Argentina: La lucha continúa
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Patronato de Menores Vs. Protección Integral del Derecho del
Niño, la Niña y el Adolescente
¿Una ficción?
María Adela Mondelli
En Argentina se está viviendo un proceso complejo que está poniendo el
pensamiento en relación con la niñez en posiciones paradojales de la razón.
La legislación aún vigente data de 1919, años de inmigrantes y movimientos
anarquistas. Niño-objeto a "proteger del riesgo moral" del pensamiento
revolucionario.
Desde el 94 se incorpora con rango constitucional la Convención Internacional
por los Derechos del Niño con una reserva sobre adopción internacional y una
declaración : niño : ser humano desde la concepción hasta los 18 años.
Esta incorporación a la ley magna, no ha producido "efectos" sobre la
legislación. Pero no solamente, que al fin su sola existencia en la Ley de
Leyes alcanzaba para modificar la realidad de la niñez. Lo más significativo es
que tampoco trajo ninguna modificación en el pensamiento y las decisiones,
ni judiciales, ni legislativas, ni sociales.
Y así seguimos... "protegiendo" va, "protegiendo" viene llegamos a tener hoy
18.000 niños, niñas y adolescentes institucionalizados por razones
"asistenciales" tan sólo en capital y provincia de buenos aires; el 50% de los
niños y niñas del país bajo el nivel de pobreza, altísima mortalidad infantil,
los adolescentes como víctimas dilectas de la violencia institucional .... el
aumento del tráfico de menores, del trabajo en condiciones de esclavitud...
Así, hace unos años, se fue generando el Proyecto de ley de Protección Integral
por los Derechos del Niño, la Niña y el Adolescente con dificultoso tratamiento
pero ya con media sanción en la Cámara de Senadores.
Sin embargo, con todo el esfuerzo que implicó... un proyecto "paradojal"... que
en la intencionalidad de poner al niño y la niña en su condición de sujeto de
derechos, lo reenvia de lleno al lugar más inseguro que existe para ellos y
ellas : la familia.
Una ley que enarbola un valor esencial para el sujeto social, como el derecho al
derecho, por la vía más conservadora : la de lo biológico como inscripción
social de lo familiar. El de "lo familiar" como modelo único. El de la
prosapia?, el de la "pureza"? en un lazo descentrado de su única condición
posible : la de ser social y la de tomar el modo que cada devenir y cada
contexto y circunstancia le vaya otorgando.
Con este sentido biologicista de lo familiar en relación con la protección
integral de la niñez, ¿cómo nos las veremos cuando pongamos mano a la
legislación aún pendiente de las técnicas de asistencia reproductiva con
donación anónima de gametos, transferencia de embriones, etc.?,. ¿cómo nos las
arreglaremos para pensar y legislar la parentalidad gay o lesbiana?, ¿cómo lo
articularemos con la aspiración a la despenalización del aborto?.
Poniendo por delante la preeminencia de lo familiar bajo un modelo único,
alejado de la multiplicidad de modelos familiares que conviven en nuestra
población, de las multiplicidades de ámbitos no exclusivamente "familiares"
absolutamente aptos para el crecimiento con salud psico-física de un niño o
niña; poniendo antes el psicólogo que el derecho del niño y la niña a
ser preservados, cuidados de la violencia, el abuso y el maltrato intrafamiliar
... ¿cómo se hará para no dejarlo desprotegido frente a estas vulneraciones?.
¿De dónde surge la idea de que -en pos de su protección- "la familia" es un
valor, por sobre el del derecho del niño y niña a ser considerados sujetos,
independientes hasta de ella misma?
Este modelo de pensamiento que pone objetivos progresistas, y métodos
reaccionarios, se viene repitiendo en Argentina en relación con el modo de
pensar a la niñez. El Registro de "niños dados en adopción" fue el paradigma
: en la intencionalidad de preservar su derecho a la verdad ... se vulnera su
derecho "enlistándolos".
Tal vez el debate sobre qué es un Sujeto de Derechos como construcción activa de
todos los varones y mujeres, niños y niñas, y adolescentes de realizar
plenamente su vida en la época que les toca vivir; el debate sobre qué es el
derecho a la identidad, a treinta años de una generación desaparecida y otra
apropiada, recién esté empezando en nuestra comunidad.
María Adela Mondelli
María Adela Mondelli