Argentina: La lucha continúa
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Breve historia de las masacres en la argentina (Parte V)
La clase obrera y el pueblo no van al paraíso, sino luchan
Juan Carlos Cena
Era y es ahora una explotación del hombre por el hombre, donde el concepto a
la vida se ha perdido hasta transformarse en una simple mercadería al consumo
irracional de una mayor producción. Una industria donde se confunden hombres y
herramientas, aún más donde no existen hombres sino números.
Avelino Bazán Secretario General del Sindicato Obrero Mina Aguilar -SOMA- De
larga trayectoria como dirigente obrero, diputado provincial durante el gobierno
peronista en Jujuy. El 28 de marzo de 1976 es apresado y durante cuatro años
conoce las cárceles de Jujuy y La Plata. En 1978 sale en libertad y a los cuatro
meses es secuestrado y es hoy otro trabajador y dirigente, de extracción
peronista, desaparecido.
En tiempos del onganiato a los ferroviarios los militarizaron por medio del
decreto 5324 que reglamenta las leyes 16.970 y 17.192 que disponían la
convocatoria para la prestación del Servicio Civil de Defensa. Es decir, los
ferroviarios tenían grados militares de acuerdo a la categoría de revista en
Ferrocarriles Argentinos. Dependíamos del Ministerio de Defensa, este
reemplazaba al de Trabajo. Por tercera vez los ferroviarios eran militarizados,
con Perón en 1950, Frondizi en 1958 y durante el onganiato.
Continúa la intervención a los gremios del Tabaco, Canillitas (vendedores de
diarios), Municipales de Córdoba, y otros.
El 17 de septiembre de 1966 la dictadura de Onganía consumaba el primer alevoso
asesinato en la ciudad de Córdoba contra el compañero Santiago Pampillón. Que
era estudiante y trabajador. Este asesinato repercutió por todo el territorio
nacional.
El 30 de marzo de 1968 se constituyó la CGTA (CGT de los Argentinos) este nuevo
organismo admite a los delegados de los gremios intervenidos rechazados por los
burócratas sindicales.
La línea defensiva de la clase obrera escapaba de las estructuras burocráticas;
abajo, en los socavones del pueblo ocurría otra cosa. La clase obrera elaboraba
su propia estrategia. Todo estaba en estado larval. No se organizaban, al
comienzo, para derrotar al enemigo de su clase. En ese momento inicial todo era
resistencia, y en ese estadio, se fueron formando los nuevos sujetos sociales de
cambios. Se concretarán, se harán visibles, sólo cuando los propios trabajadores
lo dispongan.
Tras cada golpe de Estado, la clase obrera restituye sus cuadros, los reemplaza
en cada enfrentamiento. La aparición de la CGTA fue parte de esa estrategia.
Raimundo Ongaro fue elegido como secretario general. Al final del '68 el eje de
las luchas se fue desplazando al interior del país. Las fábricas y los barrios
en Córdoba, Villa Constitución, San Nicolás, Campana, Zárate, Rosario, el Gran
Rosario, Tucumán, son los más activos.
En Corrientes, el conflicto comenzó antes de mayo, un problema en el comedor
estudiantil derivó en una pueblada, 3500 estudiantes salieron a la calle. Son
reprimidos violentamente, cae Juan José Cabral, estudiante de medicina.
En abril del '69, las organizaciones obreras del norte santafesino propusieron
La Marcha del Hambre, desde Villa Ocampo-otrora centro del latifundio de La
Forestal.
En Villa Guillermina, tres mil personas iniciaron una movilización similar,
encabezada por el sacerdote Héctor Osvaldo Beltrán. Ambas marchas son
reprimidas.
En Rosario en una manifestación en solidaridad con los correntinos es asesinado
en la calle Ramón Bello de un balazo. El 17 de mayo se inició una movilización
de estudiantes reprimida por la policía provincial al mando del comandante de
gendarmería Agustín Feced, responsable (siete años después) de 1800 detenciones
y 350 desaparecidos. (Ver trabajo de Carlos Del Frade) Es asesinado en la
galería Melipal, el estudiante Adolfo Bello de 22 años. El 21 de mayo se realizó
una marcha del silencio. El centro de la ciudad quedó en manos de los
manifestantes. Al intentar tomar LT8, un grupo de policías los desalojó,
asesinando al obrero metalúrgico de quince años Luis Blanco. Rosario es
declarada 'zona de emergencia bajo control militar'. Cinco horas tardó el
cortejo que llevaba los restos de Blanco hasta el cementerio La Piedad, 10.000
personas estuvieron en la calle aquel 23 de mayo. Este hecho de masas se lo
recuerda como el Rosariazo o el primer Rosariazo.
