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Argentina: La lucha continúa


Entrevista a Marc Gavalda, de L’observatori Trasnacional (Barcelona)
Las señales de Repsol YPF

Hernán Scandizzo
INDYMEDIA

Nacida del 'remate' de Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Argentina, Repsol YPF es el caso paradigmático de la recolonización de América Latina por capitales españoles en los '90. Durante esa década grandes compañías ibéricas tomaron el control o marcaron una fuerte presencia en sectores vitales de las economías regionales como la comunicación, energía y banca. El 'desarrollo' de Endesa, Telefónica y el BBVA son algunos ejemplos de lo sucedido tras la aplicación de las recetas de organismos multilaterales que 'recomendaban' la privatización de las empresas públicas, pero la petrolera está a la cabeza de la lista dejando atrás a las otras varios cuerpos. Según Marc Gavaldá (MG), de L'Observatori Trasnacional de Barcelona, ésta 'se ha convertido en la mayor compañía española en cuanto a ingresos, la mayor compañía privada del sector energético en Latinoamérica en términos de activos y en una de las diez mayores compañías petroleras del mercado en cuanto a capitalización bursátil y reservas probadas'.

En el libro La Recolonización Gavaldá afirma: 'Repsol está en el lago Maracaibo de Venezuela, en la selva de Colombia y en las costas de Perú. Ingresó en el Parque Nacional Yasuni de Ecuador y la Selva Central Peruana. Construye plataformas marinas en el Golfo de México y abre pozos en las arenas de El Chaco argentino y boliviano. El fenómeno Repsol puede compararse con otros como las señales que deja Shell o BP-Amoco en el continente. Pero en ninguno de estos colosos se reproducen tan fielmente los lazos coloniales de América Latina con sus antiguos conquistadores. Puede que Repsol YPF utilice las influencias de reyes y presidentes de la madre patria como lo hace Shell o BP en sus antiguas colonias de Africa y Asia'. (1) De la recolonización, las señales dejadas por la petrolera y su libro hablamos con Marc, quien lleva más de 5 años investigando qué pasa con las comunidades que viven sobre la boca del pozo.

- ¿Hay puntos comunes en el accionar de Repsol en América Latina?

MG: Hay una dinámica común en cuanto a lo que es la entrada de la empresa en el país. Actúan en un contexto legal diseñado con mucha ciencia desde organismos como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que en la década de los '90 aplicaron el 'ajuste estructural' que implicó la privatización de las empresas públicas y dio facilidades para que las empresas petroleras entren. Bolivia podría ejemplarizar lo que ha pasado. La Ley de Hidrocarburos decía que se pagaba un 50% de regalías, en la nueva ley es un 18%; los bloques petroleros tenían unas hectáreas limitadas, ahora son de extensión ilimitada; las concesiones eran de 20 años, ahora son de 40.

Una vez que la empresa entra en el país actúa sobre la gente que vive dentro de los bloques. Actúan con una impunidad total, porque los entes reguladores del país nunca llegan a ejercer un control sobre sus actividades. Entonces se dedican a comprar a las comunidades a pasos lentos, no llegan y dan una escuela o un hospital sino que llegan y dan unos sacos de arroz. A medida que las comunidades empiezan a hacer medidas de acción empieza una escala de dar compensaciones que cada vez son más grandes.

- ¿Qué rol juegan los Estados en el avance de la frontera petrolera?

MG: Los Estados normalmente acaban siendo no los abogados pero sí los defensores de la empresa. Se ha dado muchas veces, por ejemplo el caso de Gustavo Noboa, presidente de Ecuador, con la construcción del OCP (Oleoducto de Crudo Pesado). O el caso del presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Losada, que en su primera gestión firma el contrato de construcción del gasoducto Bolivia-Brasil, el proyecto energético más grande de América Latina, financiado por el Banco Mundial, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el CAD (Comité de Ayuda al Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). El día de la firma, en la frontera de Puerto Suárez, el presidente Goni llegó en una avioneta de Enron y dijo que no, que Bolivia no estaba capacitada para asumir ese negocio, aunque los brasileros se ofrecían a construirlo y darlo llave en mano. Ahí Bolivia pierde un negocio millonario, porque da la mitad de los beneficios a Enron y la otra mitad se la queda lo que era YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia). Pero YPFB, que era la empresa pública, es privatizada y la unidad de transporte quedó en manos de Enron y Shell. Un proyecto que era un 50 para Bolivia y un 50 para Brasil, acaba siendo 50 para Brasil y del 50 boliviano, le queda un 37% a Enron, 7% a Shell y 6% a Bolivia.

