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Argentina: La lucha contin�a

La investigaci�n que origin� las amenazas contra Villosio

Maria Fernanda Villosio / Bettina Marengo
Diario La Ma�ana
www.lmcba.com.ar

Algunos jefes de la fuerza de seguridad exigen a sus subordinados que "hagan n�mero" para mostrar eficiencia en la prevenci�n del delito. Polic�as salen a la calle con orden de hacer cinco detenciones diarias. Por primera vez, uniformados admitieron que detienen a ciudadanos arbitrariamente para abultar las estad�sticas internas. El m�todo se enmarca en la pol�tica de "tolerancia cero" y "mano dura" que promueve el gobierno de De la Sota. Uno de los jefes m�s se�alados es Carlos Colinos, ex titular del Distrito 3, recientemente ascendido a Planeamiento Prevencional.
Algunos jefes de la Polic�a de C�rdoba ordenan expresamente a sus subordinados que realicen detenciones indiscriminadas para engrosar las estad�sticas internas, lucirse ante los superiores y mostrar eficiencia policial. La presi�n por el n�mero genera abusos ya que se encarcela a personas inocentes, en su gran mayor�a, varones provenientes de barrios humildes. Para los efectivos que se niegan a cumplir con este mandato hay un castigo: una mayor recarga horaria y guardias interminables. "Hagan n�mero, quiero n�mero", ordenan los jefes a los agentes que se disponen a comenzar su guardia de 17 horas, igual que un gerente pide productividad a sus empleados.
Esta metodolog�a de "inventar" contravenciones contempladas en el C�digo de Faltas provincial fue confirmada a LA MA�ANA por siete polic�as en actividad de diferentes distritos que solicitaron reserva de su identidad por temor a represalias laborales. Aunque ya exist�an denuncias de distintas organizaciones civiles sobre este tipo de abusos policiales, �sta es la primera vez que estos hechos se reconocen desde adentro de la fuerza.
En cada distrito hay diferentes exigencias respecto de la cantidad de detenidos que se deben acumular al final del d�a. Por ejemplo, en el Distrito 3, donde seg�n las fuentes policiales las �rdenes se hacen cumplir a rajatabla, el requerimiento es un m�nimo de cinco contraventores por turnos y por patrulla. En la Escuela de Suboficiales y entre los agentes del barrio Villa Belgrano (Distrito 5) confirman esta versi�n: "Los polic�as salen a la calle totalmente presionados queriendo traer a cualquiera que se les cruce para poder irse a sus casas temprano", dijo uno de ellos.
- �Y esto qu� implica?, pregunt� este medio.
Que la mayor�a de los procedimientos por contravenciones no son verdaderos. Es todo un invento que tenemos que hacer para llevar gente detenida, est�n o no haciendo nada, para que los n�meros les den a los jefes. Una verdadera verg�enza.
Otras voces ratificaron el m�todo. "Te obligan a detener a cualquiera, a cinco personas por d�a y por patrulla. Nosotros sabemos que le estamos jodiendo la vida, pero de eso depende que te puedas ir a tu casa luego de hacer las 17 horas de guardia. Vos sab�s que el tipo no hizo nada, pero en ese momento s�lo pens�s en que no te recarguen", cont� a LA MA�ANA Ra�l, un cabo del Distrito 3.
"Los comisarios inspectores hacen competencias en sus distritos para ver qui�n tiene la mayor cantidad de detenidos. Esto es una chiquilinada porque juegan con la libertad de la gente", remarc� el oficial principal retirado Alejandro Gauna, el �nico que se anim� a hablar con nombre y apellido.
Seg�n coinciden todos los relatos, esta orden tiene como objetivo mejorar la imagen policial y demostrar, n�meros en mano, que en C�rdoba el delito se combate de manera efectiva. Para eso, se adopt� la "tolerancia cero", doctrina de seguridad p�blica avalada por el Gobierno provincial y rubricada en un acuerdo institucional que firm� Jos� Manuel de la Sota, de la mano de Juan Carlos Blumberg, con el Manhattan Institute (MI) en noviembre de 2004. Este organismo impuls� en Nueva York una l�nea de trabajo en materia de seguridad que apunta a reprimir los actos m�s irrelevantes que puedan convertirse en futuros delitos. El mejor ejemplo lo dio el titular latino del MI, Carlos Medina, quien equipar� a las prostitutas y limpiavidrios con "terroristas urbanos".
Seg�n cheque� este medio en fuentes policiales, los recientes cambios en la c�pula de la fuerza no alterar�an este esquema con el que supuestamente se combate a la delincuencia. La permanencia de Jorge Rodr�guez en la Secretar�a de Seguridad provincial marcar�a una continuidad en esta pol�tica, la que seg�n organismos de derechos humanos "es un resabio de la dictadura militar". Adem�s, el comisario inspector Carlos Colinos, ex jefe del Distrito 3, sobre quien caen las mayores acusaciones, acaba de ser ascendido a la Direcci�n de Planificaci�n y Planeamiento Prevencional, en donde se dise�an las directivas en materia de prevenci�n del delito. Un libro de detenciones abultado es un pase seguro al ascenso, sugieren los agentes.
Uno de sus subalternos afirm� que "pide cinco detenidos todos los d�as, menos el s�bado que quiere siete y los martes baja a tres porque es un d�a �colador�. Entonces vos el domingo a la ma�ana le llen�s la patrulla, pero son chicos que vienen de bailar". El comisario inspector se neg� a responder preguntas de LA MA�ANA. Tampoco quiso hablar Rodr�guez.
