Desde los primeros días de este año, las protestas han recorrido Rusia,
principalmente por parte de los pensionistas, que se oponen a la transformación
de los beneficios sociales en pagos en efectivo sustancialmente inferiores.
(Véase "Russia: wave of protests
against welfare cuts", 27–01–2005, y
"Russia: Putin lays siege to social benefits",
21–09–2004).
La propaganda del gobierno ha atribuido la amplitud de las protestas a problemas
en la implementación de las nuevas leyes sobre la seguridad social, pero insiste
en que estas leyes son necesarias e inevitables. Sin embargo, las protestas de
los pensionistas son solo la punta del iceberg. La causa del creciente
descontento es el enorme grado de desigualdad social que ha provocado la
introducción del capitalismo en la ex Unión Soviética.
En su discurso de Año Nuevo, el presidente Vladimir Putin mantuvo que la
situación social de la mayoría de los rusos había mejorado con respecto al año
anterior. Tan solo unos pocos días después, el estallido de protestas indicaba
lo que pensaban amplios sectores de la población sobre esa cuestión.
Un análisis superficial de la situación social en la Rusia moderna revela una
sociedad profundamente dividida. Una serie de estadísticas muestra la existencia
de dos mundos diferentes que apenas están en contacto entre sí. Uno —el mundo de
la riqueza y el lujo— está habitado por una insignificante minoría. El otro —el
mundo del declive social y de una ardua lucha por las necesidades vitales— está
habitado por millones de personas.
Las cifras que muestran la distribución de la riqueza revelan la naturaleza de
esta polarización social. Según los datos del gobierno, los ingresos de los más
ricos de la sociedad rusa son 15 veces más que los de los más pobres, uno de los
niveles de desigualdad social más altos que se pueden encontrar entre los países
más avanzados del mundo. En Moscú, esa diferencia es de 53 veces.
Por debajo de la línea de pobreza
Según las estadísticas publicadas por el Banco Mundial a fines del año
pasado, el 20 por ciento de la población rusa vive por debajo de la línea de
pobreza, establecida en un ingreso mensual de 30 euros.
La gran mayoría de las familias rusas se sitúa, justamente, en esa línea. El
Banco Mundial ha calculado que una disminución media de los ingresos del 10 por
ciento produciría un incremento del 50 por ciento en el porcentaje de pobres. La
mayoría de los pobres de Rusia pertenece a familias trabajadoras cuyos miembros
adultos tienen una formación profesional técnica media y a familias con hijos.
La mayoría de los trabajadores pobres están empleados en el sector público y son
maestros, médicos y funcionarios civiles de las categorías más bajas. Las
ocupaciones con los ingresos más bajos —entre los que se cuentan aquellos que
están empleados en los servicios de salud, tales como enfermeras y médicos— son
de gran importancia social. Las bajas condiciones de vida de quienes están
empleados en estos sectores contribuyen al declive de las estructuras en las que
se basa el funcionamiento de la sociedad.
Las personas acomodadas reciben mayores privilegios y beneficios que los pobres
o cuasi–pobres. El Bando Mundial sostiene que las ayudas sociales de nivel medio
—con la excepción de las que son ayudas para la infancia— pagadas a los
relativamente ricos superan a las que reciben los sectores sociales más pobres.
La Oficina Nacional de Estadística de Rusia ha censado oficialmente como pobres
a un total de 31 millones de personas, un 22 por ciento de la población. Otros
estudios, sin embargo, sitúan la tasa de pobreza en el 40 por ciento o más.
El Centro Panruso de Nivel de Vida ha publicado las siguientes cifras sobre los
diferentes niveles de pobreza. A finales de 2003, el ingreso medio mensual era
de 2.121 rublos (60 euros al mes); quienes están trabajando recibían 2.300
rublos (65 euros) y los pensionistas, 1.600 rublos (45 euros). Quienes tienen
ingresos inferiores a los citados son considerados pobres. Una segunda
categoría, entre los que tienen dificultades económicas, está constituida por
aquellas familias cuyos ingresos per capita se sitúan entre los 2.121 y los
4.400 rublos (60–126 euros). Una parte importante de la población se encuentra
en estas dos categorías.
