Argentina: La lucha continúa
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La lucha de pobres contra
pobres es una practica impuesta por los grandes medios...
La gran batalla de los trabajadores de subterráneos
Elena Luz González Bazán
Argenpress
Si los trabajadores del subte ganan, ganamos todos...
(eso dice un grafiti).
A pesar de las traiciones de la burocracia sindical, de la inducción de los
grandes medios que orientaron las preguntas para condenar la lucha de los
trabajadores de subterráneos, toda esta práctica ha sido derrotada,
temporalmente.
Una dura batalla que tiene una lectura clara, la vida merece ser vivida cuando
se lucha por lo que se quiere. Esperar que vengan como maná, nunca llegará.
La masa salarial de noviembre del 2004 era aproximadamente de 25.000.000
millones de pesos, la incorporación al salario básico de los 100 pesos dados por
el gobierno nacional, más la conquista que le arrancaron a la concesionaria
Metrovías ronda en un 44 por ciento de aumento. Esa masa salarial para salarios
básicos subirá en unos 12.248.000 de pesos más, incluye el reconocimiento de las
horas nocturnas, la antigüedad entre otras exigencias, queda aún sin resolver el
tema del trabajo insalubre.
La pelea por salarios dignos, condiciones de trabajo y seguridad, son conquistas
robadas a los trabajadores a fuerza de represión y muerte, no sólo en la última
dictadura militar, la democracia cercenó aún más esas conquistas, con la falacia
de que no había que luchar por recuperar lo perdido, porque volvían las botas.
Esta lucha de los trabajadores de subterráneos ha sido rodeada por miles de
obreros y trabajadores de todo el país, vecinos, usuarios, poblaciones,
agrupaciones sociales y políticas. Los ejemplos cunden...
Los trabajadores de subtes de Buenos Aires han redoblado la apuesta, y han
derrotado la intolerancia, el egoísmo y han forjado unidad. La fortaleza de su
reclamo está en el trabajo que vienen realizando sobre los graves problemas de
seguridad, la violación permanente que quiere hacer la empresa Metrovías de su
convenio laboral, y mantener los salarios congelados, además de instalar
máquinas expendedoras que llevarían al despido de trabajadores. Porque de esta
forma los subsidios y la caja diaria de recaudación se transforman en la gran
ganancia de las concesionarias.
Los grandes medios y la empresa apostaron a doblegar la lucha de los
trabajadores, son socios. La entrevista a otros trabajadores y usuarios que
utilizan el servicio de subterráneos orientando la pregunta y prácticamente
induciendo la respuesta ha sido una constante. Una labor del periodista que
también está precarizado, muchos, cientos de ellos, otros no..., este recibe
instrucciones y actúa. Es cierto, hay perjudicados, los usuarios están
lesionados en su necesidad de llegar a horario, tienen que gastar más y tardar
más tiempo. Lo que realmente está perjudicada es la sociedad, que es
extorsionada y chantajeada por este maridaje entre patrones: Metrovías y grandes
medios. Todo induce y todo lleva a que los responsables siempre son los que
paran, los que protestan, y entonces la empresa, en este caso Metrovías y el
gobierno nacional, que tiene como interlocutor válido al Ministerio de Trabajo,
no son ni surgen como responsables de lo que sucede.
Cuando entrevistan a los representantes de la empresa no orientan la pregunta
hacia la responsabilidad que tienen en el mal estado de los subterráneos, el no
respeto del convenio colectivo, o bien las grandes dificultades que existen en
materia de seguridad. Menos aún se preocupan por las fuentes de trabajo que se
perderán si ingresan las máquinas expendedoras de boletos.
No orientan ni preguntan, porque el Premetro no lleva un guarda y el conductor
debe realizar la tarea múltiple de controlar el pasaje, conducir, evitar que
haya accidentes y tener cuidado con el tráfico. Todo esto es producto de la
flexibilización laboral, donde nace la nueva figura del trabajador polifuncional.
Es cierto, entre 800.000 y 1.000.000 de usuarios transitan los subterráneos de
Buenos Aires, y son damnificados por el paro, en estas 48 horas, total. Cuando
estamos cerrando la edición y hay un arreglo entre los trabajadores,
representados por el Cuerpo de Delegados, la patronal, la UTA y el gobierno
nacional. Y el servicio se comenzó a brindar a partir de las 19,30 horas.
Pero la pregunta es, ¿qué hacemos con la desocupación que podía venir?.
