Europa
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Encuentro Bush-Putin
La "democracia" y el petr�leo del C�ucaso
Lisandro Otero
Rebeli�n
Una muestra m�s de la astucia estadounidense en el manejo de la propaganda ha
sido el reciente encuentro en Bratislava entre Bush y Putin. Durante su actual
gira europea el presidente gringo apareci� en todos los cables de agencias, en
todas las primeras planas de los peri�dicos occidentales, exigi�ndole a Putin
que ampliase el marco democr�tico en su pa�s. Y a su lado apareci� un Putin,
sumiso y conformista, como un perro apaleado, aceptando la demanda y declarando
que s�, que ser�a un muchachito disciplinado y obediente a los mandatos del amo.
A los voceros rusos no se les ocurri� en ning�n momento que Putin pudiera
exigirle lo mismo a Bush. Decirle que cesara en las torturas en Abu Graib y en
Guant�namo, que no realizara m�s arrestos sin orden judicial, que terminaran las
supervisiones telef�nicas, el espionaje interno, la xenofobia represiva y los
fraudes electorales.
Desde luego, como siempre, Bush ha camuflado con un doble lenguaje sus
verdaderas intenciones. Habla de "libertad y democracia" cuando en realidad
est�n en juego zonas de influencia y el control de la materia prima energ�tica.
Bush pretende tener manos libres en sus aproximaciones hegem�nicas hacia los
Balcanes y el C�ucaso.
Recientemente vimos en Georgia un zarpazo m�s del Imperio en su monopolizaci�n
de los recursos petroleros, parte de la maniobra de Estados Unidos por
apoderarse del petr�leo del Oriente Medio, sus �reas adyacentes y las v�as de
comunicaci�n y drenaje de esa zona. Lo que fue maquillado por los medios de
prensa occidentales como una nueva "revoluci�n de terciopelo" (en alusi�n a la
contrarrevoluci�n checa), y como un triunfo de la "democracia" fue, en verdad,
otro zarpazo de las transnacionales petroleras.
En Georgia, tras una breve revuelta popular, el presidente, Edouard Shevarnadze,
se vio obligado a renunciar. Una turbamulta dirigida tom� el parlamento y
amenaz� con lanzarse sobre la casa presidencial. Tras el mot�n se hallaban los
asalariados de operaciones especiales de la CIA, atizando al populacho, pagando
esbirros soliviantadores. Estados Unidos tiene un enorme inter�s en Georgia pues
est� construyendo un oleoducto que llevar� el petr�leo del Mar Caspio hacia los
puertos de Turqu�a. El l�der oposicionista Mijail Sakachvili, educado en Estados
Unidos, se apoder� del tim�n del Estado.
En Ucrania Victor Yuschenko, t�tere pro yanqui, se apoder� del poder y enseguida
pidi� la inclusi�n de su pa�s en la OTAN. Ucrania es la quinta potencia at�mica
del mundo con 1,300 ojivas nucleares. Estados Unidos ha logrado que los pa�ses
b�lticos alienten fuertes sentimientos anti rusos. Bielorrusia se mantiene a�n
junto al Kremlin, veremos hasta cuando.
En torno al Mar Caspio se albergan veinticinco mil millones de barriles del
hidrocarburo. Las reservas de Kazajstan, Turkmenistan y Uzbekist�n igualan a las
de Kuwait y sobrepasan las de Alaska y el Mar del Norte juntas. El control de
esos yacimientos es uno de los puntos claves de la Posguerra Fr�a. Existe un
oleoducto que va desde Bak�, v�a Grozni, hasta la ciudad rusa de Tikhoretsk y
termina en el puerto de Novorossiysk, en el Mar Negro, ese es un recurso
fundamental para el monopolio energ�tico.
Los Estados Unidos necesitan asegurarse el petr�leo del C�ucaso para depender
menos del Oriente Medio. Esos recursos pudieran proporcionarle dos billones de
d�lares anuales a Azerbaij�n y quinientos millones a Georgia. Entreg�ndoles esos
fondos a cambio de su petr�leo asegurar�n la autonom�a de esos estados que
resistir�n m�s eficazmente los movimientos de Mosc� para recuperar esa zona de
influencia. La Chevron ya ha trazado proyectos para varios oleductos en la
regi�n.
Los intereses antag�nicos de Rusia y Estados Unidos mantienen vivo el conflicto.
La Casa Blanca intenta cerrar un cerco de p�as en torno a Rusia. El rega�ito de
Bush en Bratislava es una manera de enmascarar esa maniobra con un af�n por "la
libertad y la democracia".
gotli2002@yahoo.com