Así es un poco cómo los Estados y los gobiernos actúan, supongo por medio de la coima y de la corrupción, a favor de contratos que son totalmente perjudiciales para el país.

- En La Recolonización destacas como fruto de la relación Estados-petroleras la militarización y paramilitarización de regiones y la criminalización de la oposición.

MG: Sí. Ecuador, por ejemplo, es un caso bastante singular, porque es un país que tiene más de 30 años de explotación intensiva en la Amazonía mientras que en otros países es algo más reciente. Entonces allí vemos cosas que pueden suceder en pocos años en otros países. Cuando los pueblos shuar, achuar, zápara y quichua ofrecen una negativa directa es porque ya saben lo que les ha pasado a sus hermanos cofán - que estuvieron a punto de desaparecer por la degradación ambiental, los desalojos y desplazamientos -. Entonces vienen los conflictos armados. Ahí vemos como los gobiernos empiezan a echar mano del discurso de la criminalización terrorista. En la época de la guerra de Afganistán las empresas acusan de talibanes locales a las comunidades indígenas y salpican a las ONG's y grupos que las apoyan diciendo que su financiamiento sirve para comprar armamento.

Un país donde está todo mucho más agudizado es Colombia. Desde fuera puede parecer un caldo de narcos, terroristas y guerrilleros, pero lo que hay son organizaciones indígenas, campesinas y sindicatos muy avanzados. Es por eso que la empresa nacional, Ecopetrol, no fue privatizada, porque ahí la USO (Unión Sindical Obrera), que es el sindicato petrolero, es muy fuerte y se ha negado. Entonces donde las multinacionales no pueden entrar con sobornos, ni siquiera con militarización, lo hacen con paramilitares - que en Colombia nacieron pagados por la oligarquía para combatir a la guerrilla y se han convertido en grupos de extrema derecha financiados por las transnacionales -. Cuando ellas necesitan crear un desplazamiento llegan grupos de mocha cabezas, que son paramilitares que van con motosierras descuartizando gente en los pueblos. Entran, provocan unas cuantas masacres y la gente agarra las cuatro cosas que tiene y se va a engrosar los cinturones de miseria de Medellín, Cali o Bogotá.

En Colombia la cosa está mucho más avanzada, en Ecuador ya han llegado grupos paramilitares y esa es una situación que se va a ir dando cada vez más.

- También afirmas que el Plan Colombia más que una 'ayuda' norteamericana para 'combatir el narcotráfico' es un plan para garantizar las inversiones norteamericanas en la región.

MG: Ellos lo venden como ayuda militar para combatir al narcotráfico. Pero por ejemplo en el Departamento de Arauco, después de años e intentos, Estados Unidos logró poner su primera base militar en Colombia. Justo en este departamento es donde están los campos Caño Limón y Samoré, donde opera la Occidental (Oxy, EEUU). O sea, el ejército norteamericano está protegiendo a los intereses norteamericanos en la región. Y lo mismo hay que decir que el Plan Colombia, no todo va al ejército sino también en esa escala de violencia llega mucha ayuda a grupos paramilitares.

Todo lo que sale del emprendimiento de Caño Limón va directo a Estados Unidos. Ahí el Ejército de Liberación Nacional se dedicó durante años, cada 15 días, a bombardear el oleoducto. Un poco más tarde entraron las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y empezaron también a bombardear. Y ya en la dinámica esta de guerra las FARC empezaron a pactar con las petroleras. Eso es lo que hizo Repsol en el Departamento de Arauca, que pagó lo que se llama 'la vacuna', o sea, un impuesto para que no le ataquen.

- Calificas a la explotación petrolera como productora de genocidios y señalas a los medios de información como silenciadores de éstos.

MG: Hay que decir que las petroleras en sí no son grupos empresariales que se dedican a los yacimientos, su refinación o marketing, sino que adentro están incrustados todos los intereses financieros. Toda la banca pesada está dentro de las petroleras, entonces estamos hablando del poder fáctico en sí.

