Días atrás, el Ministro del Interior
Aníbal Fernandez hizo acto de presencia en cuanto medio de comunicación le
resulto disponible para transmitir este mensaje a los que luchan: "no se
aceptarán desbordes "aquel que se pase de la raya " será detenido. Para luego
agregar: "no hay lugar en Argentina para confrontar ideas de una manera salvaje,
eso no se va a permitir, el gobierno no dudará en garantizar el libre tránsito
en los escenarios en que se produzcan protestas.
Sin olvidar que esas
admoniciones funcionaron a modo de presagio de lo que luego ocurrió en La Rural
y en los demás escenarios sociales en donde los trabajadores y desocupados
plantearon sus reclamos, nos parece importante detenernos en esta liminar
declaración de principios que el ministro acaba de formular, que pinta de cuerpo
entero al régimen político que tiene su cabeza visible en la
administración Kirchner.
Sin duda "los que
nos mandan", se creen obligados a marcar límites y en ese sentido el apelativo
gráfico de la raya, no parece un desacierto. El tema es que siempre que se
impone un señalamiento se hace desde un interés de clase, y en nuestro caso,
Fernández no duda en posicionarse abiertamente como gestor-gendarme de las
demandas de los capitalistas por la libre circulación de la riqueza que obtienen
de la explotación de los trabajadores. Aparece así claramente el Estado K como
maquinaria en marcha para que una clase oprima y reprima a otra
Pero
junto a la raya de Fernández, existe una línea que este oculta en sus
amenazas: La línea de la pobreza y la exclusión social. Ese trazo olvidado
ideológicamente por el Ministro político es el que coloca a amplios sectores de
la población fuera de la posibilidad de acceso a una vida digna, y en su diseño
tiene mucho que ver las decisiones económicas que adopta ese Estado
De esa línea pueden hablar los que no tienen voz en los medios de comunicación,
aquellos que aún con empleo estable o precario , sus salarios no alcanzan
a cubrir la canasta básica total , y los 7 millones de personas cuyos
ingresos no cubren lo que se da en llamar eufemísticamente "canasta
básica de alimentos,
Raya y línea deben ser entendidas en sentido dialéctico pues una supone la otra
y viceversa. No habría raya que pasar si los trazos de la liena de la
pobreza no fueran dìa a dìa màs marcados y excluyentes. No habrìa que trasponer
ningún lìmite represivo si el Estado garantizara no solamente "el libre
trànsito", sino también, salud y educación eficiente para todos,
trabajo digno y salario mínimo vital y móvil equivalente al costo de la canasta
familiar.
Los trabajadores y el conjunto de los sectores sociales oprimidos tenemos frente
a nosotros la tarea de borrar las líneas y las rayas generadas por
la dominación capitalista.En ese camino y frente a las amenazas, y actos
represivos emanados de esferas gubernamentales debemos
hacen oìr nuestra voz de la lucha por la plena vigencia de las libertades
democráticas , con los medios organizativos y los métodos que resulten màs
aptos y adecuados .
La particular coyuntura historica en la que nos encontramos, está signada
por la agudizaciòn de la lucha de clases, con marcada polarizaciòn de los
sectores en pugna. Por un lado la burguesìa y por el otro los trabajadores y
demàs sectores oprimidos del pueblo.Desde la visiòn de estos últimos emerge, el
imperativo de superar el economicismo meramente reivindicativo que impone el
techo de la lucha sindical y emprendamos la labor de formación del partido de
los trabajadores desde esas estructuras de masas.Debemos comprender que los
escenarios de la marginaciòn y la pobreza no cederan en nuestra existencia sino
de la mano de la construcción de una autèntica Democracia Obrera. Este debe ser
el el propósito final de todas nuestro obrar.