Primero de Mayo de 2005
Los trabajadores rompen el cerco
Nora Ciapponi
Cada punto de inflación sin aumentos salariales, agrega 125.000 nuevos pobres al
agujero negro en el que vive la mayoría de la población de nuestro país, sin
contar que los empresarios y el Estado mismo se apropiaron entre un 20 y 30 % de
los salarios que perdimos con la devaluación del 2002. Sin embargo, los
argumentos del gobierno K no son distintos a los que repitieron otros gobiernos:
'Los aumentos salariales desatan inflación'.
Pero si el gobierno tuviera razón ¿por qué aumentaron la carne y los lacteos más
de un 100 % en tres años y cuando los salarios estaban quietos? ¿Por qué con
sueldos de hambre los capitalistas igual remarcan? ¿Por qué el consumo desciende
cada vez más?
¿O adónde miden el consumo las autoridades? ¿En aquel sector de la sociedad que
recuperó el poder adquisitivo y que hoy viaja adonde quiere, cena en grandes
restaurants y compra en los shopping o por internet? Porque es un hecho
incontestable que la brecha entre el 10 % más rico y el 10 % más pobre pasó de
24,25 veces (Mayo de 2003) a 27,81 veces (Diciembre de 2003) y a 28,94 veces
(mayo 2004). ¿Cuál sería la brecha hoy después de un año y cuando la canasta
básica de alimentos sufrió solo en los últimos tres meses casi un 6% de aumento?
Pero las frías estadísticas se hacen carnales y cotidianas en los hospitales,
escuelas, pequeños negocios, barrios o trenes, donde se palpan las consecuencias
humanas del país que nos quedó... ¿O se pretende que lo aceptemos mansamente
como si fuera un 'paisaje' frente al cual debemos adormecer los sentidos?
¿Canasta Básica de pobreza o Canasta Familiar?
Mucho se ha hablado y escrito sobre los conflictos por salario
que un sector importante y creciente de los trabajadores viene reclamando. Sin
dudas, el que más preocupó a los empresarios y gobierno fue el de subterráneos
porque logró un 44 % en la masa salarial y $ 20 por año de antigüedad,
representando así un punto de referencia central para las luchas salariales que
se están desarrollando. Pero también abrió un profundo debate en toda la
sociedad, no sólo entre los reaccionarios de siempre que criticaron la medida de
fuerza y
las demandas, sino también entre los trabajadores. 'Piden mucho y ganan
bien....' fueron algunos de los comentarios más leves que se oían en los lugares
de trabajo.
La realidad es otra. Nos han cambiado el bochín, y peor, también el bocho, y no
nos dimos cuenta siquiera. ¿No era que la Canasta Familiar es de $ 1.700
mensuales? (la que ya quedó vieja por los aumentos de precios). ¿O nos
convencieron de tanto nombrarla que debemos conformarnos con la Básica
Alimentaria de $ 754, en la que no entra nada más que los alimentos y
prácticamente ninguna otra necesidad de salud, educación, vestimenta, servicios
y un largo etcétera?
A ese cambio de bochín respondieron muy bien los trabajadores de subte 'No nos
dá vergüenza pelear por un aumento salarial mayor que el ofrecido, lo que nos dá
vergüenza es que haya gente que gana 300 o 400 pesos... Eso sí que nos dá
vergüenza.
Los trabajadores del Garrahan y de otros hospitales también sientan un
precedente fundamental. No quieren aceptar cualquier aumento si éste no vá al
básico. Sencillamente, y como debe ser, porque piensan en el futuro. ¿Podemos
imaginarnos qué cobrará de jubilación una mucama del Hospital Alvarez cuando hoy
con 17 años de antigüedad tiene un básico de $ 84? ¿Y el 50 % de los
trabajadores que ganan 400 pesos con jornadas de 12 horas y en negro? ¿Qué
hacemos? ¿Adónde van sin sufren accidentes? ¿Qué salario familiar tienen?
¿Adónde irán a parar cuando sean viejos? ¿De qué viven los desocupados con $ 150
con precios que se remarcan todos los días?
Los 90 viven en el 2005
Los empresarios y gobierno nos dicen que 'Hay que esperar porque no se puede
salir rápidamente después de la crisis en la que nos dejaron 'los 90', que no se
puede reclamar todo y de una vez..., etc. etc.'
Pero también aquí la realidad es otra. Porque la Argentina de los 90 y sus
políticas neoliberales, palabras más, palabras menos, siguen viviendo en el
2005. ¿O qué país 'serio' se está construyendo cuando la desindustrialización no
se intenta siquiera revertir? ¿Dónde las Obras Públicas que iban a generar
empleo y desarrollo brillan por su ausencia? ¿O que nos íbamos a poner firmes
con el FMI para pagar de una buena vez la deuda 'interna'? ¿Y con las
privatizadas que roban nuestros recursos naturales, aire, vías, qué pasó?
