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Argentina: La lucha contin�a

Jos� Hern�ndez y el asesinato de Pe�aloza

Carlos del Frade- Investigaci�n period�stica e historia pol�tica
Postales del Sur

La investigaci�n period�stica revela el funcionamiento de los factores de poder en una sociedad y descubre el por qu� existencial de las mayor�as populares. La historia del periodismo argentino est� plagada de antecedentes del g�nero que tom� auge a fines de los a�os cincuenta del siglo veinte pero que, en realidad, asumi� sus formas desde el diecinueve con pol�ticos y escritores como Belgrano, Fray Mocho y Jos� Hern�ndez. Este �ltimo, conocido de manera mayoritaria por "Mart�n Fierro", fue uno de los pioneros de un periodismo de denuncia precisa que revela el nombre y el apellido de los multiplicadores del dolor del presente que le toc� vivir. La investigaci�n sobre el asesinato del Chacho Pe�aloza es una pieza de antolog�a que no solamente es �til para los miles de estudiantes de periodismo, sino tambi�n para la historia pol�tica de los argentinos. Vayan estas l�neas, entonces, como modesto homenaje a dos hombres comprometidos con el sue�o inconcluso de los que son m�s, Hern�ndez y Pe�aloza que, en estos d�as, se recordaron con tibieza por las efem�rides de sus nacimiento y muerte, respectivamente.

Del Chacho a los hijos y entenados.

Jos� Hern�ndez es el s�mbolo de un periodismo de denuncia y pr�logo del g�nero de la investigaci�n que descubre la trama �ntima de la impunidad en torno a un crimen pol�tico que conmovi� a la sociedad argentina de principios de la d�cada del sesenta del siglo pasado.
El asesinato del Chacho Pe�aloza fue presentado por los peri�dicos de la �poca, los de Buenos Aires, como el "l�gico final de un bandolero".
Sarmiento y Mitre justificar�an el m�todo en nombre del progreso.
Frente a esta construcci�n de sentido del presente, tendiente a conformar una visi�n que justificaba la eliminaci�n de las resistencias del interior ante el proyecto econ�mico y pol�tico de la burgues�a porte�a en alianza con los ganaderos de la Mesopotamia, el periodista Hern�ndez, militante del proyecto de la Confederaci�n, descubrir�a otra historia.
Y lo har�a a trav�s de una serie de art�culos que public� en el peri�dico entrerriano "El Argentino", de Paran�.
La primera nota se titulaba "Asesinato atroz" y comenzaba con una cabeza escrita seg�n los conceptos actuales de la est�tica del periodismo informativo.
"El general de la Naci�n, Don Angel Vicente Pe�aloza ha sido cosido a pu�aladas en su lecho, degollado y llevada su cabeza de regalo al asesino de Benav�dez, de los Virasoro, Ayes, Rolin, Gim�nez y dem�s m�rtires, en Olta, la noche del 12 del actual", en referencia a noviembre de 1863.
"El general Pe�aloza contaba 70 a�os de edad; encanecido en la carrera militar, jam�s ti�� sus manos en sangre y la mitad del partido unitario no tendr� que acusarle un solo acto que venga a empa�ar el valor de sus hechos, la magnanimidad de sus rasgos, la grandeza de su alma, la genrosidad de sus sentimientos y la abnegaci�n de sus sacrificios".

Hern�ndez describe y utiliza los adjetivos que informan.

