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Argentina: La lucha continúa

Los diversos rostros del SIDA

Viernes 2 de diciembre de 2005/ Día de lucha contra el SIDA

Argentina Indymedia

Según el informe anual de Naciones Unidas, en el año 2005 se registró el contagio de SIDA de 5.000.000 de personas. Cada día, 14.000 personas en el mundo se infectan con el VIH (virus de inmuno deficiencia humano). Actualmente, 40.300.000 conviven con el virus.
En el mismo informe, se registran las muertes de más de 3.000.000 de personas, de las cuales 570.000 eran niñxs. El mapa del contagio y de la mortandad, tiene que ver con las desigualdades socio económicas mundiales: el SIDA castiga y mata con virulencia en Africa y América Latina, convirtiéndose en una enfermedad crónica en los países del "primer mundo".
En Argentina, se estima que hay alrededor de 120.000 personas con VIH. Sin embargo, más de la mitad lo desconocen. La mayor vía de contagio fue la transmisión por relaciones sexuales y su mayor sustento, la desinformación, la pobreza, los fundamentalismos y la opresión de género.
Sida y homosexualidad

El SIDA fue relacionado en un primer momento con la homosexualidad, al punto tal que se lo conoció como "el cáncer rosa". De hecho, el virus fue mundialmente famoso a partir de la muerte de dos personajes muy conocidos: Rock Hudson y Michel Foucault.
El primero era un célebre actor norteamericano que se había hecho famoso en las décadas del 50 y 60 interpretando, junto a Doris Day, comedias livianas que representaban a la típica familia norteamericana, consumista y patriarcal. Eran comedias en donde el marido trabajaba, la esposa cocinaba con ayuda de todos los implementos de la cocina que se iban desarrollando, tenían dos niñitos rubiecitos y un perro. Pero ese actor, que encarnaba en la pantalla ese estereotipo, en su vida real era gay y tenía que ocultarlo porque su publicidad hubiese significado el fin de su carrera. Que ese hombre, que representaba en la pantalla y en el imaginario popular el ideal del hombre heterosexual, fuera homosexual hizo que la opinión pública mundial pusiera el foco sobre el tema de su enfermedad y hablara del tema.
Por otro lado, Michel Foucault fue un importante filósofo francés, homosexual también, que estudió, entre otras cosas, el poder, mostrando cómo la sociedad va construyendo mecanismos de control y de sometimiento. Muchos de sus conceptos se nutrieron del movimiento gltttb, y enriquecieron asimismo la reflexión en los últimos años.
Ambos personajes murieron a causa del sida, y esto permitió visibilizar una enfermedad que apenas se sabía que existía. Pero el hecho de que fueran dos homosexuales, sirvió, sin embargo, para estigmatizar a la comunidad gay, ya que en el imaginario popular se convirtieron en lxs transmisorxs de la enfermedad.
También las travestis están muy expuestas al contagio ya que históricamente se trata de una comunidad marginada que en muchos casos tiene que ejercer la prostitución como única opción para poder subsistir. Frente a esto, muchas de las travestis debieron realizar cursos para saber cómo cuidarse de la enfermedad. El problema es que las condiciones en las que viven, hacen que muchas de ellas estén obligadas a someterse a la voluntad del cliente y exponerse al contagio.
En la actualidad, lxs gays tienen una tasa de infección muy alta todavía, pero como comunidad se han generado a lo largo de años una cantidad de recursos y luchas que hacen que al menos lxs gays de clase media, o media venida a menos, logren hacer crónica la infección y no se mueren como antes. Pero eso se logró porque la comunidad habló, debatió, estudió, generó organización, incorporó al vih/sida como parte de sus vidas, como algo permanente y central, algo de lo que se habla todo el tiempo. Esa es la enorme diferencia con lxs heterosexuales: no se hablaba y ahora se habla, pero mucho menos que entre lxs gltttb

