Internacional
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Bombardeos, chistes malos y secretos de Estado
Jim Lobe
IPS
El gobierno de George W. Bush niega haber considerado bombardear la
televisora Al Jazeera en Qatar, pero las autoridades de Gran Bretaña le restaron
credibilidad al desmentido al recordarle a la prensa la prohibición de publicar
secretos de Estado.
Al Jazeera y el internacional Comité para la Protección de Periodistas (CPJ)
habían reclamado la difusión pública del documento secreto sobre la reunión en
la Casa Blanca entre Bush y el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, en
que se habría tratado el asunto.
El memorándum sobre el que se basó el diario británico The Daily Mirror para el
informe publicado este lunes señala que Bush consideró bombardear la sede de la
cadena en Doha, capital de Qatar, país árabe aliado de Washington.
La intención de un ataque contra Al Jazeera, que ya había sufrido la destrucción
de sus oficinas en Kabul en 2001 y en Bagdad en 2003 por fuego estadounidense,
habría sido poner fin a los informes críticos sobre el sitio contra la ciudad
iraquí de Faluya en abril de 2004.
Según The Daily Mirror, Bush dio a conocer su plan a Blair en una reunión que
ambos mantuvieron el 16 de ese mismo mes. El gobernante británico le habría
disuadido de atacar.
"Un diario publica varias acusaciones serias, según las cuales hubo minutos
enteros de esa reunión dedicados al asunto", dijo Joel Campagna, experto en
cuestiones de Medio Oriente del CPJ, que se ha dedicado a analizar la tumultuosa
relación entre Al Jazeera y el gobierno de Bush.
"El mejor modo de saber qué sucedió es publicar esos documentos", añadió
Campagna.
También el ex ministro de Defensa británico Peter Kilfoyle, crítico de la guerra
en Iraq, exhortó el martes a su gobierno a divulgar el memorándum. Si las
versiones son verdaderas, sostuvo, sería particularmente preocupante por lo que
sugieren del pensamiento de la Casa Blanca.
"Si Bush quería realmente bombardear Al Jazeera dentro de lo que es, después de
todo, un país amigo, eso diría mucho sobre los ataques que ocurrieron después
contra los periodistas que no actuaban dentro del marco de las fuerzas de la
coalición" internacional que invadió Iraq, sostuvo Kilfoyle.
Pero el fiscal general de Gran Bretaña, lord Peter Goldsmith, se comunicó el
martes de noche con directores de diarios de su país, para recordarles que el
artículo 5 de la Ley de Secretos de Estado prohíbe publicar este tipo de datos
sin la correspondiente autorización, indicó este miércoles el diario The
Guardian.
The Daily Mirror había indicado que, según dos fuentes que prefirieron mantener
en reserva su identidad, el bombardeo contra Al Jazeera en Doha se consideró en
la audiencia.
Una aseguró que se trató de un pasaje "humorístico, no serio" de la charla, pero
la otra insistió en que "Bush fue terriblemente serio, al igual que Blair".
La Casa Blanca se apresuró a desmentir la versión. "No estamos interesados en
dignificar algo tan extravagante e inconcebible con una respuesta", dijo el
portavoz de la presidencia estadounidense, Scott McClelland.
La inverosimilitud del informe de The Daily Mirror radica en el hecho de que
Qatar es un estrecho aliado de Estados Unidos que alberga grandes instalaciones
militares de la potencia, incluido el centro de comando utilizado para la
operación en Iraq en 2003.
Por otra parte, dada la popularidad de Al Jazeera en el mundo árabe --con una
audiencia que superaba entonces los 35 millones de personas--, un bombardeo
contra su sede habría supuesto un gran retroceso cuyos "corazones y mentes"
procura ganarse Washington para ganar su "guerra contra el terrorismo".
Pero un proceso judicial en Londres tiende a confirmar que al menos existe un
documento oficial según el cual Blair y Bush hablaron sobre Al Jazeera en su
reunión.
