Internacional
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Lo negro de Negroponte
Sanjuana Martínez
El organizador de la contra nicaragüense, y creador de los escuadrones de la
muerte en Honduras, John Negroponte, es el flamante y peligroso "zar del
espionaje" de Estados Unidos.
Su negro historial en derechos humanos apenas se dio a conocer el día de su
nombramiento --jueves 17 de febrero--, cuando básicamente se difundió
ampliamente el "beneplácito" de la comunicad "diplomática" ante la designación
del director nacional de Inteligencia.
La página oculta del currículum de Negroponte hay que exponerla a la opinión
pública, y para ello es necesario remontarse a 1981 y 1985, periodo en el cual
Estados Unidos financió desde Honduras una guerra sucia contra el legítimo
gobierno sandinista en Nicaragua.
El financiamiento fue entregado directamente por el embajador de Estados Unidos
en Honduras, John Negroponte. No contento con jugar un papel central en la
creación de la guerrilla anticomunista, el actual "zar" dirigió la construcción
de la base aérea "El Aguacate", en la que teóricamente se entrenaba a los
contras, pero en donde hace tres años se descubrió una fosa común con 185
cadáveres, entre ellos dos ciudadanos estadunidenses.
Negroponte está acusado por la Comisión de Derechos Humanos de Honduras de
formar parte de la creación de los escuadrones de la muerte en ese país, mismos
que desaparecieron a miles de personas: "Él era el que decidía quién moría y
quién vivía", ha declarado Bertha Oliva, del Comité de Familiares de
Desaparecidos.
Al flamante "zar" lo persigue su pasado. El exembajador estadunidense en
Honduras, Jack Binns, le ha acusado de ocultar el arresto de 30 religiosos
salvadoreños refugiados en Honduras en ese periodo, que fueron torturados y
asesinados, tirándoles desde helicópteros.
Los detalles de su siniestro paso por Honduras han sido revelados hace unos
meses por Peter Kornbluh, investigador del National Security Archive en
Washington, quien al desclasificar documentos encontró las pruebas que
demuestran cómo Negroponte intervino personalmente para armar a la contra desde
Honduras, incluso él decía orgulloso en ese entonces "I'm a contra": "Cientos de
civiles fueron asesinados a sangre fría, otros muchos torturados, mutilados,
violados y robados", dijo el comandante de la contra, Edgar Chamorro.
Los documentos desclasificados también revelan cómo Negroponte censuró informes
sobre los abusos de derechos humanos en Honduras, concretamente el asesinato de
casi 300 disidentes por escuadrones de la muerte del llamado Batallón 316, que
mató a varios estadunidenses, entre ellos algunas monjas, y cuya función era
aplicar torturas y muertes selectivas a los políticos, civiles o intelectuales
disidentes.
Después de su "altruista" labor en Centroamericana, Negroponte no fue enjuiciado
por sus delitos, incluso su gobierno le absolvió de las múltiples denuncias y,
como premio, lo envió a México y Filipinas, donde sus fantasmas le persiguieron.
En 1996 dejó el "servicio diplomático" para dedicarse a los negocios editoriales
y ocupar la vicepresidencia de McGraw Hill, hasta que el presidente Bush, con
quien coincide en ideología, "religiosidad" y por supuesto "sentido del deber",
lo rescató en el 2000 para nombrarlo embajador ante la ONU.
Pero su nombramiento estuvo bloqueado durante un año, precisamente por su negro
historial. Colin Powel, otro de sus mentores, quien le ayudó a salir del
atolladero, define: "El tiene el estilo de gestión que me gusta: dureza aplicada
con estilo relajado", dijo en su defensa.
A Negroponte se le reconoce un especial talento para hacer el "trabajo sucio"
del gobierno estadounidense durante los últimos 30 años, pero también unos
modales muy finos a nivel diplomático para trabajar temas escabrosos como el
proceso negociador del final de la guerra de Vietnam en París: "Es paciente y
sutil. Tiene estabilidad y solidez", dice Henry Kissinger, otro criminal de
guerra que vive en la impunidad como Negroponte.
Es el halcón de Reagan, ahora convertido en "zopilote" de Bush; un hombre cuyo
último puesto ha sido el de embajador en Irak durante siete meses y medio: "Ese
tiempo le ha dado algo imprescindible para ejercer su nuevo cargo: una visión
cercana y cruda de un enemigo mortal".
¿Y quienes son los enemigos mortales de Negroponte? Todo aquel que no piense
como él. ¿Quiere Bush que organice escuadrones de la muerte en Estados Unidos y
en cualquier parte del mundo? Así lo han demostrado sus "expeditivos métodos"
utilizados durante su extensa carrera.
El "zar" no tiene aún funciones concretas, pero su cometido principal será
coordinar las 15 agencias de espionaje que Estados Unidos tiene para meterse en
los asuntos internos del universo, con la excusa de la "seguridad nacional" que
ya ha dado al traste con los derechos civiles de miles de personas, detenidas en
cárceles clandestinas o en prisiones sin régimen legal que les proteja.
La creación de su puesto fue recomendada por la Comisión de Investigación del
11-S. Sin embargo, ésta no ve con buenos ojos la elección de Bush: "Si
Negroponte tiene una larga carrera en la diplomacia, nosotros tenemos serias
reservas en cuanto a sus calificaciones y su experiencia en materia de
espionaje. Con todo respeto, Irak está lejos de ser un éxito en términos de
inteligencia", señaló la agrupación de familiares de las víctimas "Defensores
del 11 de Septiembre".
Negroponte dirigirá un monstruo con múltiples cabezas. ¡Qué mejor que elegir a
un monstruo para dirigir a otro monstruo!