Argentina: La lucha continúa
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Trabajar menos para trabajar
todos
Raúl Sánchez*
Argenpress
Desde mediados de la década del '90, nuestro país cuenta con altos índices de
desocupación y subocupación, configurando un cuadro de crisis estructural que
persiste en el tiempo y que exige medidas audaces para terminar lo antes posible
con este flagelo.
La propuesta de reducir la jornada laboral diaria a seis horas va en ese
sentido, porque garantiza en forma automática la distribución del trabajo entre
más personas, modificando sustancialmente los patrones de distribución de la
riqueza que desde mediados de la década del '70 se imponen en Argentina y el
mundo.
Desde hace un año, agrupaciones sindicales, gremios, delegados de base,
agrupaciones estudiantiles, políticas, intelectuales, trabajadores, empresas
recuperadas y ONGs. conformaron el 'Movimiento por las 6 hs.' y el debate llegó
hasta el Congreso Nacional (2) y amplios sectores de la sociedad; en marzo se
realizará el V Encuentro Nacional donde se trabajará en comisiones para
profundizar la propuesta.
Buscando el principio
Durante la década del '90 nuestro país inició una serie de transformaciones
económicas, sociales y políticas cuyos resultados fueron la profundización de la
crisis que se generó a partir del rebrote hiperinflacionario de fines de los
'80.
Se distinguen principalmente dos procesos de reformas: la del Estado, y la
Económica, que englobaba aspectos tales como la emergencia económica, la
consolidación de la deuda pública, la desregulación económica, incluyendo
aspectos de legislación laboral.
Los efectos fueron muy negativos en el mercado laboral, generando una legión de
desempleados y un deterioro constante de las condiciones laborales al eliminarse
una serie de conquistas históricas del movimiento obrero.
Es importante tener un marco referencial más amplio y conocer las tendencias que
hace tiempo el capitalismo promueve, principalmente en los países emergentes, y
sus repercusiones en la economía mundial, como ser:
- La pérdida de la dimensión humana en las relaciones del trabajo, primando un
criterio netamente economicista. Los patrones de distribución de la riqueza
agrandaron las diferencias entre ricos y pobres, en donde se jerarquizaron las
relaciones mercantiles por sobre las sociales. El resultado es un constante
empobrecimiento progresivo de la población en los países subdesarrollados, es
decir, el modelo neoliberal no puede garantizar para la población una vida
digna.
- La globalización financiera, cuyo proceso se inicia a principios de la década
del '70 a partir de las crisis del petróleo que generó, en los países
desarrollados, 'capital financiero' para ser prestado a países subdesarrollados.
Al principio altas tasas de interés le garantizaban alta rentabilidad y con el
correr del tiempo los avances científicos y tecnológicos facilitaron la
instantaneidad de los flujos de capital, trasladando el capital a países cuyo
marco regulatorio y estados son débiles.
- Desarticulación del estado de bienestar, sufriendo los trabajadores la pérdida
de logros tales como la estabilidad laboral, la protección laboral y la
especialización. En materia de relaciones laborales esto operó disminuyendo el
poder de negociación de los trabajadores que terminaron aceptando empleos de
baja calidad.
- La sustitución del hombre por la máquina, logrando un menor costo financiero,
acompañando este proceso, además, por una sobreexplotación de aquellos que
pueden conservar su puesto de trabajo a través de procesos de reorganización
empresaria, acelerando tareas (se produce más en el mismo tiempo), o
incrementando las horas de trabajo; en ambos casos, por lo general, el
trabajador no percibe compensación económica alguna.
En el mundo, según la OIT, más de 1.000 millones de personas no tienen empleo o
están debajo de la línea de dignidad en sus tareas diarias. Para los jóvenes el
panorama es aún más desolador: de acuerdo a datos de la misma Organización, en
Latinoamérica sólo uno de cada diez jóvenes de entre 15 y 24 años conseguirá
empleo en los próximos dos años (el desempleo juvenil en Latinoamérica aumentó
del 12,4% al 16,6% entre 1993 y 2003).
