Argentina: La lucha continúa
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El vaticano apoya tirar gente al mar
Domingo Riorda
Argenpress
Ciertas actitudes de los seres humanos levantan el telón de sus vidas
mostrando su verdadera interioridad traspasando el personaje que fabricaron ante
la opinión pública.
Es lo que ocurrió con Mss. Antonio Baseotto, Obispo Castrense de Argentina, a
quien el Vaticano no lo dejó solo en el escenario sino que lo acompañó al
revivir la oscura y triste noche Argentina de la Dictadura Militar del 76.
Baseotto acusó de apología del delito al Ministro de Salud, Ginés González
García, por su posición de despenalizar el aborto, afirmando que merecía aquello
de que 'le cuelguen una piedra de molino al cuello y lo tiren al mar'.
Un obispo católico romano es alguien muy instruido en los entretelones del arte
de la diplomacia, por lo que si se propasó al acusar de apología del delito,
dado que lo hace desde su posición eclesial pero no desde lo judicial, al
agregar de que 'lo tiren al mar' explicita su posición ideológica al punto que
es lícito sospechar que defiende la metodología militar del 76, la de arrojar
cuerpos de desaparecidos y desaparecidas en el océano y en el Río de la Plata.
No corresponde el análisis del texto bíblico ni la excusa de su posición
eclesial ante el tópico del aborto. Pudo haber usado otras expresiones pero el
Obispo Castrense eligió una, solo una, altamente significativa para la
ciudadanía, que descubre su patética interioridad al mismo tiempo que desnuda su
falsa piedad, sus vacíos y ampulosos gestos de santidad y su sonrisa santificada
por su vano orgullo de haber sido representante del Vaticano ante las Naciones
Unidas, condecorado por Carlos Menem, ser parte del círculo de amistades del
regresado riojano y ambiciosa meta de figurar en la planta permanente de la
Santa Sede de la ICR..
Como la escena del vendedor ambulante de los trenes, ómnibus y subtes, que
siempre tiene algo más además del producto de oferta inicial, ahora surge que el
Vaticano respalda las declaraciones de su Obispo Castrense, continuador de la
negra tradición de los castrenses de la época del 76.
El Presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz del Vaticano, Cardenal
Renato Martino, le envió inmediatamente una carta de apoyo, emitida el lunes 21,
expresándole su 'comunión eclesial' ante sus 'valientes y contundentes palabras'
para criticar al ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, según
publica la Agencia Zenit del Vaticano.
Martino se explaya en los conocidos argumentos de la dirigencia de la Iglesia
Católica Romana -cuestionados por gran parte de su feligresía- pero eso es el
ropaje del personaje que debe representar como funcionario vaticano. Lo
denigrante es que apoya la metodología de condena y forma de implementar
justicia de Baseotto.
Martino pudo observarle a Baseotto lo inapropiado del ejemplo o no decir nada,
cómo hicieron el y sus pares en el 76, por lo que al dar ese apoyo le
corresponde también a Martino y al Vaticano la interpretación del viceministro
de Salud de Argentina, Héctor Conti, quien expresó que 'Parece que monseñor (Baseotto)
mantiene bien aceitados sus contactos con los represores que sembraron a la
Argentina de terror y muerte en épocas que creíamos desterradas'.
Cierto es que todo lo relacionado con el sexo pone en estado histérico a la
jerarquía católico romana pero la histeria no justifica cambiar el fuego de las
hogueras por el arrojar seres humanos al mar.
Un buen tratamiento terapéutico es lo recomendable para iniciar en estos
jerarcas religiosos el camino hacia el rescate de la dignidad humana ya que, las
anteojeras que usan para la lectura de la Biblia los transforma en indignos
representantes del Evangelio y sentido de la creación humana establecida por
Dios.