Derechos Humanos de la ONU: Un round para las transnacionales
Deplorable papel de la representación gubernamental argentina
Alejandro Teitelbaum
En el período de sesiones que acaba de terminar en Ginebra, la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU había recibido de la Subcomisión de Derechos Humanos
un Proyecto de normas sobre el respeto de los derechos humanos, destinadas a las
sociedades transnacionales.
Pese a que dicho Proyecto estaba lejos de ser una panacea en materia de control
y de encuadramiento jurídico de las sociedades transnacionales éstas, agrupadas
en la Cámara Internacional de Comercio y en la Organización Internacional de
Empleadores, reaccionaron vivamente con un documento de 40 páginas, en el que
exhortaban a la Comisión a dejar de lado el proyecto remitido por la
Subcomisión.
Durante las sesiones de la Comisión, la Asociación Americana de Juristas y del
Centre-Europe Tiers Monde, en un documento escrito y en intervenciones orales
refutaron los argumentos de las sociedades transnacionales, invitaron a la
Comisión a no ceder a la presión de las sociedades transnacionales y a que
adoptara una resolución estableciendo un Grupo de Trabajo abierto encargado de
revisar y mejorar el Proyecto remitido por la Subcomisión.
Pero la Comisión optó por inclinarse ante el poder económico transnacional y
ante las grandes potencias, y en una resolución que ni siquiera mencionaba al
Proyecto aprobado por la Subcomisión, pidió al Secretario general la designación
de un representante especial para que estudie la cuestión de las sociedades
transnacionales. Es decir reenvió la cuestión al punto de partida.
El proyecto de resolución fue preparado entre bastidores por Gran Bretaña, pero
lo presentó la representación de Argentina. Cuando se le preguntó a un miembro
de la delegación de Argentina por qué se abandonaba el Proyecto de la
Subcomisión la respuesta fue que había que aprobar una resolución por consenso,
incluido el voto favorable de los Estados Unidos. Como si en la Comisión
existiera el veto. Con ese argumento insostenible (de todos modos Estados Unidos
votó en contra) la representación de Argentina desempeñó el triste papel de
mandadero de las transnacionales y de las grandes potencias.
Este es un capítulo más, un poco decepcionante, de una batalla, que estamos
librando en la ONU desde hace quince años, para que cese la impunidad de las
violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales que cometen las
sociedades transnacionales
En la Subcomisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas , se comenzó a
hablar en 1990 de la posibilidad de nombrar un relator especial que se ocupara
del tema la impunidad.
Ese mismo año, a fin de cambiar ideas sobre el contenido de un estudio sobre el
tema ,un pequeño grupo de ONGs nos reunimos con un miembro de la Subcomisión que
en 1991 fue uno de los dos relatores nombrados con ese mandato.
En esa reunión sostuvimos, en nombre de la Asociación Americana de Juristas, que
el estudio no debía limitarse a la impunidad de las violaciones a los derechos
civiles y políticos, sino que debía abarcar también la impunidad de las
violaciones a los derechos económicos, sociales y culturales. Esta posición la
reflejamos en un documento que circuló en la Subcomisión en 1990 .
Al principio nuestro planteo no recogió apoyo alguno y en 1991 la Subcomisión
nombró dos relatores para que se ocuparan de la impunidad sólo en el ámbito de
las violaciones de los derechos civiles y políticos. En 1991 y 1992 y 1993,
seguimos insistiendo con intervenciones orales y con documentos escritos, para
que se ampliara el mandato de los relatores a la impunidad de las violaciones de
los derechos económicos, sociales y culturales.
En 1993 la Subcomisión, quizás como resultado de nuestra insistencia , adoptó
una resolución encomendando a los relatores que ampliaran su estudio a la
impunidad de la violación de los derechos económicos, sociales y culturales y
después dividió el trabajo entre ambos : uno se ocupó de los derechos civiles y
políticos y otro de los derechos económicos, sociales y culturales.
La AAJ y el Centre Europe-Tiers Monde colaboraron ampliamente con el relator de
la Subcomisión encargado del tema de la impunidad de las violaciones a los
derechos económicos, sociales y culturales. Con ese fin, ambas ONG organizaron
dos seminarios, uno que se celebró en la ONU en Ginebra en noviembre de 1996 y
otro en la Universidad Carlos III de Madrid en abril de 1997. Las actas de ambos
seminarios, un documento previo de trabajo y el informe final del relator fueron
publicados por CETIM y la AAJ en un folleto .
Con el informe final del relator no se agotó el tema y en 1998 la Subcomisión
decidió darle seguimiento aprobando la creación de un Grupo de Trabajo para que
se ocupara del mismo con un enfoque específico: el efecto de las actividades y
de los métodos de trabajo de las sociedades transnacionales sobre el disfrute de
los derechos humanos, lo que implicaba analizar la responsabilidad de dichas
sociedades en las violaciones de dichos derechos.
La AAJ y el CETIM decidieron aportar su contribución al Grupo de Trabajo y en
julio del 2000 publicaron un folleto titulado ' Empresas transnacionales y
derechos humanos '. con artículos de varios especialistas. En mayo de 2001 la
AAJ y CETIM organizaron un seminario interdisciplinario en Celigny, Suiza, sobre
la necesidad del encuadramiento jurídico de las sociedades trasnacionales, cuyas
actas resumidas y conclusiones se publicaron en folleto en junio de 2001. Luego
ambas ONGs publicaron un folleto con propuestas de enmiendas al Proyecto del
Grupo de Trabajo, etc.
Todos esos documentos se pueden encontrar en el sitio web de CETIM: www.cetim.ch
La AAJ y CETIM también organizaron una reunión de dos días con todos los
miembros del Grupo de Trabajo para discutir el contenido del Proyecto en
preparación.
Con todas estas actividades se logró mejorar sensiblemente el Proyecto, que en
su versión inicial era muy deficiente.
Finalmente, el Proyecto, después de varias revisiones, fue aprobado por la
Subcomisión y remitido a la Comisión para su tratamiento. Esta, en su sesión de
este año, bajo la presión de las sociedades transnacionales y de algunas grandes
potencias decidió ignorarlo.
Es de lamentar el papel desempeñado por algunos Gobiernos, en particular el de
Argentina, en esta decisión de la Comisión y la actitud de ' grandes ' ONGs,
como Amnesty International, la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH),
la Comisión Internacional de Juristas, etc. Estas ONGs, durante los años en que
el Proyecto se estuvo debatiendo en la Subcomisión , sin importarles ni poco ni
mucho la manifiesta deficiencia e ineficacia de sus versiones iniciales ,
reclamaban cada año la aprobación inmediata del mismo y nos reprochaban
demorarlo con nuestras propuestas de enmiendas.
Ahora que la Comisión lo archivó , ya no defienden el Proyecto y aprobaron sin
reservas la resolución que vuelve el tema al punto de partida.
Una vez más, en la Comisión se impuso la voz del amo. Y el ' coro ' de las '
grandes ' ONGs recitó las loas.
Ahora aplauden sin reservas el proyecto de Koffi Annan para reformar la ONU, que
es sencillamente catastrófico. Pero ese es otro tema, del que ya nos ocuparemos.