La toma de la comisaría de Andahuaylas por parte del mayor (r) Antauro Humala y su movimiento etnocacerista constituye un acto de insurgencia ante el podrido poder constituido y por tanto ha merecido la simpatía de un sector de la población. Los Humalistas, con este operativo militar han buscado capitalizar el rechazo de la inmensa mayoría del país a un gobierno y a una clase política comprometida con la corrupción y la entrega del país a los intereses foráneos.

Es el gobierno de Toledo el principal responsable de estos hechos y de otros que puedan sucederse en adelante puesto que ha cerrado toda posibilidad de una salida democrática a la crisis política que sacude a su régimen, como pudo ser la convocatoria a una Asamblea Constituyente exigida por los gremios convocantes del paro nacional del 14 de julio pasado, propuesta que fue rechazada ampliamente por los gremios empresariales y los partidos políticos en el Congreso con el beneplácito del gobierno y la parálisis de las direcciones sindicales que volvieron a hacer del Acuerdo Nacional el centro de su preocupación.

Amplios sectores sociales y diversas organizaciones han seguido manifestándose por el recorte del mandato presidencial y por la convocatoria de una Asamblea Constituyente, pero el gobierno y todos los partidos neoliberales defensores de esta seudo democracia, han cerrado filas con los empresarios y los organismos multinacionales que reclaman "estabilidad jurídica" amparándose en la ilegal constitución del 93. Es más, desde el Congreso -tan carente de apoyo social como el ejecutivo- se busca incorporar nuevas "reformas" constitucionales más antidemocráticas y antipopulares para ponerse a tono con el Tratado de Libre Comercio que el gobierno se empeña en firmar con los estados Unidos a espaldas de la población.

Ante esta situación, donde las cifras de la macro economía no alcanzan para ocultar la miseria galopante, la desocupación y los bajos salarios, se vienen produciendo sucesivas manifestaciones de protesta y descontento social que en numerosas ocasiones han subvertido el "orden" imperante cuestionando todas las instituciones del Estado que se han mostrado cómplices de la corrupción y la entrega del país.

La acción de los Humala no empalma con las organizaciones naturales de los trabajadores y el pueblo, es en buena cuenta una acción putchista que busca respaldo en los cuarteles para fomentar una salida golpista o en todo caso réditos políticos para presentarse como alternativa de cambio. Pero expresa de alguna manera ese descontento social que anida en los sectores populares artos de ver como la impunidad gana terreno mientras se remata los bienes del país.

Por eso no nos sumamos al coro de quienes piden represión y cierran filas con los representantes de los grupos de poder que quieren hacernos creer que vivimos en democracia porque nos permite votar cada cinco años y luego nos obligan a soportar que los gobernantes hagan lo que quieran traicionando incluso sus compromisos electorales. No nos alineamos con quienes defienden esta democracia para ricos donde campea la corrupción y la impunidad sin que el pueblo pueda hacer nada por revertir esa situación.

Consideramos justa la demanda por que se vaya Toledo, pero la salida no es reemplazarlo por su vicepresidente, como propone el movimiento humalista, sino sacando a toda la podredumbre y haciendo que el pueblo recupere su derecho a decidir que país quiere, no solo "quien" nos debe gobernar.

Señalamos, sin embargo, que la única manera de quebrar la continuidad de Toledo e impedir que siga adelante con sus políticas neoliberales y sus planes electorales antidemocráticos, es con la acción organizada del pueblo. Emplazamos a las centrales sindicales, a la CGTP, SUTEP, CCP, a los frente regionales y todas las organizaciones que se reclaman del pueblo a dejar la mesa del Acuerdo Nacional y coordinar esfuerzos para llevar adelante un plan nacional de lucha por la salida de Toledo y la Convocatoria de una Asamblea Constituyente, con representantes directos de las organizaciones obreras, campesinas y populares, donde sea posible levantar un programa de emergencia alternativo al modelo neoliberal vigente que empiece por oponerse al TLC y el ALCA, elimine las "exoneraciones tributarias", los sueldos dorados de la alta burocracia estatal, revierta las privatizaciones y deje de pagar la fraudulenta deuda externa que consume nuestros recursos.

Es en ese camino que el pueblo puede ir gestando su propia representación política, a partir de la recomposición de sus organizaciones y la centralización de sus luchas.

Lima 04 de enero del 2005

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