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Latinoam�rica

La revista dirigida por Manuel Cabieses cumple 40 a�os
El esp�ritu de "Punto Final"

Mario D�az Barrientos
Punto Final

En este 40� aniversario de "Punto Final" cre� adecuado reproducir el art�culo que mi camarada y amigo Mario D�az Barrientos escribiera al cumplir seis a�os la revista que fund�ramos en 1965.
Mario D�az muri� en el exilio, en Buenos Aires, el 13 de agosto de 1984. Excelente periodista y mejor militante revolucionario, lo dio todo por los ideales que compart�amos y por los cuales PF sigue luchando.
A Mario D�az correspondi� llevar a Cuba el Diario del Che Guevara en Bolivia, cuyos originales llegaron a manos de "Punto Final". La participaci�n de PF en la recuperaci�n del Diario vali� a nuestra revista su publicaci�n exclusiva para Am�rica del Sur. Fue la edici�n N� 59, de julio de 1968, que vendi� m�s de 65 mil ejemplares en Chile.
El art�culo de Mario D�az, "Los seis a�os de Punto Final", publicado en la edici�n N� 165, refleja el esp�ritu que anima a esta revista desde su fundaci�n. M�s all� de referencias hist�ricas circunstanciales, el art�culo proyecta con nitidez los motivos que nos llevaron a crear esta publicaci�n. Son los mismos que hoy nos obligan a defender su existencia gracias al apoyo de miles de amigos repartidos por todo el mundo.
Republicar este art�culo es tambi�n una forma de recordar a los compa�eros ya desaparecidos: Jaime Barrios Meza, Alejandro P�rez Arancibia, Augusto Olivares Becerra, Augusto Carmona Acevedo, Jaime Faivovich, M�ximo Gedda Ortiz, Julio Huasi, In�s Moreno y Jane Vanini, que contribuyeron a crear una revista con alma y vocaci�n de libertad y justicia.
Esta edici�n-aniversario la dedicamos tambi�n a la memoria del comandante Ernesto Che Guevara, el guerrillero heroico que mejor encarna los ideales y valores que "Punto Final" ha hecho suyos y que mantiene en alto.

