Europa |
Bella Francia... nunca es demasiado tarde
Celia Hart
Ni para amar, ni para rebelarse...
Nadie se asuste. No digo que tengamos los vuelos de cigüeña de la revolución en
Europa. Tan sólo quiero decir que para comenzar no es demasiado tarde y si el
ronroneo empieza por la bella Francia entonces no es utópico soñar.
No digo que los jóvenes descendientes de migrantes africanos y árabes
pretendieron tomar la Bastilla, aunque dicho sea de paso mucho le sentaría la
guillotina a Nicolás Sarkozy., por fascista, racista y estúpido, todo de una
sola vez, aunque muchos franceses "bien nacidos" agradezcan la mezcla de razas
tan sólo en la cancha de fútbol y apoyen al nazi Ministro del Interior que les
ha prometido limpiar las calles de Francia de esos ladronzuelos y escoria.
No digo tampoco que estos muchachos se propusieron hacer la Comuna, ni siquiera
que hayan sido capaces de regalarnos un mayo francés invernal. Digo tan sólo que
ese ruido de autos incendiados es más, mucho más que un disturbio étnico, pues
hace poco más de un mes los trabajadores franceses desplegaron una maravillosa
huelga que detuvo la ciudad. Algo le está funcionando mal a ese gobierno ¿Qué
será? Sucede que en la ilustrada Francia también huele feo el capitalismo, el
cual inserta el "Sur" en todos los países. Puede que éste sea el recurso del
capitalismo actual: sembrar Sur dentro de su propio territorio. Puede que
estemos llegando al punto de saturación de un sistema que no logra resolver sus
propias contradicciones, y que a su vez la apagada izquierda no logra tampoco
encontrar resortes de actuación. La consecuencia es entonces que la historia,
por supuesto, no va a esperar porque logremos terminar de leer nuestros viejos
cuadernos.
Se han escrito hermosos trabajos describiendo como, lo que empezó como un
incidente en el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois, el que desembocó en la
trágica muerte de dos jóvenes franceses originarios de familias de inmigrantes
africanos, se ha convertido ya en episodios de carácter nacional que han
obligado al gobierno a emitir el toque de queda por varios meses. La ola de
incendios que abarcó toda Francia nos demuestra que nada es nuevo bajo los rayos
del sol, y lo que desemboca en los suburbios franceses es lo mismo (a su manera)
que en las calles de Buenos Aires a fines del año del 2001.
Tal vez hoy esté Europa menos preparada para asimilar esas sacudidas, pero no
dejan de ser sacudidas de la historia... Un reflejo moderno de la inconformidad
social, primeros estadíos de la lucha de clases. Contiene el mismo matiz social
que lo que nos enmudeció cuando el huracán Katrina arrojó a su suerte a nuestros
coterráneos de la cuenca del Missisipi. Los problemas de inmigración no es otra
cosa que una manera de presentarse los serios problemas sociales del mundo.
Los adolescentes electrocutados en de Clichy-sous-Bois son mártires de la lucha
de clases ¡Sí señor! Aunque sé que por supuesto muchos me acusarán de idealista
y panfletaria. Para ser protagonista de alguna forma de esta lucha sorda que se
gesta en el estómago de Europa, no precisa necesariamente repetir en un discurso
El Manifiesto Comunista, ni decirse de izquierda. Los avatares del siglo XX que
muchos piensan concluido, nos demuestran que decir, ser y hacer son verbos que
se distancian en política de forma abismal.
Señala en un reciente artículo de La Brèche Orlando Núñez Soto: "Los
migrantes y las migrantes se han convertido en uno de los sujetos de la
injusticia y de la contestación, así como en uno de los segmentos más
productivos del nuevo proletariado mundial, tanto para los grandes capitales
metropolitanos como para los familiares de los migrantes que desde los caseríos
de la periferia esperan mensualmente las remesas familiares."
Y no es primera vez que los migrantes levantan a una ciudad por los aires y la
hacen reventar con sus furias.