Simplemente nos vamos a lamentar. ¿Deben soportar estoicamente el despido...?
Los otros trabajadores, los usuarios ¿entienden de los terribles perjuicios que
acarrea con el paso del tiempo el trabajo insalubre bajo tierra?. ¿Se entiende
lo que esto significa?.
Trabajan con cables que están descubiertos y son de grosor y voltajes distintos,
son sumamente peligrosos, líquidos que emanan de los túneles, aguas cloacales y
pérdidas que inundan, falta de material adecuado. Vías que no están en
condiciones. Grasas que se compran y son riesgosas porque los trenes patinan,
los usuarios ¿saben de todo esto?.
No, evidentemente no, porque los grandes medios que han recibido el informe de
40 páginas de los Delegados de subterráneos, en representación de todos los
trabajadores, es una investigación llevada a cabo, línea por línea y el Premetro,
ha sido cajoneada para evitar desnudar a la concesionaria Metrovías.
Los bienes de nuestro patrimonio nacional, de todos nuestros resortes básicos de
la economía han sido entregados vilmente. Esto ya es conocido, sabido. Forma
parte de la actual discusión de agendas y otras que desnudan a diario que los
noventa han sido un agujero negro de nuestra historia, más perjudicial que la
actual capa de ozono. Pero, sin embargo, el reiterativo y lacerante mensaje
mediático siempre como conducta perversa apunta a responsabilizar a los
trabajadores del problema.
Vamos a decirlo claramente, no son los trabajadores responsables del paro, la
responsabilidad está en Metrovías. Si nos ajustamos al mensaje presidencial, las
mejores condiciones de recaudación, acordar con los organismos internacionales y
un mejoramiento de los salarios redundaría en beneficiar a quienes fueron
golpeados en estos años.
El Ministerio de Trabajo que debe arbitrar, toleró que los empresarios llegaran
tarde a todas las deliberaciones buscando el desgaste y la política de apelar a
los usuarios para oponerlos a los trabajadores, ayudados por los medios
televisivos, gráficos y radiales de los grandes pool de información que son los
principales avisadores de Metrovías. Desde el Ministerio de Trabajo se toleró la
soberbia de la empresa Metrovías.
Hay que empezar a pensar y decidir sin las influencias mediáticas. O seguimos
con la lucha de pobres contra pobres, o los usuarios, a pesar de sus
dificultades, protestan donde deben hacerlo.
Un pequeño ejemplo sirve, en la etapa del ¨sueño de la empresa privada¨ y el
capital que todo daría, y que se avino el 75 por ciento de la población, los
usuarios de trenes en el interior, además de las luchas ferroviarias del 91 y
92, salieron y pelearon para evitar que Ramal que para, Ramal que cierra no
fuera realidad. Fue un momento de conciencia importante de esa parte del pueblo.
Hoy nuestro país tiene 870 pueblos fantasmas. Por más que digan los que se
justifican, que no se daban cuenta de lo que venía, esto ya pasó, los pueblos
abandonados y sus poblaciones arrasadas forman parte de una nueva geografía que
es la realidad que tenemos. Hay que preguntarse ¿Cuánto cuesta un pueblo
abandonado?
Por más que nos lamentemos luego, si no tomamos conciencia que se sigue
cumpliendo y avalando en la actualidad que las variables de ajuste son la
desocupación y el salario, esta realidad injusta seguirá su curso inexorable y
luego, no valdrán que cada vez menos, porque el ejército de hambrientos sin
cerebro será numeroso, digan no me daba cuenta, no sabía.
Otra parte de la historia del Movimiento Obrero Argentino nos da un ejemplo. En
las huelgas ferroviarias de 1991 y 1992 el Cuerpo de Delegados de La Fraternidad
se sentó de igual a igual en el Ministerio de Trabajo junto a su burocracia
sindical. En la historia del Movimiento Obrero de nuestro país hay ejemplos de
representaciones honestas y fuertes que condujeron la lucha en los distintos
momentos históricos. No en vano la última dictadura militar se cobró la
integridad física y las vidas de miles de delegados y miembros de Comisiones
Internas de todo el país. Aunque lo hemos dicho en otras oportunidades, es bueno
recordarlo, el 70 por ciento de los desaparecidos eran obreros y trabajadores.
Hoy los delegados de subterráneos se han sentado de igual a igual junto a la
UTA. La fuerza de la verdad, la fuerza de una representación honesta y digna
derrota todas las componendas burocráticas.
Es tiempo de tomar conciencia...