Argentina: La lucha continúa
|
Improntas de la historia reciente
Haciendo ejercicio de memoria
Alberto Arturo Noal
Era una madrugada típica de otoño, húmeda, con molestas e intermitentes
lloviznas. Hacía frío. Era un secreto a voces lo que se gestaba, aunque nadie
sabía -a ciencia cierta- el momento en que haría eclosión; tampoco que las
traiciones y las revanchas sectoriales, tendrían rasgos inusitados de violencia.
Era la madrugada del 24 de marzo de hace 29 años atrás. Era el trágico 24 de
marzo de 1976; inicio del proceso mas oscuro de la historia argentina, donde la
implementación sistemática y organizada de un plan de saqueo y represión terminó
con una generación de argentinos que pensaban, tenía ideales y soñaba un país
mejor.
Pero, ciertamente, ese no había sido el inicio de la utilización del aparato
represivo, sino que esto había ocurrido varios años antes, cuando -durante el
Gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía- las fuerzas, armadas y de
seguridad, habían avanzado sobre las manifestaciones de estudiantes y
trabajadores, en 1969, en Córdoba, Rosario y Tucumán, dejando como saldo varias
decenas de muertos, heridos y detenidos. Tal como venía ocurriendo desde el
Siglo anterior -y ocurrió después- la derecha argentina -ligada a los sectores
oligárquicos, agroganaderos e industriales-, apoyaba a los militares que
llevaban adelante las políticas económicas que los beneficiaban y, a la vez,
'garantizaban su tranquilidad', manteniendo a raya a las clases obreras.
Esa opresión que vivía la mayor parte de la ciudadanía, generó en los jóvenes
-imbuidos por el Mayo Francés (ocurrido el año anterior) y la fuerte figura de
Ernesto Guevara de la Serna, el 'Che' (asesinado por integrantes del ejército
estadounidense, en suelo boliviano, en octubre de 1967)- una suerte de rebelión
que se multiplicaba geométricamente cuanto más los oprimían.
Años después, (en 1972) en un reportaje publicado por el Diario La Nación, Juan
Domingo Perón -recién retornado luego del exilio- diría 'la guerrilla es el
escape natural de los pueblos oprimidos, porque generalmente las violencias
populares son provocadas por las violencias gubernamentales. Las guerrillas se
explican en la Argentina porque... una de las mayores fortunas que tiene la
República Argentina en estos días es disponer de una maravillosa juventud,
esclarecida, valiente y patriótica... Las guerrillas son siempre movimientos
espontáneos de los pueblos. Nadie puede organizar guerrillas si no existe el
caldo de cultivo necesario para que ellas proliferen...'
El secuestro y fusilamiento del el general Pedro Eugenio Aramburu, el 29 de mayo
-día del ejército- de 1970, marcaría la entrada en acciones de violentas de los
grupos guerrilleros, y la caída del gobierno de Onganía.
Paralelamente, así como crecía la efervescencia de los grupos revolucionarios,
la derecha argentina también se fortalecía, puertas adentro de los cuarteles, y
puertas afuera, en grupos para militares.
La aparición de un López Rega demencial, detrás de un Perón debilitado por los
años, permitió que existiera una suerte de fortalecimiento de los sectores con
poder económico; la creación de 'grupos de tareas paramilitares' -como la AAA-,
cuyo objetivo era 'aniquilar a la subversión' -tal como rezara, más adelante, el
decreto firmado por, el entonces presidente provisional del Senado, Italo
Argentino Luder-, sin que faltaran las operaciones políticas de los sectores
castrenses para posicionar a los militares que concretarían los 'trabajos' de
limpieza.
Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti, habían sido
ascendidos a los grados máximos de sus fuerzas, obligando al pase a retiro de
una decena de oficiales superiores, por el Gobierno Constitucional que
encabezaba María Estela Martínez de Perón. Luego se sabría que detrás de esas
designaciones López Rega había jugado un papel primordial.
A poco menos de dos años de concretarse el recambio institucional, en aquella
fatídica madrugada, los comandantes en jefe de las tres fuerzas, conformando un
triunvirato que denominarían 'Junta Militar', ordenaron el aprestamiento de
todas las tropas, y ganaron las calles.
A las 06:30, en todas las emisoras se escucharía 'Comunicado Nº 1, de la Junta
de comandantes generales: Se comunica a la población, que a partir de la fecha,
el país se encuentra bajo el control operacional de la junta de comandantes
generales de las Fuerzas Armadas. Firmado, Jorge Rafael Videla, teniente
general, comandante general del ejército'.
