Argentina: La lucha continúa
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Juan Gelman, poeta y periodista:
"Las dictaduras partieron en dos la verdad en nuestros países"
Reportaje de Julio Algañaraz
Clarín
Juan Gelman, el más grande poeta viviente de la Argentina, rompe en esta
entrevista el silencio que se impuso desde que Tabaré Vázquez llegó al gobierno
de Uruguay en octubre del año pasado. Es la suya una voz con furor por la
frustración tras la búsqueda sin resultado de los restos de su nuera María
Claudia, secuestrada en Argentina y llevada a Uruguay donde tras dar a luz una
niña fue asesinada. Los datos para esa búsqueda que fueron dados por los
militares distan de ser verdaderos, sostiene el escritor.
-¿Qué opina de la postura del nuevo gobierno uruguayo sobre derechos humanos?
-Me parece absolutamente loable. El doctor Vázquez es el primer presidente civil
posdictadura que emprende la dura labor de terminar con la mentira y el
ocultamiento que encubren la suerte de los desaparecidos en Uruguay.
-La tarea en los batallones en busca de restos de desaparecidos no dio resultado
hasta ahora, y se excava en lugares que indicaron fuentes militares. ¿Cree que
esas fuentes dijeron la verdad? -No, no lo creo. Me llama la atención que tras
excavar una zona del batallón 14 sin resultados, aparezcan cada vez nuevas
informaciones militares de otros lugares donde buscar. De una parcela de 5
metros de diámetro donde se suponía "con 99% de seguridad" que estaban los
restos de mi nuera, se empezó a trabajar en una extensión de media hectárea, es
decir, 5 mil metros cuadrados. Es que la "omertá" (silencio mafioso) de los
servicios de inteligencia involucrados en el Plan Cóndor sigue funcionando.
-Sin embargo, la ministra de Defensa Azucena Berruti afirmó que era impensable
que los mandos inferiores mintieran a los superiores.
-No deja de ser una opinión. Pasaron casi 5 meses desde el inicio de las
excavaciones en el batallón 13 y el 2 de setiembre se cumplió un mes desde que
comenzaron en el batallón 14 y no se halló nada. ¿Qué se pretende con este
juego? ¿Cansar a los familiares, a la opinión pública, dar la impresión de que
nunca se encontrarán los restos? ¿O es una maniobra de desestabilización del
gobierno Vázquez, que afirmó, prematuramente a mi juicio, que había "99% de
posibilidades" de hallar los restos de mi nuera en un par de días? -¿Los datos
son inexactos? -Son inexactos y no se sabe quiénes los proporcionan: ¿los
asesinos, los enterradores, miembros del servicio de inteligencia? ¿Y de dónde
sale la afirmación de que los desaparecidos fueron cremados y triturados los
restos que no consumió el fuego, esa obscenidad macabra en el informe que el
Ejército elevó a la Presidencia? El doctor Vázquez reconoció el miércoles pasado
que los comandantes pudieran haber recibido información falsa. Cabe reconocer
que así pudo haber sido. En nuestra investigación sobre el paradero de mi nieta
y la suerte corrida por mi nuera tropezamos con muchas mentiras. Los militares
mintieron a la Comisión para la Paz, en cuyo apartado sobre María Claudia se
registra la versión de fuentes militares de que, luego de robar a mi nieta, "la
madre fue entregada a los represores argentinos de Automotores Orletti que la
asesinaron en Argentina". Una versión parecida le hicieron llegar al general
Líber Seregni en junio de 1999, sólo que más hollywoodense: decía que los
militares uruguayos se dieron cuenta de que cometieron un error y la devolvieron
a la Argentina "donde vive feliz con su hijo". Para no hablar de las mentiras de
los gobiernos colorados, que deberían estarlo de vergüenza.
-¿A qué se refiere? -Pues a las mentiras de los doctores, nada menos que en
leyes, fíjese, que fueron presidentes, Julio María Sanguinetti y Jorge Batlle.
