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Bolivia: se rearticula la protesta social
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Miles de vecinos y trabajadores coparon hoy las calles de la ciudad oriental
de Santa Cruz en el reinicio de la lucha popular por la nacionalización del gas
y el petróleo y en rechazo a las medidas económicas antipopulares del gobierno
boliviano, cada vez más alineado con las petroleras extranjeras.
En las más importantes ciudades del occidente, en La Paz y El Alto, la Central
Obrera Boliviana (COB), los campesinos y las Juntas de Vecinos también alistan
acciones de masas y una huelga general con bloqueo de caminos, que comenzarían a
desarrollarse a partir del lunes. En otras ciudades del interior, los sectores
sindicalizados y populares también se organizan para tratar de resistir, y luego
anular, la decisión gubernamental de elevar el precio de los carburantes.
Casi al filo del fin de año, el gobierno del neoliberal Carlos Mesa dispuso la
reducción de la subvención a los carburantes y aprobó el incremento de los
precios de la gasolina, el diesel y otros combustibles en una escala que va del
10 al 23 por ciento, lo que motivó la protesta popular, atizada además por la
intención de transportistas y comerciantes de elevar sus tarifas.
El fin de las subvenciones y el aumento de precios de los carburantes habían
sido exigidas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial como
requisitos para facilitar apoyo crediticio a las anémicas finanzas públicas.
Anualmente, el Estado boliviano pagaba un subsidio a las petroleras extranjeras
de alrededor de 80 millones de dólares, monto que ahora deberá ser abonado por
los consumidores.
Los organismos internacionales también demandan la inmediata aprobación de una
ley de Hidrocarburos que preserve los intereses de las compañías petroleras que
operan en Bolivia, como son Repsol, British Petroleum, Petrobras, Total, Shell,
Enron y otras, viabilizando sus millonarias exportaciones y ganancias. Todo ello
bajo el repudio de las organizaciones sociales y populares que reclaman la
nacionalización de los hidrocarburos, como la mejor vía para acceder a
combustibles baratos y beneficiarse de las millonarias utilidades que reporta el
negocio de exportación a Brasil y la Argentina.
En la ciudad de Santa Cruz, la movilización popular fue convocada por la Central
Obrera Regional y la Federación de Juntas Vecinales, que cuestionaron la
política económica gubernamental, orientada a defender los intereses de las
transnacionales petroleras y descargar el peso de la crisis sobre la población
empobrecida.
"El pueblo no está en condiciones de soportar ningún incremento de tarifas. No
se puede aumentar la carga sobre un pueblo hambriento", dijo el Rodolfo Landívar,
presidente de las Juntas Vecinales de Santa Cruz.
Los sectores empresariales, vinculados a la agroindustria y la agricultura,
también manifestaron su rechazo al incremento de los precios de los carburantes,
especialmente del diesel, que es utilizado ampliamente en las labores
productivas y de transporte.
En horas de la tarde, los manifestantes se enfrentaron con fuerzas policiales al
intentar tomar por la fuerza las instalaciones de la Prefectura local, clamando
por la inmediata renuncia del presidente Carlos Mesa y la anulación de sus
medidas antipopulares, que se traducen en el alza del costo de vida y mayores
penurias para la población. Los reportes oficiales dan cuenta de dos civiles
heridos por balines y una decena de contusos, además de destrozos parciales en
la Prefectura y en la sede de los transportistas, también atacada por los
manifestantes.