Se clausuraron medios de prensa, se intervinieron radios y canales de
televisión, se quemaron millones de libros, se prohibió la difusión de temas
musicales y el trabajo de ciertos artistas, se intervino la CGT y se prohibió la
actividad sindical. No quedó un rincón del país en que no fuera situado un
uniformado. Se decretó el 'estado de sitio', se prohibieron las reuniones y se
ordenó el corte de cabello a los varones -en plena calle- que lo tuvieran largo.
Era necesario demostrar que la disciplina 'se imponía'.
Después del combate en los Montes Tucumanos, y en provincias como Córdoba y
Mendoza, los grupos que respondían al ERP, FAR y Montoneros, se encontraban
diezmados, sin fuerzas y casi desarticulados. Pero igual, era necesario
demostrar que con ellos 'no se jodía'.
En su primer mensaje, emitido por cadena nacional a las 19:00 de ese día, Videla
expresó 'Las Fuerzas Armadas, concientes que la continuación normal del proceso,
no ofrecía un futuro aceptable para el país, produjeron la única respuesta
posible a esta crítica situación. Tal decisión, fundamentada en la misión y en
la esencia misma de las instituciones armadas, fue llevada al plano de la
ejecución con una mesura, responsabilidad, firmeza y equilibrio que han merecido
el reconocimiento del pueblo argentino'.
De ahí en adelante, no existió mesura, ni firmeza, ni equilibrio. Desde el
Estado se desató una cacería de brujas que persiguió, encarceló, torturó, fusiló
y desapareció a miles de compatriotas sólo por los delitos de 'pensar', 'pedir',
'creer', 'soñar', o esperar.
Económicamente, Martínez de Hoz (quien fuera el Ministro de economía que más se
mantendría en el cargo -sólo superado por su alumno Domingo Felipe Cavallo-)
implementó las recetas liberales que comenzaron a destruir el aparato
productivo, la industria nacional, e hicieron crecer la deuda externa de 4.021
millones de dólares a 31.709 millones de la misma moneda. Junto con esta
evolución de la deuda, el salario de los argentinos caía a un tercio del valor
histórico, y las tasas de desempleo comenzaban a incrementarse.
El ministerio de economía se constituyó en la fuente de financiamiento de las
actividades bélicas hacia los propios argentinos. Pero también para las
aventuras bélicas contra el exterior. El conato de guerra con Chile en 1979, y
la Guerra de Malvinas, en 1982.
El 'Proceso de Reconstrucción Nacional' terminó destruyéndolo todo. Destruyó al
país, sus instituciones y sus habitantes.
El plan sistemático de apropiación de vidas y bienes fue urdido por los
oficiales superiores y llevado adelante por un grupo de sicarios que, escudados
en la 'obediencia debida', secuestraban, torturaban y mataban, pero que también
robaban ... bienes y vidas.
La sentencia del Tribunal Oral -que fuera presidido por León Arslanián- que
condenara a los integrantes de las Juntas Militares -bajo la fiscalía del doctor
Julio Cesar Strasera, con el auxilio de Luis Gabriel Moreno Ocampo- hacia fines
de 1985, y la publicación del trabajo de la CoNaDeP bajo el título de 'Nunca
Más', comenzaron a despejar los nubarrones que, por más de siete años, se habían
posicionado sobre el país y su pueblo.
En su retirada, y poco antes de firmar el decreto que convocaba a elecciones
para el 30 de octubre de 1983, el último presidente de facto, Reinaldo Benito
Bignone, expresó -en un discurso transmitido por cadena nacional- 'Es que por
esta vía podremos aplicar aquella verdad que los hombres de fe la extraemos del
evangelio, y los que no tienen fe también, seguramente, la conocen; aquella
verdad que dice 'el que tenga las manos libres, que tire la primera piedra'.
Seguramente, al formularnos así, humildemente, sinceramente, con todo carácter,
ésta pregunta, a los argentinos se nos caerán las piedras de las manos', como
forma prematura de repartir culpas con el resto de los ciudadanos.
Han pasado 29 años. Hoy se cumplen esos 29 años. Y todavía las Abuelas buscan a
sus nietos, las Madres a sus hijos, y los H.I.J.O.S. a sus padres. Pasaron las
Leyes de Obediencia debida y de Punto Final, y los indultos -los malditos
indultos- que fueron insultos en la cara de una sociedad dolida y conmovida,
pero no quebrada.
Hoy, en este 'Día de la Memoria', queríamos ejercer esta posibilidad. Recordar,
memorar y darnos la posibilidad de reflexionar el por qué hemos llegado hasta
aquí de la forma en que lo hemos hecho. Porque durante casi cuatro décadas nos
han robado los ideales, los sueños, las esperanzas, y fundamentalmente porque
nos dejaron sin una generación que quería cambiar las cosas y creía en un país
mejor, mas grande, más justo, y mas libre.