Latinoamérica
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La impunidad de la ultraderecha mediática
José Daniel Fierro
Rebelión
Algunos lectores de medios de información alternativos tienen la sana costumbre
de ojear periódicamente la prensa del poder, realizando de ese modo una labor de
evaluación y análisis sobre noticias y comentarios aparecidos en ella. Una
especie de observatorio popular sobre las mentiras, las injurias y las sandeces
a las que determinados medios de propaganda parecen estar abonados. Uno de
estos, uno de los más emblemáticos quizá, es Libertad Digital (LD) que
está pagado y confeccionado por la ultraderecha más casposa y más nacionalista
(de España).
Es curioso que se defina como un medio "liberal" cuando todos sus planteamientos
están adscritos a los conceptos más reaccionarios que uno pueda imaginar. Muchos
de sus colaboradores pasaron por organizaciones de izquierdas en sus años mozos.
Lo cual no quiere decir ni que creyeran entonces en la justicia social, ni mucho
menos que respeten hoy principios tales como libertad, igualdad o democracia. No
son propiamente renegados, pero intentan lavar su imagen día tras día -sus
pecados de juventud- lo cual los hace bastante más fanáticos y peligrosos que
"la gente de derechas de toda la vida". Tanto su cabeza visible, Jiménez
Losantos, como su columnista Cristina Losada, pasando por el exgrapo Pío Moa, se
encuadran en esta tipología descrita.
Precisamente la tal Cristina Losada, escribió el pasado lunes (17 de octubre) un
artículo titulado: Ceremonia que no fue por un gallego asesinado. Uno de
los lectores de Rebelión comentó que habiendo entrado en LD, "porque
nunca está de más ver que se cuece entre las filas del facherío hispano", quedó
sorprendido del lenguaje utilizado y de las afirmaciones vertidas en el mismo.
En realidad este tipo de artículos (aunque se podría decir con propiedad de
todos los artículos de LD) están confeccionados de acuerdo a un esquema muy
simple: con el objetivo de insultar y vilipendiar a un sujeto de actualidad, se
presenta un hecho que ha sido noticia, se llena de calificativos difamantes y
groseros, se vierte una mentira de grandes dimensiones y entonces -y siempre en
tono irónico- se va finalizando el artículo dejando por embustero a la víctima
elegida y adoptando una posición de superioridad moral.
En el caso del artículo citado, el individuo agredido fue el presidente
venezolano Hugo Chávez ("uno de los caudillos de la tribu neocomunista"), la
noticia fue la recepción oficial brindada en Galicia al mandatario, y los
insultos y la mentira versaron sobre la muerte del ciudadano venezolano de
padres gallegos, José Manuel Vilas Liñeira, ocurrida en marzo del pasado año en
circunstancias aún no aclaradas.
Para Losada, José Manuel Vilas "fue tiroteado por la espalda por los secuaces de
Chávez en el curso de una manifestación pacífica". Chávez es responsable de
"aquel asesinato y otros de ciudadanos españoles, [y de] la falta de libertad,
la represión y el desprecio a los derechos humanos que distinguen a su gobierno
bolivariano".
No tiene mucho sentido entrar a discutir, aquí y ahora, cuestiones sobre el
proceso de la revolución bolivariana, o las imputaciones hechas contra los
gobernantes del mismo. Haga lo que haga, y cómo lo haga, el legítimo gobierno de
Venezuela siempre recibirá de la ultraderecha mediática insultos y amenazas
(incluso de muerte). No es el caso, por ejemplo, de la guardia civil española
que de Roquetas a Ceuta y Melilla, pasando por Intxaurrondo, todo son alabanzas
y panegíricos.
Lo que me interesa destacar en este momento son las circunstancias que rodearon
a la muerte de José Manuel Vilas y la manipulación informativa -rayando en el
delito- de LD para atacar a Hugo Chávez.