Despejando la retórica machacona del Presidente K., que dice lo que nosotros
queremos oír, pero hace lo contrario, los rasgos centrales de la política de los
90 se mantienen.
¿Por qué deberíamos esperar para reclamar por nuestros más elementales derechos
mientras los agroexportadores, las empresas petroleras, las privatizadas de los
servicios, el FMI, los especuladores financieros, siguen succionando y
destruyendo al país? ¿Quiénes se fueron a invertir a otra parte? ¿Quién va a
pagar el 50 % de aumento prometido a las empresas de luz (después de las
elecciones), sino con mayor inflación? ¿Quién pagará el costo en vidas humanas
en accidentes provocados por la desidia y la voracidad empresariales?
¿O acaso nuestra rebelión de fines del 2001-2002 no fue para cambiar este
escenario?
Tejes y manejes
Todo está preparado para que se plebiscite esta política y el gobierno K. salga
indemne y fortalecido de la contienda electoral, lo que representará otra vuelta
de soga sobre nuestro cuello para que el país y nosotros sigamos de mal en peor.
Y para eso están saliendo al ruedo aquellos candidatos más 'finos', como
Cristina K y Bielsa, con el objetivo de ganar votos en los sectores que
recuperando o queriendo tener una capacidad infinita de consumo, exigen leyes y
más leyes para ocultar la pobreza y la protesta social.
Es para este sector y para los grandes exportadores de alimentos, petróleo y de
divisas, para quien se está gobernando. A no engañarnos. Porque superávit fiscal
hay, y mucho pero va al FMI y a los buitres. Ganancias exportadoras hay, y sin
precedentes. Porcentaje inversión-ganancias de las privatizadas, como nunca...
Un crecimiento económico que está tan lejos de nosotros, de la realidad
mayoritaria del pueblo, que casi parece de ciencia ficción. Pero aunque no lo
veamos, es real, lo viven otros. Igualmente nos sirve como dato fundamental para
que no sigamos esperando, también para que desechemos dudas cuando se trata de
pelear por nuestros derechos y el país que queremos.
Un comienzo lleno de posibilidades
Los actuales conflictos por aumento salarial y/o por el trabajo en blanco,
tienen un significado mucho más allá de meros reclamos sindicales. En realidad
cuestionan todo el andamiaje político y económico del equipo
Kirchner-Lavagna-FMI. Porque ellos -el gobierno y los empresarios- a través de
lentas y tediosas paritarias (mientras aumenta el costo de vida diariamente)
quieren imponernos aumentos salariales que no vayan más allá de la Canasta
Básica Alimentaria, pero con mucha mayor productividad. De esa manera harían una
jugosa oferta a los inversores que pretenden atraer pos-default. Para esos
objetivos se apoyan nuevamente en la burocracia sindical que fue útil -gobiernos
tras gobiernos- para maniatar y derrotar a los trabajadores. Pero el tiro les
está saliendo mal.. La mayoría de los conflictos cuestionan todo el andamiaje
burocrático y se desarrollan a sus espaldas. Así ocurrió en Telefónicos, en
Subte, en Lafsa y en el Garrahan. También en los hospitales que lo iniciaron:
Ramos Mejía, Alvarez, Gutiérrez.
... Desde abajo, con organismos de base electos por los trabajadores y a través
de permanentes asambleas todo se discute y se resuelve, por lo que los
burócratas sindicales tienen dos caminos: o tienen que aceptar lo que resuelven
los trabajadores, o salen -sin resultados- a romper afiches y romper huelgas con
matones...
Es en este proceso, que se está gestando una recomposición de los trabajadores,
ya que además de las demandas que no esperan los tiempos de los burócratas
sindicales o gubernamentales, como tampoco se ilusionan con calendarios
electorales, los conflictos están coordinando entre sí y llevando la solidaridad
a uno y otro, levantando la libertad de los presos políticos, lográndose además
algunas jornadas importantes de confluencia con los trabajadores desocupados que
obligaron al gobierno a hacer reuniones de gabinete especiales, también para
reclamar nuevamente a los dirigentes sindicales que cumplan algún papel.
Sin duda alguna este Primero de Mayo debe servirnos para sentar bases para la
construcción de una amplia corriente de trabajadores, independiente del estado,
del gobierno y de los burócratas sindicales, y que sin sectarismos ni peleas
hegemonistas en su seno, pueda ir convirtiéndose en punto referencial y
organizativo para el conjunto del pueblo trabajador.