Latinoamérica
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Chávez y Lula
Narciso Isa Conde
Lula se ha separado de su propia base de origen y eso no debe ser ignorado,
asumiéndolo sencillamente como víctima de un plan de la derecha. Y ojalá que lo
que está pasando en Brasil le sirviera de ejemplo al Frente Amplio de Uruguay y
al MAS de Evo Morales (Bolivia) y sus aliados
El Presidente Chávez salió en defensa del Presidente Lula, argumentando que
"lo están atacando despiadadamente para tratar de arrinconarlo" y "echar por el
suelo el proceso de integración en América Latina."
Algo de razón tiene el comandante Chávez en esas afirmaciones, pero no toda la
razón.
La derecha brasileña y el poder imperial estadounidense son totalmente
contrarios a determinados aspectos positivos de la política exterior del
gobierno brasileño presidido por Ignacio-Lula-Da Silva, líder histórico del
Partido de los Trabajadores (PT). No así respecto a su política interna.
De eso no tengo la menor duda.
Pero las críticas a Lula sobre la corrupción en la cúpula del PT y en su
gobierno no provienen exclusivamente de una derecha descalificada para ser
creíble en cuestiones de moral pública y privada, y de un imperio gobernado no
solo por los peores halcones sino por una auténtica cleptocracia.
Provienen de la izquierda del PT, de la izquierda de Brasil, de los movimientos
sociales mas consecuentes, de lo mejor de las iglesias brasileña y de todo lo
sano y progresista de esa sociedad.
De eso tampoco tengo duda.
Como no la tengo respecto a los hechos en sí: parte de la cúpula del PT e
importantes figuras del gobierno de Lula cayeron en las redes de la corrupción,
recurrieron a los mismos métodos de la derecha para financiarse y lo hicieron
con menos rigor, dada su inexperiencia histórica en la materia.
La derechización ideológica los condujo a la degradación moral, avergonzando a
no pocos de sus seguidores, sembrando el desaliento en las filas petistas y la
izquierda brasileña, complaciendo a una gran parte de la derecha.
La corrupción en la cúpula del PT no es una invención de la derecha y del
imperialismo; es una realidad que ha debilitado significativamente al gobierno
de Lula, diezmando su base social de apoyo.
Y ese es sólo uno de los factores del desgaste, que aunque con mucho impacto en
una sociedad que nunca esperó algo así de dirigentes fundamentales del PT, no es
quizás de tanta significación como el hecho de haberle dado continuidad al
modelo neoliberal y de haber profundizado sus orientaciones.
Los hechos son tozudos
Lula ha sido en el plano de la sociedad brasileña un presidente funcional al
neoliberalismo y resistente a una gran parte de las demandas que le son
contrarias.
Ha aceptado las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco
Mundial.
Ha pactado con fuerzas empresariales que han contribuído a bloquearla
posibilidad de un modelo alternativo.
Lula a conciliado con determinados aspectos de la política de la Administración
Bush, llegando hasta facilitar tropas brasileñas para ocupar militarmente la
hermana República de Haití.
Cierto que sus reparos al ALCA, su actitud frente a Venezuela y a Cuba, sus
pasos a favor de Petroamérica, Telesur y otros aspectos de la política
integracionista latinoamericana y caribeña merecen ser defendidos de las
objeciones de sus adversarios de derecha y ultraderecha.
Pero no es esa actitud frente a la integración la que posibilita el
arrinconamiento de su gobierno, ni la que ha creado las condiciones para
desplazarlo o para impedir su reelección. Sobre todo para estos últimos, dada la
posición de una parte significativa de la clase dominante a favor de su
permanencia y de su desgaste electoral.
La baja de popularidad, la división y desmoralización del PT, no tienen nada que
ver con lo positivo de su gobierno, sino precisamente con lo negativo que lo va
arropando, con las conductas que lo desacreditan y erosionan.
La derecha y la Administración Bush siempre están prestas a forzar a la mayor
entrega posible y a desplazamientos mas a la derecha que los propiciados por los
grupos hegemónicos en el PT; y trabajan para que el relevo de Lula, que por su
pasado siempre será sospechoso de girar en sentido contrario.
Así actúan en todas partes.
Así –y peor aun- han actuado en Venezuela, sin lograr arrinconar a Chávez, sin
poder debilitarlo, sin poder reducir en lo mas mínimo su programa
integracionista bolivariano.
Deseos no le faltan y con razones superiores a la que pueden tener frente al
gobierno de Lula, incapaz de pasar las fronteras del neoliberalismo, de
construir una vía alterna, de proponerse un cambio revolucionario como el que
está en marcha en Venezuela.
Deseos no le faltan, pero no pueden.
Y no pueden porque el Presidente Chávez y las fuerzas conductoras de la
revolución bolivariana han decidido no suicidarse, no renegar de los cambios, no
tolerar hechos degradantes, desacreditantes, antipopulares...
