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Argentina: La lucha contin�a

Se llama Domus Mariae y atiende a religiosos en problemas

La casa de los padres "en crisis"
Varios acusados de abuso sexual y pedofilia pasaron por esta quinta de Tortuguitas para ser "rehabilitados" en la Iglesia.

Miguel Jorquera

Para la Justicia no es delito que la Iglesia Cat�lica proteja a sacerdotes ped�filos, los "rehabilite" y les asigne tarea pastoral en un comedor comunitario al que asisten decenas de ni�os hambrientos. La Domus Mariae (Casa de Mar�a) es una Asociaci�n Privada de Fieles para "sacerdotes en crisis" que funciona desde 1991 en Tortuguitas bajo el amparo del obispado de Z�rate-Campana, el respaldo de numerosas di�cesis del pa�s y el exterior, y la bendici�n del propio Vaticano. Por all� pas� casi un centenar de religiosos de toda Am�rica latina, incluido el cura Mario Napole�n Sasso, preso desde diciembre de 1993 y a la espera de un juicio oral por "abuso sexual" de cinco nenas de entre 5 y 12 a�os que acud�an en busca de comida a la Capilla de la Lonja, las zonas m�s pobres de Pilar. Una causa que tambi�n sentar� en el banquillo de los acusados al vicario general del obispado, por planear y favorecer la fuga de Sasso de la Justicia. Pero la resoluci�n jur�dica sobre el supuesto encubrimiento de la Domus Mariae establece que los religiosos no est�n "obligados" a denunciar el delito y est�n amparados por el secreto can�nico de confesi�n.
��Qu� est�n haciendo? �Qu� quieren? �pregunt� el religioso ante la mirada indiscreta del cronista y el fot�grafo de P�gina/12.
��Est� el padre Anselmo?
�No �contest� nervioso el propio padre Anselmo Romero, que subi� a su veh�culo y sali� raudamente de la quinta "Mis Hijos" de Tortuguitas, donde funciona la Domus Mariae. Un viejo chalet con amplio parque, capilla y tres habitaciones individuales para los sacerdotes recluidos. El mismo lugar que ahora dirige y al que Romero lleg� como "paciente" tras abandonar abruptamente el pueblo correntino de Mocoret� a donde jam�s pudo regresar. Una historia similar a la del propio Sasso, que lleg� para su enclaustramiento en la Domus por orden de la di�cesis de San Juan, donde su pasado sigue siendo un secreto confesional que el propio arzobispo sanjuanino Italo Di St�fano se llev� a su tumba. As�, este diario confirm� que la Domus Mariae contin�a con sus "tratamientos" a pesar del escandaloso caso Sasso, que s�lo oblig� a postergar para mejores tiempos la ampliaci�n de la "obra" de la Domus Mariae a un buc�lico predio de Los Cardales con mayor capacidad para albergar a los religiosos "en crisis".
El obispo Rafael Rey trat� de despegarse de Sasso con el argumento que desconoc�a su labor y que no pertenec�a a su di�cesis, a pesar de que concelebr� con �l la misa del patrono de Pilar y pidi� a los fieles "un aplauso para el padre Napole�n" por su trabajo pastoral en la capilla de La Lonja y su labor como "consejero matrimonial". Sin embargo Rey defendi� a la Domus y asegur� que recurrir�a a la Conferencia Episcopal para que oficialmente se haga cargo de su funcionamiento. Pero la m�xima autoridad colegiada de la Iglesia evit� pronunciarse p�blicamente.
El sometimiento que el cura Sasso prodigaba a los menores y la "protecci�n" de la Domus a sacerdotes ped�filos fue denunciada por miembros de la propia Iglesia. Una laica consagrada, L�a L�pez, que tambi�n trabajaba en el comedor de La Lonja, recibi� los primeros testimonios de las menores e inmediatamente se los trasmiti� al vicario general de la di�cesis de Z�rate-Campana, Jos� Ram�n De la Villa. Pero a pesar de sus numerosos intentos por llegar a Rey, nunca recibi� respuesta.
El otro fue el cura obrero y m�dico psiquiatra Luis Guzm�n. Como parte de la Casa de Derechos Humanos de Pilar, Guzm�n tambi�n recab� la misma informaci�n que L�a en un relevamiento sanitario que realizaron en La Lonja y que luego confirmaron psic�logas especialista en abuso. Guzm�n tambi�n asoci� los casos a la Domus, un lugar que conoci� cuando el anterior director, el sacerdote y psic�logo Pedro Marano, le ofreci� trabajar all� por su doble car�cter de religioso y m�dico. Pero Guzm�n se neg� con un argumento que inquiet� a Marano: "La pedofilia es un delito ylos sacerdotes que protegen ac� tendr�an que estar presos".Con estos los elementos en la mano, Guzm�n y L�pez llevaron la denuncia a la justicia de Menores de San Isidro. Guzm�n y la monja Martha Pelloni (que por su trabajo en Corrientes conoce de cerca el caso Romero) plantearon sus reclamos sobre la Domus en una entrevista que mantuvieron con el Nuncio Apost�lico Adriano Bernardini, pero nunca volvieron a convocarlos. En una c�mara oculta que el programa televisivo Punto Doc realiz� antes que estallara el esc�ndalo de Sasso, Marano admiti� que en la Domus "trataban sacerdotes ped�filos" y se jact� de que por all� "pasaron mas de 70 religiosos de toda Latinoam�rica" con el "conocimiento de todo el Episcopado". Pero Marano plante� un s�lo inconveniente para tratar a un supuesto cura pederasta: "Que no huya denuncia penal". Sin embargo admiti� que aunque haya existido delito si no hay denuncia alguna, pod�an admitir al religioso.
Las causas que llev� adelante el fiscal de Pilar Enrique Ferrari terminaron con el apresamiento y procesamiento de Sasso y con la elevaci�n a juicio oral, aun pendiente, de la causa por encubrimiento del vicario De la Villa, quien seg�n los testimonios recogidos ocult� y ayudo a fugar a Sasso. Pero la causa contra la Domus, que Ferrari envi� a San Mart�n (por una cuesti�n jurisdiccional) termin� en el archivo. La fiscal Patricia Kaplis consider� ante P�gina/12 que aunque la conducta de la Domus Mariae sea "reprochable �tica y moralmente no constituye delito alguno". 
        

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