Rodrigo Santillán Peralbo
Altercom

Existen medios de comunicación realmente subversivos. En su amarillismo sensacionalista son capaces de todo, para vender más periódicos o captar mayores sintonías. A veces sirven intereses extranacionales y se ponen al servicio de potencias extranjeras como la Embajada USA y sus agentes de la CIA. Otras, no les importa la soberanía nacional o la salvaguarda de la dignidad y la paz. No importa el precio que este pueblo tenga que pagar, sólo les importa el escándalo así se bordeen los límites de la ética.

«Informan» por ejemplo, con gran despliegue sobre supuestos campamentos de las FARC en nuestro territorio. En las pantallas de televisión aparecen construcciones nuevecitas y hasta con letreros impropios de la organización guerrillera. El «reportero» vestía ropas militares. Que ridículo. Otras veces dicen que las FARC actúan en nuestro país y le hacen un favor a las ínfulas militares del Presidente Uribe de Colombia que, por desgracia, ha entregado a la hermana República al imperio que sustenta su belicismo y defiende sus intereses geoestratégicos.

Callan cuando los medios de comunicación colombianos insultan y ofenden a nuestro país. En su intimidad empresarial e ideológica quisieran que a las FARC, el gobierno nacional, las califique de terroristas. No se atreven a defender el Derecho Internacional Humanitario y los Tratados de Viena de los cuales el Ecuador es signatario, y alaban la «eficiencia» policial cuando captura a presuntos guerrilleros e inmediatamente los deporta a Colombia y los entrega a las fuerzas represivas de ese país, así los capturados estén heridos o enfermos.

Han creado un escándalo de mayúsculas proporciones al «informar» sobre la supuesta existencia de una organización llamada ELA. Sin rubor incluyeron al gobierno del presidente Chávez de Venezuela en esa oscura como torpe «organización subversiva», porque aparece públicamente sin haber participado en una sola acción guerrillera. Todo parece ser una monumental tomadura de pelo.

Ojalá no me equivoque, y si aparece algún movimiento subversivo, los responsables serán las élites políticas y económicas que han montado un remedo de democracia y que han hecho de este país un paradigma de injusticias e iniquidades realmente subversivas.