VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica


 

La reelección de Uribe Velez, golpe de estado fascista

Horacio Duque
El tiempo

La reelección de Alvaro Uribe Vélez, por otros cuatro años como Presidente de Colombia, es otro de los mecanismos políticos con los cuales la clase dominante esta implementando el fascismo en nuestra nación.

Si bien es cierto que otras acciones ya en ejecución apuntan hacia tal objetivo, la reelección, tal como se ordeno en el Acto legislativo 02, es el evento de mayor envergadura en la configuración del modelo estatal de organización institucional fascista en Colombia.

'Estado comunitario', seguridad antidemocrática, redes de informantes, capturas masivas de campesinos, asesinatos diarios de sindicalistas, secuestros pinochetistas en Quito y Caracas, torturas, masacres, zonas de rehabilitación,impunidad paramilitar, precarizacion laboral, privatizaciones y onerosas reformas tributarias, son etapas preparatorias y medidas reaccionarias que se condensan en la imposición de la reelección de Uribe Vélez, convertido en 'piloto de tormentas' con reminiscencias mesiánicas, y en una fantasía concreta que actúa sobre un pueblo disperso, confundido y pulverizado, para suscitar y organizar su voluntad colectiva en busca del paraíso capitalista bushiano. Es esa la función de encuestas amañadas que le asignan aceptaciones cercanas al 100%. Caballo de batalla contra la oposición que impugna este fraudulento golpe.

La reelección es un GOLPE DE ESTADO fascista porque entroniza un 'príncipe modernizador', garante del orden oligárquico, anulando las 'reglas básicas' de una arruinada democracia liberal y un fementido Estado Social de Derecho, incapaz, también, de resolver, desde 1991, la 'crisis orgánica' que carcome una estructura de dominación plutocrática.

En Colombia hemos llegado al fascismo porque 'ninguna clase o fracción de la clase dominante parece capaz de imponer, ya sea por sus propios medios de organización política, ya sea por el camino indirecto del Estado 'democrático parlamentario', su 'dirección' sobre las otras clases y fracciones del bloque en el poder' (Poulantzas, 1970).

Es lo que explica, por lo demás, que en el actual periodo del proceso de fascistizacion, marcado por la imposición de la reelección de un narcoparaco, presenciemos la lucha de la cúpula gobernante contra los viejos partidos feudales (liberal-conservador). Es el caso de la andanada uribista contra el oficialista Partido Liberal, al que se considera una maquinaria obsoleta para la gestión del Estado y la economía neoliberal.

La muy sonada crisis del Partido Liberal no es mas que el reflejo de una decisión en la elite dominante de excluirlo (al igual que a las facciones conservadoras disidentes) como superestructura de control popular, pues para eso esta la iglesia, el show mediático del nuevo salvador y las fuerzas armadas vigorizadas con la cooptación paramilitar.

La implosión liberal en múltiples facciones, es algo que ya ocurre, a pesar de la ridícula ilusión de unos Estatutos que pretenden su modernización como herramienta política de una arruinada e inestable pequeña burguesía urbana, que agita un desgastado programa socialdemócrata sin mayor consistencia ni audiencia.

No tiene importancia aludir al desplome conservador, cadáver insepulto, del que apenas si sabemos por la tibia inconformidad pastranista con la continuidad del tirano-candidato.

La oposición al proyecto fascista de reelección se concentra en la inconformidad popular contra la dictadura. Como en el malogrado referendo fondomonetarista, es amplia la red social y política que impugna este esperpento.

El control que ejercerá la Corte Constitucionalidad, durante el primer semestre del año en curso, sobre la exequibilidad del Acto Legislativo que la impone, se convierte en un campo de batalla que no se debe obviar por el campo popular opositor. Es la prioridad, sin olvidar otros temas de importancia como el papel del VOTO EN BLANCO para anular la reeleccion, y las 'reglas de juego' para escoger un candidato opositor, porque de todas maneras habrá que elegir nuevo Presidente, ojala en el marco de un gobierno de amplia coalicion popular.

Se han expuesto tesis que apuntan a la inexequibilidad de la reeleccion por la Corte, argumentando la supraconstitucionalidad del principio de igualdad, abiertamente desconocido por el articulo 4 del Acto legislativo 02, que de manera inevitable llevara a un 'grado de polarización con respecto al ejercicio del Gobierno por parte del candidato, que derivara en una profundización de la cruenta guerra civil colombiana, como ocurrio en los años 50 del siglo XX. De tal suerte que admitir la constitucionalidad de fondo, a partir del momento en que el tirano-candidato no pueda utilizarla contribuira a que la negociación política resuelva nuestro agudo conflicto, segun la lucida reflexion de Lopez Michelsen.

En palabras del expresidente Alfonso López Michelsen, 'declarar exequible el Acto Legislativo 02 a partir de la fecha en que no le servirá al señor Uribe para participar en la justa electoral es lo conveniente, ya que la crítica más difundida es la de haberse cambiado las reglas del juego por el propio beneficiario de tal cambio. Así, al fijar la vigencia futura de la constitucionalidad por un término adoptado por la Corte, se consideraría inconstitucional durante ese plazo el que el Presidente candidato participara en esta última condición, porque sería violatorio de la igualdad electoral. Sería aplicar el principio de la modulación de las leyes a los actos legislativos de dudosa constitucionalidad por vicios de fondo, distintos de los de procedimiento, y sin perjuicio de dictaminar sobre el cumplimiento de los requisitos formales del proceso '.