El doctor Sanguinetti no se cansó de afirmar que nunca nació un niño en
cautiverio en Uruguay y que en su respuesta a mi primera carta abierta del 10 de
octubre 1999, afirmó que no había dato alguno "que permitiera confirmar la
presencia de su nuera en mi país".
-¿Fue el cierre de la investigación? -Jamás investigó seriamente lo que le
pidieron decenas de miles de intelectuales, artistas, escritores, Premios Nobel
como Saramago y Derek Walcott y ciudadanos de a pie de 102 países, es decir, que
averiguara el destino de mi nieta; en cambio, se dio el lujo de ningunear a
Günther Grass.
Hoy se autopresenta como víctima del "ocultamiento" de sus mandos militares,
pero sabemos que en julio de 1999, después que Mara y yo le hiciéramos llegar
una minuta sintetizando los hechos y pidiéndole que los investigara, alguien le
avisó al policía Tauriño "que estábamos buscando a su hija".
¿Quién habrá sido? Y Batlle: en febrero de 2004 declaró en Madrid que era
"impensable" que María Claudia hubiera sido asesinada en Uruguay y hoy su
portavocesita también dice que los militares se lo ocultaron a Batlle.
-¿Pero hubo información? -Casi 4 años antes, en junio del 2000, él le había dado
al senador Rafael Michelini el nombre del asesino de mi nuera, un policía
uruguayo, por supuesto, y al doctor Gonzalo Fernández, hoy Secretario de la
Presidencia y entonces mi apoderado, la información de que María Claudia había
sido enterrada en el batallón 14. Subrayo esto porque la impunidad de los
militares siempre fue arropada por la complicidad de esos gobiernos civiles, que
nunca averiguaron qué había pasado con los desaparecidos y se dedicaron a
construir la leyenda de que la uruguaya fue "una dictadura buena" en comparación
con la argentina y chilena. Hubo ejecuciones y así lo demuestra el segundo vuelo
que llevó uruguayos detenidos en Orletti que desaparecieron en Uruguay, como en
el caso de mi nuera. Hubo otros horrores, que hoy salen a la luz y provocan
asco. Los militares que los cometieron son doblemente cobardes: suman a la
cobardía de haberlos perpetrado con prisioneros inermes, la de ocultarlos hoy.
Parecen señoritas de cabaret, con perdón de las señoritas de cabaret. La verdad
está partida en dos en nuestros países.
Los familiares conocemos la mitad más dolorosa, la desaparición de nuestros
seres queridos. Ellos conocen la otra, la que buscamos, la que callan
prolongando el terrorismo de Estado en plena democracia y para toda la sociedad.
-En 2002 presentó una denuncia para averiguar el destino de su nuera. Batlle la
archivó aduciendo que regía la Ley de Caducidad. Tabaré la declaró fuera del
alcance de esa ley y reabrió la causa que hoy un fiscal pide archivar con aquel
argumento.
-En efecto, el doctor Enrique Moller, fiscal del juzgado a cargo del doctor
Gustavo Mirabal que entiende en el caso, impugnó la decisión del juez de avanzar
con el proceso. La decisión pasó a un tribunal de apelaciones que se pronunciará
en un plazo no mayor de tres meses. Aunque su resolución apoye al juez Mirabal,
el fiscal Moller puede nuevamente apelar y llevar el caso a la Corte Suprema,
donde podría dormir largos meses, años.
