Argentina: La lucha continúa
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La Ley antiterrorista y el terrorismo de
Estado
Adolfo Pérez Esquivel
Adital
Después de la caída del Muro de Berlín muchos pensamos que el mundo entraba en
una etapa de colaboración y el fortalecimiento de las democracias. Nos
equivocamos y debemos asumir la situación. Todas esas esperanzas fueron
derrumbadas por los intereses políticos, económicos, militares e ideológicos.
EE.UU. se transformó en un imperio que busca imponer el totalitarismo
globalizado. Para lograrlo necesita del control de los gobiernos y el
sometimiento de los organismos internacionales como la ONU, el FMI, el BM, entre
otros. La llegada de George Bush al gobierno y los ataques terroristas por
grupos fundamentalistas a las torres gemelas el 11 septiembre del 2001, le
permitió a su gobierno iniciar la imposición de políticas de "guerras
preventivas para justificar lo injustificable".
Las guerras contra Afganistán e Irak marcan con fuerza esa decisión del gobierno
de EE.UU quien ejerce el terrorismo de Estado, las torturas y violaciones
sistemáticas de los derechos humanos con total y absoluta impunidad.
Desconociendo todos los Pactos, Protocolos, Convenciones Internacionales, la
Corte Penal Internacional y exigiendo a otros países la inmunidad a sus tropas
para cometer todo tipo de violaciones y no ser juzgados por los tribunales de
los países donde pudieran cometer delitos.
En éste marco de situación el gobierno de EEUU. busca imponer leyes anti
terrorista a la medida de sus intereses, para el control de las organizaciones y
grupos que considera enemigos. Presiona a gobiernos de otros países para que las
aprueben junto a leyes de control social, para que todos aquellos que no
concuerdan con sus políticas, sean considerados terroristas, abiertos o
encubiertos, calificando a quienes lo son y quienes pueden llegarlo a serlo.
Entre esas categorizaciones están Hugo Chávez de Venezuela, Evo Morales en
Bolivia, Fidel Castro en Cuba, país que soporta mas de 45 años de bloqueo, Corea
del Norte. Acusa a la resistencia en Afganistán e Irak , de terroristas, cuando
son países invadidos por Estados Unidos, Gran Bretaña y sus aliados que cometen
toda clase de atrocidades.
El gobierno de George Bush, omite, silencia, el terrorismo de Estado que aplica
a otros países y justifica la impunidad jurídica. Es necesario hacer memoria de
la aplicación del terrorismo de Estado por parte de EE.UU: la invasión,
bombardeos y asesinatos de la población civil en Panamá; diez años de ataques y
guerra de baja intensidad contra Nicaragua y bombardeos y minado de los puertos
de ese país por parte de la CIA; las invasiones a Haití, la detención y
expulsión del presidente Bernard Aristide, las dictaduras militares que apoyaron
en América Latina, la gran complicidad y apoyo dado al dictador Augusto Pinochet
por el entonces secretario de Estado Henry Kissinger. Y Rusia, con su presidente
Putin, aplica la represión y el terrorismo de Estado contra las ex -colonias de
la Unión Soviética; la invasión de China al Tibet , provocando genocidio y
etnocidio que perdura hasta el día de hoy con y el silencio cómplice de las
grandes potencias y de la ONU.
La ley anti-terrorista en la Argentina, que se encuentra para su aprobación en
el Parlamento, a pedido del gobierno de EE.UU. no definen el delito de
terrorismo. Se dirige únicamente al terrorismo de grupos que actúan en la
clandestinidad como las guerrillas, pero obvian toda mención al terrorismo de
Estado que sufrimos en el país y en todo el continente latinoamericano a raíz de
las dictaduras militares.
Juristas y especialistas internacionales han afirmado que es necesario definir y
precisar sobre el terrorismo y evitar que las indefiniciones y caracterización
del delito permitan interpretaciones arbitrarias por parte de los gobiernos. Es
necesario evitar que esa ley sea usada para reprimir las protestas sociales y a
la oposición política.
Es fundamental que la Cámara de Diputados y la Comisión de Derechos Humanos
examinen detenidamente los alcances de la ley y eviten caer en la manipulación y
presiones sobre el gobierno nacional para imponer una ley que, en lugar de
solucionar un grave problema que acecha a la sociedad, esconda intencionadamente
las prácticas de reprimir las protestas sociales y justifique el control social.
Volveríamos a políticas aberrantes que ya hemos vivido en el país y en todo el
continente.
Debemos hacer memoria y poner en evidencias el terrorismo de Estado vivido en la
Argentina y en América Latina. Es una larga lista de la tragedia humana y de los
pueblos. En Argentina, esa política costó 30 mil desaparecidos, en Guatemala más
de 200 mil muertos y desaparecidos, en El Salvador más de 70 mil muertos. ¿Cómo
olvidar el sufrimiento y vida de los pueblos?
Reclamamos al gobierno y a los legisladores actuar con responsabilidad histórica
y no caer bajo presiones o facilismos hipócritas que tanto han costado al pueblo
argentino, Un ejemplo son las leyes de impunidad, de las que, hasta el día de
hoy sufrimos sus consecuencias.
Buenos Aires, marzo 2005