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Argentina: La lucha continúa

Dietas, sobresueldos e imágenes políticas argentinas

Hugo Alberto de Pedro

'No nos engañemos el poder no tolera más que las informaciones que le son útiles'
Simone de Beauvoir (1908-1986)
'Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas'
Jean Paul Sartre (1905-1980)

La política vernácula argentina no deja de sorprendernos a cada momento. Nunca por excelentes y estudiados proyectos presentados por el Poder Legislativo, ni por decisiones políticas del Poder Ejecutivo que posibiliten los cambios necesarios para la construcción de una República seria, responsable y contenedora de las aspiraciones y esperanzas de los ciudadanos y menos por un Poder Judicial que sea ejemplo de la existencia y vigencia de la justicia y el estado de derecho. Los tres poderes deberían ser la esencia misma del un sistema democrático, aún desde la realidad representativa del mismo.

En estos días se presentan tres temas que no son menores a la hora de analizar parte de la realidad política:

Las dietas

Son las remuneraciones que se pagan a los legisladores con fondos de las tesorerías nacionales o provinciales de conformidad a lo que establezcan las leyes respectivas, indudablemente propuestas, votadas y aprobadas por ellos mismos y que son dispuestas por los máximos responsablesde las cámaras legislativas.
En estos tiempos de desempleo, pobreza e indigencia que recorre todo el territorio nacional la verdad de la realidad, no la mediática realidad, nos impone que algunas legislaturas han decidido aumentar las remuneraciones de sus miembros.
Ejemplos de ello han sido el Senado Nacional y las legislaturas de Santa Cruz y San Juan, por lo menos las que han tomado estado público por lo tanto no se debe descartar que otras hayan realizado similares acciones 'distributivas del ingreso y las riquezas'.

Son los mismos políticos que al momento de establecer las pautas que rijan las remuneraciones y salarios del pueblo trabajador pretenden dejarlas atadas a la mayor productividad y a los acuerdos paritarios y convencionales entre las partes.

Ahora bien, si de productividad quieren hablar tenemos la obligación de establecer que desde las legislaturas no se han producido trabajos -leyes- lo suficientemente trascendentes e importantes para realizar un cambio sustancial de la situación imperante desde hace decenas de años.

También, si de acuerdos entre las partes quieren hablar deberían someter a la opinión ciudadana la oportunidad, justificación y conveniencia de aumentar los sueldos de los legisladores. Sería más justo que sus ingresos sean los del promedio que reciben las trabajadoras y trabajadores, y además aportaría el ingrediente de su preocupación.

Los sobresueldos

Desde hace muchos años este tema está siendo utilizado mediáticamente para crear nubes de humo cuando la situación reinante en el país va demostrando una realidad llena de problemas sectoriales por doquier.

Cualquiera sabe o por lo menos se lo imagina -con suficiente rigor de veracidad- que la hija predilecta de la democracia representativa -la política- se basa fundamentalmente en el manejo espurio de los fondos públicos, y más aún cuando los mismos son manejados con total arbitrariedad por los políticos ejecutivos. Esos que jamás están expuestos a rendir cuentas sobre sus ingresos, patrimonios y enriquecimientos más allá de mendaces declaraciones juradas.

Cada vez que el tema de los sobresueldos surge aparecen los políticos en sus mejores actuaciones de negar la realidad de las cosas, y es por eso que tristes ex funcionarios -desplazados de las prerrogativas de pertenecer al funesto círculo del poder- comienzan a delatar a todos, a diestra y siniestra y presentándose como ciudadanos honestos.

Todo un conjunto de mentiras sobre las cuales se basa la necesidad de los politiqueros de aumentarse los espacios de actuación y poder, porque simplemente detrás de él no está la impronta de contribuir al bienestar general, sino del propio y de los que pertenecen a su clase.

Solamente verlos como se travisten, olvidan orígenes, desconocen sus propios antecedentes y mienten sistemáticamente los colocan en situación de sospechosos a los ojos del ciudadano común, ese en cuyo nombre ejecutan políticas antisociales y antinacionales.

Lo siguiente siempre lo escuchamos:

Funcionario 'YO' -Yo no cobré sobresueldo, fue él.
Funcionario 'EL' -Jamás cobre, fueron ellos los que cobraron.
Funcionarios 'ELLOS' -Nosotros nunca, fueron los de antes los que cobraban.
Funcionarios 'DE ANTES' -Nunca jamás nosotros cobramos.
Funcionarios 'TODOS' -Siempre fueron gastos reservados.
Legislador 'TODOS' -Siempre fueron gastos de representación.
Jueces 'TODOS' -Negamos absolutamente todo.

Conclusión: Fueron, son y serán todos.

Las imágenes

Comprobar como la política ha sido convertida en un perverso desfile de modas, donde ellas se desesperan por las cámaras y los flashes es una terminante comprobación por dónde pasa el verdadero interés de muchas y muchos sobre la cosa común.

Si los medios nos traen esta realidad no es más que la consecuencia de los hechos que se están produciendo, siendo que las ideas y las propuestas políticas van siendo reemplazadas por dietas para adelgazar, extensiones de cabellos, cirugías estéticas, tinturas, ropa a la moda, maquillajes y demás yerbas. Bueno... el tema de las yerbas es otra cuestión de la que ninguno quiere hablar y menos si se trata de las que se transportan en compañías aéreas sostenidas por el mismísimo Gobierno Nacional.

Ese vedettismo político es impúdico como tal, como porque detrás de él comprobamos en que invierten los tiempos los representantes que ocupan los sitiales del poder del Estado. No están ocupadas y ocupados en estudiar la legislación comparada de otros países, las medidas políticas, económicas y sociales de los gobiernos que van solucionando los problemas del común de las personas, las necesidades de los diferentes sectores que conforman la sociedad argentina, etc. Todo lo contrario, ya que no pueden ver y actuar más allá de sus intereses personales.

Mientras, obviamente, nos van preparando para salir a votarlos, aplaudirlos y aclamarlos, a hacernos sentir que deseamos ser tan 'patriotas', 'exitosos' y 'desprendidos' como ellos, a dejarnos soñar con un país mejor, más justo y solidario y a ser el medio necesario para dejarlos enquistados en el poder que les hace aumentar sus patrimonios.

Que siga el baile, entonces. Porque todo es sencillamente más de lo mismo.