Latinoamérica
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Colombia: ¡"No estaría seguro en ningún país del mundo"!
Dick Emanuelsson
La Revista Cambio copia y publica un informe de la inteligencia militar
colombiana que pone en peligro a un asilado político sindicándolo"embajador de
las FARC" que, según la policía colombiana, ¡"No estaría seguro en ningún país
del mundo"!
La revista Cambio, fundada hace muchos años por el premio Nóbel Gabriel
García Márquez, caracterizada a su inicio como un medio alternativo progresista,
hoy se ha convertido a un trampolín para la inteligencia militar. No hay otra
forma de interpretar un informe del organismo secreto militar colombiano que
prácticamente ha sido publicado con calcamonía por la revista.
En el artículo "Otro diplomático al pote", no solamente se dedica a una
prostitución periodística sino pone en peligro la vida del médico colombiano
Hernando Vanegas Tolosa y su familia, al sindicarlo de ser un embajador de la
guerrilla de las FARC en Suecia.
Bajo el subtítulo "Los embajadores" y agregando "según un informe de la
organización de Tirofijo en poder de las autoridades conocido por CAMBIO, (….)
Hernando Vanegas en Suecia, completan el cuadro de "embajadores" de la
organización de Marulanda"."
Conocí al señor Vanegas en Costa Rica en marzo del 2004 cuando hice una gira
periodística por cuatro países centroamericanos, terminando la gira en El
Salvador cubriendo las elecciones presidenciales. En San José de Costa Rica
estuvimos hablando un día y noche sobre la situación colombiana. Estaba feliz
que por fin había podido relajarse sin la permanente tensión que había vivido en
Colombia desde el 1988 a 1997 cuando los organismos de derechos humanos le
aconsejaron irse del país para evitar de ser una de miles de victimas por un
estado donde reina la impunidad y en donde los escuadrones de la muerte mataban
y siguen matando.
Pero el médico especialista de Anestesiología y Reanimación también estaba muy
contento porque su familia vivía bien, estudiando y trabajando como cualquier
familia. Completaba siete años en Costa Rica con un gran círculo de amistades y
compañeros de trabajo.
La orden de Uribe
Pero con el secuestro en Caracas del llamado "canciller de las FARC", Rodrigo
Granda, el 13 de diciembre del 2004, los asilados colombianos en el exterior se
dieron cuenta que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez estaba en tareas nada
diplomáticas.
"El Presidente nos ha dicho que debemos capturar a estos bandidos, pase lo que
pase", citó CAMBIO uno de los agentes colombianos en el articulo, palabras
confirmadas en el secuestro por parte de un comando de policías colombianos y de
policías corruptos venezolanos.
En otras palabras:
Traspasar la frontera para secuestrar en los países vecinos, como el caso de
Rodrigo Granda en Caracas el 13 de diciembre del 2004, es legítimo. O como el
caso reciente de Enrique González Torres, un líder del magisterio secuestrado en
Maracaibo (Venezuela) y presentado en Maicao (Colombia) como un guerrillero,
según denuncia la Coordinadora Bolivariana en Venezuela.
O a convocar a los cazadores de recompensas del mundo, como hizo y dijo el
vicepresidente Francisco Santos, llamando a cometer delitos considerados como
terrorismo internacional.
El mundo se fue para abajo para la familia Vanegas el 19 de enero año en curso
cuando el Director de Migración Sr. Marcos Badilla Chavarría le llamó a Hernando
Vanegas preguntando si este podría ir a su oficina para una entrevista, para
tratar su preocupación sobre su seguridad, a lo cual accedió inocentemente.
Policía colombiana amenaza asilados en Costa Rica
Pero no era una entrevista entre Vanegas y el Director de Migración. Este último
lo sacó de su oficina y lo metió en una sala de juntas en donde había dos
policías; un miembro de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS, policía
secreta costarricense) y un miembro de la Policía colombiana que no se sabe con
exactitud si era de la policía nacional o del DAS, Departamento Administrativo
de Seguridad, la policía política secreta que opera bajo ordenes directos de la
presidencia colombiana.
"Hablaba casi solamente el policía colombiano", me contó el señor Vanegas.
Yo había regresado a Centroamérica y logré ubicar al médico en un hotel el 1 de
febrero donde se encontraba escondido con su familia. Fue ACNUR, el organismo de
la ONU que trabaja con los refugiados, que había sido decisivo en ayudar a la
familia de esconderse. En ese momento no se pudo confiar en los derechos
internacionales de la protección internacional del refugiado. Las autoridades
costarricenses estaban bajo una presión sin embargo más grande que el gobierno
de Colombia, y esa presión era Estados Unidos.