El Presidente Chávez debería tener presente lo que recientemente le dijera Frei
Betto, con dolor en el alma, al mundo:
"La derecha brasileña no consiguió en décadas lo que un pequeño núcleo de
líderes petistas logró en pocos años: desmoralizar a la izquierda... después de
trabajar junto a los movimientos populares para construir una nueva propuesta,
un pequeño grupo de dirigentes mete el pie y el alma en la corrupción,
comprometiendo todo el proyecto."
Debería también tener presente la reflexion de Bernardo Boff acerca de la
degradación ética del PT y de las consecuencias negativas de querer jugar en
político con los mismos métodos de la derecha. Y valorar las agudas y enteras
críticas, que con mas drasticidad pero sobre los mismos temas, han formulado
James Petras y Jair Krischle, eminente intelectual estadounidense (el primero) y
personalidad brasileña de los derechos humanos (el segundo.)
El Movimiento Sin Tierra (MST), la fuerza político-social mas avanzada de
Brasil, insospechable de derechismo, también con dolor en el alma, ha tenido que
diferenciarse del gobierno de Lula y reemprender la lucha. Cansada de promesas,
indignada por las medidas neoliberales, ha decidido recientemente arreciar las
críticas a Lula y darle luz verde a las ocupaciones de latifundio.
Las iglesias de los pobres, los cristianos de la teología de la liberación
defraudados por el gobierno, pusieron fin a la tolerancia.
Los desprendimientos por la izquierda en el PT se suceden uno tras otros,
mientras la izquierda fuera del PT procura reagruparse en una línea de oposición
revolucionaria y recomposición de fuerzas.
Casi todos los movimientos sociales combativos están en una línea de
cuestionamiento y movilización.
Heinz Dieterich, valorando muy positivamente los esfuerzos y las habilidades del
Presidente Chávez en dirección a producir avances hacia la conformación del
"Bloque Regional de Poder", se refiere a los límites y a los choques con sus
respectivos pueblos a que están expuestos Kirchner y Lula.
"Ese choque –nos dice Heins- que Kirchner tendrá el próximo año -sino cambia
su política decididamente hacia el modelo del desarrollismo democrático regional
que encabeza Chávez- se encuentra en fase avanzada en Brasil, donde ha llevado
al desmoronamiento de la base partidista y social de Lula, con la salida de 800
líderes sociales, 400 intelectuales, el (tardío) alejamiento del Movimiento Sin
Tierra (MST) y de políticos importantes como el paulista Iván Valente. Se acerca
el momento, del cual Hugo Chávez le había advertido hace tiempo en una
conversación privada: "Cuando el pueblo se levante, el FMI no te podrá salvar."
Junto al diputado Iván Valente han renunciado del PT, reafirmando posiciones de
izquierda, Plinio de Aruba Sampaio (quien en la interna del PT acaba de sacar 40
mil votos), Jorge Almeida, Secretario de los Movimientos Populares del PT y un
buen número de diputados, concejales, incluídos el influyente diputado de Río de
Janeiro, Chico Alencor, y el sub-alcalde de Sao Paolo, Helio Bicudo.
Todos ellos hablan del "agotamiento del papel transformador del PT" y una parte
se ha incorporado al Partido Por el Socialismo y la Libertad, en proceso de
crecimiento.
La frustración no es para menos y no faltan quienes hablan del "asesinato de la
esperanza" por el llamado "campo mayoritario" de la dirección del PT encabezado
por el propio Lula, mientras otros se movilizan por rearmar la esperanza y el
proyecto emancipador.
Ir a las causas y valorar sus consecuencias
Las causas de esa crisis hay que localizarla, como hemos dicho, en la
continuidad de la política neoliberal y la pérdida de credibilidad debido a los
actos de corrupción que ha acompañado a los esfuerzos por arriba de hacer del PT
un partido articulado al capital financiero y una variante de partido de Estado.
Lula ha seguido la misma política de Fernando Enrique Cardoso, y el pueblo que
voto por él no lo hizo con esos fines.
Esto ha implicado la negación de conquistas históricas relacionadas con la
jubilación de los trabajadores, así como el anuncio de una "reforma laboral" que
impulsaría la derrota de los sindicatos.
La lógica del "libre mercado", de la privatización y de la desregulación laboral
ha gravitado determinantemente sobre la política económica del gobierno de Lula,
previo pacto con el sector financiero nacional e internacional.
Ya antes de su acceso al gobierno, lideres del PT y destacados sindicalistas
aparecían junto a empresas telefónicas privatizadas asociadas con el City Bank y
a Telecom de Italia y de Portugal.
La corrupción destila al proyecto político de transformación del PT en un
partido del sistema guarda relación con esos vínculos espurios.
El caso de Luiz Gushiken, ex dirigente del sindicato bancario y de la CNT,
persona muy vinculada a Lula, tiene una gran significación dentro de las causas
del despeñadero a que han sido conducidos el PT y el gobierno de Lula.
Ese señor creó una empresa para asesoría de Fondos de Amparo del Trabajador
(fondos relacionados con la previsión social) y por esa vía se convirtió en
asesor del capital financiero.
Lula lo designó Ministro de comunicaciones, a pesar de eso –o mas bien por eso-
el ministerio que maneja el dinero de la publicidad, precisamente del que
procede el utilizado para sobornar legisladores y grupos políticos.
