Argentina: La lucha continúa
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En una semana llega donald rumsfeld
Negocios y fricciones en la relacion con estados unidos
Emilio Marín
La Arena
La llegada de Donald Rumsfeld a Buenos Aires iba a ser el 7 de marzo. Luego se
cambió para el 21 pues seguramente el jefe del Pentágono tenía asuntos más
importantes. A diferencia de lo que creen Néstor Kirchner y sobre todo su vice
Daniel Scioli, Argentina no es significativa en el tablero mundial. No al menos
en soledad; en compañía del Mercosur es otra cosa. Rumsfeld llega con su gastada
agenda de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, control de la Triple
Frontera y la radarización.
El joven y viejo Rumsfeld
Rumsfeld fue en los ´70, en la administración Nixon, el secretario más joven que
llevó el mando en el Pentágono. Ahora fue uno de los ministros de George W. Bush
seleccionados para acompañarlo en su segundo mandato. En el equipo de los
'halcones' es difícil hacerle sombra al viejo Rumsfeld y eso que allí vuelan
ejemplares tan carroñeros como Condoleezza Rice, John Negroponte, Alberto
Gonzales y otros.
El jefe del aparato político-militar estadounidense tuvo que atravesar algunos
momentos críticos antes de recibir esta designación. El escándalo de torturas de
los prisioneros iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib (Irak) y de los afganos en
Guantánamo (Cuba), lo puso contra la pared.
Hubo evidencias de que no eran 'excesos y errores' de los oficiales y soldados
involucrados en esos abusos. Los testimonios desnudaron que había una doctrina
impartida por Rumsfeld y sus generales, congeniada con la CIA y los añosos
manuales de la Escuela de las Américas que hoy funciona en Fort Benning,
Georgia.
Con el apoyo directo del presidente y apuntalado por el Congreso, el secretario
militar salió a flote. Una de sus primeras disposiciones fue firmar junto al
texano el pedido de presupuesto para su cartera para el año fiscal que empieza
el 1º de octubre: 419 mil millones de dólares. Para redondear el medio billón,
días después pidió un refuerzo de 80 mil millones para financiar las ocupaciones
de Irak y Afganistán.
Como podrá deducirse, el ministro José Pampuro poco menos que le hará la venia a
semejante personaje. De tanto trajinar en ceremonias castrenses y visitar las
tropas argentinas enviadas a Haití a pedido de Bush, el médico bonaerense ya
debe haber aprendido por lo menos a hacer el saludo militar, con un sonoro
taconeo.
Pampuro está al tanto de los temas que el viajero trae en su agenda. Uno es la
lucha contra el terrorismo internacional que estaría agazapado en la zona de la
Triple Frontera, aunque tal hipótesis nunca tuvo mínima confirmación. El
Pentágono quiere que Argentina ratifique la Convención Interamericana contra el
Terrorismo firmada en junio de 2002 en Brigdetown-Barbados. Este engendro
antidemocrático fue promovido por Washington en 1998 con el apoyo de Carlos
Menem-Carlos Corach y una Convención Antiterrorista de la OEA realizada en Mar
del Plata.
¿Quienes son terroristas?
Argentina suscribió esa carta en junio de 2002, durante el gobierno de Eduardo
Duhalde, a pocos días de la matanza de piqueteros en Puente Pueyrredón y
Estación Avellaneda. Esta fue una forma muy práctica de poner en marcha los
acuerdos antiterroristas de la OEA en Barbados.
En ese entonces quien monitoreaba la firma del instrumento era el embajador John
Maisto, experto antiterrorista del Departamento de Estado promovido a
representante ante la OEA. En tal condición estuvo días atrás en Buenos Aires,
seguramente ablandando las posiciones del gobierno para arrancarle un okey a la
ratificación.
Washington es indolente para firmar determinados tratados que considera
inconvenientes, como el de Roma que creó el Tribunal Penal Internacional y el de
Kyoto sobre el cambio climático. Cuando se trata de su materia preferida desde
antes de setiembre de 2001, llevada a paroxismo desde entonces, Maisto y
Rumsfeld le van a llenar la cabeza a Pampuro.
El despacho en minoría del diputado Luis Zamora, en contra de ratificar esa
convención, dice bien que se debe precisar quiénes son los terroristas.
Simplemente hablar de que es alguien que pone una bomba no agota el tema pues el
dirigente de Autodeterminación y Libertad trajo a colación la bomba puesta en
1945 en Roma por los partizanos contra una columna de las SS, que mató a 33
soldados alemanes y dos transeúntes. Los autores de esa acción fueron
condecorados más tarde por las autoridades de la Italia liberada de Hitler y
Mussolini.