El 8 de septiembre de 1969, se declaró un paro por tiempo indeterminado por los
trabajadores afiliados a la Unión Ferroviaria, de Rosario. En esta ciudad se
encuentra un tremendo nudo ferroviario, dos trochas lo cruzan; Talleres Pérez,
Rosario, Villa Diego y las playas de carga, descarga y de intercambio,
concentraban la mayor cantidad de trabajadores ferroviarios del país. Los
estudiantes se preparaban para el tercer aniversario del asesinato de Pampillón.
Hacia el 11 de septiembre se produjeron actos de sabotaje y descarrilamiento de
trenes en la zona de Granadero Baigorria, a menos de quince minutos al norte del
centro rosarino, y otro en Pergamino, en la provincia de Buenos Aires. El
viernes 12, el gobierno declaró ilegal el paro. La CGT anunció la huelga general
desde el día 16. Ese día veinte focos insurrectos de trabajadores aparecieron en
los accesos periféricos de la ciudad, seis columnas de obreros y estudiantes
marcharon sobre el radio céntrico, en total 10.000 personas. A diferencia de los
sucesos de mayo: Rosariazo I y el Rosariazo II tuvo en los barrios sus
principales escenarios y una mayor participación obrera. La policía fue
rebasada, llegaron desde Corrientes dos mil efectivos al mando del coronel
Galtieri, reforzaban la represión.
En las ciudades de La Plata, Tucumán, Santa Fe, Mendoza, Salta, la lucha se
expandía.
En Córdoba después de un sinnúmero de luchas parciales, de obreros, estudiantes,
vecinos a través de los centros vecinales, cansados de tanta oprobiosa
situación, decidieron enfrentar a este gobierno provincial, integrado por lo más
retrógrado del conservadurismo clerical que aplicaba una política medieval en
forma integral.
Aparecía la Brigada Fantasma, una formación parapolicial, que dependía de la
policía provincial. El 14 de mayo es reprimida una asamblea del sindicato de
trabajadores de la industria automotor, en el Córdoba Sport, con una violencia
inusitada. El 29 de mayo de 1969 la clase obrera, los estudiantes y el pueblo en
general decidieron darle un parate al gobierno. Las dos CGT declararon un paro
por 36 horas, los obreros debían hacer abandono de sus trabajos a media mañana y
marchar hasta frente al local de la CGT de Córdoba, para asistir a un acto. Las
primeras columnas de obreros de la fábrica Káiser fueron violentamente
reprimidos por la policía federal, a pesar de ello, ésta, fue derrotada por los
trabajadores. Esta columna continuó marchando hacia el centro de la ciudad, y es
nuevamente atacada por la policía.
Asesinan a Máximo Mena. La noticia se esparció como un reguero de pólvora. Ya
nadie contuvo a nadie. Los barrios que estaban en los altos de la ciudad bajaron
al centro, lo tomaron, prácticamente, los obreros llenos de indignación,
rompieron y quemaron todos los bienes que eran símbolos de la explotación. El
barrio Clínicas fue ocupado por los estudiantes, cercando a la policía y a los
bomberos. Pero la represión no se hizo esperar. Allanaron con violencia el
Hospital Clínicas no respetando ni a los internados, todo era igual. Este fue el
comienzo de acciones que luego iban a desembocar en lo que se llamó el Cordobazo.
Fue una rebelión popular donde participó la clase obrera, los estudiantes y el
pueblo en las calles. El ejército sólo pudo entrar a la ciudad a las 5 de la
tarde. Reprimió y encarceló a los principales líderes obreros, estudiantiles y
populares. El Cordobazo, así como el 17 de octubre y el golpe de estado 1955,
produjo enfrentamientos entre las fuerzas del poder y hubo serios síntomas
insurrecciónales. En esas tres oportunidades, la clase obrera disputó en las
calles el poder a la otra clase: la capitalista, en inferioridad de condiciones.
Es decir, fue el enfrentamiento entre dos poderes bien definidos: el poder de
los obreros y el poder de la burguesía.
El Cordobazo le propinó un golpe mortal al gobierno del general Onganía. Al poco
tiempo es reemplazado por el general Levingston, pero a las horas del Cordobazo
es desplazado el ministro de la oligarquía y los capitales foráneos Krieguer
Vasena, que venía con el objetivo de desindustrializar el país. El Cordobazo y
los azos posteriores retrasaron siete años este objetivo.
Las luchas populares en ascenso le acortaron el mandato. El Cordobazo, el
Rosariazo I y II, el Viborazo en Córdoba, el Tucumanazo, el Mendozazo y otros
azos, signan a este período (1969-71) como de grandes movilizaciones de masas,
con luchas populares en las calles, con tomas y retención de lugares simbólicos
del poder. Hechos que minaron el poderío militar.
