Argentina: La lucha continúa
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La prostitución infantil en ascenso
Argentina: La pobreza hace estragos entre niños, niñas y adolescentes
Elena Luz González Bazán
Argenpress
'Hay que tratar de pensar el país desde la infancia'
Carlos Cajade
La Argentina no es el paraíso esperado para millones de niños y adolescentes, es
más puede asemejarse al infierno. Si se piensan en las cifras que arrojan los
organismos internacionales sobre pobreza, mortalidad infantil, deserción
escolar, niveles de analfabetismo, hogares más pobres comparados con los más
ricos y que el 58,5 por ciento de los niños y adolescentes menores de 18 años
son pobres o indigentes, esto implica que cerca de 12,5 millones de niños y
adolescentes, o sea el 33,3 por ciento de la población total, sin contar
adultos, son pobres o indigentes. Esto lo afirma el Informe anual de la UNICEF:
¨Estado mundial de la Infancia 2006¨.
La cifra de por sí es escalofriante, la realidad mirada sin el prisma
economicista que se le intenta imprimir a estos informes, que luego bajan los
grandes medios de comunicación, son un infierno más que temido, porque no es que
darán calor, sino que los queman en las hogueras de la exclusión.
En este panorama siniestro y doloroso, estos millones de niños que todos
convocados sumarían varias multitudinarias movilizaciones históricas de nuestro
país. Pensemos en una 9 de julio desde el Obelisco hasta la avenida San Juan o
más allá, de vereda a vereda, toda ella repleta de niños y adolescentes, como
fueron las movilizaciones de antes de las elecciones del 31 de octubre de 1983,
tanto por el partido radical como el justicialista. O pensar en la convocatoria
de la CGT – Confederación General del Trabajo, del 21 de agosto de 1951, cuando
le pidieron a Eva Perón que fuera vice presidenta de la República. En la
movilización para recibir a Perón, el 20 de junio de 1973, en Ezeiza y podemos
agregar las exequias de Juan Domingo Perón, el 1º de julio de 1974, todas estas
movilizaciones multitudinarias duplicadas sumarían la pobreza de niños, niñas y
adolescentes de nuestro país.
Las imágenes son el mejor testimonio de pensar que estas cifras no son cifras,
son pobreza y que estos niños, niñas y adolescentes pagan por un país quebrado,
envuelto en la corrupción supina y donde las responsabilidades son claras, no se
puede seguir mirando al costado.
La prostitución infantil es producto de la pobreza, las niñas de cinco y seis
años en adelante se ofrecen en lo que se denomina la Triple Frontera, donde el
turismo y el sexual también, busca de pequeñas y adolescentes para el placer y
la depravación adulta.
La región está comprendida entre la provincia Argentina de Misiones, cuya
capital es Posadas, Foz do Iguazú en Brasil y Ciudad del Este en Paraguay, zona
de turismo explosivo en los últimos años, sostienen diversos informes, entre
ellos el de la UNICEF. Donde es paradójico pero la Central de Inteligencia
Americana (CIA) sospecha que allí hay un centro terrorista internacional. En ese
lugar miles de niños, niñas y adolescentes son impulsados a prostituirse, porque
la oferta turística es importante.
Por otro lado, y lo hemos sostenido en varias oportunidades, los informes
internacionales y el trabajo de estos organismos son importantes a la hora de
develar flagelos, pero con escasa preponderancia cuando se trata de solucionar
dichos azotes.
Este 12 de diciembre el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia – UNICEF -
en la localidad brasileña de Foz do Iguazú, a partir de las 10,30, en la sede de
Itaipú Binacional, se dio difusión a dicho informe, el cual analiza la
problemática de la infancia en la región, en el ámbito de la salud, educación,
protección y sida y fue elaborado por las oficinas de Unicef de los tres países.
Por otro lado, el estudio comprendió el análisis de 62 municipios de la región,
15 argentinos, 32 brasileños y 15 paraguayos, donde viven cerca de 880 mil niños
y niñas, que representan en promedio el 45 por ciento de la población de la
frontera compartida por los tres países.