Durante el gobierno de Menem, se implementaron las ideas del pensamiento único
con mas profundidad, justificando este proceder al sostener que el excesivo
proteccionismo de las leyes laborales vigentes en Argentina y la falta de
adecuación de la mano de obra a los nuevos requerimientos del mercado eran las
causantes de la crisis de empleo, sin entender que el problema real era la
política económica que ponía en desventaja a la industria nacional, reduciendo
el mercado interno, a la vez que aumentaba la brecha entre los sectores de altos
ingresos (una minoría) y los de bajos ingresos.
Las medidas que se implementaron en materia laboral lo único que lograron fue
empeorar el cuadro social y las condiciones de trabajo, destacándose las
siguientes consecuencias:
- La flexibilización del mercado laboral, que operó mediante cambios en la
legislación, menoscabando el carácter tutelar de la Ley de Contrato de Trabajo;
y también operó de hecho, porque los mismos trabajadores que veían amenazada su
fuente laboral aceptaron condiciones mas flexibles de empleo.
- Paralelamente se dio el fenómeno de la 'precarización laboral', al aumentar el
trabajo en negro y el trabajo informal; para este trabajador no hay protección
legal, sus remuneraciones son más bajas, sus jornadas laborales más largas, se
prescinde de él cuando el empleador lo disponga y sin costo adicional. Desde el
estado se propició este tipo de relación laboral al renunciar al ejercicio del
control.
- El mundo del trabajo se vio también fragmentado, como la sociedad, porque hay
trabajadores que tienen protección y otros que no, y porque los trabajadores con
sueldos más altos los vieron incrementados más que los de sueldos más bajos.
La insistencia para hacer creer que con políticas públicas focalizadas se podía
superar el problema de la falta de empleo llevaron a sancionar en forma
desprolija, durante la década del 90, doce leyes laborales (seis más se
sancionaron desde el 2000 a la fecha), por lo menos tres decretos (seis más
posteriormente) y veintiséis programas de empleo directo, privado, programas de
capacitación laboral, programas de desarrollo de capital humano y programas de
fortalecimiento institucional. El broche de oro fue la denuncia de corrupción al
sancionarse la Ley Nº 25.250 en el 2001, mas popularmente conocida como la ' Ley
banelco'. Todos las propuestas en términos generales, fracasaron, con las graves
consecuencias descriptas anteriormente.
Si tomamos algunos tópicos podemos reafirmar estas aseveraciones:
Cantidad de horas trabajadas: en Argentina se trabaja anualmente (incluyendo
horas extras) unas 2.040 horas. La jornada laboral alcanza un promedio las nueve
horas y media diarias. Si se hace una comparación histórica el resultado es
sorprendente: tomando como ejemplo el año 1887 el 65% de los trabajadores
trabajaba 10 horas diarias y sólo un 13% lo hacía ocho horas por día; es decir,
estamos aproximándonos a 1887 (3).
Comparando con otros países, en Uruguay se trabajan anualmente 1750 horas, en
Alemania 1450 y en Brasil 1759.
En este sentido, en el suplemento Cash de Página 12 (19/12/2004) Marta Novik,
Subsecretaria de Programación Técnica del Ministerio de Trabajo afirmó: 'Hoy
nosotros tenemos una jornada legal de 48 horas y casi todos los países del
MERCOSUR están en 44 horas'.
Productividad y empobrecimiento: los incrementos de productividad pueden tener
tres destinos: aumento de los salarios, reducción de la jornada laboral, aumento
de las ganancias empresariales. En Europa desde 1981 hasta 1997 los salarios
absorbieron el 48% del incremento de productividad, la reducción horaria un 14%
y el 38% restante fue un aumento de las ganancias de las empresas .
En Argentina las ganancias de las empresas acapararon el 100% de lo obtenido por
mayor productividad, ya que se redujo el salario real (la participación de la
masa salarial en el PBI en el 2004 según el INDEC está en un 29,1%, porcentaje
que disminuye año tras año y según datos del Ministerio de Economía, el poder
adquisitivo de los trabajadores registrados se redujo un 13% entre el 2001 y el
2004), y la jornada laboral se incrementó, lo que trajo como consecuencia altos
niveles de pobreza y pauperización.
Accidentes de trabajo: la sobreexigencia física mediante el aumento de la
intensidad de trabajo y la prolongación de la jornada laboral son la base para
un mayor riesgo de accidentes laborales. Según la SRT durante el 2003 hubo un
aumento del 19,7% en los accidentes laborales, el doble de lo que creció la
cantidad de horas trabajadas en la industria.