Las luchas de los mineros en Minera Aguilar, las Pirquitas, Altos Hornos Zapla
en Jujuy, la FOTIA (trabajadores cañeros) en Tucumán, los trabajadores
yerbateros, los obreros rurales, entre otros, son totalidades del movimiento
obrero poco citados por los 'investigadores', ya que prevalece, en ellos, una
concepción portuaria de las investigaciones. Es que el puerto genera toda una
concepción colonialista sobre el pensamiento: todo pasa por el puerto y la
aduana, como allá lejos y hace tiempo.
Para quienes conservan la sensibilidad ante los problemas sociales, el año 1969
se constituye en punto de llegada y de partida de sus reflexiones sobre
Argentina y el mundo actual (...) La lucha por la conducción estratégica del
período y de las masas cuya génesis refiere a 1969, constituye a este momento,
en un hito en el proceso histórico económico-social argentino y, lo es, porque
refiere al espacio-tiempo en que se han creado las condiciones de una situación
revolucionaria.
El cambio de carácter de las luchas del período que se inicia a partir de 1969 y
del que 1969 es un momento de génesis, determinó el desenvolvimiento de la vida
y la lucha política, económica, ideológica y teórica por la conducción de las
masas y del período y de resultas de todo ello hoy nos encontramos con que la
idea dominante que tiñe, organiza y domina a la sociedad, se encuentra
determinada por las imágenes acerca de la subversión y su contrapartida, la
lucha antisubversiva. (El '69 - Huelga política de masas. B. C.Balvé y Beatriz
S. Balvé -. Contrapunto) Asume el general Lanusse y promete elecciones. En todo
este proceso van encarcelando compañeros, expulsando obreros y empleados de sus
trabajos, aparece de nuevo la tortura. En Córdoba comienza a actuar otra fuerza
parapolicial: los Comandos Libertadores de América, al mando del mayor Héctor
Vergez, (que en 1976 dirigió el campo de concentración La Perla), dependían del
III Cuerpo de Ejército. Se reorganizaban los partidos políticos. Perón convocaba
a la 'juventud maravillosa'. Ya habían hecho su aparición las fuerzas
guerrilleras. También las fuerzas más retrógradas de la derecha, con el coronel
Osinde a la cabeza. Se organizaba la Triple A, otra fuerza parapolicial.
Retorna Perón después de 18 años de ausencia. Digitó al candidato a la
presidencia, regresó a España, previa escala en Paraguay, visitó a su amigo
Stroessner. Ganó las elecciones Cámpora. Nombró por orden de Perón a López Rega
Ministro de Bienestar Social, lugar donde cobijaba a la Triple A, él era su
máximo Jefe; el general Iñiguez es nombrado jefe de la Policía Federal, y el
coronel Osinde Secretario de Deportes.
Estos tres personajes organizaron el nuevo retorno de Perón y, en Ezeiza,
protagonizaron una de las matanzas más salvajes contra el pueblo peronista, que
fue a recibir a su líder, con sus agentes parapoliciales.
Es defenestrado Cámpora al poco tiempo del regreso de Perón. Se llamó a
elecciones. Se presentó Perón con su mujer como vicepresidenta. Ganó. Se
consolidaba la derecha, crecía la represalia y podemos enumerar a los
gobernadores democráticos peronistas que se les pidió la renuncia. Podemos
inferir que fue una manera de ejercer la violencia. Son renunciados los
gobernadores de Córdoba, Buenos Aires, Mendoza, Salta, Río Negro.
Murió Perón. Asumió Isabel Perón y se aceleró la represión sobre la clase obrera
y el pueblo. La Triple A se enseñoreaba por las calles: secuestraba, asesinaba a
plena luz del día, se torturaba, hacían desaparecer militantes y cobraban
venganza sobre los familiares. La Triple A tomó un ímpetu inusual. Asesinó ante
la menor resistencia o sospecha a obreros, intelectuales, estudiantes,
dirigentes populares. Se contabilizaron en él haber de la Triple A más de 900
asesinatos.
El 25 de noviembre de 1974, la Lista Marrón de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica)
de Villa Constitución, con Alberto Piccinini a la cabeza ganó con el 70% de los
votos. En la madrugada del 20 de marzo de1975, una columna de un kilómetro y
medio de automóviles y camiones invadieron esta Villa. Policías provinciales,
federales, hombres de la derecha sindical peronista y personajes como Aníbal
Gordon, entre otros, hicieron del albergue de solteros de la planta industrial
Acindar, el primer centro clandestino de detención del país. (Ver a Carlos Del
Frade) Rodolfo Peregrino Fernández confesó que Martínez de Hoz, presidente de
Acindar, pagaba cien dólares a cada uno de los represores. Hubo 300 detenciones
y 20 desaparecidos a partir de entonces. Era el 20 de marzo de 1975, un año
antes del golpe militar. La huelga de sesenta días fue la respuesta de la clase
obrera. El Ministro del Interior del gobierno de María Estela Martínez de Perón,
dijo: 'se trató de desarticular un complot rojo'. Ricardo Balbín, dirigente
radical dijo: 'los sucesos de Villa Constitución fueron necesarios para
erradicar la subversión industrial'. Walter Klein, socio de Martínez de Hoz,
años después, fue mucho más contundente frente a la embajada de los Estados
Unidos: 'quédense tranquilos, todos los activistas gremiales de Villa
Constitución ya están bajo tierra'. Por su boca hablaban los factores de poder.
