Proclama leída en la marcha por verdad justicia y
nunca mas
Las organizaciones que
convocamos a esta movilización, hemos sentido la imperiosa necesidad de
juntarnos, de manifestar marchando por nuestra principal avenida.
De esta forma, también queremos seguir siendo protagonistas de los tiempos en
que nos ha tocado vivir y compartir algunos elementos que no constituyen un
acervo propio y particular de las organizaciones que representamos, sino que son
parte de una construcción colectiva de la humanidad tendiente a crear las
herramientas jurídicas mas eficaces para defender a los seres humanos de las
arbitrariedades de los Estados.
Defender los derechos humanos en esa perspectiva, es siempre una tarea que tiene
como requisito indispensable una labor de equidistancia y exigencia frente al
Estado.
Es el Estado desde todas sus instituciones el que tiene el deber ético y
jurídico de trabajar por la verdad. Verdad indispensable sobre los hechos
acaecidos en el periodo trágico que vivió nuestro país. Verdad necesaria que no
puede limitarse a la ubicación de los restos de nuestros desaparecidos.
No es sobre una verdad recortada que se pueden sentar las bases para que se
adopten desde las instituciones del Estado todas las medidas que obligan las
normas del derecho humanitario internacional y nuestra Constitución.
Han sido necesario en muchos casos, más de 30 años para que las denuncias de las
victimas y de las organizaciones de derechos humanos, sean corroboradas y
aceptadas por las instituciones del Estado. Aspiramos y reclamamos que no sea
necesario ni un día más, para que se adopten por parte de las autoridades las
medidas que establece el derecho humanitario internacional, para rectificar,
reparar y prevenir la realización de acciones similares en el futuro.
¡ No queremos que ese pasado de crímenes y terror, pueda ser el futuro para
las generaciones que nos sucederán!.
Es desde esa preocupación que nos obliga a mirar el futuro, que nos sentimos
comprometidos con nuestro pasado.
Desde esa perspectiva continuamos reclamando que se investigue y esclarezca
todos los asesinatos políticos, las desapariciones, las torturas y el
vaciamiento económico del que fue objeto el país. Para ello es imprescindible
que las investigaciones tengan como objetivo el establecer lo que sucedió por
todos los medios que dispone el Estado y con la mayor exactitud.
La pregunta con la que comenzamos a buscar a nuestros desaparecidos ¿Dónde
están? aún sigue sin respuesta. ¿Dónde está la información de los hechos que
llevaron a su desaparición? Dónde están los responsables?
El por qué, dónde, cuándo, cómo y por quién, deberá ser la repuesta que se nos
brinde.
Es inadmisible que luego de 20 años de vida democrática, existan archivos y
otras informaciones en poder de instituciones y funcionarios o ex funcionarios
del Estado a los que no se puede acceder. Democratizar esa información sería una
importante contribución al esclarecimiento de los hechos constitutivos de
violaciones a los derechos humanos.
Es inadmisible que el sistema judicial continue, en muchos casos, ignorando lo
que establece la normativa humanitaria internacional, que es derecho vigente en
nuestro país. Sólo esta omisión puede explicar hoy que cuando el Poder Ejecutivo
no oficia de sostén de la impunidad siga sin responsabilizarse y sancionar a los
autores, coautores y autores ideológicos de tantos horrendos crímenes.
La acción eficaz de la justicia es un elemento esencial de construcción de las
democracias en su función de investigación, contralor y garante independiente de
los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sólo una adecuada acción de ella,
puede ser un imprescindible acto de educación y normalización después que años
de dictadura arrasaron con los mas elementales derechos. La acción de un Sistema
Judicial independiente, con valor y compromiso para hacer justicia, es la
garantía para un estado de derecho. El otro camino, el de la impunidad, ya
sabemos a donde nos conduce: a la impunidad de la corrupción generalizada desde
el Estado.
El Estado uruguayo adhirió a compromisos internacionales que establecen que la
desaparición forzada de personas es un delito de lesa humanidad que como tal no
prescribe. Ha aceptado que por su naturaleza es permanente, por lo que se sigue
cometiendo de forma continuada hasta que aparezca la persona con vida, o, en su
caso, hasta que aparezcan sus restos y pueda certificarse legalmente la fecha y
causa de su muerte. En consecuencia, el Poder Ejecutivo no deberá entorpecer en
ningún caso la labor de la Justicia y debe prestar la mayor cooperación a las
instituciones nacionales e internacionales en todos aquellos casos donde se
tramiten causas originadas en violaciones a los derechos humanos.
Hasta ahora el nuevo gobierno, ha dicho que así actuará y en aquellos casos que
le han llegado, ha actuado. Esperamos que se mantenga esa conducta.
Consideramos que fueron víctimas del terrorismo de Estado, de gravísimas
violaciones a los derechos humanos, toda la sociedad uruguaya y particularmente
quienes sufrieron directamente los arrestos indebidos, las torturas, los juicios
ilegales y/o sin garantías, la cárcel, el asesinato, la desaparición forzada y
los menores apropiados y sus familias. Y sobre esas conductas, no aceptamos que
se nos haga también responsables.