Además, la Organización Internacional del Trabajo, OIT estima que hay entre las
tres ciudades que componen la zona de la Triple Frontera unos 3.500 chicos
menores de 18 años en situación de explotación sexual, que se divide en dos
modalidades: los que son obligados por sus padres a prostituirse y los que son
utilizados como mercancías por mafias. "Es muy fácil cometer un delito aquí",
señaló en alguna oportunidad Marcelina Antunez, responsable del programa de la
OIT, y justificó sus dichos en la permeabilidad de la Triple Frontera. "Cruzan
el río en canoa y se llevan chicos. Es un far west", sostuvo.
Por otro lado sostuvo que la única explicación que encontraba era que "se trata
de plata fácil, porque a los turistas no les cuesta nada dar unas monedas". El
turismo constituye la principal clientela y las organizaciones que explotan
chicos se sirven de la infraestructura turística para concretar su negocio.
"Antes, era muy difícil que la gente reconociera que eso estaba pasando. Pero de
a poco fuimos generando conciencia y nos llegaron muchas denuncias", indicó.
Para los misioneros la explotación sexual de los niños y adolescentes en Puerto
Iguazú no es novedad. Tampoco lo es para los miles de turistas que se alojan en
los hoteles del lugar. Basta entrar por la ruta 12, sobre todo cuando cae la
tarde, para encontrarse con pequeños de entre seis y 18 años ofreciendo sus
servicios a los recién llegados.
Además, ese mismo escenario se repite en Foz de Iguazú y Ciudad del Este. Hasta
se conocen los boliches nocturnos donde se ofrecen a los menores mientras la
policía "custodia" las calles.
El informe de la UNICEF sostiene que verse en la necesidad y muchas veces en la
obligación de prostituirse tiene su razón en los altos índices de pobreza
extrema de las familias que integran las víctimas, sin servicios sociales que
garanticen la salud, educación y protección, según las conclusiones del informe.
No hay cifras oficiales o de organismos que tengan un seguimiento de la
explotación sexual asociada al turismo y tráfico de drogas, no hay estadísticas
en ningún país se sostiene. En nuestro país hay, como se denomina, un
reclutamiento de jóvenes para prostíbulos y trabajo en la calle.
A esto se debe asociar la violencia contra los niños que no sólo es feroz, es
parte de una sociedad donde ha penetrado la práctica de la tortura, y el eslabón
más frágil son los niños y niñas. El relevamiento que realizó el Juzgado de
Menores de Eldorado, provincia de Misiones, nos muestra que hay 850 casos en el
año 2004: estos casos son de abuso sexual, incesto, golpes y abandono.
El SIDA-HIV aumenta, sobre todo en las mujeres, aumenta el analfabetismo y los
indocumentados. Aumentan los índices de mortalidad infantil, desnutrición,
inadecuado saneamiento básico, no hablemos de vacunación, ni medidas de
prevención para las adolescentes madres. A esto se agrega el lamentable cuadro
de la falta de registro de nacimientos y la documentación correspondiente.
El informe sostiene que: ¨En los municipios argentinos ni siquiera existen datos
actualizados sobre la cantidad de niños no registrados y sin documentos¨.
Las enfermedades prevalentes en la infancia, que son las enfermedades del
aparato respiratorio, infecciosas y parasitarias, preocupan en los tres países.
'Esto demuestra la necesidad de ampliar los programas de promoción de salud y
prevención de enfermedades', dice el informe.
La mayoría de los departamentos argentinos y paraguayos tiene una tasa de
mortalidad infantil superior a la media de Brasil (14,4 por mil nacidos vivos en
la Argentina y 19,4 en Paraguay). En los tres países hay que mejorar la atención
prenatal, parto y posparto. El embarazo adolescente es otro gran problema.
Y nuestro país tiene la triste realidad de ser la ruta por donde sale la
prostitución infantil, ya que Misiones es la provincia por donde se provee de
negocio sexual para el interior del país y exterior.
