Internacional
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Reseña: "Todos los hombres del sha", de Stephen Kinzer
Pascual Serrano
Rebelión
¿En qué momento de la historia Estados Unidos abandona su sentimiento de
joven ex colonia comprometida con las naciones que luchan por sacudirse a sus
metrópolis para comenzar a comportarse como un estado imperialista?
Probablemente el mes de agosto de 1953 sea una fecha histórica. Ese mes se
produciría en Irán el primer golpe de Estado ideado por la CIA contra un
presidente nacionalista con profundos sentimientos democráticos y de justicia.
La obra "Todos los hombres del sha. Un golpe de Estado norteamericano en las
raíces del terror en Oriente Próximo" relata de forma trepidante esos años en la
historia de Irán. Con los oportunos precedentes históricos para conocer ese país
y su cultura, su autor, el veterano corresponsal del New York Times Stephen
Kinzer, desvela el papel de la cultura chiíta y el islám en el pueblo iraní, los
diferentes gobiernos que tuvo el país, los intentos de crear un poder
legislativo y el choque brutal por el control de sus reservas petroleras con el
imperio británico. Es en ese combate por la dignidad y soberanía de Irán donde
surge la figura de Mossadegh, el líder nacionalista que llevará a Irán bajo su
gobierno hacia la nacionalización de su petróleo y logrará despertar la
admiración del pueblo.
Una trama de espionaje e intrigas nos irá descubriendo cómo Estados Unidos, poco
a poco, va tomando el relevo del imperio británico en la toma del control de
gobiernos y recursos naturales de países empobrecidos.
Pero quizás lo más asombroso es descubrir cómo esas intrigas para desestabilizar
y derrocar un gobierno en los años cincuenta, son idénticas a las de hoy. Regar
con dólares a líderes tribales y agitadores profesionales para poner en marcha
movilizaciones, manifestaciones y disturbios, comprar a directores de periódicos
para sembrar mentiras con las que calumniar a un gobierno, sobornar a políticos
para votar según sus intereses, corromper a militares para buscar la adhesión de
sectores del ejército y de la policía a la causa de subversión.
Métodos que se inauguran en Irán, mediante la que se llamó Operan Ayáx, se
repiten tan solo un año después en Guatemala, seguirán con Chile, Congo,
Vietnam... y ya no pararán hasta hoy, donde se siguen utilizando, por ejemplo,
contra Venezuela y Cuba. Siempre el mismo patrón: intoxicación en medios de
comunicación, creación de una estructura de agentes al servicio de la
administración norteamericana y sus planes, sobornos a grupos políticos locales,
desestabilización mediante lumpen local e intervención con fuerzas del orden del
país previamente corrompidas. Todo muy aderezado con dólares, todos los que
hagan falta.
Gracias a Estados Unidos, Oriente Medio en general e Irán en particular, truncó
su avance hacia la democracia y el desarrollo para sumirse en varias décadas de
ominosa y sangrienta dictadura del sha Muhammad Reza, un criminal y cobarde
déspota aclamado por occidente durante su reinado. Una dictadura que sería
finalmente derrocada por una revolución islámica en 1979. Fue entonces cuando
los norteamericanos pudieron observar el odio hacia ellos del pueblo iraní y
empezar a enterarse del golpe que la CIA gestó y ejecutó más de 35 años atrás.
Sería Bill Clinton, cuarenta y siete años después, cuando reconoció oficialmente
la implicación de su país: "En 1953, Estados Unidos desempeñó un papel
significativo en la orquestación del derrocamiento del popular primer ministro
de Irán, Muhammad Mossadegh", afirmó. "La administración Eisenhower creyó que
sus acciones estaban justificadas por motivos estratégicos. Sin embargo, el
golpe fue, de modo claro, un retroceso para el desarrollo político de Irán. Y
ahora resulta fácil entender por qué muchos iraníes siguen ofendidos por esa
intervención de Estados Unidos en sus asuntos internos". Pero como bien dice el
autor, "la operación Ayax enseñó a los tiranos y aspirantes a tiranos de la
región que los gobiernos más poderosos del mundo estarían dispuestos a tolerar
la opresión sin límites mientras los regímenes opresores fueran amigos de
Occidente y de las compañías petroleras occidentales".
El sha Reza murió en el exilio, pero también en la impunidad, en 1980, su esposa
y fiel acompañante durante las décadas de sus sangriento gobierno, la emperatriz
Soraya continúa ocupando las páginas de la revista Hola en España, aclamada por
su elegancia y riqueza.
"Todos los hombres del sha. Un golpe de Estado norteamericano y las raíces
del terror en Oriente Próximo", de Stephen Kinzer. Madrid. 2005. Debate