Internacional
|
La ONU no irá a Guantánamo
Philippe Grangereau
Mondialisation.ca
Traducido para Rebelión por Felisa Sastre
Las Naciones Unidas renunciaron el viernes pasado ( N.T.: 11 de noviembre) a
llevar a cabo una inspección del campo-prisión estadounidense de la bahía de
Guantánamo en Cuba, por no haber conseguido la autorización de Washington para
hablar libremente con los detenidos. La ONU quería entrevistarles allí sobre las
"graves acusaciones de tortura, trato cruel, inhumano y degradante", de
detención arbitraria y de violación de los derechos de los prisioneros. Unos 500
detenidos están encarcelados desde el 10 de enero de 2002 en ese campo, al
margen de cualquier marco legal. Parte de ellos han estado en huelga de hambre
para protestar contra las condiciones en las que se encuentran. Pero nadie está
seguro de lo que ocurre allí debido a la opacidad impuesta por la Administración
estadounidense sobre lo que pasa en esa cárcel.
La decisión de la ONU puede poner en aprietos al Gobierno de Estados Unidos ya
que incluso las dictaduras han aceptado abrir sus cárceles a Naciones Unidas
para evitar que la comunidad internacional las estigmatice. El inspector
especial de la ONU para la tortura tiene que ir también a China y al Tibet a
finales del mes de noviembre. Pekín ha aceptado las condiciones mínimas de la
visita impuestas por él, entre otras, la de poder hablar en directo, sin
testigos, con los presos que elija. Condición que, paradójicamente, China ha
aceptado mientras que Washington no lo ha hecho.
Las negociaciones entre la ONU y Estados Unidos, relativas a la petición de
visita a Guantánamo del observador especial, comenzaron en abril de 2004, así
que han durado un año y medio para acabar en un completo fracaso. La estrategia
dilatoria de Washington había suscitado la crítica de la ONU hace ya seis meses.
"El hecho de que se haya negado a los inspectores de la ONU el acceso a los
detenidos durante tanto tiempo", había declarado Manfred Nowak, observador
especial para la tortura, es "una señal de que quieren ocultar ciertas cosas a
la opinión pública (...) Por el momento, hay que considerar que las acusaciones
tienen fundamento como hechos comprobados ante la falta de una explicación clara
por parte del Gobierno afectado". Paul Hunt, observador especial de Naciones
Unidas sobre el derecho a la salud física y mental, había citado casos de
"deterioro inquietante de la salud mental de muchos detenidos", de decenas de
intentos de suicidio y de métodos de interrogatorio represivos, entre ellos no
dejarles dormir.
El observador especial y su equipo deben, en cualquier caso, acabar para finales
de diciembre un informe sobre las circunstancias en las que se encuentran los
detenidos en Guantánamo que se presentará al comisario de Naciones Unidas
responsable de los derechos humanos en marzo de 2006.