Argentina: La lucha continúa
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Colocar deuda nueva para pagar deuda vieja
Deuda: el regreso a la "normalidad"
Eduardo Lucita
Cuadernos del Sur
"Lo importante es que la Argentina ha vuelto a la normalidad".
De esta forma Guillermo Nielsen, secretario de finanzas de la Nación y uno de
los principales artífices de la "negociación más exitosa de la historia",
caracterizaba los resultados del regreso a los mercados de capitales, luego de
casi 48 meses de exclusión.
En un artículo anterior(1), a propósito de la monserga de los organismos
internacionales de crédito de que el país debía normalizarse para volver a tomar
créditos, nos preguntábamos de que normalización se trataba. Respondíamos que la
misma se limitaba a las relaciones con el exterior, a que el canje de la deuda
dejara como saldo un escenario de previsibilidad que garantizara la
transferencia ordenada de recursos, la búsqueda de capitales para las necesarias
refinanciaciones y para las inversiones productivas.
Hoy a la luz de las últimas novedades y con mayores precisiones en los datos(2)
podemos ampliar este concepto.
Una primera cuestión a incorporar es el análisis de la evolución del monto de la
deuda entre los momentos previos a la crisis y la actualidad (en miles de
millones de dólares):
2001: 144.3
2002: 153.0
2003: 178.8
2004: 191.3
2005: 149.8*
* incluye 22.500 aun en default
De la comparación interanual surge que la quita efectiva de la deuda alcanzó los
41.500 mill. de dólares, en tanto que el incremento de la misma entre 2001 y
2004 fue de 47.000 mill. de dólares. Si se tienen en cuenta los casi 6.000 mill.
pagados en estos años al FMI (3), las cifras balancean casi exactamente.
Esto nos permite inferir que toda la negociación del canje no ha hecho más que
retrotraer la deuda a los niveles anteriores a la crisis del 2002, con el
adicional de una adecuación de los intereses a las nuevas condiciones del
mercado.
Una interpretación más pebleya permite suponer que los acreedores aceptaron sólo
una quita equivalente al monto del endeudamiento al que recurrió el gobierno
provisional de Duhalde para apagar el incendio producto de la macrodevaluación y
la pesificación asimétrica, subsidiando así al sector financiero y a la
expansión de la pobreza. Pero nada más.
Claro que esta aceptación incluyó el acuerdo –entre acreedores y deudor- de
mantener al FMI como acreedor privilegiado, por la sencilla razón de que de éste
es el garante de todo el sistema de endeudamiento internacional.
Una segunda cuestión es la derivada del regreso al mercado de capitales internos
(todo un éxito según el ministro Lavagna).
Como el superávit es alto pero no alcanza para cubrir todos los pagos
comprometidos el gobierno debe refinanciarse colocando nueva deuda, esta vez por
un monto de 1000 mill. de pesos, a una tasa del 2% anual ajustada por la
inflación. Pero como los nuevos bonos (Boden 2014) se colocaron a un precio
21.3% menor que su valor nominal -se entregan bonos por 1.000 mill. y se reciben
787 mill- el rendimiento real de los mismos es de 6.51%
Esta tasa ya de por sí elevada se incrementará al ser ajustada por la inflación,
(pronosticada como mínimo entre un 8 y un 10% anual), por lo que el resultado
final será que el país pagará una tasa en pesos entre el 14 y el 16%. (4)
Esa alta rentabilidad y no otra cosa es lo que explica el "éxito" que menciona
el ministro de economía. No es de sorprenderse entonces que se recibieran 158
ofertas por un valor de 2.165 mill. de pesos. Precisamente en estos datos es que
se afirma el secretario Nielsen para explicarnos: "La tasa es elevada, pero el
resultado fue excelente".
Los beneficiarios directos de este éxito han sido los Bancos, las AFJP y las
compañías de seguros. Con un adicional, debieron modificarse las normas
contables, oportunamente establecidas por el BCRA y la Superintendencia de las
AFJP, para que estas instituciones financieras pudieran superar los límites de
seguridad impuestos a la tenencia de títulos públicos en sus carteras.
Otra vez sopa…
Es claro que las necesidades de financiamiento del país no han desaparecido con
el canje, pero no se puede ocultar que la arquitectura de esta colocación de
nueva deuda fue pensada para garantizar, una vez más, elevadas tasas de ganancia
al sector financiero.
Como conclusión entonces podemos ver que para el Gobierno Nacional la llamada
normalización es mucho más abarcadora de lo que pensamos:
No sólo garantiza la transferencia ordenada de fondos al exterior; tiene también
la virtud de colocar el monto de la deuda en el mismo nivel que antes de la
crisis. Esto es, la quita solo sirvió para absorber el endeudamiento producto de
la crisis, pero no reduce el nivel de deuda que provocó la crisis, con el
agravante de que el peso sobre el PBI es ahora muy superior.
Con el retorno al mercado de capitales se vuelve a pagar altas tasas de interés
en beneficio de los ya beneficiados (Bancos, AFJP y Cías. de Seguros).
Pero sobre todo esta normalización tiende a reponer el sistema del
endeudamiento. Colocar deuda nueva para pagar deuda vieja, y así de corrido. Lo
que en realidad se normaliza es el circulo perverso del endeudamiento: más
pagamos, más debemos, menos tenemos.. como magistralmente lo definió el premio
Nobel Adolfo Perez Esquivel.
La normalización tan proclamada no otra cosa es que el regreso al estado de
cosas anterior a la crisis, pero no resuelve la estructura misma de la crisis.
Dicho de otra forma: es el pasado que no pasa y el futuro que se prepara.
Buenos Aires, mayo 6 de 2005
* Integrante del Colectivo EDI-Economistas de Izquierda
Miembro del Comité Editor de la Rev. Cuadernos del Sur.
Notas:
(1)ver mi artículo "Nueva Reestructuración de
la Deuda" distribuido por redes La Haine, ARGENPRESS, Rebelión y
Correspondencia de Prensa.
(2)Para un análisis más detallado ver el "dossier "Deuda Externa/Eterna" en
Revista EDI- Publicación de los Economistas de Izquierda, nº 1. Buenos Aires,
abril 2005.
(3)Pagos efectuados al FMI 2002-2005. En millones de dólares:
2002: 1422
2003: 7522
2004: 620
2005: 566
Fuente: FMI
Citado por Guillermo Gigliani en "Argentina después del canje" en Rev.EDI, nº1,
abril 2005.
(4) Los Bancos Central y Nación continuan comprando grandes cantidades de
divisas para mantener el tipo de cambio alto, sin embargo la mayoría de los
analistas apuestan a que el peso se apreciará. Si esto se confirmara esos mismos
analistas estiman que el costo financiero de esta operación finalmente estará en
una tasa del 9% anual en dólares.