Manuel Cabieses Donoso

Es dif�cil mantener inalterable una posici�n cuando las papas queman o cuando hay que sacar directamente del fuego las casta�as, sin pedir prestada la mano de gato alguno. Y es m�s dif�cil, todav�a, continuarla, si las condiciones cambian y al frente camina, dando tumbos, algo parecido al proceso que se so�� y por el cual -en las duras- se arriesg� no s�lo todo tipo de tranquilidades, sino algo m�s sensible, como es el propio pellejo.
La verdad es que, en contraposici�n a las duras, las maduras suelen a veces ser m�s peligrosas, y la afirmaci�n se hace evidente cuando, como en el caso de Punto Final, se llega, como hemos llegado hoy, a los seis a�os de vida, con una experiencia amplia y fruct�fera.
PF naci� en plena vigencia del r�gimen burgu�s, afrontando todo el poder de un gobierno que lo manej� a su ama�o, con una posici�n bien clara y sin "objetividad" alguna, totalmente comprometida. Comprometida con la Izquierda, o sea, con las fuerzas que luchan por el socialismo; de hecho, antimperialista y antiolig�rquica, pero tambi�n antirreformista.
Por eso, en la misma pila bautismal, cuando su consejo de redacci�n le pon�a el �leo y crisma, se le aparecieron los enemigos, los mismos que a�n le duran, unos por irreconciliables, los otros por recalcitrantes. De los primeros no cab�a duda alguna. El imperialismo, la oligarqu�a y su lacayo, la prensa burguesa, eran piezas bien conocidas para saber que, como aquellas hadas malignas de los cuentos, llegar�an hasta la cuna para esparcir sus maleficios. De los segundos se ten�a conciencia lejana, por una premonici�n l�gica de su reacci�n ante la divulgaci�n que se propuso la revista de un pensamiento revolucionario que, en la �poca, surg�a renovado a trav�s del ejemplo de la revoluci�n cubana y de las luchas de los movimientos de liberaci�n latinoamericanos, que se insinuaban a trav�s de la acci�n de grupos armados en diferentes pa�ses del continente.
En consecuencia, los presagios, entonces, eran poco esperanzadores. No se debe nacer independiente, en medio de un sistema corrompido y yanacona de amos tan poderosos como son los imperialistas, y en la vecindad de pont�fices tan intocables como han resultados algunos miembros de la Izquierda tradicional chilena. Esta falta de compromisos, por razones viscerales y de principios, con el enemigo eterno y principal, y por la intenci�n de impulsar a todo nivel la lucha ideol�gica dentro de la propia comunidad revolucionaria, conspir� para que los augures no pronosticaran vida larga a una revista que se confes� cr�tica desde su primer vagido.
Los seis a�os de PF son desmentido m�s que suficiente a todos aquellos pesimistas augurios. La labor period�stica, la de divulgaci�n revolucionaria, la defensa inveterada de las luchas de liberaci�n, el ataque ininterrumpido al imperialismo en todas sus formas, la cr�tica constante a cualquier tendencia reformista que trate de detener el avance popular hacia el socialismo, la participaci�n en la lucha ideol�gica, por el contrario confirmaron que hasta ahora la revista ha pervivido con �xito, ci��ndose irreductiblemente a lo que fue su declaraci�n de principios y su l�nea de acci�n.
Y en el camino los enfrentamientos han sido duros. Las primeras escaramuzas, que luego se convirtieron en verdaderos combates, las tuvo PF con el gobierno democratacristiano y reformista de Eduardo Frei. Sus denuncias fueron implacables, su fiscalizaci�n continuada, y no hubo esc�ndalo en que incurrieron los hombres de la administraci�n anterior, que no hubiera sido dado a conocer con oportunidad, con completa informaci�n y sin el menor atisbo de temor.
Pero tambi�n sufrieron su enjuiciamiento las instituciones que aparecieron como los pilares del r�gimen y que en el fondo eran los mismos que sirvieron a la oligarqu�a terrateniente y a la empresarial y financiera para tejer la red en que fue explotada hasta la saciedad la clase obrera y campesina chilena. No escaparon tampoco los organismos represivos que trataron de detener la marcha del movimiento social y que jalonaron su acci�n con sangrientas masacres en las que perdieron su vida numerosos obreros, estudiantes, campesinos y pobladores. Cada uno de ellos fue denunciado en el momento y recordada, tambi�n oportunamente, su actitud dentro del contexto hist�rico nacional. La penetraci�n del imperialismo, los compromisos con que at� a los diferentes gobiernos burgueses, e incluso a las fuerzas armadas, quedaron al descubierto en documentadas cr�nicas que explicaron hasta qu� punto fue enajenada nuestra soberan�a y comprometida la independencia econ�mica. Y en medio de todo surgi� igualmente a la luz p�blica a trav�s de PF, la complicidad de una justicia clasista que contribuy� plenamente a la continuidad del sistema.
Naturalmente toda esta cr�tica agit� a los enemigos que trataron por cualquier medio de silenciar la revista. Los procesos se siguieron uno tras otro y en una oportunidad los tribunales decretaron la suspensi�n de Punto Final por un mes. La maniobra fue superada gracias a la colaboraci�n de un grupo de periodistas que, inmediatamente despu�s del temporal desaparecimiento de la revista, editaron otra similar bajo el nombre de Prensa Firme.
