VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa


Sobre la ley Nº 25.990
Entre bueyes no hay cornadas

Prof. Juan Carlos Sánchez

La reforma al Código Penal de la Nación, sancionada entre gallos y medianoches, que modifica al art. 67, párrafos cuarto y quinto, nos lleva a seguir pensando en una puta cultura argentina que goza de excelente salud, pues garantiza la impunidad a la corrupción de los `90.

Sin embargo, la Ley Nº 25.990 comenzó a ser amasada durante el año 2002, con un primer proyecto que se discutió en mayo de 2003 y que caducara el 10 de diciembre de 2003, luego de su conversión en despacho, en noviembre de ese mismo año por la Comisión de Justicia de la H. C. de Diputados de la Nación.

Dicho proyecto había sido presentado por el diputado justicialista Guillermo Johnson, quien estuvo a cargo de la investigación del asesinato de Regino Maders en un dudoso desempeño, volviendo a presentarlo el 12 de mayo de 2004, al que se sumaron los proyectos del diputado justicialista Ruperto Godoy y de la diputada socialista María Elena Barbagelata. Los tres proyectos fueron tratados en la mencionada Comisión de Justicia para la elaboración de un dictamen aprobado el 17 de agosto del año pasado y que fué tratado sobre tablas en la sesión del 18 de agosto, sin grandes debates.

El 20 de agosto, ingresa este proyecto al Senado de la Nación obteniendo despacho en la Comisión de Justicia y Asuntos Penales de dicha Cámara, en fecha 15 de octubre, para ser tratado en el pleno y aprobado sin debates en diciembre de 2004, en el medio de la caótica finalización de las sesiones ordinarias.

Hasta aquí, la historia de una reforma controvertida y que nos debe llevar a unas cuantas reflexiones sobre ella, teniendo en cuenta sus consecuencias funestas en el futuro inmediato.

Evidentemente, se trata de una modificación que, paradójicamente, solamente tomó estado público en los últimos días, gracias a la edición dominical del diario La Nación (06/02/05) que supo reflejar el verdadero manto de neblinas y la nueva auto amnistía, casi similar a la del Proceso durante la finalización del mandato de Bignone, que supone para todos los delitos y presuntos delitos cometidos durante el menemato. Y digo que es paradójica porque el resto de los multimedios, incluido Clarín, comenzó a reaccionar tardíamente.

¿ Cuál es el gato encerrado de esta cuestión ? ¿ Un nuevo pacto secreto entre Menem, Duhalde y Kirchner ? ¿ Porqué Clarín se pliega a informar más tarde ?. Sin dudas, son tres preguntas cruciales porque nos pueden ayudar a pensar en el porqué de una reforma que beneficia a tantos procesados por delitos de acción pública.

La primera, debe ser pensada desde el actual escenario político en el cual se comenzaban a vislumbrar, desde el año pasado, los procesamientos o citaciones a declaración indagatoria para los personeros del neoliberalismo en la Argentina y ello amenazaba notoriamente a su previsible regreso a la arena política. Sin olvidarnos, desde luego, que roza al actual Presidente de la Nación por las regalías petroleras de su provincia que envió al exterior, de las cuales se desconoce su paradero en forma fehaciente...

La lista sería larga de enumerar pero caerían las causas más resonantes que todavía se encuentran en los Juzgados Federales y cuyos imputados son Menem, Alderete, María Julia Alsogaray, Alberto Kohan, Granillo Ocampo, Cavallo, Camilión, Juanjo Alvarez y tantos otros personajes que conocemos. En suma, la más absoluta impunidad para volver a las andadas con total tranquilidad y más allá de su derecho a un pronto juzgamiento, tal como prescribe el Pacto de San José de Costa Rica...

La segunda, tiene una respuesta vinculada a las relaciones en el interior del Partido Justicialista. Las tres patas de un partido acostumbrado al poder y que no puede vivir sin él son quienes necesitaban esta gran reforma. Menem, por las derivaciones de las causas con el Juez Urso y con el Juez Oyarbide; Duhalde, por las posibles derivaciones de la masacre del Puente Pueyrredón que acabó con las vidas de Kosteki y Santillán y Kirchner, por la casi segura imputación por los fondos provinciales que hemos mencionado anteriormente y que fuese realizada durante su gestión como Gobernador de Santa Cruz.

Es sabido que no existe nadie mejor que un peronista para otro peronista y evidentemente, es posible que exista un acuerdo para la convivencia entre los tres líderes. Después de todo, y conviene refrescar la memoria, Duhalde fue vicepresidente de Menem y Kirchner, cuando mandamás provincial, aduló a éste en ocasión del acuerdo por las famosas regalías petroleras... A ninguno de los tres les convenía que las causas actuales y futuras fuesen a inquietar su futuro político al igual que el de sus respectivos entornos, a pesar de las peleas públicas que, en realidad, son pantomimas destinadas a distraer la atención de la ciudadanía mientras se prepara un operativo retorno bastante previsible.

Y el tercer interrogante, es posible que se encuentre relacionado con aquella denuncia de Abuelas por la falsa identidad de Felipe y Marcela, hijos 'adoptivos' de la directora del matutino de mayor circulación en el país. Lo que menos necesita doña Ernestina es la publicidad de una norma que la puede beneficiar con respecto a la causa judicial que la llevó a ser detenida por el ex-juez Marquevich. Es posible que la duda haya carcomido a los popes de la redacción antes de decidirse a plegarse a la marea informativa desatada desde su competencia matutina.

Nada es casualidad y se ha legalizado la impunidad. No tiene remedio jurídico posible por cuanto rige la retroactividad de la ley penal, por la cual el reo tiene derecho a la aplicación de la ley más benigna; por ende, aunque se modifique en 'forma interpretativa', tal como lo ha solicitado el impresentable Blumberg, subsistirán los efectos de una norma que no le podemos explicar a nuestros hijos y nuestros nietos.

Entre bueyes no hay cornadas, porque han decidido continuar con sus viejas prácticas al mejor estilo de la autoamnistía militar, porque se creen los Dueños de la Argentina mientras toda una ciudadanía asiste azorada, por lo menos aquella que todavía tiene conciencia cívica o bien, resignada y con un alto grado de impotencia por este nuevo gato encerrado.

Entre bueyes no habrá cornadas pero, todavía, falta la última palabra: la de la ciudadanía que puede y debe asumir su responsabilidad a través del voto, la que debe definir que clase política quiere mediante su elección o su activa participación, mediante la creación de grupos políticos que lleven al surgimiento de nuevos líderes capaces de construir una Argentina sin impunidad.

 

* Juan Carlos Sánchez es Profesor de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en I.S.P.'Dr. Joaquín V. González'.