Internacional
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El bushismo: proyecto de largo plazo
Ángel Guerra
La Jornada
El ascendente descrédito de George W. Bush le está haciendo la vida difícil a
su pandilla en casa y en el mundo y comienza a debilitar su propia base de
cristianos y judíos fundamentalistas, que ya no lo apoya incondicionalmente,
como se vio en el rechazo a Harriet Myers, su candidata a la Corte Suprema. El
repudio a la guerra de Irak por las constantes bajas estadunidenses, su costo
económico, la ausencia de resultados en la "reconstrucción", los mendaces
argumentos para justificarla y la revelación de la red de centros de tortura
esparcida por el mundo, ocupa un lugar importante en la creciente desaprobación
de este gobierno. Se le unen el desempleo y los bajos salarios y la precaria
situación de los sectores de educación, salud y seguridad social, mientras
crecen las exenciones de impuestos a los millonarios. También, el destape de una
cadena de escándalos por las corruptelas del depuesto líder republicano en la
Cámara de Representantes Tom Delay y de otros legisladores y la renuncia forzada
de Lewis Libby, segundo de a bordo del vicepresidente Cheney, después de ser
procesado judicialmente por la filtración de la identidad de una agente
encubierta de la CIA. Añádasele algo tan sensible al ciudadano medio como es el
alza del precio de la gasolina.
Es fácil imaginar que detrás de la reciente reversa de Condoleeza Rice y otros
funcionarios al anunciar una disminución "muy pronto" de tropas en Irak esté
presente la presión de legisladores republicanos, preocupados por su reelección
en las legislativas del año próximo, e incluso de eventuales candidatos de ese
partido a la presidencia en 2008. Pero no hay razón alguna para tomar en serio
esta promesa, que puede ser muy bien otra más de las mentiras con que el
gobierno de Bush acostumbra narcotizar a la población y a sus propios
partidarios. En fin de cuentas, con vista a asegurar la farsa electoral del
próximo 15 de diciembre en Irak se incrementó aproximadamente el mismo número de
efectivos que ahora se anuncia serán retirados después de los comicios. En ese
caso, quedaría en el país árabe el mismo contingente que antes del refuerzo,
unos 140 000, hasta que las fuerzas títeres puedan hacerse cargo de "mantener la
seguridad", es decir, hasta las calendas.
Y es que la invasión de Irak forma parte de un proyecto de poder que abarca
acciones indisolubles en lo interno y lo externo. En lo interno, el copamiento
por la banda neoconservadora de la Casa Blanca y de todas las ramas del poder
político, incluyendo la mediática, ya logrado en gran parte. A la vez, la
supresión gradual de libertades civiles y el espionaje sobre la ciudadanía con
vista a imponer una aun mayor concentración de capital a expensas del infortunio
de las mayorías(El parecido con Italia y Alemania de los veinte y los treinta
del siglo pasado merece un estudio comparativo sobre los fundamentos económicos
y políticos del ascenso del fascismo). En lo externo, implica el control a
escala mundial de las más importantes reservas de hidrocarburos, agua y
biodiversidad, así como los mercados, si es necesario mediante la "guerra
preventiva", idea plasmada con mucha claridad en la nueva Doctrina de Seguridad
Nacional de Estados Unidos. La pandilla bushista está carnalmente vinculada a
los directorios de las megacorporaciones petroleras, financieras, alimenticias,
farmacéuticas y de la industria de guerra, y a sus neoliberales tanques
pensantes de la Heritage Foundation y el American Enterprise Institute. Su
proyecto es a largo plazo y no contempla dejar el poder, aun si Bush fuera
remplazado por otra persona en el Ejecutivo, vía impeachment o porque
termine el mandato. En ese caso la idea sería un bushismo sin Bush. Diversos
analistas no ven necesariamente una relación entre la impopularidad del gobierno
y una sustancial ganancia para el Partido Demócrata en las elecciones
legislativas de medio término de 2006. En un país donde muchos electores no
votan, los republicanos podrían mantener la mayoría cuando menos en una de las
dos cámaras frente a una "oposición" autista que no es vista como alternativa, e
incluso conservar el Ejecutivo en 2008. Cobra un gran realismo la opinión
expresada por el pensador y ensayista Gore Vidal en entrevista recientemente
reproducida por La Jornada, cuando afirmó que hoy no hay posibilidad en
Estados Unidos de una "oposición viable" por vía de la alternancia electoral, a
menos que esta venga "desde las bases".