Argentina: La lucha continúa
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Los culos sucios y la impunidad
Adolfo Pérez Esquivel*
Comencemos con una breve historia real, en un pequeño pueblito donde suelo
pasar algún tiempo de vacaciones; viven cerca de 80 personas todo el año entre
el campo y el mar. Los habitantes en su gran mayoría son de origen italiano, con
sus grandezas y miserias, muchas veces tienen momentos de alegría y amistad, y
otras viven enfrentados en conflictos y peleas; propias de una película de
Fellini y despliegan ese extraordinario realismo mágico que nos emociona y nos
hacen pensar.
Buenos Aires (Argentina) - 11 de febrero de 2005 Entre los habitantes, algunos
se definen como anarquistas, otros fascistas y recuerdan con añoranza al Duce;
otros se asemejan a Don Camilo, ese cura del pueblo y a Don Pepone, el alcalde
comunista que terminan siendo amigos y cómplices y a la vez cada uno carga a su
pequeño mundo como puede.
Los vecinos se reúnen en la sociedad de fomento para tratar los temas comunes
del pueblo, limpieza, luminarias; centro de salud, actos, corte del pasto y
relación con el municipio; muchas veces las discusiones y peleas son fantásticas
y poco entendibles, ya que hablan sus dialectos a gran velocidad y emotividad
cuando suben la presión del debate y que hace difícil poder seguirlos en la
discusión.
En una de esas reuniones acaloradas y tensas se sacan los «trapitos al sol»,
acusaciones, insultos y otras yerbas, sobre el dinero destinado a obras y
utilizados vaya a saber Dios en dónde quedaron pegados.
«Ma...¡¡Son unos corruptos,...porca madonna!!....» gritaba uno. «Tienen el culo
sucio!!», gritaba otro... «¡¡Más culo sucio es el suyo!!...», y la tensión iba
subiendo minuto a minuto, con amenazas y acusaciones mutuas que podía desembocar
en una pelea.
Hasta que esa respetable anciana, silenciosa y atenta a las discusiones, se
subió a una silla y les dijo: «basta de tantas porquerías,... aquí hay muchos
que tienen el culo sucio y huelen a mierda; yo llevo muchos años aquí y conozco
a cada uno de ustedes y tengo el culo limpio»; sin más tramite se bajo la
bombacha y mostró su trasero omnipotente.
El asombro fue tremendo, todos quedaron atónitos y abrieron sus ojos mirando,
ese culo limpio y comenzaron a aplaudir a rabiar... «¡Bravo!,... ¡¡¡bravo...
grandioso...!!! Semejante espectáculo era inédito y asombroso. La respetable
señora se levantó la bombacha y los miró con desprecio, a pesar de los aplausos
a su ilustre trasero.
Hasta aquí la historia en un pequeño pueblito que trata de encontrar soluciones
a sus pequeños y grandes problemas.
Impunidad...mundial
Otra situación es la del país con sus grandes problemas y la situación de
impunidad y convivencia con las mafias de los culos sucios, hay algo que huele
mal y está podrido.
Los diputados y senadores que los argentinos elegimos para que nos gobiernen;
entre gallos y media noche, una vez más; salvo honrosas excepciones que debemos
explicitar para que el pueblo argentino conozca quienes tienen el trasero limpio
y quienes no; en una sesión aprobaron 19 proyectos de ley, burlando a la opinión
pública, sin objeciones la Ley No. 25.990, modificando el Código Penal que se
refiere a los plazos de prescripción de delitos.
Algunos Camaristas alzaron su voz y preocupación sobre esa decisión sancionada
por el Senado y la Cámara de Diputados el 16 de Diciembre del 2004 y promulgada
en el Boletín Oficial el 11 de Enero del 2005 y que reemplazó dos párrafos del
Art. 67 del Código Penal.
Los culos sucios felices porque es un camino a la impunidad. Algo huele mal en
el país, los tribunales y las Cámaras de Diputados y Senadores; dónde los olores
son distintos de acuerdo a las jerarquías.
Por otra parte dicen que los jueces dejan dormir o congelan las causas y
entonces en el tiempo hay que buscar una solución al problema. Que no es posible
seguir indefinidamente y entonces hay que buscar como resolver la situación de
las causas.
Otros gritan que esa reforma no genera impunidad; que permite la transparencia.
Algunos niegan que una «mano negra» haya metido la mano para limpiar los culos
sucios. Algo huele mal. Mientras el ex - de Anillaco ve como zafar de sus causas
pendientes de acuerdo a las nuevas reformas penales.
Las cosas van como anillaco al dedo.
Los diputados y senadores nacionales en su decidida y pletórica premura en
reformar la ley, tratan de justificar que las causas no pueden seguir
indefinidamente, aún aquellas que son malversación de fondos del país. La
impunidad y las mafias agradecidas a tanta gentileza.
Debemos tener memoria de algunas cosas que van más lentas que «Manuelita», la
famosa tortuga, que en lugar de ir a su pueblo se asentó en el Parlamento y el
Palacio de Justicia. Desde la reforma Constitucional en 1994, hasta la fecha,
han pasado más de 10 años los legisladores no han terminado de poner en
funcionamiento los Plebiscitos y las Consultas populares. Esto tiene una sola
explicación: Le tienen miedo al pueblo.
No tiene el coraje de realizar una Auditoria e investigar las consecuencias y
responsabilidades de la Deuda Externa; hace ya casi cuatro años el Juez
Ballestero envió al parlamento la resolución judicial reclamando que se
investigue la grave situación provocada por la deuda externa. Los diputados y
senadores miran hacia otro lado. El Poder Ejecutivo ignora la resolución
judicial y sigue su suicida política de la deuda.
Los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel, La voladura del Arsenal de
Río Tercero. La causa IBM y Banco Nación y muchas otras perlas de impunidad.
Manuelita es rápida comparada con nuestros legisladores y jueces. Algo huele mal
en el país. Lo han saqueado sin piedad y las mafias continúan sueltas, los
responsables gozan de los culos sucios y de sus aromas. Las mafias provinciales
con sus políticas de aprovechamiento de los recursos y negociados con empresas
extranjeras continúan su negocios y saqueos.
Los Camaristas Federales Eduardo Freiler y Gabriel Cavallo repudiaron la
modificación establecida al Código Penal que se refiere a los plazos de
prescripción de los delitos y califican que esa medida llevará a que caigan más
de la mitad de las causas judiciales.
No se consultó a los jueces acerca de la nueva ley. Les están haciendo tragar
sapos.
Algo huele mal en el país, no se puede actuar al margen del pueblo y emprender
aventuras para salvar los culos sucios. Todo eso tiene consecuencias y el pueblo
ya está cansado de soportarlos. Reclama el derecho a la Verdad a la Justicia que
deben ser transparentes y que les dice no a la impunidad.
Los culos sucios deben tener claro que los pueblos son protagonistas y
constructores de su propias vidas y de sus historias y tienen limites a tanta
impunidad.
Adolfo Pérez Esquivel Premio Nóbel de la Paz. Argentino, arquitecto y
escritor.