Según el Informe preliminar sobre Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo
de Venezuela, José Manuel Vilas Liñeira "falleció cuando participaba en una
manifestación violenta" el 1 de marzo de 2004 en las calles de Caracas.
Una vez realizada la autopsia se pudieron apreciar "dos heridas producidas por
el paso de proyectil disparado por un arma de fuego, a distancia: la primera con
orificio de entrada en la región lumbar izquierda y orificio de salida en el
abdomen; y la segunda con orificio de entrada en la cara posterior del muslo
izquierdo, sin orificio de salida. De la autopsia practicada, se extrajo un
proyectil esférico, de material vidrioso transparente, de los comúnmente
denominados metra o canica".
Igualmente, la Comisión multidisciplinaria del CICPC (Cuerpo de Investigaciones
Científicas Penales y Criminalísticas) realizó una inspección ocular en el lugar
del suceso "colectándose y fijándose fotográficamente, varias metras o canicas
que se encontraban diseminadas en el lugar donde estaba ubicada la Guardia
Nacional, lo que hace presumir que los manifestantes efectuaron disparos con
metras a los referidos efectivos castrenses".
En esos días la prensa recogió el testimonio del comandante de la Fuerza Armada
Nacional, Julio Quintero Viloria, quien aseguró "que los efectivos desplegados
para controlar a los manifestantes no portaban armas de fuego", con lo que
veladamente dejó entrever que otros pudieron haber causado las víctimas (pues
hubo más esos días). En la misma línea se expreso el cónsul general español en
Caracas, Eduardo Cerro, quien no descartó que además de la policía también
"otros vayan armados".
Gracias al testimonio y las fotografías remitidas a Provea [1] por una
testigo de los hechos, se pudo comprobar que José Manuel Vilas, momentos antes
de su muerte, se hallaba "frente a un grupo de funcionarios [policías],
solo, desarmado y en una actitud que no pareciera presumir violencia", la
"muerte ocurrió en una de las calles de la Urbanización Los Castores, en donde
no se estaban produciendo enfrentamientos (los enfrentamientos ocurrieron en la
Avenida Perimetral)". Quienes se encontraban con él, señalan que José Manuel
Vilas recibió 2 disparos de FAL [2] por la espalda que le provocaron la
muerte". Esta versión fue posteriormente desmentida por la autopsia, que reveló
que los proyectiles no fueron balas sino metras o canicas.
También el abogado Biel Morales desmintió la versión que indicaba que la víctima
muriera a consecuencia de disparos de fusil, señalando que los proyectiles
extraídos pudieron ser disparados por una escopeta de perdigones o un arma de
caza. Biel agregó que "en el croquis detrás de la Guardia Nacional (GN)
encontraron varias canicas, lo que hace presumir que varias personas dispararon
contra la GN detrás de Vilas". La periodista Vanessa Davies confirmó que una
miembro de la GN, que actuó en Los Castores, recibió un impacto con un objeto
contundente, al parecer una metra.
En la edición Nº 183 del programa de televisión y radio semanal Aló
Presidente, el Presidente Hugo Chávez propuso a la madre de la víctima a
reunirse con él y esclarecer los hechos. Igualmente manifestó que los disparos
que recibió por la espalda no eran de la GN y sugirió que los culpables son
sectores de la oposición que "producen los muertos y luego utilizan los muertos
y a los familiares".
Pese a que estos datos se conocieron desde los primeros momentos, la oposición,
los familiares del fallecido y los grandes medios venezolanos acusaron (y como
vemos siguen haciéndolo) a la Guardia Nacional de la muerte de Vilas. Y ello a
pesar de que era bien conocido el hecho de que muchos de los opositores que
acuden a las protestas van armados, tal como lo revelan las múltiples heridas de
bala sufridas por efectivos de la GN y los arsenales de armas decomisados en
aquellas manifestaciones (como cuenta Camilo López en Rebelión "la
contrarrevolución no sólo está armada, sino que está fuertemente armada").