El Centro de Nivel de Vida considera como "capas medias" a las familias con
ingresos mensuales per capita que oscilan entre los 4.400 y los 15.000 rublos
(126–430 euros). Para los estándares occidentales, este nivel de ingresos
estaría incluido en el nivel de pobreza.
Los pensionistas y los jóvenes constituyen los sectores más pobres de la
sociedad rusa. El Fondo Social de Opiniones ha encontrado que prácticamente
ningún joven —tan solo el uno por ciento— está ahorrando para su vejez. Dos
terceras partes de los jóvenes encuestados respondieron que no podían permitirse
comprar nada. Los jóvenes que viven en el campo o en pequeñas ciudades tienen
más probabilidades de ser pobres. Al contrario de lo que sucede en los países
occidentales, donde la pobreza se concentra en las grandes ciudades, en Rusia es
más fácil encontrar a los pobres en las aldeas y los pueblos.
Las familias con hijos se exponen a caer en la pobreza, sobre todo si tienen dos
o más hijos. Los niños de las familias con bajos ingresos tienen muchas menos
oportunidades de seguir estudiando después del instituto. Solo el 15 por ciento
de los niños de las familias pobres continúan sus estudios en escuelas técnicas
y universidades. Un nivel bajo de educación es un importante factor que
contribuye a la pobreza persistente.
Los pobres enferman más frecuentemente y sucumben más fácilmente al alcohol. La
incidencia de la tuberculosis en Rusia es diez veces más alta que en Europa.
Los científicos han calculado que, desde comienzos de los 90, unos ocho millones
de rusos han muerto de forma prematura. La tasa de mortalidad ha crecido 1,5
veces en el mismo periodo. En 2003, alcanzó un pico, con 16,4 muertes por cada
mil habitantes.
El hombre ruso promedio tiene actualmente una esperanza de vida de 58 años
solamente. Eso significa que las mujeres casadas suelen quedar viudas durante 15
años. Esto se debe a que las mujeres viven más años que los hombres y se casan a
una edad más temprana que estos.
A pesar de las adversidades de la vida diaria en la Unión Soviética, para la
mayoría de la gente la situación social era sustancialmente mejor que la que
existe en la Rusia actual. Hoy, el salario mínimo cubre solo el 27 por ciento de
las necesidades de un adulto en edad de trabajar; las ayudas a la infancia solo
cubren un 3 por ciento de los gastos necesarios para cuidar a un niño, y la
pensión mínima únicamente alcanza para hacer frente al 46 por ciento de los
gastos de un pensionista.
En la Unión Soviética, el salario mínimo era 1,5 veces superior al consumo
mínimo requerido. El salario mínimo de la Rusia actual tendría que haberse
triplicado para cubrir ese nivel mínimo de consumo.
Es imposible luchar en serio contra la pobreza sin una reforma real del sistema
educativo y de los servicios de salud. Ambos deberían ser accesibles para
amplios sectores de la población. Sin embargo, la tendencia va en el sentido
contrario.
Cada vez más rusos están convenciéndose de que las "reformas" capitalistas no
mejorarán su situación.
El extremo rico del espectro
Hay también otra Rusia. Su personificación se encuentra en personajes como Roman
Abramovich, gobernador de la remota región de Chukotka, junto al estrecho de
Bering, y propietario de la mayor parte de las acciones del gigante petrolero
ruso Sibneft. Está considerado como el hombre más rico de Gran Bretaña, donde
ahora reside. Hace dos años, adquirió el club de fútbol inglés Chelsea por una
suma astronómica.
Rusia es el tercer país del mundo que más multimillonarios [1]
tiene y ocupa el puesto número 13 en número de grandes empresas.
En su conjunto, las fortunas de los multimillonarios de Rusia representa casi la
mitad del valor total de las mayores empresas rusas. Si hacemos una comparación,
en Estados Unidos esta relación solamente supone el 6 por ciento.
La mayor parte del accionariado de las mayores compañías rusas se encuentra en
manos de este pequeño sector social. Según el Banco Mundial, en 2003 los 23
grupos empresariales más grandes representaban el 57 por ciento de toda la
producción industrial de Rusia.
