa política fue que el fondo de
apoyo anunciado por Chávez no llegue a Argentina mediatizado por instituciones
gubernamentales, de las que temen una falta de voluntad política. "Hubo muchas
promesas, pero en estos años no hemos visto un mango", sintetizó uno de los
oradores, esperanzado en que los fondos bolivarianos sí puedan llegar a destino.
Al cierre del debate, Murúa dejó picando la idea de formar un Banco de los
Trabajadores a nivel latinoamericano, y propuso que el fondo prometido por
Chávez sea parte de un "fideicomiso entre el Estado revolucionario de Venezuela
y las empresas recuperadas de Latinoamérica", para que efectivamente se utilice
para financiación tecnológica y capital de trabajo. "Este fondo deberá suplir al
sistema financiero oficial, del que estamos vedados a acceder", explicó el
titular del MNER, que imagina un flujo de 40 millones de dólares; es decir, ocho
veces más que lo prometido por el líder bolivariano. Además, declaró estar
"seguro de que lograremos tasas de retornos mayores a las del sistema
tradicional", por lo que a largo plazo se atraería el ahorro del conjunto de los
trabajadores y las clases medias, para canalizar hacia la producción.
"Todos nos vamos con una muy hermosa experiencia y con mucha fuerza para seguir
luchando en nuestro país", expresó una integrante del grupo de trabajadores que
intenta hacerse cargo de la Clínica del Niño de La Plata (Argentina), con el
apoyo de la Federación de Cooperativas de Trabajo (FECOOTRA). Esa y otras
empresas en proceso de recuperación son el ejemplo de que la riqueza del
encuentro no se limitó a las rondas de negocios.
En el cierre de la mesa de discusión política, Luis Primo coincidió en que
"otros trabajadores sentirán fuerzas y alegría para continuar con este proceso",
y opinó que "este encuentro es trascendental en la historia de los trabajadores
como clase, a nivel mundial. Algo está pasando; hay una situación de cambio.".
En su país, las experiencias de gestión obrera son recientes: tuvieron como
hecho fundacional la resistencia al paro-sabotaje a la petrolera nacional. "PDVSA
es la primera industria recuperada", aseguró Primo, orgulloso de haber superado
"cincuenta años de una dictadura sindical que había generado una clase pasiva".
El representante de la UNT venezolana asocia los avances actuales a que "las
revoluciones impulsan mucho más a la clase trabajadora. Hoy tenemos otra
conciencia política. Ahora los trabajadores no se quedan callados: toman la
empresa en crisis y, si pueden, la ponen en producción". Por eso festeja la
concreción del encuentro que los integra con trabajadores autogestionarios
sudamericanos, pues "nos aporta la experiencia y la tradición". Finalmente, el
sindicalista bolivariano mocionó que el próximo pueda ser "un encuentro
internacional de empresas recuperadas, porque sabemos que las hay también en los
países desarrollados". Por lo pronto, opinó que "este encuentro ha sido un
éxito, y lo ha sido gracias a nosotros: los trabajadores".