Todos los trabajadores del mundo celebramos desde hace más de un siglo el
Primero de Mayo como el día internacional de los trabajadores. Y con el tiempo
se nos borra la memoria. Después de aquellas patéticas marchas de Moscú de
primeros de mayo, organizadas, perfectas y limpias con sus tanques de guerra,
infantería y artillería flamantes, con el triste orgullo del poder, idéntico a
las marchas de Berlín de la década del 30, se borraba de alguna forma el
verdadero carácter de las manifestaciones de Chicago de 1886. De aquellas
marchas con tanques y aviones no queda siquiera la mínima nostalgia del
recuerdo, sin embargo los jóvenes franceses, porque franceses son, nos vienen a
recordar con sus autos incendiados de alguna manera a aquellas jornadas de los
anarquistas de Chicago que movilizaron a los trabajadores a partir de los
migrantes europeos en Estados Unidos.
José Martí hizo una crónica de aquellas jornadas. De sus primeras simpatías por
las ideas socialistas se puede leer en esta crónica, mas no es eso lo que nos
está convocando ahora, dijo Martí:
"Los Estados Unidos, que están hechos de inmigrantes, buscan ya activamente
el modo de poner coto a la inmigración excesiva o perniciosa: viendo de dónde
viene el mal a los Estados Unidos, pueden librarse de él los países que aún no
han sido llevados por su generosidad o su ansia desmedida de crecimiento, al
peligro de inyectarse en las venas toda esa sangre envenenada."
Pero Martí murió justo cuando empezaba en el mundo de manera explicita el
imperialismo. Para este entonces ningún país imperialista, incluida Francia,
"podía librarse de su ansia desmedida de crecimiento". Y hoy sembrar el "Sur" en
el Norte pudiera ser la única salida que tienen estos países obligados a la
búsqueda de mano de obra subempleada. La migración hacia los países ricos
sostiene a muchos países subdesarrollados a través de las remesas.
Tenemos pues, lo digan los libros o no, en la migración un potente sujeto de la
historia actual del mundo, pues no sólo son el desecho de las grades sociedades
de consumo, son además los responsables de la supervivencia económica de muchos
países pobres.
No quiero imaginarme (por ser demasiado hermoso) a esas fuerzas de la migración
organizadas y siendo concientes de su papel histórico dentro de la sociedad de
los países imperialistas.
Por ahí he escuchado y leído que las formas de manifestarse de los jóvenes
franceses no son las legítimas del movimiento obrero, ni los métodos los
correctos, que sabotear autos, guarderías, etc. son métodos indignos del
proletariado.
Y yo digo, ¿quién tiene derecho de hablarle de métodos correctos y actitudes
cívicas a quienes viven en el fondo de la Tierra?
En el propio artículo citado de La Brèche se expone de manera contundente: "El
tercer mundo llega al primer mundo. La metrópolis los necesita como
esclavos, pero no logra asimilarlos como ciudadanos. No son sindicalistas porque
no tienen empleo, no son gremios porque no tienen patrimonio, no se organizan
legalmente porque no tienen permiso. Simplemente se insurreccionan, como lo que
son, como marginados, testimoniando las contradicciones de la globalización."
Eso es. De alguna forma la Biblia tiene razón al decir "que los últimos serán
los primeros". Es retórico y absurdo forzar a la Tierra a girar en el sentido
opuesto. Mas nos vale a la "pretendida izquierda" apurarnos y ver con quienes
habremos de echar definitivamente nuestra suerte.
"¿Qué quieren?", se pregunta Martí en la crónica a la que hacíamos
referencia, en relación a los inmigrantes obreros del Chicago del siglo XIX.
Él mismo se responde: "Un día de salario, otro día más de respeto (....)
quieren que las horas de trabajo no sean más que ocho , no tanto para que puedan
entrar alguna luz por su alma en las horas de reposo , como para que se vean
obligados los fabricantes a emplear a los obreros que hoy no tienen faena."
"Qué quieren", se pregunta, siglo y medio después Orlando Núñez Soto en
su artículo haciendo referencia a los inmigrantes en Francia y se responde: "Por
el momento saben lo que no quieren. Racismo, humillación y desprecio, no seguir
viviendo como hasta ahora lo han hecho, con la cabeza baja, esperando compasión,
sensibilidad, comprensión, solidaridad, empleo, salud, educación, en fin, estado
de derecho para ellos."
Están llenos de odio. ¿Y quién dice que el odio no es legítimo para enfrentar el
mundo? Este mundo contagia de odio, y si esos chicos están llenos de él es
porque el odio brota como el agua de desecho en las alcantarillas de los
suburbios franceses.
Y eso no lo digo yo, lo dijo Ernesto Che Guevara de la siguiente forma: "Un
pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal." Y enemigo brutal
son Sarkozy y compañía.
