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América Latina
Roberto Bardini
Bambu press
Bueno, parece que si realmente somos patriotas tendremos que prepararnos para la guerra. No estoy diciendo que nos coloquemos un casco, un uniforme camuflado y un buen par de botas de doble suela, nos armemos con un fusil AK-47 y nos zambullamos de cabeza en una trinchera llena de barro. No, estoy sugiriendo que sigamos haciendo lo que sabemos hacer, pero que nos organicemos junto a otros, con un objetivo, un plan de
operaciones y, si el momento lo requiere, cierto margen de improvisación.
La guerra, en realidad, ya se está librando en varios frentes del mundo y de
Nuestra América. Lo que pasa es que en muchos casos no vemos a los helicópteros
enemigos, ni escuchamos los balazos, ni vemos cadáveres en el campo de batalla.
Es la llamada Guerra de Cuarta Generación y nosotros estamos un poco atrasados.
En la Guerra de Cuarta Generación las operaciones psicológicas, la propaganda
encubierta y los mensajes indirectos a través de los medios de comunicación
complementan a los misiles, tanques y aviones. El objetivo -para definirlo en
pocas palabras y con la conocida fórmula político-militar estadounidense- es
'ganar las mentes y corazones' de los pueblos invadidos. Es una guerra cultural,
no militar.
Abu Obeid Al Qurashi, lugarteniente de Osama Bin Laden y uno de los principales
estrategas de Al Qaeda, leyó a un analista militar estadounidense llamado
William S. Lind. En un artículo que apareció en varias paginas web, Al Qurashi
define el tema de la siguiente manera: 'En este tipo de guerras las
informaciones aparecidas en los medios de comunicación serían un arma más
poderosa que las divisiones militares' (1).
La guerra cultural no es táctica, sino estratégica. Se dirige 'contra toda la
nación enemiga y su objetivo es destruir todo elemento cultural que pueda
generar en el futuro reacciones contra el imperio anglosajón' (2).
Un profeta del odio
La teoría de la Guerra de Cuarta Generación fue formulada por William S. Lind y
cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los
Estados Unidos en 1989. Se le conoce como Fourth Generation Warfare (4GW). Ese
año, se publicó simultáneamente en la edición de octubre del Military Review y
la Marine Corps Gazette (3).
El estudio alerta sobre las distintas clases de resistencia que los Estados no
pueden controlar y sobre las organizaciones rebeldes que podrían crear futuros
Estados. Advierte sobre casos en que 'un ejército estatal como el nuestro no se
enfrenta a un único oponente. […] Por todo el mundo, los militares estatales
están luchando contra adversarios no estatales y, casi siempre, el Estado
pierde. Los militares estatales fueron formados para luchar contra otros
militares estatales como ellos mismos, y la mayoría de su equipamiento, tácticas
y formación son inútiles o contraproducentes contra enemigos no estatales'.
Lind es coronel de la reserva, director del Center for Cultural Conservatism y
asiduo colaborador del sitio web Defense and the National Interest. Sostiene que
'las insurgencias, como los pulpos, son invertebradas'. Ha sido asesor de dos
senadores republicanos y se le considera un analista militar con mucha
influencia en la Infantería de Marina. En 1984, criticó a la Fuerza Aérea de
Estados Unidos de desarmarse unilateralmente en la 'guerra de las ideas' y
señaló su negativa al debate y a puntos de vista diferentes (4).
En diciembre de 1994, Lind sostuvo en la Marine Corps Gazette que 'es probable
que la próxima guerra que combatamos sea en territorio de Estados Unidos'.
Asegura que el Islam es una religión enemiga del país y lo equipara con el
fascismo japonés de los años 40. Junto con Samuel Huntington y otros académicos
conservadores, es partidario de restringir 'la invasión inmigrante' porque cree
que es una amenaza para la identidad cultural norteamericana e, inclusive, el
idioma inglés. Como portavoz de los islamófobos, en diciembre de 2002 se burló
del presidente George W. Bush por visitar el Centro Islámico de Washington.
Consciente o inconscientemente, Lind se ha convertido en el ideólogo de las
milicias conservadoras y de terroristas como Timothy Mac Veight
En otro manual, titulado Draft Manual on 4G War, Lind escribe: 'No esperamos que
la población local nos ame. Para ellos somos invasores extranjeros e infieles.
Nuestro objetivo es evitar que nos odien tanto como para luchar contra nosotros.
La clave para mantener la paz es des-escalar situaciones, en vez de escalarlas.
A los soldados profesionales se les enseña a escalar. Si algo no funciona,
consiguen más potencia de fuego. Los policías [en los barrios marginales de
Estados Unidos] no hacen eso porque encoleriza a la comunidad local'.
Lind se esfuerza por explicarle lo obvio a los estrategas graduados en escuelas
de Estado Mayor. Asegura que lanzar bombas sobre áreas urbanas no es la mejor
forma de ganarse el apoyo de los habitantes de esas zonas. No lo dice porque sea
un pacifista o porque lo guíen motivos humanitarios. Simplemente busca la
derrota del enemigo por otros medios.