El policía colombiano quería que Vanegas trabajara y colaborara con la policía
colombiana para "ubicar a los miembros de la Comisión Internacional de las
FARC", bajo el argumento de que él tenía "acceso a ellos".
"Clavado" contra la pared con el secuestro de su antiguo amigo Granda en memoria
fresca, Vanegas hizo una maniobra táctica y pidió al policía ocho días para
pensar el chantaje. La razón era obvia, era de ganar tiempo para poder encontrar
una salida de la situación. Porque en el interrogatorio fue sometido a amenazas
contra sus hijos menores de edad y contra su señora. También fue amenazado de
que conocían de la solicitud de reasentamiento que elevó el Dr. Vanegas a la
Oficina de ACNUR y que "no estaría seguro en ningún país del mundo" a donde
fuera, ya que estarían sobre él.
CASO SOS: ACNUR
El 27 de enero recibió una llamada amenazándolo y ese mismo día se fugó con la
familia a un lugar de San José con la ayuda de varios costarricenses que
publicaron un comunicado denunciando que la policía colombiana estaba en una
cruzada para atentar contra la vida de la familia Vanegas o de secuestrarlo.
Después de la entrevista que le hice el 1 de febrero, fui a la oficina de ACNUR
donde hablé con la directora del organismo en Costa Rica. Estaba horrorizada,
conociendo la grave situación en que se encontraba la familia de Hernando
Vanegas, pidiéndome que no publicara la entrevista antes de que "el embajador de
las FARC", según la revista Cambio, estuviera en seguridad en otro continente
que Latinoamérica.
La oficina principal de ACNUR en Ginebra estaba trabajando día y noche para
sacar la familia de Costa Rica ya que, para ACNUR, la situación era sumamente
grave y había grandes peligros de que el Hernando Vanegas fuera secuestrado en
Costa Rica a Colombia y llevado a Colombia, realizando un montaje o por
cualquier pretexto, para mostrarlo como el "sucesor de Rodrigo Granda en la
Comisión Internacional de las FARC"..
Y actuó rápido. Generalmente demora tres meses para ACNUR de salvar a una
persona y conseguirla un país donde pueda llegar. En el caso de Vanegas no
demoraron más de cinco semanas, era un "CASO S.O.S.". Llegó a mi país, Suecia,
en calidad de refugiado político, donde esperaban las autoridades con un
preparativo y ubicación de la familia para la seguridad de ellos. Pero con la
publicación del informe militar contra Vanegas en Cambio, otra vez se abren
heridas y despiertan traumas causadas por un estado terrorista que difícilmente
se curan rápidamente.
"Publicidad periodística pagada"
En Suecia se combate ese tipo de "periodismo barato". ¿Por qué? Sencillamente
por que el medio y el periodista se convierten en testaferros donde se vende
para obtener beneficios o por otros motivos. En Suecia llamamos ese tipo de
periodismo como "publicidad periodística". Es decir, publicidad plantada por los
organismos de seguridad colombianos.
Puede haber empresas de turismo que invita a un periodista o medio importante de
participar con su familia en un lugar turístico con todo pagado. Si se descubre
ese tipo de sobornos, el periodista es expulsado de la federación de periodistas
suecos por ser un corrupto. Porque la federación también tiene normas éticas que
son sagradas para el periodista. Si se las violan, se va el periodista de la
federación.
El artículo en Cambio es un trabajo clásico donde se cambia favores entre la
inteligencia militar colombiana y la revista. Una periodista de El Tiempo me
contó que son objeto de presiones y manipulaciones permanentemente por parte de
los organismos de seguridad y hasta la misma iglesia que quiere plantar sus
posiciones en publicaciones en los medios de influencia.
La revista Cambio ha tomado posición con la publicación del informe de la
inteligencia.
De vuelta a Colombia ofrecí al canal de televisión RCN la entrevista de 50
minutos que había hecho con Hernando Vanegas el 1 de febrero este año. En ella
relata desde la clandestinidad cómo la policía lo había interrogado. RCN pasó
unos 12-13 minutos de las partes más importantes en donde Vanegas acusa al
estado colombiano de organizar secuestros u otras tareas criminales contra los
refugiados colombianos. "La entrevista exclusiva", como la llamó Claudia
Gurisatti, la directora de "Noche con RCN", fue una excepción en los medios de
comunicaciones colombianos por que la victima tuvo por la primera vez
posibilidad de expresar sus denuncias y relatar su real situación.
Fue acusado el estado colombiano por organizar cruzadas contra los refugiados y
el director del DAS, Jorge Noriega, no pudo desmentir que efectivamente la
policía colombiana había estado interrogando el señor Vanegas en Costa Rica.