Peregrino Fernández, ex-comisario de la Policía Federal relató ante la comisión
Argentina de Derechos humanos, en 1983, que otra represión notoria de la Triple
A fue la ejercida contra los activistas de Villa Constitución de la empresa
Metcon, retribuía con 150 dólares diarios al oficial de la policía Federal que
dirigía su custodia. Acindar ¨pagaba a todo el personal policial, jefes,
suboficiales y tropa un plus extra en dinero, suplementario al propio plus que
recibían ya del Estado esos efectivos. El pago estaba a cargo del jefe de
Personal, Pedro Aznarez y del jefe de Relaciones Laborales, Roberto Pellegrini'.
La complicidad de los industriales en la represión fue notoria. Mejor dicho, se
reprimía para ellos, por encargo. Era parte de la lucha de clases.
La represión sistemática contra la clase obrera comenzó antes del golpe militar
de marzo de 1976. En todas las provincias ocurrió lo mismo. Tomamos Santa Fe
como ejemplo, como lugar simbólico. Todo el cordón industrial del Paraná sufrió
una cruel represión. Se operó como si fuera una prueba de ensayo de lo que
después vendría con el golpe militar. 'Con esta política buscamos debilitar el
enorme poder sindical, que era uno de los grandes problemas del país. La
Argentina tenía un poder sindical demasiado fuerte... hemos debilitado el poder
sindical y ésta es la base para cualquier salida política en la Argentina¨.
(Carlos Del Frade) Esto lo dijo, al año de ocurrido la represión en Villa
Constitución, Juan Aleman, secretario de Hacienda del dictador Jorge Videla. No
era sinceridad, sino impunidad que les da el sistema para quien trabajan.
El terrorismo de estado fue la herramienta principal para disciplinar y
domesticar a la clase obrera; su desarticulación y derrota era el objetivo.
Todos los intentos anteriores habían fracasado. El capitalismo cambiaba, el
capital financiero predominaba sobre el industrial. La desindustrialización era
una exigencia de los nuevos centros de poder (el capital financiero), para
cumplir ese requisito se debía sacar del camino al principal obstáculo: la CLASE
OBRERA. Cambiaban las nuevas formas de producción. Las condiciones productivas
que generaba este modelo industrial, no eran rentables. Se debían alterar las
estructuras económicas del país, las antiguas formas de producción eran el otro
obstáculo. Las nuevas serían ágiles y eficientes. El Estado debía ser el
ejecutor de ese cambio. Refundar estructuralmente la sociedad argentina y poner
en marcha un nuevo proyecto dominante fue el objetivo principal del golpe de
Estado de 1976.( CTA. Central de Trabajadores Argentinos - marzo de 1998) Por
eso el responsable de la conducción económica del Proceso Militar era, momentos
antes del golpe, el presidente del Consejo Empresario Argentino, organismo que
nucleaba, y lo sigue haciendo, a los holding locales y extranjeros más
importantes del país, nos referimos al Dr. José Martínez de Hoz, presidente de
Acindar cuando la represión Villa Constitución. El 66% de los funcionarios que
la dictadura colocó en el Ministerio de Economía, Bancos y Empresas Públicas
eran, a su vez, ejecutivos de los directorios de las principales firmas, bancos,
y consultoras del país. (Cavallo, Machinea, Kohan, Daniel Marx, Klein, Aleman,
algunos colaboradores e integrantes del actual gobierno) Los organismos de
derechos humanos de la provincia de Santa Fe informaron que se produjeron 520
desapariciones, entre 1976 y 1983. En el gran Rosario, 350. La desocupación dejó
a 100.000 personas sin trabajo. Las 25.000 mil personas que perecieron semejante
universo de angustia fueron los despedidos de las cinco grandes empresas que,
además, iniciaron el ciclo de las desapariciones como método de control social a
través del miedo y el terror, desde dentro mismo de las empresas y que
continuaban en sus vidas cotidianas.
Acindar, Swift, Estexa, Celulosa y PASA (Petroquímica Argentina S.A.),
despidieron 25.000 obreros industriales entre 1976 y 1989. Este fue el verdadero
núcleo de la desocupación de la zona. El objetivo de reprimir a la clase obrera
para desarticularla e implantar el terror por las fuerzas armadas, se cumplió.