El periodista con conciencia pol�tica que es Hern�ndez denunciar� desde el presente, el proyecto de dominaci�n que enfrenta desde el campo de batalla y desde el escritorio de una redacci�n.
"El asesinato del general Pe�aloza es la obra de los salvajes unitarios; es la prosecuci�n de los cr�menes que van se�alando sus pasos desde Dorrego hasta hoy".
Luego vendr� un segundo art�culo, "La pol�tica del pu�al" en la que advierte desde la lucidez del analista pol�tico: "Tiemble ya el general Urquiza que el pu�al de los asesinos se prepara para descargarlo sobre su cuello; all�, en San Jos�, en medio de los halagos de su familia, su sangre ha de enrojecer los salones tan frecuentados por el partido Unitario".
La tercera nota es la presentaci�n del g�nero de la investigaci�n period�stica en la Argentina.
"Pe�aloza no ha sido perseguido. Ni hecho prisionero. Ni fusilado. Ni su muerte ha acaecido el 12 de noviembre. Lo vamos a probar evidentemente, y con los documentos de ellos mismos. Todo eso es un tejido de infamias y mentiras, que cae por tierra al m�s liger�simo examen de los documentos oficiales que han publicado sus asesinos", asegur� el periodista.
Agreg� que "ha sido cosido a pu�aladas en su propio lecho, y mientras dorm�a, por un asesino que se introdujo a su campo en el silencio de la noche; fue enseguida degollado, y el asesino huy� llev�ndose la cabeza. A la ma�ana siguiente no hab�a en su lecho ensangrentado sino un cad�ver mutilado y cubierto de heridas. Esa es la verdad, pero todo esto ha ocurrido antes del 12 de que hablan las notas oficiales. Los partes y documentos confabulados mucho despu�s del asesinato con el solo objeto de extraviar la opini�n del pa�s, incurren en contradicciones est�pidas".
En esas l�neas se descubre el sentido y el objetivo de las palabras de Rodolfo Walsh en "Operaci�n Masacre", luego de los fusilamientos de Jos� Le�n Su�rez.
"Examinemos ligeramente esos documentos. El primer parte que aparece dando cuenta de la muerte del general Pe�aloza, es el siguiente" y transcribe el texto de Pablo Yrraz�bal y Ram�n Casta�eda fechado en Olta, el 12 de noviembre de 1863.
All� se pone de manifiesto que Yrraz�bal sorprendi� al "bandido Pe�aloza, el cual fue inmediatamente pasado por las armas" y aseguraba que tambi�n ten�a "prisionera a la mujer y un hijo adoptivo".
Hern�ndez destac� a los lectores el hecho de que el operativo se produjo en la madrugada del 12 y que no hab�a m�s prisioneros que la familia de Pe�aloza.
A continuaci�n, Hern�ndez public� una carta de Sarmiento, como gobernador de San Juan, al inspector general de Armas de la Rep�blica, general Wenceslao Paunero.
En ella el sanjuanino le adjudic� la detenci�n del Chacho a Vera y no en la madrugada del 12, si no a las nueve de la ma�ana.
El tercer documento es la carta que Yrraz�bal dirigi� al coronel Jos� Arredondo el m�tico 12 de noviembre de 1863.
"Pongo en conocimiento de VE el buen �xito de nuestra jornada que ha dado el triunfo sobre el vandalaje", comenzaba el escrito.
Luego mencion� al "valiente comandante Ricardo Vera", la fecha 11 de noviembre, la toma de 18 prisioneros y la partida hacia Olta en la madrugada del 12. Habla de otro grupo de 18 nuevos prisioneros, seis muertos y el secuestro de la mujer del Chacho y un hijo adoptivo.
Entonces Hern�ndez pone en evidencia las contradicciones entre los documentos oficiales.
"O miente uno o miente el otro. La verdad es que mienten los dos", escribe en tono contundente.
Publica una nueva carta, del 13 de noviembre, enviada por Pedro Echegaray al coronel y jefe de las fuerzas movilizadas, coronel Ces�reo Dom�nguez. Lo hace desde Los Pocitos, provincia de C�rdoba. All� se cuenta que se lleg� a La Rioja en la noche del 12 de noviembre y que "muy pronto quedar� restablecido el orden porque el primer caudillo, que era Pe�aloza, concluy� su carrera en Olta, que fue muerto por una comisi�n del coronel Arredondo al mando del comandante Ricardo Vera".
De all� que Hern�ndez desmenuce el sentido profundo de los signos que ofrecen las cartas.
"En esta nota, fechada un d�a despu�s de aquel en que se da como acaecida la muerte de Pe�aloza, y a una inmensa distancia del lugar del suceso, Echegaray habla del hecho como de un suceso viejo, habla de los resultados producidos, de la marcha de Puebla, de los avisos mandados por �l a las autoridades de San Luis, de la ocupaci�n de La Rioja por Arredondo, de los individuos que se han presentado, y por fin de que se ha retirado de aquella provincia por creer ya innecesaria su presencia all�. No hay magia para hacer tantas cosas en unas cuantas horas, sino la de los salvajes unitarios. Pero Echegaray no ment�a, sino que Pe�aloza ha sido asesinado mucho antes de lo que dicen esas notas falsificadas", remarc� Jos� Hern�ndez.
Y a�adi� una �ltima carta de Yrraz�bal a Echegaray, desde Ulape, el 8 de noviembre de 1863. "Seg�n noticias, creo que US no est� seguro de que Pe�aloza fue tomado e inmediatamente pasado por las armas", testimonia el documento.
A partir de esa demostraci�n, Hern�ndez confirm� que "aqu� est� descubierto el crimen. Esa nota es de fecha 8 de noviembre e Yrraz�bal le asegura a Echegaray que Pe�aloza hab�a sido muerto" y m�s adelante enfatiz� que "el asesinato que se pretende encubrir est� revelado".
Despu�s analiza la construcci�n de la historia oficial a trav�s del diario "El Imparcial" de C�rdoba y "La Naci�n Argentina", de Mitre.
Termin� escribiendo que "el criminal se agazapa, se esconde, pero siempre deja la cola afuera, que es por donde lo toma la justicia. Los salvajes unitarios han dejado tambi�n la cola afuera".
Es una pena que este texto de investigaci�n, an�lisis, precisi�n informativa y moderna est�tica en la redacci�n, no se estudie en las facultades de comunicaci�n social y en las escuelas de periodismo como antecedente de los escritos de Walsh, Bayer y Verbitsky.
Pero tambi�n constituye un flagrante delito de falsificaci�n hist�rica el tratar de reducir a Jos� Hern�ndez como el autor del "Mart�n Fierro".
Hern�ndez demuestra, a trav�s de su notable ejercicio de la construcci�n de las noticias y de su compromiso pol�tico que lo llev� hasta los campos de batalla, una voluntad de convertir en masivo lo oculto por los sectores dominantes.
Su trabajo de descubrimiento a favor de las mayor�as constituye un valioso aporte para la formaci�n de la conciencia social.
Esa que se nutre del mandato cultural y pol�tico que viene desde 1810 de formar una Argentina con igualdad y solidaridad, proyecto hist�rico que resume la identidad nacional.

 
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