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Argentina: La lucha continúa

Alfredo Coto factura 3.500 millones de pesos

Los mitos y las verdades del supermercadismo en el país

Emilio Marin
La Arena

Desde fines de 2004 se fue agriando la relación entre los pulpos del supermercadismo y el gobierno, aunque guardando las formas. Más tirante se hizo el vínculo entre esas cadenas y los clientes, muchos de los cuales dejaron de ir a los súper. A lo largo de 2005 el clima se puso más espeso, con denuncias de cartelización y subas de precios.

La concentración

En 2004 los precios fueron escalando en forma pausada pero sistemática. Ya entrado 2005, el jefe de Gabinete afirmó que 'la inflación no existe': Alberto Fernández es otro que no resiste una mínima prueba de archivo. Las miradas críticas hicieron foco en los supermercados, que no son meramente la estación terminal de los precios sino que inciden en su formación. Esto es así por su fuerte presencia en el mercado, sobre todo de alimentos, bebidas y artículos de limpieza, pero también porque muchos tienen estructuras integradas verticalmente. Para ilustrar esa última condición podemos decir que Alfredo Coto posee tres frigoríficos y se lamentó no haber contado con crédito oficial a largo plazo para quedarse con Swift, adquirido por capitales brasileños. El otro 'don Alfredo' no le puede echar la culpa del aumento de cotizaciones de los cortes a ningún frigorífico, sino a sí mismo. A lo largo de 2004 los inspectores labraron 200 multas contra los súper, que -apeladas por las compañías- finalmente van a tener un monto millonario. Fueron constatadas publicidad engañosa, mercadería con fecha vencida en góndolas, diferencias de peso e irregularidades varias. La chilena Cencosud, la francesa Carrefour y la local Coto concentraron las primeras multas aplicadas, por 177.000 pesos. Y junto con esos viejos problemas se agudizó otro: la concentración del negocio en pocas manos, y encima, extranjeras. El caso emblemático fue el traspaso de Disco a Cencosud (Jumbo). Si la operación se consumaba, la adquirente pasaría a disputar con la francesa Promodés (Carrefour-Norte-Tía) la condición de número uno del supermercadismo. La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) objetó esa venta como violatoria de la ley 25.156 de Defensa de la Competencia. La justicia tomó cartas en el asunto, con fallos adversos al traspaso de un juez y la Cámara Federal de Mendoza. El expediente aún está a resolución de la Corte Suprema de Justicia, sobre cuyo fallo finalmente favorable no tiene dudas Horst Paulmann, el mandamás alemán de Cencosud, según sus polémicas declaraciones en el coloquio reciente de Idea.

La cartelización

Como la inflación dio pasos largos en 2005, hubo un mayor cortocircuito entre la primera línea gubernamental y los híper. Esa pulseada se reinició en la primera semana de setiembre, luego que la inflación de alimentos y bebidas de agosto triplicara la marca del índice de precios minoristas. Allí intervino el presidente de la Nación, sobre todo luego que en el precoloquio de Idea, en Salta, Coto pretendiera total inocencia sobre ese fenómeno. El ex carnicero fulminó toda idea de intervención estatal en precios, en línea con los planteos neoliberales de los '90. En octubre la polémica se hizo más violenta aunque algo disimulada por la campaña electoral. El telón de fondo fue la presunción generalizada de que los precios superarían la pauta presupuestaria del 8 al 11 por ciento. Y en noviembre la pelea se hizo generalizada, con Néstor Kirchner haciendo graves acusaciones al sector. La andanada contuvo nombres propios, los mencionados Coto y Paulmann, luego que éstos protagonizaran el Coloquio en Mar del Plata y allí se augurara un 12 por ciento de inflación para 2006. Al primero le espetó: 'se terminó su gloriosa década del noventa, donde usted participó activamente y tuvo ganancias muy grandes a costa de las espaldas de los argentinos'. Al conjunto le endilgó que saquea el bolsillo de la gente y actúa en forma cartelizada. Las ganancias del rubro están a la vista con el giro de sus negocios. Los híper violan los convenios laborales de sus miles de empleados y hacen diferencia con los precios cobrados a sus clientes. También crecen a expensas del almacén o pequeño local de barrio, barridos como tendencia general aún cuando en el último año éstos recuperaron cierto terreno. Los pesos pesados desapoderan de su rentabilidad a medianos proveedores, a los que pagan tarde y mal, luego de una negociación 'libre' entre tiburones y sardinas. Coto y sus colegas, más los medios adictos como 'La Nación' se defendieron diciendo que disputan por los clientes, por lo que mal podrían estar 'cartelizados'.

Nadie planteó que un cartel de precios fijados por los monopolistas significara la paz celestial entre éstos. El convenio es temporal y la disputa feroz, lo permanente. Pero ambas cosas existen aquí y en mundo, entre las terminales automotrices, las alimenticias, los seguros, los bancos, las petroleras, los laboratorios, las líneas aéreas, etc.

'Don Alfredo'

La 'tribuna de doctrina' sostuvo que los hipermercados pueden vender por debajo el costo, violar convenios laborales y hacer publicidad engañosa, pero que no están cartelizados. ¿No se da cuenta que con esos argumentos termina desprestigiando al establishment que apoya? También citó que 'la participación de las cadenas en las ventas totales de alimentos, bebidas, y artículos de limpieza ha disminuido de 41,8% en agosto de 2001 a 30,1% en agosto de 2005'. Sin embargo, en declaraciones a Radio Mitre, la secretaria Patricia Vaca Narvaja aseguraba que el segmento está monopolizado: 'tres cadenas de supermercados manejan más del 70 por ciento de las ventas, por lo tanto es fácil ponerse de acuerdo para fijar los precios'. Los porcentajes de la funcionaria coincidieron con los que había adelantado Came sobre el affaire Jumbo. En diciembre de 2004, la entidad sostuvo en una solicitada que 'las tres mayores cadenas de supermercados del país (Carrefour, Jumbo-Disco-Vea y Coto) alcanzarán una concentración del 90 por ciento en Buenos Aires y GBA, y del 69 por ciento en el resto del país'. Sin olvidar la responsabilidad de los extranjeros (Paulmann y fondos estadounidenses en Cencosud; Promodés-Carrefour y familia Walton de EEUU en Wal Mart), queremos agregar datos sobre Alfredo Coto. En tiempos en que representaba a la burguesía nacional, los '70, creó una cadena de carnicerías, partiendo de una en Boedo. En 1987 fundó su primer supermercado en Mar de Ajó y en total tenía un plantel de 350 empleados.

Apoyado en el menemo-cavallismo sus negocios se dispararon hasta el emporio de 20.000 empleados, 102 supermercados y 7 híper. El más reciente lo inauguró en Rosario, en diciembre de 2004; tiene 18.000 metros cuadrados, junto a un shopping del grupo Irsa. No será el último porque 'don Alfredo' declaró tener '27 proyectos en el freezer'. Su facturación creció así: 1.488 millones de pesos (2000), 1.677 millones (2001), 2.807 millones (2002), 2.024 millones (2003), sin datos (2004) y 3.500 millones previstos para 2005 (fuente Mercado). Como todo monopolista, el hombre quiere estar en todas partes. Preside Coto Cicsa, el 41 Coloquio de Idea y la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). Es director de Idea, tesorero de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y vocal titular de la Cámara Argentina de Comercio donde alterna con ejecutivos de Telecom, Xerox, Argencard, etc. Las Jornadas de Supermercadismo que organizó en la Sociedad Rural, en agosto último, terminaron con desocupados y empleados de comercio heridos y detenidos.