Sida y mujeres

El SIDA ha tenido un gran crecimiento entre las mujeres, y Argentina no está exenta del proceso de feminización de la enfermedad. Según el informe de ONUsida (el programa de las Naciones Unidas contra la enfermedad), en el país hay en la actualidad, una mujer cada tres hombres que viven con sida. En los años 80 esta relación era de una mujer cada catorce hombres, y en los 90 de una mujer cada siete hombres.
Biológicamente, las mujeres tienen mayor preponderancia al contagio durante las relaciones sexuales, por las zonas vulnerables expuestas, porque durante las relaciones suele haber pequeñas heridas por la fricción y porque la carga viral del semen es mayor que la de los fluidos vaginales. La principal forma de protección contra el vih es el preservativo, que debe ser utilizado por el hombre. En tal contexto, las mujeres heterosexuales dependen de que su pareja se y las proteja. Muchas de ellas pueden exigir tener relaciones sólo con preservativo, pero muchas otras no se encuentran en posición de exigirlo, ya que están sometidas a diversas formas de violencia (sexual, económica, e incluso física). Culturalmente, las relaciones jerárquicas de género hacen que sea difícil para una mujer negociar con su pareja prácticas de sexo seguro, y existe una resistencia al uso del preservativo por parte de los hombres, con diversos argumentos. También es algo común en nuestras sociedades, la imposición del embarazo reiterado a las mujeres como ejercicio de poder y señal de propiedad de los hombres sobre ellas.
Por otra parte, incluso en el caso de parejas que deciden cuidarse, el acceso al preservativo supone poder pagarlo o recibirlo gratuitamente. En un país en donde más de la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza, esto obliga a elegir entre comer o comprar preservativos.
Y esto sin considerar que la entrega de preservativos tiene un enemigo acérrimo y militante, con mucho poder político: la iglesia católica. Esta institución históricamente está contra cualquier ejercicio de la sexualidad que no esté relacionado directamente con la reproducción y lo manifiesta, entre otras cosas, oponiéndose a cualquier campaña de entrega de preservativos, en una posición que hoy, ante la crudeza de la realidad, raya lo criminal.

Sida y capitalismo


El mercado mundial, pronto encontró cómo sacar provecho de esta enfermedad y encontró en ella una enorme fuente de ingresos. A partir de los años 90 la industria farmacéutica fue desarrollando retrovirales que permiten que las personas infectadas con vih no desarrollen el virus del sida, permitiendo así recomponer las defensas, ya que una de las consecuencias de la enfermedad es la destrucción del sistema inmunológico. Pero estos medicamentos son producidos por empresas farmacéuticas multinacionales que cobran fortunas por ellos. Esto es posible porque es una enfermedad que toca tanto a los países ricos como al resto. De este modo, las personas que viven en los países centrales y que tienen una importante fuente de ingresos, pueden pagárselos (sobre todo en países donde existen muy buenas obras sociales); mientras que en los países africanos, en donde se concentra el 40 % de las personas enfermas, esta posibilidad disminuye notoriamente.
Entre tanto, Estados Unidos sigue imponiendo por medio de los llamados "Tratados de libre comercio", cláusulas que priorizan el respeto a las patentes de los medicamentos por sobre la posibilidad de fabricar medicamentos genéricos (drogas similares a las que producen los grandes laboratorios, pero con precios muchos más bajos) en los países con emergencias sanitarias.
Es un genocidio silencioso que se perpetra con la complicidad de los países centrales, cuyas empresas lucran con la muerte de millones de personas.
En nuestro país se produce un problema diferente. Si bien, por ley, y gracias a la lucha de mucha gente, el Estado está obligado a dar los medicamentos para la enfermedad, también es necesario que las personas puedan ir hasta el hospital y recibir una correcta alimentación y condiciones de vida dignas, y esto suponiendo que el Estado efectivamente entregara la medicación en los tiempos y formas necesarios, cosa que no siempre ocurre.
En un país en donde, como ya mencionamos, la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza, estas condiciones son una utopía.