La víctimas del terrorismo de Estado, los que sufrieron gravísimas violaciones a
los derechos humanos, tienen el irrenunciable derecho de reclamar el
enjuiciamiento de esos hechos, de sus ideólogos, instrumentadores y
colaboradores. Y tienen además el derecho a reclamar la no permanencia en cargos
estatales de personas civiles y militares que hayan actuado con responsabilidad
directa tanto en la instrumentación del golpe de Estado como en delitos de
tortura, asesinatos, desaparición de personas, apropiación de menores.
No es aceptando reivindicaciones genéricas de las actuaciones del pasado de las
fuerzas armadas, que se construye el nunca más. No es manteniendo una versión
falsa de nuestra historia en las páginas web del Ejercito, que se visualiza un
cambio de mentalidad en nuestras fuerzas armadas. No es inundando las páginas de
los diarios con informaciones falsas, dando informaciones a cuenta gotas y
calculando como mantener la impunidad, que se fortalece la democracia.
No podemos dejar de señalar, sin embargo que en esta coyuntura en la que nos
encontramos, hay algunos hechos nuevos que revelan un cambio político notorio y
público.
El gobierno que asumió el 1º de marzo de 2005 ha adoptado decisiones claramente
distintas a las sostenidas por los anteriores. Por ejemplo la resolución
referente a la denuncia por privación de libertad de María Claudia García de
Gelman.. Sin perjuicio de las particularidades de este caso, recordamos que
TODOS los delitos que hemos estado denunciando son aberrantes y todos igualmente
merecedores de la investigación judicial pendiente.
¡Es aberrante todo delito de lesa humanidad!.
También este nuevo Ejecutivo ha asumido resoluciones que se encuadran en una
interpretación de la ley de caducidad, que le establece a dicha norma sus
límites. En ese marco ha excluido de su alcance los delitos cometidos antes del
27 de junio de 1973. Sería saludable que también excluyera los delitos que se
siguieron (y siguen) cometiendo después del 1 de marzo de 1985.
También el Presidente anunció, que los asesinatos de Zelmar y el Toba, están
excluidos de la ley de caducidad, al igual que los mandos.
Estos ejemplos son un claro signo de que se ha operado un cambio en el órgano al
que la ley de caducidad le atribuye potestades con relación a los delitos de la
pasada dictadura.
Estamos acá también para reafirmar ese camino nuevo que abre las posibilidades
de la acción de la justicia.
También es un hecho nuevo los informes que los comandantes de las Fuerzas
Armadas le han entregado al Presidente, pues ellos aportan datos nuevos que el
Poder Judicial debería investigar, en torno al Plan Cóndor.
Sin embargo esa nueva información más allá de su veracidad o no, sobre el
destino y el posible paradero de nuestros desaparecidos, renueva incertidumbres,
dolores y angustias.
Por ejemplo el informe del Comandante de la Fuerza Aérea da cuenta que el 6 de
octubre de 1976 se verificó un "segundo vuelo" en el que se trasladó prisioneros
uruguayos desde la Argentina a nuestro país. Sabemos que a diferencia de lo
ocurrido con el "primer vuelo", esos trasladados ilegalmente, permanecen
desaparecidos porque fueron ejecutados.
Este dato, pone en entredicho las conclusiones del Informe Final de la "Comisión
para la Paz, que el Poder Ejecutivo anterior aceptó como "versión oficial" de
los hechos.
¿ Quienes integraron la nomina del segundo vuelo?. Exigimos saberlo con
certeza y pronto.
Nadie discute que los primeros traslados reconocidos de secuestrados en 1976
fueron utilizados por la dictadura para fingir una "invasión" que le permitiera
al régimen dictatorial fortalecerse ante el gobierno de EE.UU con la publicidad
engañosa de un falso "rebrote" guerrillero.
Los comunicados de las Fuerzas Conjuntas de los días 29 y 30 de octubre de 1976
dan cuenta de 62 detenidos, en esa ocasión. Sin embargo sólo aparecen 27
detenidos. Queremos saber qué ocurrió con los demás.
La Convención Americana de Derechos Humanos ratificada por nuestro país debe ser
cumplida cabalmente.
La Ley de caducidad originó según el Informe 29/92 de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, que "las víctimas, familiares o damnificados por las
violaciones de derechos humanos han visto frustrado su derecho a un recurso, a
una investigación judicial imparcial y exhaustiva que esclarezca los hechos,
determine sus responsables e imponga las sanciones penales correspondientes".
La figura del desaparecido representa el ejemplo máximo del horror. Ese horror
aún nos atrapa. A nosotros y al conjunto de la sociedad.
La desaparición de los detenidos, condenados a no vivir y a no morir, produce
una herida atroz que no cierra, que permanece con la ignorancia de sus
paraderos.
Los responsables de estos crímenes aberrantes no han dejado de dañarnos. Aún hoy
mantienen una conducta macabra: señalan cementerios clandestinos sin tumbas o
tumbas sin cuerpos. Aún hoy nos someten a una tortura atroz. Eso es lo que
hacen.
Esto es lo que no debemos permitir. VERDAD, JUSTICIA y NUNCA MAS.