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Argentina: La lucha continúa

El futuro latinoamericano

  "Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios"
Simón Bolívar

por Hugo Alberto de Pedro                                

http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm
 
Los nuevos tiempos que se están presentando en Latinoamérica van diagramando una nueva agenda de discusiones, mucho más alejada de la que quieren atender muchos gobernantes de turno y sus cómplices opositores.
 
Hoy son los pueblos los que están tomando en sus manos la impronta de las liberaciones nacionales y regionales en cada país y región. Las miradas hacia el viejo continente, agotado en sus intentos por establecer la Unión Europea esforzada por detener el incremento del intervensionismo estadounidense de todo tipo, ya no encuentran asidero ideológico por estos lares como otrora.
 
El continente centro y sudamericano, que supo conocer como pocos el coloniolaje y la usurpación genocida imperialista desde hace quinientos trece años, tiene a sus mujeres y sus hombres en estado de movilización, para la búsqueda de destinos muy distintos a los impuestos desde los diferentes poderes de turno.
 
La tergiversada educación de nuestros pueblos, que siempre ha estado dispuesta en el desconocimiento de los motivos de la inveterada humillación, ha posibilitado que las prácticas de la explotación hayan calado tan profundamente en grandes sectores de la población que provocaron nuestro adormecimiento y cultivado nuestras paciencias. La asignatura pendiente es vindicar nuestros derechos soberanos vilipendiados en todos los ordenes que se nos ocurra analizar.
 
Las diferentes democracias representativas latinoamericanas no pueden sostenerse desde las iniciativas y las lógicas dependientes del mercado financiero, económico y comercial internacional. Los términos asimétricos del intercambio comercial y productivo, los costos y las formas del endeudamiento externo de los países, el acceso a las nuevas tecnologías, el desprecio por el ecosistema y los recursos naturales no renovables, junto a la sumisión en las posiciones de política internacional han terminado postrando a los países desde el sur del Río Bravo hasta la Antártida.
 
Desde el comienzo del Siglo XXI se han producido en los pueblos cambios sustanciales en la comprensión de la problemática social y económica que tienen postrados a las inmensas mayorías de los latinoamericanos. Con mayor o menor intensidad y efectividad los indoamericanos estamos dando batalla contra las premisas neoliberales que agudizaron las situaciones de crisis endémicas que los diferentes gobiernos continentales quisieron desconocer, y que permitieron perfeccionarlas hasta el extremo de propiciar el vaciamiento de los patrimonios nacionales.
 
El actual estado de situación encuentra parangón en las luchas latinoamericanas iniciadas a principios del 1800 y en mediados del 1900, no siendo ahora armadas como antaño sino mediante las desobediencias, sublevaciones y cambios producidos en la orientación política de los países.
 
Ahora soplan vientos de cambio con las rebeliones populares, la bravura en el sostenimiento de los gobiernos que no traicionan al ciudadano y sus propuestas, y con el viraje en el acompañamiento democrático hacia aquellas propuestas desencontradas con los sectores adoradores de las economías de mercado capitalistas. Esos vientos cruzan nuestras ciudades, sierras, montañas, selvas, llanuras y playas con un mismo sentimiento de autodeterminación, libertad y justicia.
 
Todos nuestros países cargan en sus mochilas sus historias de encuentros y desencuentros, y desde ellas debemos perfilar el futuro con la atención puesta en las necesidades y posibilidades de una mejor vida de todos. Corrigiendo los errores e insistiendo sobre los aciertos será la única forma de construir el hoy y el mañana.
 
De que otro mundo es posible, urgente y necesario ya no caben dudas, y somos los latinoamericanos los únicos responsables de hacerlo en nuestro continente sin mezquindades y con el desprendimiento revolucionario que nos impone la realidad actual.
 
Ojalá que así sea el futuro latinoamericano y que la unidad de nuestros pueblos sea el cercano horizonte por alcanzar.

11 de junio del 2005