Latinoamérica
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El presidente amenaza renunciar
Se agota la paciencia constitucional
Franz Chávez
La Constitución de Bolivia parece no ofrecer más alternativas de reemplazo
presidencial si Eduardo Rodríguez renuncia, como amenazó ante las demandas
jurídicas y radicales posiciones regionales que ponen en duda la realización de
las elecciones previstas para el 4 de diciembre.
La democracia boliviana, en crisis casi permanente desde octubre de 2003 por la
caída de dos gobiernos, se encuentra en una nueva encrucijada a causa del fallo
del Tribunal Constitucional que ordena, para los nuevos comicios, la
redistribución territorial de los 130 escaños de la Cámara de Diputados según el
último censo de población y vivienda de 2001.
El fraccionado parlamento no logra acuerdo para aplicar la sentencia, debido a
la tenaz resistencia de legisladores de la empobrecida región occidental del
país, que perdería seis escaños en favor de la próspera zona oriental y del
valle central. A ellos se agregan otras tres demandas presentadas en el Tribunal
Constitucional, que cuestionan la convocatoria a elecciones generales y de
prefectos (gobernadores) departamentales.
Una interrupción del calendario electoral tendría consecuencias imprevisibles y
podría conducir al desastre, dijo a IPS el sociólogo Joaquín Saravia,
catedrático de la Universidad Mayor de San Andrés, con el cual coinciden otros
expertos y políticos.
El Congreso se constituye con el Senado, donde cada uno de los nueve
departamentos tiene tres escaños, y la cámara baja distribuida hoy en 31
legisladores de La Paz, 15 de Potosí y 10 de Oruro, correspondientes a la región
occidental, otros 18 para Cochabamba, del valle central, 22 de Santa Cruz, nueve
de Beni y cinco de Pando, por la zona oriental, 11 de Chuquisaca y nueve de
Tarija, ambos distritos del sur. La nueva conformación de Diputados le restará
tres representantes a Potosí, uno a Oruro y dos a La Paz, mientras que Santa
Cruz ganaría cuatro diputados y Cochabamba los dos restantes. Este debate se
presenta de manera coincidente con el ascenso en las encuestas de opinión de
votos del candidato a presidente por el izquierdista Movimiento al Socialismo
(MAS) y líder indígena de los cultivadores de hoja de coca, Evo Morales Ayma.
Las consultas también proyectan que no habrá un ganador que obtenga la mitad más
uno de los votos emitidos, como requieren las normativas para ungir de modo
directo al nuevo presidente de Bolivia. Y ahí aparece el trasfondo de la
discusión por la nueva conformación del Congreso legislativo.
Es que, de confirmarse en las urnas los números de los sondeos, será el
parlamento surgido en esos mismos comicios el responsable de elegir al
mandatario, por mayoría absoluta de legisladores presentes, entre los dos
candidatos que hayan recogido la mayor adhesión ciudadana.
Mientras las organizaciones cívicas de occidente defienden el actual número de
representantes en el Poder Legislativo, el oriental departamento de Santa Cruz
considera justa su demanda de obtener cuatro representantes acorde a su
crecimiento poblacional. Pero el debate está empantanado y amenaza los comicios
del 4 de diciembre, lo cual ha motivado la aflicción del presidente Rodríguez,
quien fuera nombrado en junio por el Congreso con esa tarea como prioridad.
Rodríguez llegó al gobierno desde la presidencia de la Corte Suprema de
Justicia, por la fórmula a que apeló el parlamento tras la renuncia de Carlos
Mesa, acosado por protestas populares y los reclamos de autonomía de los
departamentos orientales y sureños.
A su vez, Mesa también había sido impuesto por el Congreso el 17 de octubre de
2003, tras el derrocamiento del gobierno del derechista Gonzalo Sánchez de
Lozada, del cual era su vicepresidente.
Una revuelta popular de más de un mes de duración encabezada por líderes
izquierdistas, sindicales e indígenas, reprimida a sangre y fuego, le costó el
gobierno a Sánchez de Lozada, poco más de un año después de asumir, y huyó del
país rumbo a Estados Unidos, donde había pasado parte de su vida.
Las protestas, que dejaron un saldo de 67 personas muertas, nacieron en la
región occidental en oposición al proyecto de exportación de gas natural a
México y Estados Unidos, por puertos chilenos, y en reclamo de la estatización
de los recursos de hidrocarburos, hoy en manos de empresas transnacionales. Mesa
no pudo culminar el período constitucional hasta 2007, como era su mandato,
debilitado por protestas de igual origen ante la aprobación de una ley de
hidrocarburos que se entendió no contemplaba las demandas populares.
La Constitución preveía entonces que la presidencia fuera ocupada por el
entonces titular del Senado o por su igual de Diputados, pero el desgaste
político del Congreso generó un ambiente adverso a ello. La tercera opción fue
Rodríguez.
La amenaza de renuncia del presidente relanzó la discusión por la sucesión, pero
ahora obliga a una interpretación de la Constitución, que parece haber agotado
sus posibilidades de respuesta. En el Congreso se afirma que el probable
reemplazante sería el hoy presidente del Senado, Sandro Giordano, pero los
analistas son pesimistas pues entienden que su legitimidad sigue cuestionada. El
experto y ex parlamentario de la Democracia Cristiana Benjamín Miguel Harb
afirma, empero, que no hay agotamiento de la Constitución. Giordano debe suceder
a Rodríguez en caso de renuncia, con todas las atribuciones para ejercer el
mandato y convocar a elecciones para presidente y vicepresidente, explicó a IPS.
Sin embargo, Giordano ya desechó esa posibilidad, en un intento de conciliar
posiciones regionales y políticas que faciliten la concreción de las elecciones.
Mientras, Morales Ayma continúa creciendo en la intención de votos. Una encuesta
hecha a pedido del partido rival, el centroizquierdista Unidad Nacional (UN), y
difundida el 17 de septiembre, le otorga al líder indígena el primer lugar con
24 por ciento de las preferencias electorales.
Le siguen en su orden, Samuel Doria Medina, de la UN, con 22 por ciento, y el
derechista y ex presidente Jorge Quiroga, del frente Podemos, con 18 por ciento.
También la firma Encuestas y Estudios ubica primero a Morales, con 26,1 por
ciento de la intención de votos, seguido en este caso por Quiroga, con el 22,6
por ciento, y por Doria Medina, con 12,3 por ciento. Ante ese escenario, el
diputado del MAS Antonio Peredo atribuye la actuación del Tribunal
Constitucional a una retribución de favores políticos de los magistrados que lo
componen al nombramiento obtenido durante la administración de Sánchez de Lozada.
"Somos prisioneros del Tribunal Constitucional", dijo el candidato a la
vicepresidencia por el MAS, el sociólogo y ex líder guerrillero Alvaro García
Linera, quien se suma a una corriente de opinión que propone cambios en las
atribuciones y la forma de elección de miembros del Tribunal.
En otra lectura de la crisis política, el sociólogo Saravia advierte que las
posiciones regionales se acentuarían y conduciría a una precipitada construcción
de la autonomía pregonada por el oriental departamento de Santa Cruz. La zona
occidental impulsaría la realización de la Asamblea Constituyente, para lograr
esa autonomía buscada, pero ello podría terminar en una crisis por la fortaleza
de oriente, explicó a IPS. Los partidos con marcada representación regional y
sus líderes, y el probable sucesor de Rodríguez podrían ser rebasados en un
desborde social, según Saravia. "Estamos acorralados y sólo el instinto de
sobrevivencia garantiza la continuidad de la democracia", advirtió.