La revista Forbes ha calculado que, tomando en cuenta el producto económico del
país (372.200 millones de euros), hay más multimillonarios en Rusia (36) que en
cualquier otra parte del mundo. La suma total de bienes de estos 36 rusos más
ricos asciende a 90.000 millones de euros (aproximadamente, el 24 por ciento del
producto económico del país).
La mayoría de los multimillonarios y millonarios rusos controla las materias
brutas y las industrias asociadas. Según Forbes, esto se aplica a 66 de los cien
rusos más ricos. Los 34 restantes han conseguido su fortuna en nuevos sectores
económicos, sobre todo en telecomunicaciones, construcción, industria
alimentaria y comercio de venta al público.
Los ingresos de los altos ejecutivos son, también, incomparablemente más grandes
que los de los ciudadanos ordinarios y los pensionistas. Gaseta.ru menciona
datos que muestran que estos altos ejecutivos ganan entre 810 y 2,5 millones de
euros al año.
El presidente de Lukoil gana 1,2 millones de euros. Si la compañía alcanza
determinados objetivos, obtiene una bonificación de 1,8 millones de euros. El
vicepresidente ingresa 650.000 euros al año y bonificaciones que pueden llegar a
los 900.000 euros. Lo mismo sucedía en Yukos, hasta que fue liquidada por el
estado.
En grandes empresas como United Mechanical Engineering Works y la petrolera
Tyumen, los salarios básicos de los ejecutivos son superiores a los 400.000
euros. Oleg Deripaska, jefe de la empresa de aluminio Basic Element, ha pagado a
la república siberiana de Khakassia 240 millones de euros en concepto de
impuestos sobre la renta. Esa cantidad representó el 10 por ciento de los
ingresos totales de la república.
Los "nuevos rusos", como se les llama a veces, suelen vivir en el extranjero,
donde se les ve en los hoteles, clubes y restaurantes más lujosos. Poseen
caballos de carreras, yates y mansiones. Prácticamente, cada multimillonario
tiene su propio yate y su avión. Disfrutan comprando antigüedades y joyas
prohibitivas, y adquieren bienes inmuebles en las zonas más caras de las
capitales europeas. De especial atracción para ellos es Londres.
Los rusos representan la tercera parte de todos los inversores extranjeros en el
mercado de valores de Londres. En los diez últimos años, el número de visados
británicos concedidos a rusos se ha multiplicado por ocho. De los 250.000 rusos
que viven en Londres, 700 son multimillonarios.
Las celebraciones de Año Nuevo son el punto álgido del consumo derrochador de
los nuevos ricos rusos. El International Herald Tribune informó recientemente
que unos 20.000 rusos «nadaban en la opulencia, comían, bebían y compraban» en
las boutiques del complejo de turismo de nieve de Courchevel, situado en los
Alpes franceses, donde una habitación cuesta entre 550 y 1.250 euros por noche.
En el restaurante del hotel, uno puede beber vinos que cuestan 1.750 euros la
botella. Una nueva suite abierta en el hotel Byblos des Nieges recientemente
mide 220 metros cuadrados y cuesta 6.500 euros la noche.
El International Herald Tribune escribe que se han contratado profesores de
esquí rusos para atender a la marea de turistas rusos en Courchevel, donde se ve
publicidad en ruso por todas partes. «Esto es un negocio fabuloso para
nosotros», explicaba el propietario de un hotel local de cuatro estrellas.
Esta es la realidad que existe detrás de las invocaciones a la "unidad nacional"
proclamada por el gobierno de Putin. No es extraño, pues, que los rusos
ordinarios demuestren cada vez más su descontento y protesten contra el
empeoramiento de su situación. Estas protestas seguirán produciéndose de forma
inevitable y se intensificarán en un futuro, pues el gobierno carece de
soluciones para hacer frente a los crecientes problemas sociales de Rusia.
Otros artículos relacionados: "Russia: Putin lays siege to social
benefits", 21–09–2004 "Putin strengthens his authoritarian
regime", 18–09–2004
[1]
Utilizo el término "multimillonario" para denominar
a las personas cuyas fortunas son superiores a los mil millones de dólares [N.
del T.].