"Ahora no va a cambiar nada porque sigue estando Rodr�guez y es el nexo con el gobierno. De ah� parten este tipo de pol�ticas", opin� Carlos, un suboficial en servicio.
El marco legal a las detenciones irregulares se lo da el uso de varios art�culos del C�digo de Faltas, que seg�n organismos de Derechos Humanos, son inconstitucionales, porque le da a la fuerza de seguridad un poder discrecional (son muy vagos en su redacci�n) y convierte a los polic�as en jueces de primera instancia, ya que pueden privar a un ciudadano de su libertad. A los contraventores se los lleva detenidos a la Alcaid�a del barrio G�emes (ex c�rcel de Encausados). Los art�culos m�s usados son: merodeo (86), negativa u omisi�n a la identificaci�n (70), esc�ndalo en la v�a p�blica (51), desorden en la v�a p�blica (50) y transporte de carga sin remito (84).
"A veces un pibe est� esperando a su novia en una esquina y vos te lo llev�s por merodeo. Quiz�s el pibe no tiene nada que ver... pero es la palabra tuya contra la de �l", cont� una de las fuentes policiales. Y agreg�: "Los grandes n�meros se hacen con los borrachos, no con los delincuentes en serio".
Una cabo que prefiri� llamarse Mar�a, confes� llena de temor. "A m� no me piden n�mero, pero me dicen �detenidos, traigan detenidos. Y s�, a veces se elige a cualquiera".
Los testimonios de esta nota fueron tomados a dos semanas del autoacuartelamiento, por reclamos de mejoras salariales, que anim� a hablar a muchos de los suboficiales disconformes con las condiciones en las que deben desempe�ar su tarea. El gobierno intenta mostrar ahora que el foco de protesta est� bajo control. Sin embargo, los movimientos internos a�n no se acallaron.
LA MA�ANA solicit� al departamento de prensa de la polic�a datos sobre la cantidad de detenidos en la Alcaid�a. "Jam�s entregamos estad�sticas", fue la respuesta. De todas formas, el comisario inspector Eduardo Nieto, a cargo del �rea contravencional de la Alcaid�a, neg� que hubiera detenciones a mansalva: "Nosotros trabajamos con el C�digo de Faltas en la mano. No hay un mecanismo de la polic�a para engrosar estad�sticas, sino no se respetar�a el debido proceso. El don m�s preciado del hombre, despu�s de la vida, es la libertad. Desde ning�n punto de vista vamos a perjudicar a las personas", dijo.
Identikit. El relato descarnado de los polic�as coincide con las denuncias que salen de los barrios m�s humildes sobre procedimientos abusivos. Un grupo intersectorial de ONG, integrado por La Casa del Liberado, Serviproh, SEAP, SEHAS y organismos de Derechos Humanos, acumul� en cuatro meses entre 300 y 500 denuncias en las que los adolescentes cuentan c�mo se los llevan detenidos por "portaci�n de cara". Hay un identikit definido, quiz�s el m�s buscado por los agentes del orden: tez morocha, corte de pelo a la cubana, pantalones Adidas, ropa Insomnio "trucha", fan�ticos del cuarteto. En general, se los detiene cuando salen de los barrios y buscan llegar al centro de la ciudad.
"En la fuerza te van adoctrinando: por ser morocho y vivir en un barrio son potencialmente delincuentes. Hay mucho de portaci�n de rostro: es la franja m�s d�bil y la m�s f�cil de apremiar con detenciones", admiti�, de manera inaudita, Jorge, un suboficial del Comando de Acci�n Preventiva (CAP). Aunque la mayor�a de las v�ctimas de estos procedimientos son j�venes y varones, tambi�n las mujeres pueden sufrir en carne propia el abuso policial, sobre todo si tienen la piel oscura. Ese fue el caso de la m�dica municipal Mar�a Elena Silva, detenida sin causa en barrio Alberdi el pasado 28 de julio, por un polic�a de civil que le pregunt� de d�nde ven�a, adonde iba, qu� hac�a, como si imperara el estado de sitio. "Mi caso puede ser por portaci�n de rostro, porque tengo cara norte�a y soy morocha, pero tambi�n puede ser porque yo denunci� la de tenci�n de dos chicos de Villa Bustos, de 15 y 12 a�os, a los que llevaron al calabozo del precinto de Empalme y la excusa fue que no ten�an documentos", relat�.
"El discurso de seguridad es excluir a los j�venes de los sectores populares de los espacios p�blicos de la ciudad por una cuesti�n de imagen", opin� uno de los coordinadores del SEAP, Mariano Carrizo. "Es mucho m�s grave de lo que todos se imaginan. La Polic�a genera miedo en la sociedad. Los chicos no pueden salir de sus propios barrios", agreg� Roxana Gauna de La Casa del Liberado.
Una vez consumada la detenci�n, que seg�n los casos puede derivar en hasta 90 d�as de arresto, la v�ctima puede apelar en el Tribunal de Faltas de la Provincia, a cargo del juez Miguel Torres. En cualquier caso, su prontuario queda manchado, lo que le impedir� obtener el certificado de buena conducta que se exige para el ingreso laboral. Por eso, Carlos, uno de los polic�as consultados, admiti� que este proceder "colabora con el desempleo".
Molesto, Jorge concluy�: "Lo m�s doloroso es que le arruin�s la vida a mucha gente. Si le ensucias los dedos, a esa persona le quedan antecedentes penales y despu�s no consigue trabajo. Seguimos marginando a las personas"   


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