El diario anti-chavista 2001, en su edición del 3 de Marzo, recogía las
declaraciones del alcalde de Los Salias (furibundo opositor al gobierno) quien
afirmó que "el reporte médico indicó que dos balas de FAL provocaron las
lesiones fatales que terminaron por quitarle la vida".
Estas declaraciones fueron extensamente difundidas por los grandes medios,
mientras que Aporrea (medio alternativo venezolano) mostraba fotografías
e informaciones procedentes de la autopsia realizada al cadáver, en las que se
veía que las heridas que le causaron la muerte fueron producidas por una o
varias metras y no por balas de FAL. [Ver artículo]
Apenas una semana después de sucedida la muerte de José Manuel Vilas, el
director del CICPC, comisario general Marcos Chávez, mostró a los medios de
comunicación los estudios planimétricos y las trayectorias balísticas de los
seis fallecidos en los actos de violencia ocurridos en Caracas entre el 27 de
febrero y el 4 de marzo de 2004. En lo que respecta al caso Vilas, el informe
afirmaba "que el impacto del proyectil fue efectuado a una distancia de 15
metros aproximadamente, el mismo, encontrado en una de las dos heridas, era una
metra, utilizada por manifestantes de la oposición", para lo cual "se utilizó un
arma de fuego de fabricación casera conocido como ‘chopos’, la cual no garantiza
dirección alguna sino a corta distancia".
El director de la policía Científica también explicó que la víctima, José Manuel
Vilas, estaba de espaldas cuando le dispararon y quien lo hizo se ubicaba en
alguna zona alta con respecto al mismo y añadió "que a este ciudadano se le
practicó una prueba de ATD [3] y resultó positiva, determinando así que también
utilizó un arma de fuego".
El caso quedó en manos de las autoridades y hasta el momento estas son,
básicamente, las informaciones públicas y oficiales existentes. El uso
interesado de esta muerte para acusar al gobierno bolivariano de no respetar los
derechos humanos o de asesinar abiertamente a individuos, no es por desgracia ni
el primero ni será el último por parte de los grandes medios de propaganda.
Tampoco es el caso más grave. Conviene recordar que el golpe de estado de 2002
en Venezuela se gestó gracias al asesinato de 19 personas (por parte de
francotiradores) y tras ello la imputación al gobierno de Hugo Chávez de esas
muertes para justificar el alzamiento fascista. Un excelente documental (Puente
Llaguno, claves de una masacre) recoge de manera exhaustiva toda la
información que rodea a cada una de esas muertes y evidencia la gran mentira
mediática que rodeó aquellos crímenes. Desde ese momento los grandes medios
quedaron en evidencia por su apoyo a los golpistas y por su empeño en difundir
cuantas mentiras sean necesarias para acabar con el proyecto bolivariano.
En este sentido el articulito de Cristina Losada no es más que una pequeña
aportación al ignominioso trabajo por ocultar la verdad y confundir a la
sociedad en el que están inmersos los medios del poder. Al fin y al cabo su
razón de ser. Lo que no explicarán son las verdaderas causas que defienden, las
de sus amos los poderosos que les financian. Las que justifican guerras e
invasiones, la vulneración de la legalidad internacional y la explotación de
millones para beneficio de unos pocos.
De esos crímenes nunca dirán nada.
Notas:
[1] El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) es
una organización no gubernamental, independiente y autónoma de partidos
políticos, instituciones religiosas, organizaciones internacionales o gobierno
alguno, que tiene como fin la promoción y defensa de los derechos humanos, en
particular los derechos económicos, sociales y culturales. http://www.derechos.org.ve/
[2] (Fusil de Asalto Ligero), un arma que emplea municiones calibre 7.65.
[3] Las pruebas ATD (Análisis de Traza de Disparo) son utilizadas por la policía
científica y sirven para determinar, entre otras cosas, si alguien ha hecho uso
de un arma de fuego atendiendo a los restos de determinados compuestos químicos
que permanecen en la piel.