Mientras Misiones es la gran proveedora, la Triple Frontera es una suerte de
paraíso e infierno a la vez, el paraíso de los grandes negocios de las
organizaciones criminales que se dedican a la explotación sexual infantil y el
infierno tan temido para miles y miles de niños, niñas y adolescentes, la
mayoría de ellos en situación de calle.
Esta es una red, según informó un medio gráfico masivo, diario La Nación, que
indica como actúan los criminales del negocio y explotación sexual que operan en
red y buscan menores en esta provincia para "exportar" a otras como Córdoba,
Santa Fe y Buenos Aires y a otros países, en especial a los países limítrofes de
Brasil y Paraguay. Porque no sólo hay una ruta de tráfico de niños interna, sino
que también hay una internacional. Chicos que van y chicos que vienen.
Los niños y niñas, adolescentes invisibles, aquellos que nacieron en un hogar
invisible y diezmado por la pobreza, donde hizo estragos la desocupación, luego
el alcohol, posteriormente la droga de niveles altamente perjudiciales como es
el paco, posteriormente el delito y como última salida la entrega de sus propios
niños en las redes de la prostitución.
Son familias, por llamarlas de alguna forma, que han quedado en las redes de la
marginación total. Sobre estas bases acuden las organizaciones criminales de
prostitución infantil, se trata de no buscar, no delatar, no denunciar la
desaparición de los niños. En otros, en miles de casos, los chicos son
secuestrados e inducidos por las prácticas más salvajes a prostituirse.
Por otro lado sostienen que Buenos Aires es un lugar de tránsito, de ahí al sur
del país y hacia ciudades portuarias o a las zonas de frontera.
En el caso de las provincias de Misiones, Formosa y Corrientes hacen el
intercambio con los países limítrofes, sobre todo con Paraguay. En el caso de la
provincia del Chaco aparece como una distribuidora de chicos, más que una
receptora.
También, es bueno conocer cuales son los pasos fronterizos más débiles como
sostienen los especialistas, de estas zonas calientes de la trata de niños.
Bella Vista y Paso de los Libres, en la provincia de Corrientes; Resistencia y
Las Palmas, en el Chaco; Clorinda, en Formosa; Alberdi, en Paraguay; Bernardo de
Irigoyen, San Pedro, San Antonio y El Soberbio, en la lúgubre Misiones.
El paraíso desaparece y la hoguera se enciende una y otra vez, cada niño, niña,
adolescente, un chico menor de 18 años que queda atrapado en el negocio criminal
de la prostitución infantil, es un ser humano que tendrá un presente nefasto y
un futuro infernal.
Muchos son los mecanismos que se pueden utilizar para intentar solucionar este
infierno, pero lo real es que desde los gobiernos, las políticas de estado no
albergan ese pensamiento de Cajade sobre pensar el país desde la infancia. Sólo
son políticas emparchadas, donde afloran las mezquinas estadísticas de si se ha
bajado un punto la desocupación, la desnutrición, o la pobreza. Mezquinas y que
esconden otra realidad no tomar como esencia que cada niño, niña o adolescente
merece una vida digna.
Por eso, como decía Carlos Cajade, recientemente ha muerto, hombre dedicado a
proteger, cuidar los niños, niñas y adolescentes. El cuidado integral de los
niños debe ser una política de Estado, aquel Estado, gobierno de cualquier nivel
que no lo toma como tal es responsable de insuflar la hoguera donde estos niños
se quemarán definitivamente.
En algún momento histórico, nuestros niños fueron los únicos privilegiados, hoy
son los que alimentan la hoguera de la perversión, el negocio y la explotación
en todos sus niveles y estamentos, son perseguidos, reprimidos y golpeados hasta
el hartazgo.
No hay políticas de Estado, hay un profundo cinismo, encubrimiento y falta de
sensibilidad ante la problemática de la niñez en nuestro país.
Se piensa en largos informes, se ejecutan largos discursos, pero las soluciones
no afloran, los parches se están rompiendo, y la hoguera sigue consumiendo
millones de niños.
Fuentes: Clarín, TELAM, La Nación, UNICEF y Periodismo Social