Draft Manual on 4G War no es un manual convencional. Recurre a una pequeña
narración para ejemplificar las tácticas que propone. En una guerra ficticia en
un país ficticio (que sin duda es Irak), un oficial se niega a que se ejecute la
Operación Goliath en su área de operaciones. La Operación Goliath implica entrar
a sangre y fuego en una zona donde hay rebeldes. Lind recoge la experiencia de
unidades de la Reserva y la Guardia Nacional en Irak, entre cuyos soldados hay
policías y sheriffs acostumbrados a patrullar las calles de barrios peligrosos.
Afirma que hay mucha menos violencia si el ejército procede como la policía de
cualquier suburbio de Estados Unidos.
Del orden a la asimetría
La Guerra de Primera Generación corresponde a los enfrentamientos con tácticas
de líneas y columnas. Duró aproximadamente desde 1648 hasta 1860.
Los combates eran formales y el campo de batalla era ordenado. El ordenamiento
en el campo de batalla creó una cultura del orden militar. Muchos de los
aspectos que distinguen a los militares de civiles -uniformes, saludos, la
graduación minuciosa de rangos- fueron producto de la primera generación y
estaban diseñados para reforzar la cultura del orden. El problema, según Lind,
es que, a mediados del siglo XIX el campo de batalla ordenado comenzó a
desmoronarse. Ejércitos en masa, soldados que realmente querían luchar y el uso
de ametralladoras, al inicio hicieron obsoletas las viejas tácticas de línea y
columnas y después suicidas. Desde entonces, apunta Lind, surgió una creciente
contradicción entre la cultura militar y el desorden cada vez más presente en el
campo de batalla (5).
La segunda generación de la guerra fue una respuesta a la contradicción entre la
cultura del orden y el ambiente militar.
Desarrollada por el ejército francés durante y después de la Primera Guerra
Mundial (1914-1918), buscó una solución en la forma de potencia de fuego en
masa, la mayoría de la cual era fuego de artillería indirecto. La doctrina fue
descrita por los franceses como 'la artillería conquista, la infantería ocupa'.
La potencia de fuego controlada centralmente fue cuidadosamente sincronizada con
órdenes específicas para la infantería, los tanques y la artillería. Esta
segunda generación preservó la cultura del orden: el comandante era, en efecto,
el conductor de una orquesta. La disciplina se imponía desde arriba hacia abajo.
No se deseaba la iniciativa porque ponía en peligro la sincronización (6).
La Guerra de Tercera Generación es también resultado de la Primera Gran Guerra.
Fue desarrollada por el Ejercito Alemán en el conflicto mundial de 1939-1945 y
es comúnmente conocida como 'guerra relámpago' (Blitzkrieg). No se basa en la
potencia de fuego, sino en la velocidad y sorpresa. Tácticamente, se caracteriza
por el ataque. Busca penetrar la retaguardia del enemigo y desde allí causar su
derrumbamiento. En vez de 'aproximarse y destruir', trata de sobrepasar y
derrumbar. En la defensa, la intención es atraer el enemigo hacia las posiciones
convenientes y luego cortar sus líneas (7).
Las tácticas y la cultura militar cambian, según Lind. Los ejércitos de la
tercera generación se concentran en lo externo (cuál es la situación, qué hace
el enemigo, cómo se resuelve la situación), y no en lo interno (proceso o
método). Durante los juegos de guerra del siglo XX, a los oficiales subalternos
alemanes rutinariamente se les planteaban problemas que sólo podrían ser
resueltos desobedeciendo las órdenes. Las órdenes especificaban el resultado
deseado, pero nunca el método. La iniciativa fue más importante que la
obediencia. Se toleraban errores, ya que provenían de demasiada iniciativa, en
vez de falta de ella. Todo el concepto dependía de la autodisciplina, no de la
disciplina forzada (8).
La Guerra de Cuarta Generación, también llamada 'guerra asimétrica', es todo lo
contrario de las anteriores. Corresponde a la evolución de la tecnología, la
cibernética y la información.
'La evolución tecnológica, la aparición de enemigos que no responden a
definiciones clásicas y la ofensiva terrorista, han llevado a los estrategas
militares a concebir un nuevo modelo de guerra que se apoya, por primera vez,
más en los elementos culturales que en el potencial bélico. […] Pretende la
victoria a través de la movilización cultural contra un enemigo imperceptible y
volátil como es el terrorismo. […] Oscila del aspecto armamentista al
psicológico. Pretende una movilización masiva de la población en un antagonismo
integral contra el supuesto enemigo, que abarca los aspectos políticos,
económicos, sociales y culturales de una nación con el objetivo de alcanzar el
sistema mental y organizativo del adversario' (9).
¿Por qué es una guerra asimétrica? Porque 'opone a dos agentes que apenas tienen
nada en común: por un lado potencias tecnológicamente muy desarrolladas, con
capacidad para emplear armas inteligentes muy sofisticadas, y por otro agentes
transnacionales o infranacionales, ya sean religiosos o étnicos, que se
enfrentan a distintos símbolos como el mercado o el imperio, y con un nivel
armamentista muy elemental' (10).