Se trata de la acusación contra el funcionario británico David Keogh en el marco
de la Ley de Secretos de Estado por haber cometido una "revelación dañina" de
información reservada, al parecer vinculada con la noticia de The Daily Mirror,
Supuestamente, Keogh le entregó el memorándum original a Leo O'Connor, quien, a
su vez, lo facilitó a su jefe, el legislador del gobernante Partido Laborista
Tony Clarke. O'Connor también ha sido acusado por la Ley sobre Secretos de
Estado.
Según The Daily Mirror, el legislador Clarke le devolvió el documento a la
oficina de Blair y, desde entonces, rechazó toda solicitud de comentario. Pero
el informe del periódico se basa sobre versiones de informantes anónimos que
aseguran haber visto el documento o presenciaron la reunión
Otros factores sugieren que Bush y sus principales colaboradores podrían, de
hecho, haber considerado un ataque contra Al Jazeera, pues estaban muy sensibles
al impacto devastador de la cobertura del sitio de Faluya a cargo de la
televisora.
Tampoco fue la primera vez que Al Jazeera fue blanco del fuego militar
estadounidense. En la campaña aérea en Afganistán, a fines de 2001, la oficina
de la televisora en Kabul fue destruida por un misil. El Pentágono aseguró creer
que se trataba de las oficinas de Al Qaeda.
También resultó destruida en abril de 2003 la oficina de Al Jazeera en Bagdad,
un mes después de iniciada la invasión estadounidense de Iraq. Un periodista
murió en el ataque.
La emisora informó en vivo continuamente desde Faluya durante un mes de asedio a
cargo de la infantería de marina estadounidense (Marines), en el cual se cree
que murieron cientos de personas, tanto insurgentes como civiles.
Al Jazeera recibió fuertes críticas del vicepresidente estadounidense Dick
Cheney y del secretario (ministro) de defensa, Donald Rumsfeld, quienes llegaron
a acusar a sus corresponsales de ayudar a la insurgencia extremista iraquí.
El ataque se detuvo dos semanas después de la reunión de Bush y Blair, a causa
de las crecientes protestas de funcionarios iraquíes y de otros países árabes
preocupados por la reacción popular desatada por la emisión de escenas de
destrucción a cargo de Al Jazeera y otras televisoras.
La visita a Washington del canciller qatarí Hamad bin Jasim Thani a fines de
abril de 2004 estuvo dominada por las quejas estadounidenses hacia Al Jazeera.
El entonces secretario de Estado, Colin Powell, describió ante la prensa su
conversación con Thani como "muy intensa".
En agosto, el gobierno interino iraquí instalado por Estados Unidos cerró
temporalmente las operaciones de Al Jazeera en el país, así como las de su
principal competidora, la saudita Al Arabiya.
El gobierno de Bush no objetó la medida, a pesar de las protestas de
organizaciones de periodistas y prodemocráticas de todo el mundo.
Cinco meses después, el diario The New York Times informó sobre duros debates
dentro del gobierno de Bush sobre "qué hacer" con Al Jazeera, discusiones que
"algunas veces se convirtieron en torneos de gritos".
La animadversión estadounidense comenzó cuando Al Jazeera se convirtió en la
estación preferida por la red terrorista Al Qaeda para emitir sus mensajes, y se
agravó con los atentados que dejaron más de 3.000 muertos en Washington y Nueva
York.
El CPJ advirtió que los anteriores ataques contra Al Jazeera no han sido
explicados cabalmente por las fuerzas armadas estadounidenses.
"La falta de investigaciones transparentes sobre lo que sucedió en ambos
incidentes alimentó las sospechas dentro de Al Jazeera y otros (medios de
prensa) sobre la existencia de viles intenciones", consideró la organización.
"El antídoto a estas preocupaciones es arrojar luz en lo que sucedió, y eso no
ha ocurrido hasta ahora", sostuvo el CPJ.