Sin embargo, es seguro que en las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y
de Legislación Penal le digan a Zamora 'tiene razón pero marche preso'. Los
compromisos del gobierno con la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el de
Defensa pesan mucho más que las disquisiciones históricas o relativas a los
derechos humanos.
Sin embargo no todas serán rosas para el pentagonista. La Liga Argentina por los
Derechos del Hombre, la CORREPI y la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos
radicaron una denuncia ante el juzgado federal de Claudio Bonadío contra él y
Bush, como 'responsables de las torturas, suplicios, tratos crueles, inhumanos y
degradantes y crímenes de guerra cometidos por las tropas yanquis en las
prisiones de la Bahía de Guantánamo, Afganistán e Irak'.
Más allá del destino de cajón de escritorio que muy posiblemente tenga este
expediente, es útil para el debate político y jurídico sobre quiénes son los
mayores terroristas a nivel mundial, los que practican el terrorismo de Estado
asociados al complejo industrial-militar del Pentágono. Rumsfeld es uno de
ellos.
Más negocios
La superpotencia agita el 'cuco' del terrorismo supuestamente dormido en la
Triple Frontera. Así actuaron los dos últimos jefes del Comando Sud del Ejército
con asiento en Tampa, Florida. Hasta el año pasado la maniobra fue conducida por
el general James Hill y desde el último trimestre de 2004 tomó la posta su
relevo, el general Bantz Craddok.
Sin embargo, esas campañas antiterroristas-con sus inmediatas repercusiones
mediáticas en páginas de La Nación- no han podido mostrar ninguna evidencia.
Tanta ausencia de pruebas reforzó la presunción de que la superpotencia quiere
instalar bases militares en esa zona para influir en el Cono Sur e interferir en
las decisiones de Brasil, Argentina y Paraguay. De paso controlaría el acuífero
guaraní, importante por ser una de las mayores reservas de agua dulce del
planeta.
Otro de los planteos del viajero será la preocupación de su país por la mayor
cantidad de drogas que circula por Argentina y de la cual una parte termina en
el gran mercado del Norte. Esta preocupación está sesgada por evidencias de la
historia: la CIA y el FBI no tuvieron escrúpulos en sembrar droga en los barrios
negros, en los ´60 y ´70, como forma de destruir la base de las Panteras Negras.
Tampoco en traficarla mediante el teniente coronel Oliver North, en los ´80,
para abastecer de armas y dinero a la 'contra' nicaragüense que combatía al
sandinismo.
Esos antecedentes y el rol que tienen los bancos estadounidenses en el lavado de
dinero, acrecientan las dudas sobre los fines de la DEA (Drugs Enforcement
Administration). Una prueba de su dudosa eficacia lo dio el iceberg de las
valijas con cocaína en Southern Winds. 'Uno de los proyectos bilaterales de
cooperación llevados a cabo entre Argentina y EEUU estuvo referido a los
controles aeroportuarios, que fracasaron al menos una vez en el caso SW',
recordó el 5/3 Ana Barón, corresponsal de Clarín en EEUU.
El embajador Lino Gutiérrez hizo declaraciones en Salta, a fines de febrero,
alertando que mucha cocaína y heroína provenientes de Colombia pasaba por
Argentina rumbo a su país. Se ponía así en fiscal y crítico del gobierno local
como si éste fuera el único culpable. ¿Qué hace la Casa Blanca en lo social para
recuperar a millones de sus ciudadanos que son consumidores y están enfermos?.
¿Qué medidas toma para castigar a los carteles y bancos lavadores 'made in USA'?
¿Por qué el traficante North es un héroe para el Pentágono y la mitad de la
sociedad?
Rumsfeld también volverá a la carga con el programa de radarización,
supuestamente para detectar vuelos ilegales con sustancias estupefacientes.
En ese punto habrá regateos y fricciones porque parece haber pasado el tiempo en
que el gobierno de Menem llamó a una licitación internacional para adquirir
radares. El Congreso había aprobado en 1997 una partida de 183 millones de
dólares para financiar la primera parte del programa, que ascendía en total a
500 millones. El concurso fue ganado por Northrop Grumman, contratista del
Pentágono, pero fue impugnado por la francesa Thomson y la justicia le dio la
razón: se trataba de una licitación orientada para que ganaran los capitales
norteamericanos. La operación se paró.
En ese sentido parece que Rumsfeld llega tarde pues el gobierno decidió al año
pasado que los radares se construyeran en la estatal INVAP (Investigaciones
Aplicadas) con sede en Bariloche. El costo será muy inferior a la prevista por
el menemismo y las multis: 80 millones de dólares. El jefe del Pentágono hablará
maravillas de los radares 3D -tres dimensiones- de Northrop pero es improbable
que tenga éxito. Al mejor cazador se le suelen escapar algunas liebres, sólo
algunas.