En resumen, la teoría de la cuarta generación segmenta la historia occidental en
cuatro períodos, a cada uno de los cuales le correspondió una generación de la
guerra. Estos períodos son: Clásico (entre tropas), Medieval (tropas,
dispositivos tecnológicos e inteligencia), Moderno (tropas, tecnología,
inteligencia, contrainteligencia y capacidad de fuego remoto) y Posmoderno
(desinformación, comunicación borrosa, cibernética, formas de control de la
población) (11).
En la teoría de la cuarta generación la guerra regular es un patrimonio de
Occidente y el combate irregular (terrorista) es visto como característico de lo
no-occidental (oriental). En el plano de las ideas, la teoría de la cuarta
generación destaca:
1. El conflicto ya no es ideológico sino fundamentalmente cultural.
2. El 'choque de civilizaciones' es la característica de las guerras en la
actual etapa histórica.
3. La confrontación en curso e inmediata, es entre el modelo de desarrollo
occidental y sus antítesis. Especial relevancia tiene la beligerancia creciente
entre la modernidad occidental y sectores del fundamentalismo islámico (visto
como 'barbarie').
4. La disputa se muestra como especialmente religioso-cultural (islamismo versus
cristianismo).
5. Reaparecen los conceptos de 'civilizado' y 'bárbaro'. La teoría de la guerra
de cuarta generación se sustenta en el estudio del desarrollo de occidente en
los últimos 500 años (12).
Pero sería un error pensar que este nuevo tipo de guerra se lleva a cabo sólo
entre Occidente y Oriente, lejos del hemisferio americano.
Ellos ya están aquí
El 1º de julio de este año el ejército de Estados Unidos desembarcó en Mariscal
Estigarribia, con el visto bueno del gobierno de Paraguay. Ha enfocado la mira
en la Triple Frontera y en Bolivia. Su presencia en la Patagonia y en el norte
de Argentina es más sutil: viste de civil y se disfraza de ecologista, adquiere
grandes extensiones tierras y controla recursos estratégicos sin que intervengan
las autoridades locales.
Desde 1989, Estados Unidos realiza ejercicios militares en Argentina sin
autorización del Congreso y despliega tropas en provincias estratégicas como
Salta, Misiones, Entre Ríos y Tierra del Fuego. Al igual que en varios países
centroamericanos, las maniobras se presentan como campañas de 'ayuda social' a
la población civil. Gracias a muchos políticos locales, sólo faltan calcomanías
que digan Argentina Bananera.
Fuera de la región sur, se abrió otro frente de combate. La aprobación por parte
de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de una enmienda que permita
transmisiones de radio y televisión desde ese país hacia Venezuela para
contrarrestar al naciente canal de televisión Telesur es sólo un trámite. La
llamada 'guerra de las ondas' -en la cual Estados Unidos tiene la experiencia de
Radio Martí- es parte del arsenal de la Guerra de Cuarta Generación.
El presidente Hugo Chávez ha impulsado esta idea en casi todos sus últimos
discursos y ha exhortado a que sea discutido en los institutos militares: 'Este
tema hay que llevarlo a los cuarteles, sin miedo, porque ahí a nosotros nos
lavaron el cerebro, nos vendieron el modelo capitalista y el terror del
socialismo' (13).
Quizá ha llegado la hora de ponerse el casco y calzar las botas. Aunque sea en
forma virtual.
Notas:
1) 'Por qué Occidente no puede vencernos', en Crónica, suplemento del diario
El Mundo, Madrid, 24 de febrero de 2002.
2) Horacio Ricciardelli y Luis E. Schmid, Los Protocolos de la Corona Británica,
Editorial Struhart, Buenos Aires, julio de 2004.
3) La otra cara de la guerra: hacia la Cuarta Generación, William S. Lind,
coronel Keith Nightingale (ejército), coronel Joseph W. Sutton (ejército),
teniente coronel Gary I. Wilson (Cuerpo de Infantería de Marina) y capitán John
F. Schmitt (Cuerpo de Infantería de Marina).
4) 'Reading, Writing, and Policy Review: The Air Force's Unilateral Disarmament
in the War of Ideas', Air University Review 36, Nº 1 (noviembre-diciembre 1984).
5) Horacio Benítez, 'Venezuela: ¿Guerra asimétrica o guerra de todo el pueblo?',
mayo de 2005.
6) Idem.
7) Idem.
8) Idem.
9) Vanessa Marsh, 'La guerra de cuarta generación es de naturaleza
predominantemente cultural', revista digital Tendencia 21, 25 de enero de 2004.
10) Idem.
11) Luis Bonilla-Molina y Haiman El Troudi, 'Guerra de cuarta generación',
Ediciones Gato Negro, Caracas, julio 2004.
12) Idem.
13) El Nacional, Caracas, 23 de mayo de 2005.