El poder lo que hace es patrocinar las televisiones, ponen propagandas, minutos de propagandas en los noticiarios. Sale el telediario y después el anuncio de Repsol, todo el cuerpo informativo de la televisión está financiado por Repsol. Lo mismo pasa en los diarios, cada semana ponen dos o tres páginas a todo color. Así configura una censura implícita, se produce una autocensura de los periodistas, que ya saben por dónde va la cosa y sin recibir una notificación saben que no pueden publicar nada sobre Repsol o sobre los bancos.

De esta manera es como hay un silenciamiento total de las denuncias, hay como una muralla informativa y el consumidor, mayormente del Norte, no sabe realmente lo que está pasando en la boca del pozo. Y también están las campañas de 'lavado verde', que son estrategias corporativas de manipulación para que el consumidor piense que el producto que está consumiendo es inocuo. Toda una serie de estrategias muy imaginativas como la gasolina sin plomo, que la gente piensa que no es contaminante. También he visto acá, en la Argentina, campañas de la industria plástica diciendo que el plástico frente al papel es mucho más ecológico porque pesa menos, reduce el residuo… Estas son las estrategias de mentir y manipular a la información que tienen las empresas dentro de los grandes medios de comunicación.

- El maquillaje verde de las empresas se da también en los discursos y negociaciones por el cambio climático. Las petroleras evaden su responsabilidad y se benefician con los Mecanismos de Desarrollo Limpio creados a partir del Protocolo de Kyoto.

MG: Hay una primera etapa, antes de la Cumbre de Kyoto, en que las empresas se dedicaban a financiar científicos que negaran la existencia del cambio climático, y con eso se ha creado un confusionismo muy grande. Hay que decir también que las petroleras mueven mucho el mundo académico, financian institutos de investigación, incluso carreras. Y en cumbres internacionales salen a la luz las estrategias de lobby. Gente pagada por las empresas petroleras y los grandes grupos de lobby sale con sus maletas y se dedica a repartir sus informes.

Y la segunda fase luego que el Panel Internacional sobre Cambio Climático de la ONU demuestra que el planeta se está calentando. Cuando el Protocolo de Kyoto se tira en marcha consiguen que en lugar de imponerse restricciones severas a las empresas contaminantes y a los países se cree una burbuja financiera, que son los Mecanismos de Desarrollo Limpio y con ellos los bonos de contaminación. De manera que una empresa puede seguir contaminando, e incluso aumentar su producción, a cambio de comprar hectáreas en países del sur, hacer plantaciones de árboles… Entonces han conseguido que se siga hablando de que se está luchando contra… que parezca que…

- Pero la frontera petrolera no se frena.

MG: No se frena, sigue avanzando, incluso se está interviniendo en bosques primarios. Tendría que haber como una moratoria petrolera, pero al contrario, lo que está sucediendo es que cada vez se entra más al interior de la Amazonía. Donde antes ni siquiera había carreteras, pues salía caro construirla para sacar el primer barril de petróleo, ahora, como el barril vale el doble de lo que valía hace tres años, pues sale a cuenta abrir una carretera.

- Al principio del libro te preguntas si las petroleras son monstruos insensibles.

MG: Sí, me sorprende la mentalidad enajenada de los grandes empresarios, me imagino que son gente que sabe lo que está ocurriendo pero que vive en una burbuja financiera. Me escandaliza, por ejemplo, que agarras un periódico financiero y todas las empresas ganan un 25 o un 30% más de lo que ganaban el año pasado, que ya era un 30% más de lo que ganaron el año anterior. O esa, estamos ante un crecimiento exponencial del dinero y yo que sepa cada vez hay menos trabajadores en estas empresas. Cada vez los que están arriba ganan sumas que no van a poder gastar ni ellos, ni sus hijos, ni sus nietos en toda su vida, y sin embargo siguen en esta dinámica de destruir.

- Hablamos del rol de la prensa, también hay ONG's que maquillan de verde a las petroleras.