"No puede haber neutralidad": Uribe
La revista Cambio y su director no son unos "bobitos", son personas
inteligentes. Entonces la pregunta es ¿Por qué se dedica de ser un trampolín de
un informe de la inteligencia en donde califica al señor Vanegas como "embajador
de las FARC en Suecia", poniendo en peligro su vida y negando de cumplir las
normas básicas del periodismo?
La respuesta se ve en las declaraciones del presidente Uribe, que muy pocos
meses después de haber asumido la presidencia, hizo notar a los medios que
"entre terroristas y un estado democrático no puede haber neutralidad".
No era un jalón de oreja. Era una orden a cumplir.
Pero la orden de Uribe hace tres años es igual como ahora; los medios tienen que
ponerse al servicio a la guerra y el articulo en la revista Cambio es una
confirmación que Mauricio Vargas esta cumpliendo orden.
O como reaccionó el jefe de prensa de la presidencia ante una publicación
inocente en la revista Cromos, en donde la periodista solo escribía unas líneas
formales y publicó unas fotos desde el campamento del jefe guerrillero Raúl
Reyes en el centro del Plan Patriota, llamando a la periodista, recriminándola
que estaba haciendo periodismo al favor de la guerrilla, o apología al
terrorismo.
El origen de las amenazas a los periodistas
Es increíble la publicación irresponsable de la revista Cambio en la luz de los
últimos acontecimientos en relación de ataques y amenazas contra periodistas.
Carlos Lozano, director del semanario Voz y Hollman Morris, cineasta y productor
de muchas películas documentales, fueron victimas de la represión estatal. Uribe
incluso insinuaba que Morris tenía preferencia especial para llegar a los
campamentos guerrilleros. En un reten en el departamento del Putumayo, vecino
con Ecuador, fue retenido durante ocho horas y solo después de haber llamado a
los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, logró de ser
liberado por los militares.
El director del Noticiero Uno, Daniel Coronel, no era un alumno obedeciente al
Uribe. Y ahora se encuentra en exilio, igual como el señor Vanegas. Coronel era
y es un duro crítico a Uribe y un periodista con principios de su trabajo y
profesión. Por eso fue amenazado por uno de los amigos más cercanos al
presidente, hecho que se pudo confirmar a través de la investigación que se hizo
en el computador del amigo presidencial, una persona que fue sentenciado a
cuatro años de cárcel en Estados Unidos donde cumplió la sentencia en calidad de
narcotraficante ligado al cartel de Medellín.
¿Casualidad o coincidencia?
Daniel Coronel contaba el 13 de agosto en una entrevista que realizó el
reconocido periodista Yamid Amat, como fue amenazado por el amigo de Uribe,
amenazas que tienen las mismas características como las que recibió el señor
Hernando Vanegas en Costa Rica por parte de la policía colombiana:
Decía la amenaza en un correo electrónico:
"Su hija llegó a las 7 y 15... iba con una chaquetita roja y después de que le
hagamos lo que todos le queremos hacer, se la vamos a devolver muerta y en
pedacitos".
Y Coronel resumía:
"Cuando yo escuché eso, pensé que había una gigantesca organización
siguiéndola".
Y siguió el relato Coronel:
"Todos los periodistas hemos tenido periodos de amenazas más o menos intensas.
Yo tuve unas en el 2002 cuando surgieron las denuncias que hicimos durante la
campaña de Álvaro Uribe, en el sentido de que un helicóptero que pertenecía a
una empresa de la cual era socio el papá de Uribe había sido encontrado en el
laboratorio coquero de Tranquilandia, en 1984. Y que ese helicóptero había
obtenido su licencia de vuelo cuando Álvaro Uribe era director de la Aeronáutica
Civil. Eso me ocasionó un enfrentamiento público con él."
"En ese momento hubo, pero desaparecieron rápidamente. Eran amenazas telefónicas
diciendo que iban a matarme y que iban a matar a mi hija. El año pasado me
llegaron dos sufragios, y a María Cristina le llegó otro. Una nueva tanda de
amenazas arrancó el 24 de abril."
Utilizado periodista costarricense
La policía colombiana tiene experiencia y es hábil de utilizar los medios como
idiotas útiles. O como escribe la asociación Jaime Pardo Leal, la organización
de los exiliados colombianos en Suecia, en una carta al director de la revista
Cambio, protestando contra la publicación:
"Utilizó (la policía colombiana) a un periodista de un noticiero televisivo
costarricense, lo lleva a Bogotá, y le informa de la presencia de un
"terrorista" en Costa Rica, que además de tener una reclamación por Rebelión, ya
prescrita, tenía una por "organizar grupos sicariales" en Costa Rica, con el fin
de poder librar orden de captura internacional por el delito de Terrorismo. Tal
montaje aberrante fue desmentido por el propio Dr. Vanegas quien se presentó al
mencionado noticiero y les demostró fehacientemente quién era él y sus
actividades, dedicadas siempre al ejercicio de su profesión y a la realización
de estudios profesionales de Especialización y de Doctorado", dice la
declaración de la asociación colombiana en Suecia.
