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Internacional

Vietnam, Somalia, Irak y las clases de guerra irregular

Gustavo Herren

Una de las razones por las que EEUU ha alcanzado status imperial, es su cuidadosa planificación de un desarrollo científico-técnico propio sin precedentes, logrando ventajas sobre las otras potencias industriales, y controlando fuertemente a casi todo el resto. Aplicado especialmente al campo militar-industrial, configura un paradigma de Guerra de características específicas.

Sin embargo, no hay una única clase de guerra.

Para resolver unívocamente a su favor un conflicto de fuerza, EEUU debe utilizar las guerras no militares, previamente a la guerra como acción armada, para forzar al enemigo a enfrentarse en esta, según 'sus reglas de juego' bélicas. Es decir, en un enfrentamiento armado directo, el Imperio es el que 'elige las armas', siempre que consiga que el enemigo combata en 'su' terreno de alta tecnología, previamente estructurado. En estas condiciones, la probabilidad de vencer a la maquinaria militar y tecnológica imperial, puede ser menor de 0,5.
De modo que la contraparte beligerante deberá correr el enfrentamiento hacia 'otros terrenos', en que el Imperio sea débil, y por lo pronto inservible toda su táctica militar y nueva tecnología. Esto incluye nuevas clases de guerra, sean militares (como la guerra inversa por ejemplo), o sean guerras no militares permanentes (que se aplican aún en tiempo de paz).

En estas situaciones de desigualdad de fuerzas, hay múltiples antecedentes en que los Imperios entran en zonas de incerteza, al tiempo de tener que definir el enfrentamiento. En el caso de EEUU, fueron entre otros, Vietnam (caída de Saigón, 1975), Somalia (Mogadishu, 1993), y ahora Irak.

En este último caso, Saddam Hussein fue inducido a combatir según las reglas que marcó EEUU, es decir acotado al terreno de su modelo bélico industrial-tecnológico, dirigido a golpear a un enemigo convencional en espacios abiertos. De modo que Saddam fue derrotado con facilidad. Sin embargo, cuando EEUU avanzó en la ocupación, los sectores de la resistencia iraquí (llamada insurgencia) lo descolocaron de su campo, llevándolo a combatir a su propio terreno local (con ciertas similitudes con la batalla de Mogadishu. La mayor parte del pueblo iraquí se halla armado). Al perder la iniciativa, la guerra no concluyó en 'un mes', como había asegurado Bush.

Los movimientos de la resistencia patriótica iraquí se caracterizan por las siguientes fortalezas:

1. Sacrificar la vida por un ideal patriótico-religioso, lo cual es inconcebible para la mentalidad occidental.

2. Algunos movimientos utilizan la sorpresa permanente, con atentados en áreas no abiertas y grados de libertad restringidos, con emboscadas (un promedio de 100 al día) y con sabotaje intensivo, dirigido específicamente contra la tropa enemiga de invasión, los cipayos locales y sus dirigencias traidoras.

3. Los grupos no violentos, tienen capacidad de movilizar decenas de miles de pobladores, como para perturbar la relación de fuerzas con el enemigo, (EEUU tuvo que cambiar su decisión inicial de imponer una elite gobernante de exiliados iraquíes colaboracionistas, sin convocar a elecciones, para implantar un duro programa de democracia liberal de mercado).

Algunos geoestrategas de EEUU críticos de la doctrina Rumsfeld (1), advierten que los militares estadounidenses siguen estando poco preparados para enfrentar la guerra de guerrilla, y la superioridad militar y tecnológica no basta. Para lograr el control, no podrán minimizar la intervención física de los combatientes terrestres, como se pensaba. Alertan sobre la prioridad de una transformación en las Fuerzas Armadas estadounidenses, para enfrentar esta clase de 'amenazas irregulares' que se incrementarán a futuro. Lo cual, además de adaptar las nuevas tecnologías disponibles, y de nuevo entrenamiento especial para un gran número de infantes, implica la reingeniería y profundización de las guerras no militares de inteligencia, psicológica, social, religiosas, de organizaciones, y de operaciones engaño-sorpresa.

Mientras tanto, EEUU continuará con su estrategia para la 'reconstrucción', en que necesita que los mismos nativos hagan el trabajo 'sucio' de ocupación. Utilizando la componente del gobierno iraquí 'comprometida', para intensificar especialmente la guerra de Inteligencia, y el reclutamiento de mas agentes mercenarios iraquíes (conocedores de los idiomas e idiosincrasia del pueblo) para infiltrar la resistencia, e intentar destruirla desde adentro con la supresión de los líderes. Y organizando las fuerzas armadas y de seguridad cipayas, al mejor estilo colonial imperial inglés, enfrentando al pueblo entre sí buscando cristalizar la ocupación y el control anglo-americano del país.

1) Max Boot, 'The Struggle to Transform the Military', Foreign Affairs, March/April 2005. (Foreign Affairs es una publicación del Council on Foreign Relations (CFR))