La suma desviada es fabulosa. Se estima en 2 mil 300 millones de dólares,
proveniente de empresas de publicidad duchas en la practica de sobrefacturas.
Todo esto orquestado por la cúpula del PT encabezada por José Dirceu, segunda
figura del gobierno, enllave de Lula e ideólogo del proyecto instrumentado por
los responsables de finanzas del PT.
El nombramiento, de Enrique Meirelles por demás al frente del Banco Central,
(quien llegó a ser presidente del Boston Bank), fue una concesión a ese sector.
En tal situación es muy difícil alegar ignorancia de parte de Lula y eso explica
que su situación política empeora, aun después de pedir perdón al pueblo
brasileño (previamente había declarado que la verdad florecería en medio de
tantas mentiras.) Su credibilidad esta gravemente estropeada y parece que es
tarde para rectificar y emprender un destino diferente al de sus mas intimos
colaboradores.
Aun así una parte importante de la derecha no parece inclinada en salir de Lula.
Le interesa mas un Lula debilitado y chantajeable.
Solo perdurar en el camino neoliberal de Cardoso provoca contradicciones
insalvables con su propio pueblo y con el contenido esencial de un bloque
regional alternativo a las políticas neoliberales y reduce el pacto con Chávez y
Tabaré Vázquez a lo sumo a la vida presidencial de Lula, en franco proceso de
agotamiento. ¡Ni hablar si este se le agrega corrupción!
En estos tiempos, donde las crisis de gobernabilidad dentro del modelo
neoliberal acortan su tiempo de explosión, resulta imposible sostener por mucho
tiempo esa dualidad: neoliberalismo a lo interno y compromisos progresistas a lo
externo.
Y los países, como Venezuela y Cuba, con líneas internas y externas
coherenciadas, deben medir muy bien hasta donde un manejo excesivo de la
política de Estado y un bajo interés en la conformación de la alianza popular y
por las políticas revolucionarias a escala continental, pueden conducirlos a
ciertos alejamientos de sus aliados estratégicos y algunos reveses.
Nunca ha dado resultados positivos pasar por alto graves errores internos de
otros en interés de preservar los aspectos positivos en política exterior, que
la misma crisis interna lo torna frágiles.
Ver mas allá del avance a través de los compromisos de Estado
Las dudas respecto a si el PT puede cambiar en sentido positivo son cada vez
mayores, mientras su maquinaria opta por afirmarse como fuerza sistémica y
clientelista, es decir, por completar su conversión a partido del sistema.
Todo esto no debe ser obviado para limitarnos a una defensa de Lula respecto a
las intenciones de la derecha, que por demás lo siente metido en su trampa.
Entiendo lo que significa para el plan integracionista de Chávez, el hecho de
que Lula sea reemplazado por la derecha monda y lironda. Esto afectaría
seriamente ese proceso, espoleado y potenciado por políticas de Estado
diferenciadas en alguna medida del interés exclusivo de los EEUU y su actual
administración.
Pero es necesario tocar las causas profundas de esa posibilidad, procurando
superarlas y contribuyendo a que Lula pueda ser superado desde la izquierda.
Lo de Lula y la dirección del PT tiene mucho de autoderrota. O él da un poco
probable viraje espectacular (lo cual ya parece imposible) o avanza hacia un
desgaste seguro.
De autoderrotas silenciadas y toleradas por las izquierdas estamos cansados.
Recordemos lo acontecido en Nicaragua. Recordemos también –en otro plano- los
errores pacifistas-institucionalistas en el Chile de Salvador Allende.
Recordemos el colapso –fundamentalmente por los graves errores acumulados-del
"socialismo" euro-oriental. La mezcla de errores morales con políticas
conciliadoras es generalmente mortal. Las claudicaciones , por demás, se pagan
caro. Mirémonos en el espejo del Ecuador de Lucio Gutiérrez.
Chávez es precisamente el ejemplo contrario. Pero pienso que en política
exterior lo está dominando demasiado la política de Estado y la diplomacia, y en
la interna no se está cuidando del mal de la corrupción burocrática, miemtras se
maneja con un perfil bajo en la promoción de la unidad continental a nivel de
pueblos, fuerzas de vanguardia y sectores revolucionarios.
Y el proyecto integrador revolucionario va mucho mas allá de los límites de los
acuerdos progresistas con Estados de países donde no están en marcha procesos
revolucionarios, ni están seguros las posiciones mas o menos independientes
respecto a EEUU.
Esos límites determinan cierta fragilidad, que solo pueden contrarrestarse con
la integración desde abajo y entre los de abajo, con la diferenciación de la
política de Estado de las políticas de los partidos y movimientos
revolucionarios.
Lula se ha separado de su propia base de origen y eso no debe ser ignorado,
asumiéndolo sencillamente como víctima de un plan.
Ojalá Chávez lo entendiera así y con la prudencia de lugar, ya que es estadista
y revolucionario a la vez, actuara en consecuencia.
Y ojalá que lo que está pasando en Brasil le sirviera de ejemplo al Frente
Amplio de Uruguay y al Mas de Evo Morales (Bolivia) y sus aliados.