MG: Hoy me sorprendía con lo que hace WWF (World Wildlife Found) aquí con los transgénicos (lanzó la campaña Soja Sustentable que mejora la imagen de las compañías sojeras) y recordaba lo que hizo en Bolivia, pactando con Enron la destrucción del Bosque Seco Chiquitano para construir el gasoducto Cuiabá. El estatuto del Overseas Private Investment Corporation (agencia de crédito a la exportación y de seguro para la inversión - ACEs - de EEUU) impedía el apoyo a un proyecto que generara tal impacto ambiental. Entonces Enron firmó un contrato con la WWF y fundaciones que responden a la oligarquía boliviana (Amigos de la Naturaleza y Museo Noel Kempf Mercado) y a gente de Estados Unidos (World Corporation Society y Jardín Botánico de Missouri) y a cambio de U$S 20 millones (destinados a un programa de conservación de ese bosque) recibió el salvoconducto para entrar y destrozar todo.

En este mundo hay gente dispuesta a ganar plata y en ésta están las ONG's. Bolivia es el segundo país más pobre de Latinoamérica y el que tiene más ONG's. Te consigues una personería jurídica y empiezas a escribir proyectos, los envías a financiadores europeos y seguro que algo te cae. Y esta gente es muy accesible a que una empresa petrolera les diga: 'Háganme una campaña para que los niños se laven los dientes, les doy un sueldo durante un año. Me reparten cepillos de dientes con el logotipo de Repsol y ponen un cartel en la entrada de la comunidad'.

Y no hemos hablado de los impactos socioculturales. La gente, sobre todo las comunidades amazónicas, tiene una fragilidad cultural muy grande. Ellos han vivido bastante en un contexto de inaccesibilidad, entonces el contacto es brutal. Y los impactos son brutales porque ahora se da que la gente no quiere ser indígena. Si puede va a tener electricidad, auto o aunque sea una tele. Los indígenas más aislados quieren eso. Entonces, pues cuando entra una petrolera los barre y en 10 años cambia.

- Al final del libro decís: 'Es hora de vivir más despacio para llegar más lejos'. Te parece que es posible.

MG: Sí, es una afirmación que tendría todo un desarrollo largo, pero yo soy antidesarrollista y creo que no es por acá por donde vamos. Tiene que haber un cambio de mentalidad global, tenemos que volver a niveles de consumo exosomáticos - o sea, consumo de energía que no sean alimentos - mucho inferiores. Porque somos cada vez más habitantes en este planeta y si se quiere llegar a la supervivencia de la humanidad se tiene que dejar de quemar petróleo. Eso es lo que la gente no quiere. La gente, sobre todo en los países de Norte, pues está en una dependencia absurda, está como mal acostumbrada a consumir, cada año consume más electricidad, petróleo, usa más el coche. Y la cosa es que estamos todos como yendo en la misma dirección.

- Que Repsol sea española y tenga su mayor desarrollo en América Latina tiene un significado simbólico. ¿Ves un proceso de descolonización, de resistencia emergente a nivel continental?

MG: Es algo que intento apuntar en este libro aparte de las denuncias. Veo que hay una resistencia creciente porque también los impactos son crecientes, cada vez hay más afectados y por tanto cada vez más gente movilizada. También veo que el tema de la globalización, de las nuevas tecnologías… está creando grandes redes de comunicación horizontal.

He participado del encuentro contra el ALCA en Quito (octubre 2002), donde vino gente de bastantes puntos de América Latina. Eso era impensable hace unos años, cuando toda la gente estaba enclaustrada en los países, que es algo muy curioso de América Latina: la gente realmente no ha trascendido de su país y se habla siempre del continente pero nadie conoce al país vecino. Antes la cosa se movía más en otros parámetros ideológicos… tú eres marxista leninista y yo soy otra línea… Ahora es como más movimiento social, mucho más dinámico, que tiene más puntos de encuentro.

Quiero seguir más o menos esperanzado, creo que se han conseguido victorias. En el caso de Bolivia se logró echar afuera una empresa impuesta por el Banco Mundial, en el caso del servicio de agua. En el caso del tema del gas, la Guerra del Gas… Creo que cada vez los movimientos sociales están más fuertes también.

Referencias:
1) La Recolonización. Repsol en América Latina: invasión y resistencias, Icaria, Bs.As., 2004, pág. 21. Gavaldá también escribió Las manchas del petróleo boliviano. Tras los pasos de REPSOL en el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Securé. (CEDIB, 1999) y es coautor de Agua, ¿mercancía o bien común? (Alikornio ediciones, 2003).