Con la misma modalidad, la inteligencia militar colombiana invitó con todos los
gastos y vuelos pagados, a un grupo de periodistas del diario más grande de
Honduras, El Heraldo que resultó en 15 páginas publicadas durante una semana en
donde hablaba sobre "células clandestinas de las FARC operan en Honduras". Hasta
ahora no se sabe quienes integran o donde están esas "células". Los periodistas
de El Heraldo se quejaban porque los militares colombianos solo les permitieron
salir del Club de Oficiales en Bogota un día. Fuimos llevados a un lugar
inhóspito y desconocido", decía. Los otros dos días estaban encerrados en el
mencionado club.
¿Eso se llama periodismo? Claro que no, pero "ablanda" a los colegas y resultan
en "reportajes" que en realidad no son otras cosas que parte de la guerra
psicológicas para así manipular a la opinión publica en los países vecinos o en
el campo internacional. Estos "reportajes plantados" muchas veces se convierten
en "fuentes" que frecuentemente son citados por los medios en el mundo como
"fidedignas", ya que esos "periodistas estuvieron en el lugar por los hechos",
lo mismo ahora pasa con la publicación de la revista Cambio, tildando al médico
colombiano de ser "embajador de las FARC".
Periodistas pueden destruir vidas
La revista Cambio revela que el señor Vanegas esta en Suecia, sabiendo
perfectamente bien la delicada situación en que se encuentra Vanegas y su
familia, horrorizada después de haber estado muy cerca de ser secuestrado en
Costa Rica por los organismos que trabajan bajo las normas:
"El Presidente nos ha dicho que debemos capturar a estos bandidos, pase lo que
pase".
O como aclaró el policía colombiano que interrogó a Vanegas en Costa Rica:
¡"No estaría seguro en ningún país del mundo"!
¿Dónde, señor Vargas, esta la ética periodística y su responsabilidad por lo
publicado, sabiendo que nosotros, los comunicadores sociales podemos destruir la
vida o la honra de una persona si no somos prudentes en lo que publicamos?
¡Usted sabe perfectamente bien, que hasta el ministro de seguridad de Costa Rica
avalaba la intachable hoja de vida en Costa Rica del señor Vanegas! ¡Usted,
señor Vargas, no menciona ni una sola palabra la otra posición, es decir, la
posición del señor Vanegas a lo cual Usted acusa de ser un guerrillero!
Espionaje en el exterior
Y el espionaje en el exterior, señor Vargas, ¿cuando podemos leer un reportaje
en su revista acerca eso? ¿O será que no esta en la agenda de su revista? ¿O
cómo interpreta Usted las siguientes palabras en su propia revista? señor
Vargas:
"Las autoridades tienen plenamente identificados a los representantes de las
FARC en el exterior y saben cómo se mueven en los países donde adelantan
trabajos para éstas, pero su captura se ha dificultado porque contra muchos de
ellos no cursan procesos, y no han sido requeridos por la justicia."
Es decir; hay un aparato de inteligencia que realiza espionaje a los colombianos
en el exterior. Ya el señor Hernando Vanegas y otros organismos de derechos
humanos en Costa Rica habían hecho la misma denuncia que ahora hace la
asociación Jaime Pardo Leal en Suecia, acusando a la embajada colombiana en San
José de Costa Rica de hacer un censo entre los colombianos para detectar y
registrar sus actividades en detalle.
Pero esa tarea era parte del trabajo del gobierno de Uribe que dio la orden, a
través de su canciller Carolina Barco, de "organizar una red de 100.000
colombianos en el exterior", equivalente a la red de sapos en Colombia llamada
"Red de cooperantes e informantes" que han causado tantos daños a colombianos
inocentes, detenidos en las redadas masivas.
Por eso no es nada extraño, que en la embajada colombiana en Estocolmo el
segundo secretario, Ernesto Lamhure Fonseca, se dedica a registrar a los
asilados políticos colombianos en Suecia.
Lo sé porque lo fotografié cuando éste, desde el buque colombiano Gloria que
ancló al puerto de Estocolmo a final del mes de julio, sacaba fotos de los
colombianos que se encontraban en el muelle, protestando contra el régimen de
Uribe a lo cual lo denuncia, entre otras cosas, de encarcelar miles de
compatriotas inocentes, tildándolos de "terroristas".