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Europa

Una lecci�n moral en el desierto
Las miserias de Espa�a y la inmensidad saharaui

Javier Mestre
Rebeli�n

A d�a de hoy, la legalidad internacional sigue responsabilizando a Espa�a de la suerte del antiguo Sahara espa�ol. Cerca de doscientos mil saharauis contin�an viviendo en un exilio terrible en la regi�n de Tindouf, desde que estallara la guerra propiciada por el lavado de manos de ese Poncio Pilatos contempor�neo al que se le suele conocer como Juan Carlos Primero. Lejos de asumir sus responsabilidades, en octubre de 2004 el Gobierno de Rodr�guez Zapatero le ech� un cable a Marruecos absteni�ndose (otra vez las manos y el agua) en la Comisi�n de Descolonizaci�n de la ONU. En diciembre de ese mismo a�o remat� la faena en la Asamblea General de las Naciones Unidas con otro remoj�n de extremidades, tel�n de fondo de la fulgurante recuperaci�n de las buenas relaciones hispano marroqu�es. La pol�tica del Gobierno espa�ol, magistralmente respaldada por la amistad del susodicho rey Poncio con el moderno rey feudal-colonial de Marruecos (escenificada a modo de visitas mutuas), volv�a a consistir en mirar hacia otro lado.
El encaje de bolillos moral que sustenta la muy democr�tica Espa�a posmoderna tiene mucho de ese hacer la vista gorda. Taparse los ojos ante la ignominia para llenarse despu�s la boca de derechos humanos, legalidad internacional, estado de derecho... Remojarse las falanges para que otros hagan y deshagan, de modo que quede impoluta la imagen de espa�ol�sima inocencia.
Mientras tanto, prolifera el racismo de andar por casa, el de "yo no soy racista pero mire, nos quieren invadir, dentro de nada seremos todos negros", el de "basta que seas inmigrante para que te den las ayudas, pero a m�, que soy espa�ola, nada de nada", el del miedo "porque se pod�an quedar en su pa�s con su violencia", el de "hija, no me ba�o que en la piscina hay negros y esa gente, ya se sabe, no se lava como nosotros y traen enfermedades"... Ante tan terribles amenazas, se naturaliza la necesidad de que el ej�rcito "utilice sus medios" para impedir la entrada de ilegales en Melilla. Con la voz queda se van incorporando unos y otros a un atronador coro de voces quedas, todav�a un poco avergonzadas, que simulan una falsa clandestinidad cuando susurran: "Te voy a decir de verdad lo que pienso". En un panorama as�, la COPE (esa emisora de radio de ultraderecha que es propiedad de la Conferencia Episcopal espa�ola) dice la verdad aunque sea pol�ticamente incorrecta, los pol�ticos fascistas disfrazados de periodistas valientes proclaman a voz en grito: �Ya es hora de hablar claro, disparen contra los negros!
Cuando el rey Poncio, heredero directo de todo el poder de Franco, hizo higiene manual all� por el a�o 1975 en lo referente al Sahara, se mostr� como la vanguardia de la incorporaci�n definitiva de Espa�a al primer�simo mundo, a la Europa fortaleza que predica con una mano la democracia universal y con la otra hace asesinar (en �frica, por ejemplo) a los obst�culos. En aquel momento, el precio moral fue abandonar a centenares de miles de personas a la suerte del destierro en el desierto m�s cruel. Hab�a que demostrar fehacientemente que se estaba a la altura del club de los amos del mundo. Ahora, los gobernantes del PSOE se las han ingeniado para arreglar lo de los asaltos de la frontera de Melilla sugiriendo a Marruecos que, mientras la muy civilizada Europa representada por la esencial Espa�a se distrae un poquito, el reino alauita de deshaga como pueda de los negros, aunque sea d�ndoles una patada en el culo a las puertas del Sahara... Menuda afici�n, la de nuestros gobernantes, a enarenar los problemillas... No es para menos. El PSOE se hace cargo del clamor racista que empieza a recorrer Espa�a y ha conseguido as�, elegantemente, cerrarles un poco la boca a los que directamente ladran. Hay que ser pr�cticos.
Le�mos en Rebeli�n el pasado 20 de septiembre que el asturiano Enrique Rodr�guez Vega, director de la agencia independiente de noticias �Last News�, es uno de los periodistas que ha demostrado que el Gobierno marroqu� abandona a los emigrantes ilegales en el desierto, con la esperanza de que el inmenso Sahara se encargue de enterrar el asunto. Rodr�guez Vega iba con una caravana de ayuda humanitaria improvisada por la Rep�blica �rabe Saharaui Democr�tica para atender a los inmigrantes dejados de la mano de dios. Inmenso, heroico, el Frente Polisario llama hermanos a las v�ctimas que socorre. Los �ltimos resquicios de la Humanidad (y todas sus secuelas de dignidad, legalidad, derechos humanos, solidaridad) est�n refugiados en los infiernos del desierto y los hemos expulsado nosotros. Nosotros. Ese pa�s de sinverg�enzas que, encima, va por ah� dando lecciones.


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