Construyendo una solución
Las medidas que se deben impulsar tienen que volver a otorgar plena vigencia a
los derechos sociales reconocidos en nuestra constitución; recuperar el carácter
tutelar de las normas del trabajo; revalorizar la dimensión humana del trabajo y
comprender que el mercado laboral tiene un componente ético. El salario no puede
ser asimilado al precio de una mercancía, por el carácter alimentario inherente
al ingreso del trabajador, por ello el salario mínimo debe ser el equivalente al
valor de la canasta familiar.
La salida de la convertibilidad ha propiciado un mejor posicionamiento de la
industria nacional por la mayor competitividad adquirida y por la generación de
un nuevo proceso de sustitución de importaciones. Pero esto no es condición
suficiente para garantizar mejores condiciones de vida para todos los
argentinos; las estadísticas muestran que hay que crecer más para generar mayor
riqueza, pero fundamentalmente hay que redistribuir mejor la riqueza.
Algunos datos que afirman que con el crecimiento solo no alcanza: hay casi 5
millones de personas con problemas de empleo (desocupados y subocupados) pero el
porcentaje de personas ocupadas está en uno de los puntos mas altos de la serie
histórica (en la actualidad hay más gente con trabajo que en mayo del `98).
La disminución de la jornada laboral permitirá que los beneficios del desarrollo
de la ciencia y la tecnología los reciban todos, para terminar con la
contradicción entre avance tecnológico y desarrollo humano; se va a lograr un
mayor espacio para el ocio, que no es el ocio de los desocupados vacío de
proyectos y expectativas, sino un ocio creativo, un tiempo para el desarrollo
personal y para una mayor participación en la vida de la comunidad.
Es necesario sostener el nivel de ingreso de los trabajadores. No debe
disminuirse la jornada laboral en detrimento del nivel de ingresos de los
trabajadores porque estaríamos produciendo un mayor empobrecimiento.
La reducción de la jornada laboral es la posibilidad concreta de obtener trabajo
para todos, para dignificar al ser humano, para volver a creer que un país con
igualdad y justicia social es posible, como lo soñaron muchos compatriotas que
dieron su vida por la nación y muchos otros , que por las injusticias del
capitalismo salvaje fueron llevados a la exclusión y la marginación social.
Desde el año 2000, en Francia se redujo la jornada laboral a 35 horas semanales
y días atrás, impulsado por el Consorcio de Industriales y sectores del Gobierno
bajo el lema 'Trabajar más para ganar más' se intenta dar marcha atrás con esta
ley. Más de 600.000 franceses se movilizaron en toda la República para defender
el derecho adquirido y el Instituto IFOP publicó una encuesta en el periódico
francés Journal du Dimanche donde el 77% de los empleados franceses desea
mantener el sistema de 35 horas de trabajo a la semana, principalmente porque
les permite pasar mas tiempo con su familia.
Esta vez sí, sigamos el ejemplo de los empleados del primer mundo, que defienden
la vida e intentan construir una sociedad mas igualitaria.
Notas:
1) El título de la nota es una frase que tiene su origen en el movimiento por la
reducción del tiempo de trabajo en Italia y que nació, y así fue retomado en
Francia, como contraposición al lema de Tatcher 'trabajar más para trabajar
todos', en el momento de mayor auge del neoliberalismo.
2) Ya en el año 1997 el entonces Diputado Nacional Guillermo Estévez Boero
presentó un Proyecto de Ley para 'estudiar la posibilidad de reducir la jornada
legal de trabajo y acotar las horas extras'. Se sumaron después iniciativas del
ex Diputado Floreal Gorini y del abogado laboralista Héctor Recalde (esta última
inclusive llegó a juntar cientos de miles de firmas de adhesión). En la
actualidad, está en tratamiento parlamentario un Proyecto de Ley apoyado por más
de quince legisladores de diferente extracción partidaria.
3) Extraído del Documento de lanzamiento del Movimiento de las seis horas (Jorge
Sanmartino).
* Raúl Sánchez es miembro de la Junta Directiva del Partido Socialista de la
Ciudad de Buenos Aires y Subsecretario de Posgrado de la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA.