Argentina: La lucha continúa
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Aceptan que hubo desaparecidos y dicen que 7.000 fueron asesinados
Marcos Taire
Argepress
Florencio Varela, defensor de una treintena de militares presos, acepta que
hubo desaparecidos y dice que alrededor de 7000 fueron ejecutados 'por ser
terroristas'. Confiesa que 'la prueba' la aportaba el aparato de Inteligencia y
afirma que 'cuando había dudas' se ponía a los desaparecidos a disposición del
Poder Ejecutivo Nacional. Para él 'seguimos en guerra'. Elogia 'la efectividad
que se logró en la Argentina' para 'liquidar la subversión'.
En una conferencia dictada en la sede de AUNAR (Asociación Unidad
Argentina), el doctor Florencio Varela efectuó una serie de revelaciones de suma
importancia. Es la primera vez que desde la defensa de militares acusados por
los crímenes cometidos en el marco del terrorismo de estado se reconoce la
existencia de desaparecidos. Además, fundado en información probablemente
suministrada por los propios militares, Varela dice que se asesinaron a
alrededor de 7000 personas. El utiliza el término 'ejecutaron'.
Varela está empeñado en una campaña para tratar de demostrar que una serie de
reglamentos, reservados y/o secretos y alguno público, son el instrumento que
puede salvar a sus defendidos de las acusaciones por los crímenes cometidos.
Además, el abogado cuestiona las defensas efectuadas hasta ahora, de las que
dice que se basaron en 'el ocultamiento y la negación'. También critica la Ley
de Obediencia Debida, de la que afirma que 'quedaron amparados los militares que
delinquieron'. Dirigiéndose a su auditorio compuesto mayoritariamente por
militares y sus familiares, dijo 'que esto ocurrió, lo sabemos todos'.
El abogado recuerda que cuando Videla y Massera declararon ante el Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas en 1984 asumieron la responsabilidad por las
órdenes impartidas, pero no dijeron cuales fueron esas órdenes. Recuerda que al
ser interrogados sobre las detenciones de personas, ambos dijeron que se las
ponía a disposición de la Justicia Civil y al preguntárseles si había lugares de
detención en las unidades de las Fuerzas Armadas la respuesta fue negativa, lo
mismo que cuando se les preguntó si había interrogatorios bajo compulsión física
o psíquica, respondieron que no. 'Cuando leía todo eso -dice Florencio Varela-
sabía que no era así', pero 'las negativas no fueron un capricho, ya que fue
algo deliberado y pensado ... forma parte de una estrategia a la que ellos
debían servir'.
Al referirse a la autoamnistía de la dictadura militar, Varela afirma que 'el
comunicado final de la última Junta Militar ... elude explicar la
responsabilidad por los desaparecidos'. En tal sentido, dice que se informó que
los desaparecidos no eran tales, 'que fueron enterrados por sus compañeros, que
adoptaron identidades diferentes, que se fueron al exilio, que desertaron'.
Sobre eso, el abogado, tras preguntarse cuántos pueden ser los que
desaparecieron de esa manera, 'cien, doscientos, mil, dos mil, tres mil',
interroga: 'y del resto'?
La doctrina, los reglamentos y los crímenes de la 'guerra'
Florencio Varela dice que 'dos reglamentos del ejército norteamericano fueron la
base doctrinaria' de los elaborados aquí. Y destaca que 'el manual de
operaciones psicológicas del ejército norteamericano ... dice que como son
operaciones encubiertas, cuando se descubren hay que negarlas. O sea que la
negación está en la base de la doctrina de lo que es la guerra no convencional'.
Sobre ese mismo documento, el abogado destaca que 'dice que cuando las agencias
norteamericanas operan en el exterior, el que coordina las acciones es el
embajador norteamericano en el país' y recuerda que 'acá en aquellos años había
una relación muy estrecha con los servicios extranjeros...'
Varela afirma que 'acá se ejecutaron aproximadamente a siete mil terroristas.
¿En base a qué? A toda la prueba que se tenía proveniente de todo el aparato de
inteligencia y cuando hubo dudas se los puso a disposición del Poder Ejecutivo'.