Por eso debemos andar por la izquierda sin atorarnos y sin mirar desde las
alturas organizativas a los que en muchos casos no consideramos proletariado por
ser subempleados o miserables del mundo. Si no están organizados, si no pueden
presionar con más cohesión, la culpa no deberá ser sólo de ellos, sino de
nosotros "los organizados" que no somos capaces de entender por dónde va el
mundo.
El lujoso primero de mayo que celebramos llenos de banderas rojas todos los años
estuvo preñado de sabotajes, bombas y furia.
El mismísimo José Martí que en una primera etapa rechazaba las formas violentas
de buscar la justicia, terminó sentenciando en 1893: "Es lícito y honroso
aborrecer la violencia, y predicar contra ella, mientras haya modo visible y
racional de obtener sin violencia la justicia indispensable al bienestar del
hombre; pero cuando se está convencido de que por la diferencia inevitable de
los caracteres, por los intereses irreconciliables y distintos, por la
diversidad, honda como la mar, de mente política y aspiraciones, no hay modo
pacífico suficiente para obtener siquiera derechos mínimos en un pueblo donde
estalla ya, en nueva plenitud la capacidad sofocada,- o es ciego el que
sostiene, contra la verdad hirviente, el modo pacífico; o es desleal a su pueblo
el que no lo ve , y se empeña en proclamarlo."
Tendríamos que preguntarnos si el infierno que viven los migrantes pobres en
toda Europa, frente al racismo, la enajenación y el abandono al que están
sometidos por todos, les deja alguna alternativa de los "métodos pacíficos".
Por otra parte París seguirá siendo París para todos los revolucionarios: Decía
Víctor Serge: "París nos llama El París de Zola, de la Comuna, de la CGT, de
los pequeños periódicos impresos con braza ardiente, (...) el París donde Lenin
a ratos redactaba el Iskra y hablaba en las reuniones de emigrados de las
pequeñas cooperativas, el París donde tenía su sede el Comité Central del
Partido Socialista-Revolucionario Ruso."
Esta Francia revolucionaria varias veces destapa en Europa la caja de Pandora
del capitalismo.
Esa Francia que acogió a tanto refugiado político y tanto revolucionario perdido
exige hoy de ellos mismos una buena reflexión y un buen aporte. Nunca es tarde
para empezar, ni está mal empezar así, tan sólo habrá que continuarla.
Dicen los hombres "de bien" que los jóvenes, protagonistas hoy de los disturbios
en Francia, no son franceses, sino inmigrantes. Estaría muy bien preguntarle a
los hombres "de bien" y a la burguesía bien posicionada de Francia quién tiene
más derecho a cantar la Marsellesa ¿Ellos o los jóvenes de los suburbios? ¿Cómo
surgió la Marsellesa? Ese himno, uno de los símbolos de ese país es un himno
revolucionarios, que tienen mucho más derecho a cantar los jóvenes inmigrantes
que la podrida burguesía francesa (si es que alguna de las dos partes debería
cantarlo). La Bayamesa cubana es hija de la Marsellesa ¡y más que himnos
nacionalistas ambos son himnos revolucionarios!. La bandera cubana como tantas
banderas del mundo, lleva la franja blanca en honor a aquellos revolucionarios
franceses.
Es verdad que ninguna de las revoluciones de Francia logró lo que se proponía,
mas todas formaron por un lado o por el otro el alma de los verdaderos
revolucionarios. Además nunca es tarde para empezar a hacerla.
Tengo un hijo de 17 años. Por supuesto que lo que quisiera para él es un futuro
pleno al que debe aspirar un verdadero revolucionario. Que encuentre en los
caminos de la revolución, en sus diversas maneras de organizarse su camino a la
felicidad. Pero si no pudiese ser así, si no lográsemos en tiempos prudenciales
estructurar una izquierda internacional que consumiera sus energías y sus
hormonas adolescentes, preferiría sin un asomo mínimo de dudas; antes de verle
terminar como el hijo de Cindy Sheeman asesinado por las mentiras del Imperio,
matando y dejándose matar por intereses egoístas y despiadados; antes de verlo
tan sólo dando saltos en una discoteca, consumiendo etiquetas de jeans, autos y
droga y terminar como los niños del Cromañón de la discoteca de Buenos Aires...
preferiría verlo, sin la menor vacilación, incendiando autos en las calles de
París.