Argentina: La lucha contin�a
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Cr�nica de un juicio a un genocida Scilingo: resuenan grillos
Andrea Benites Dumont
Recientemente se han cumplido 60 a�os de la liberaci�n de Auschwitz, nombre
que ha quedado en la memoria colectiva ligado y amarrado a la barbarie, sin
embargo la reproducci�n de la misma se multiplic� con similar trivialidad,
acompa�ado por la perversi�n y manipulaci�n del lenguaje; pero se han plasmado
en papel impreso o en documentos sonoros y visuales, los recuerdos y las huellas
del desgarro.
Todav�a no se han cumplido la mitad de a�os en que el terrorismo de Estado asol�
Argentina, y, han debido pasar casi treinta a�os (�!) para que en un juicio por
genocidio se dibuje otro abrazo, como el de Juan Genov�s para recibir con
gratitud a los supervivientes de aquella sure�a repetici�n de Auschwitz.
Primo Levi sobreviviente del campo de concentraci�n instalado por los nazis en
Polonia, relata que 'so�aba que regresaba, que volv�a con mi familia y les
contaba, pero no me escuchaban. La persona que tengo delante no me escucha, se
da media vuelta y se marcha. En el campo les cont� a mis amigos este sue�o y me
contestaron: 'A nosotros nos pasa lo mismo'.
En esto, dolorosa y deshonrosamente tambi�n hay similitudes. El sue�o de Primo
Levi tambi�n se renov� en las alejadas latitudes. Y por ello tanto en los 60
a�os de Auschwitz como en los 29 del golpe de Estado en Argentina, hay que
seguir contando hasta que se escuche, por justicia nom�s. Para ello dos
sobrevivientes de la Escuela de Mec�nica de la Armada, han testimoniado en la
Audiencia Nacional en el juicio que por genocidio, terrorismo y torturas se
sigue contra el ex represor Adolfo Scilingo.
Graciela Beatriz Daleo, superviviente de la ESMA, estuvo secuestrada en dicho
campo de concentraci�n desde octubre de 1977 a enero de 1979.
Present� al tribunal planos y fotograf�as de la ESMA, especialmente del Casino
de Oficiales -lugar donde viv�a Scilingo-, detall� la disposici�n de las tres
plantas del edificio con forma de E, el lugar d�nde eran confinadas las personas
secuestradas; d�nde se ubicaba el s�tano, el sitio d�nde se torturaba, la
'avenida de la felicidad' como as� llamaban los represores por d�nde se acced�a
a dicho s�tano; en la tercera planta se ubicaba 'la capucha', lugar donde
permanec�an inicialmente los detenidos-desaparecidos.
Graciela Daleo fue torturada, sometida a tres simulacros de fusilamiento y
posteriormente seleccionada para el 'proceso de recuperaci�n', en el que los
secuestrados eran utilizados como 'mano de obra esclava' en una sala de la ESMA
denominada 'Pecera'.
Asimismo afirm� que era 'absolutamente audible el ruido de los grilletes' que
ten�an los prisioneros en los pies y que se o�a al ser trasladados de una planta
a otra del Casino de Oficiales, tambi�n la m�sica que era puesta a todo volumen
cuando torturaban para tapar los gritos; desmontando as� el argumento de
Scilingo que no sab�a ni o�a nada a pesar de vivir en el mismo Casino de
Oficiales.
Mario C�sar Villani, fue secuestrado el 18 de noviembre de 1977, estuvo cautivo
en cinco campos de concentraci�n ubicados en la ciudad de Buenos Aires: Club
Atl�tico, Banco, Olimpo, Cuatrerismo Quilmes, siendo la ESMA el �ltimo de ellos
y de donde fue liberado en agosto de 1981.
Tambi�n form� parte de la mano de obra esclava de la que se serv�an los
represores, y, por su profesi�n de F�sico fue utilizado en los distintos campos
para reparaciones el�ctricas tanto de las instalaciones como de los
electrodom�sticos que los militares y polic�as se apropiaban en los operativos
de detenci�n y secuestro.
En marzo de 1979 fue llevado encapuchado, esposado y con grilletes en los pies a
la ESMA, y all� en un ascensor lo suben a Capucha, el altillo dividido por
tabiques y d�nde en cada cub�culo de unos 80 cent�metros de ancho, hab�a un
prisionero. Una o dos veces eran bajados al ba�o por una escalera donde los
guardias les pegaban golpes, patadas y todo tipo de trato denigrante, a�n as�
pod�an pasar d�as sin que los bajaran.
Mario Villani detall� el s�tano de la ESMA que era llamado 'la huevera' debido a
que las paredes estaban revestidas por cajas de huevos dada las propiedades
ac�sticas del cart�n. Fue integrado al grupo de prisioneros a recuperar, y que
junto a otros detenidos confeccionaba boletines de prensa con recortes de
peri�dicos y los d�as lunes deb�an elaborar, seg�n los temas, un editorial y una
previsi�n. Este sector era llamado La Pecera porque los tabiques eran de
acr�lico y estaban as� a la vista y bajo control.
En el momento en que la Comisi�n Interamericana de la OEA se present� a
inspeccionar las instalaciones de la ESMA, los prisioneros fueron trasladados a
una isla del r�o de la Plata, previo trabajo de maquillaje y ocultaci�n de
cualquier indicio de funcionamiento del centro clandestino de detenci�n.
El testigo manifest� que todos los que estaban destinados en la ESMA
participaban en la estructura y marcha del campo de concentraci�n, hasta los
alumnos de la Escuela de Mec�nica de la Armada que eran llamados los verdes, y
cumpl�an funciones de vigilantes; uno de esos estudiantes, de 17 a�os que sol�a
consultarle temas de F�sica y Matem�ticas le coment� que hab�a pensado desertar
porque no quer�a seguir siendo parte del mecanismo de exterminio.
Asimismo Mario Villani atestigu� haber visto en los diferentes campos de
concentraci�n, s�mbolos nazis y retratos de Adolf Hitler.
Lugares comunes y 'sufrires' de coincidencia desgranaron en un tribunal de
Madrid estos dos hacedores de memoria.
* grillos: voz utilizada para aludir los grilletes.