Paralelamente a esta labor de enjuiciamiento nacional, Punto Final sigui� siendo en el plano internacional el �rgano indiscutido de los guerrilleros latinoamericanos y donde se reproduc�an con fidelidad absoluta los documentos m�s agresivos de los movimientos de liberaci�n continentales. La lucha revolucionaria armada, con el objetivo final de la demolici�n total del Estado burgu�s, se insert� en el compromiso ideol�gico asumido por la revista y su defensa la llev� al enfrentamiento con sectores de la Izquierda que rechazaban de plano esa soluci�n revolucionaria. En la pol�mica, que por extensi�n abarc� la defensa de la revoluci�n cubana, se hermanaron en la cr�tica conservadores de la derecha y de la Izquierda tradicional, y estos �ltimos no vacilaron en colocar en su index particular a PF, llegando a prohibir su lectura a los militantes y ordenando el boicot de su venta a los suplementeros que militaban en ese partido. La consecuencia ideol�gica con esa posici�n de la lucha armada llev� a la revista a desconfiar que una coalici�n de la Izquierda pudiera ganar la elecci�n presidencial de 1970, planteando como programa la construcci�n del socialismo, posici�n que sustentaban los partidarios de la v�a electoral. Los hechos les dieron a ellos la raz�n y la Unidad Popular fue gobierno con la elecci�n del presidente Salvador Allende.
Mientras PF dedicaba todo su esfuerzo period�stico e ideol�gico a robustecer al gobierno popular, destacando como objetivo principal la conquista absoluta del poder y el cumplimiento total del programa de la UP, por encima de todo sectarismo, en otras de sus columnas se manten�a el debate que surg�a en la Izquierda chilena despu�s del resultado electoral. La Izquierda revolucionaria hall� all� espacio para responder a las interrogantes de si hab�a fracasado la estrategia de la lucha armada en Chile y si deb�a o no abandonarse la organizaci�n de tipo pol�tico-militar que postulaba, pero tambi�n encontr� la acogida a sus denuncias sobre las maniobras de la reacci�n que culminaron con el asesinato del general Schneider, hecho sobre el cual sus organismos de seguridad hab�an alertado al presidente electo.
La revista tom� entonces como una obligaci�n ideol�gica postular la unidad de las fuerzas de la Izquierda tradicional con las de la Izquierda revolucionaria con el claro objetivo de aglutinar compactamente todos los esfuezos en la batalla decisiva que se avecinaba contra el imperialismo, y en los golpes que ya se empezaban a dar al viejo sistema burgu�s. No tuvo esta campa�a la fortuna prevista, m�s que nada porque volvi� a recrudecer el sectarismo en algunos sectores de la Izquierda tradicional y porque el proceso que hab�a avanzado al comienzo con botas de siete leguas, las cambi� por sandalias liliputienses.
Recrudeci� entonces la lucha ideol�gica en PF y ahora ante el axioma de que el �nico compromiso que tiene el revolucionario es no quedarse en el camino, qued� en claro que el reformismo surg�a con m�s fuerza que nunca en el seno de la Izquierda tradicional. PF sali� a denunciarlo y aqu� se volvi� a confundir en la lucha con las posiciones de la Izquierda revolucionaria, similitud que no tiene nada de extra�o desde el momento que ambas persiguen el mismo objetivo.
Y all�, en esa tarea esclarecedora est� PF ahora. Firme en la defensa del camino hacia el socialismo, en tren period�stico por un lado, de divulgadora de la teor�a revolucionaria, por el otro. Porque tambi�n en ese ejercicio PF ha contribuido a llevar a las masas -campesinos, obreros, estudiantes y pobladores- lo que parec�a ser patrimonio de una minor�a de intelectuales. Se tild� a la revista, en un tiempo, de "te�rica" de "diletante", de ser el reflejo de una �lite acad�mica. Hoy PF circula no s�lo por las universidades, sino que tambi�n por los duros caminos de los asentamientos, por las siempre barrosas calles de las poblaciones, por los estrechos senderos de las reducciones ind�genas, por las minas, las salitreras, las f�bricas, y hasta por las fr�as aulas escolares. El ansia de saber de una juventud que se asoma a la vida, de adultos y adolescentes que trabajan con sus manos por una patria socialista en todos los confines de Chile, super� las primeras intenciones de servir de �rgano de prensa y factor estimulante de lo que se defin�a como Izquierda pol�tica. Porque, adem�s de la teor�a que reside en los libros y en los textos, PF ha ido entregando para ellos lo que conforma el acontecer diario del proceso hist�rico de Am�rica Latina y del mundo, del proceso hist�rico de la revoluci�n mundial y de una revoluci�n determinada.
Si no fuere m�s que por eso, estos seis a�os de PF servir�an para reafirmar claramente a la revista en su posici�n y por la cual seguir� luchando  


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