Según el abogado, 'esto fue decidido por los Estados Mayores de las Fuerzas y
quien coordinó esta información fue el ministro del Interior'.
En una crítica a los otros defensores, Varela afirma que 'sostienen que hay que
negar los hechos porque nunca existieron' y tras señalar que 'eso es un error',
destaca que 'los hechos realmente existieron, los desaparecidos son una
realidad, tienen una identidad ... fueron ejecutados por ser terroristas'.
El defensor de los militares acusados por el genocidio elogia la tarea realizada
por los represores: '¿en qué país -se pregunta- ese tipo de subversión o de
guerra no convencional fue liquidada con la efectividad que se logró en la
Argentina?'. Y puntualiza que 'el trabajo de lo que fue acá la acción de la
inteligencia fue algo formidable ... los infiltrados y el conocimiento que por
su acción se llegó a tener de las organizaciones terroristas fue algo
espectacular'.
Para Florencio Varela 'las Fuerzas Armadas fueron llamadas a combatir al
terrorismo, lo hicieron con una profesionalidad digna del mayor encomio y lo
destruyeron'. Además, considera que 'seguimos en guerra ... tenemos que aceptar
que estamos en guerra'.
Florencio Varela intenta justificar lo injustificable
El doctor Florencio Varela da por sentado que aquí hubo una guerra. Hay que
recordar que nunca hubo una declaración de guerra. Y la primera vez que los
militares aceptaron que se hablara de guerra fue durante el juicio a las Juntas
Militares.
Varela habla de 'terroristas' en todos sus escritos y en sus charlas. O no
recuerda o no quiere recordar que los militares usaban otro lenguaje,
destacándose el calificativo 'delincuente subversivo'. Es que allí está otro
meollo de la cuestión, porque los militares no querían hablar ni de guerrilleros
ni de terroristas porque en su afiebraba visión del mundo y de la realidad
argentina, aquí había una 'subversión' que actuaba en todos los campos del
pensamiento y la acción gremial y estudiantil. Cualquiera que lea el libro
escrito por Adel Vilas, jefe del Operativo Independencia, comprueba que en la
categoría de subversivo entraba cualquier argentino que pensara distinto a lo
que pensaban los militares, 'occidentales y cristianos', convencidos de que
estaban en la primera trinchera de una imaginada tercera guerra mundial.
Cuando elogia 'el trabajo' de los hombres de Inteligencia, habla de los
infiltrados en las organizaciones guerrilleras. En realidad, esos infiltrados
estuvieron en todas las organizaciones sociales de la época, particularmente
sindicatos y centros estudiantiles, donde 'marcaron' a una enorme cantidad de
militantes y simples simpatizantes que nada tenían que ver con las
organizaciones armadas y en muchos casos tenían posiciones públicas contrarias a
ellas. Obviamente, Varela no aplaude los métodos utilizados en los
interrogatorios a los detenidos, aunque da por sobreentendido que ellos fueron
los que dicen los reglamentos y manuales, basados todos en la tortura del
prisionero indefenso, en muchos casos obligado a aceptar cualquier acusación.
En su charla en AUNAR, Varela cuestiona que algunos militares hayan sido
acusados por realizar allanamientos sin la orden judicial correspondiente. Y
justifica el accionar, hasta ahora ocultado y negado, respecto de las
detenciones practicadas. Hay que recordar que en las instrucciones para el
Operativo Independencia se estableció claramente que transcurrido un tiempo
prudencial de esas detenciones, las personas debían ser derivadas a la justicia,
lo que casi nunca ocurrió.
También dice Varela que el poder político que firmó el decreto ordenando la
realización del Operativo Independencia otorgó una carta blanca a los militares.
No solo es verdad eso, sino que muchos 'halcones' del gobierno de Isabel Perón
alentaron a los militares en su accionar criminal. Eso no los libera de sus
responsabilidades legales. En todo caso, si la Justicia hiciera el trabajo como
corresponde, involucraría a todos los responsables políticos de la época,
empezando por Isabel Perón, tal como ha sido pedido por abogados defensores de
derechos humanos en la provincia de Tucumán.