-¿Puede considerarse que este caso no es punible? -Es perfectamente punible. No
conozco a qué grupo o grupos de interés sirve el fiscal Moller o es
instrumentado por ellos. Resulta que un fiscal, el escalón inferior del
Ministerio Público, desafía la decisión del presidente de la República, su
máximo superior. Más allá de la esgrimida independencia de los fiscales en el
sistema judicial, me pregunto cómo una persona puede considerar no punible el
asesinato de una muchacha argentina de 19 años que nada tenía que ver con
Uruguay y fue llevada al Uruguay para robarle la hija. ¿Y qué pensarán sus hijos
de un padre que defiende la impunidad de los asesinos de alguien que fue hija
alguna vez? Y las barbaridades de los militares que comienzan a conocerse. La
tortura, desde ya, las torturas para divertirse en medio de chupandinas; robo de
niños, violación de prisioneros, robo de dinero, de bienes y hasta de inodoros
de los que secuestraban, las ejecuciones de gente inerme so pretexto del
"combate contra la subversión", ¿acaso no están impugnando de hecho la vigencia
de la Ley de Caducidad? -La Ley de Caducidad fue aprobada en un referéndum que
se realizó en 1989.
-Es cierto. Pero me pregunto si todos los uruguayos que votaron entonces
perdonar a los militares, sin que ninguna víctima haya delegado en ellos la
facultad de perdonar, lo harían hoy. Ahora han empezado a saber qué fue esa
dictadura militar asesina y todo latinoamericano conoce la acendrada conciencia
cívica del pueblo uruguayo.
-¿Y usted cómo se siente? -Qué quiere que le diga, arañando paredes, como uno
más de los familiares de desaparecidos. La escena del general Angel Bertolotti
(comandante del Ejército) mostrando a mi nieta con el dedo el lugar donde había
99% de seguridad de que estaban los restos de su madre, que no aparecieron, me
hizo y me hace mal. ¿Por qué tenía mi nieta que pasar por eso? Fue un acto de
crueldad inútil, tal vez dictado por cierta ingenuidad, pero no menos cruel.
Como actos de crueldad perversa me parecen la incertidumbre, la desinformación,
las contradicciones que se obliga a padecer a las familias de desaparecidos y a
la sociedad uruguaya entera. Eso debe terminar.
- - - - UN LARGO VIAJE POR EL INFIERNO Juan Gelman llegó a Italia para recibir
el premio Nicolás Guillén. Y luego irá a España, donde le otorgaron el que lleva
el nombre de la Reina Sofía.
Pero el eje de su vida es una lucha que lo afecta íntimamente. Es la
desaparición en Uruguay de María Claudia García Irureta Goyena de Gelman,
argentina y esposa de Marcelo Ariel, hijo del poeta. Fueron secuestrados en
Buenos Aires por la SIDE el 24 de agosto de 1976 y llevados al centro
clandestino Automotores Orletti. Marcelo fue asesinado de un tiro en la nunca en
octubre de ese año y María Claudia, embarazada de 8 meses y medio, fue llevada a
una cárcel clandestina en Montevideo. Fue un secuestro de vientre. María Claudia
dio a luz a una niña y a fines de diciembre fue asesinada para robarle la beba y
entregársela al jefe de policía Angel Tauriño, que la anotó como propia. Tras
una larga investigación, Gelman y su segunda esposa, Mara La Madrid, ubicaron a
la hija robada, que hoy lleva los apellidos de sus padres. El cuerpo de Marcelo
fue hallado a fines de 1989 y hace años que Gelman reclama la recuperación de
los restos de su nuera. Pero chocó con la obstinada renuencia a investigar el
crimen de Jorge Batlle, el anterior mandatario uruguayo. El nuevo presidente
ordenó, en base a datos militares, que se excavara en dos batallones para hallar
los restos de María Claudia. Nada se logró hasta ahora.
SEÑAS PARTICULARES Argentino, 75 años.
Es uno de los mayores poetas contemporáneos en lengua castellana.
Su primer libro de poemas fue "Violín y otras cuestiones" (1956). El último,
"País que fue será" (2004). Entre ambos, casi veinte títulos, traducidos a diez
idiomas.
Los últimos premios recibidos fueron el Reina Sofía en Poesía en España, al
Mejor Libro en la Feria del Libro de Buenos Aires y el Iberoamericano Pablo
Neruda.