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Mensaje de Beatriz Rosado y Familia de Filiberto Ojeda Ríos
8 de octubre de 2005
Beatriz Rosado y Familia de Filiberto Ojeda Ríos
Gracias a todos los compañeros aquí reunidos hoy por su presencia. No hay
palabras para expresar cuánto nos ha afectado esta tragedia que hoy nos embarga
a todos. Quisiera expresar hoy, en el Día del Guerrillero Heroico las gracias a
todo el pueblo puertorriqueño.
Agradecemos al pueblo puertorriqueño la inmensa solidaridad y afecto que han
manifestado ante la trágica muerte de Filiberto Ojeda Ríos, compañero, esposo,
padre, hermano, abuelo.
Ha sido sumamente impresionante ser testigo de tantas expresiones de cariño,
amor, respeto y admiración que para con él han demostrado.
Gracias a todos los compañeros que acudieron con prontitud a su lado para
apoyarlo y tratar de evitar su asesinato, y que se mantuvieron en vigilia esa
noche. Gracias inmensas por haber estado allí junto a él.
Gracias al Ateneo Puertorriqueño por recibirlo en su recinto y permitir la
llegada de todos los que manifestaron su solidaridad.
Gracias al Colegio de Abogados –"la casa de todos los puertorriqueños"– por
acogerlo en su recinto y ser escenario de tantas expresiones de amor y de
respeto.
Gracias a la jovencita que hizo entrega de dos pequeños machetes de artesanía
que fueron colocados en el pecho de Filiberto como se le prometió.
Gracias a la joven pareja que pronto serán padres y que quieren que su varoncito
lleve el nombre de Filiberto, como un homenaje de su parte.
Gracias a los pintores y serigrafistas que con esmero prepararon un homenaje de
color a Filiberto.
Gracias a ese compañero tan especial que plasmó para la vida la genuina
expresión de Filiberto en una fotografía que irradia luz para que pudiéramos
recordarlo como de verdad era.
El camino recorrido hasta el camposanto de Río Blanco se llenó de tantas
expresiones solidarias...
Gracias a los niños de las escuelas que se asomaron a ver a Filiberto.
Gracias a los que colocaron su mano sobre su corazón en señal de dolor.
Gracias a los que levantaron su puño en alto en señal de libertad.
Gracias a los que bajaron su cabeza en señal de oración.
Gracias a los que agitaron las banderas de Puerto Rico y de Lares en señal de
lucha patria.
Gracias a los que unieron sus manos en una plegaria.
Gracias a los que vertieron sus lágrimas.
Gracias a los que lanzaron flores.
Gracias a los estudiantes universitarios que fueron ejemplo de disciplina y se
distinguieron por ello al esperar en unión a sus compañeros.
Gracias a aquel hombre solitario, valiente y erguido que en la zona bancaria
levantó su puño en alto para clamar por Filiberto.
Gracias a los que esperaron pacientemente a la vera del camino para unirse al
peregrinaje al camposanto.
Gracias a los que prepararon y llevaron carteles, letreros y pancartas para
expresar lo que habitaba en su corazón.
Gracias a aquel padre y su hijo, que desde encima de un vehículo tomaban fotos
al unísono para guardar la memoria del momento.
Gracias a los que caminaron acompañándonos.
Gracias a la mujer de Río Blanco que apretaba en sus manos flores blancas y
lloraba emocionada.
Gracias a los miembros de la prensa por su respeto y deferencia para con todos
los familiares.
Gracias a todos los compañeros que estuvieron con él a lo largo del camino y que
le recuerdan con amor.
Gracias a los que ofrecieron su voz en una hermosa canción ante el pueblo.
Gracias a los que ofrecieron rezos y bendijeron a Filiberto en la franca
hermandad que predican hacia otro hermano puertorriqueño.
Gracias a su Río Blanco que lo recibió y lo acogió como el hijo que siempre fue.
Con eterno agradecimiento,
Beatriz Rosado y Familia de Filiberto Ojeda Ríos
8 de octubre de 2005
Hormigueros, Puerto Rico