La Conferencia Episcopal Argentina está a punto de renovar autoridades al mismo
tiempo que varios de sus principales participantes, como monseñor Carmelo
Giaquinta, obispo de Resistencia, Chaco, promueve posiciones feudales que
tienden a mantener la obediencia debida en el interior de la institución y
presionar hacia fuera para destacar la histórica presencia del factor de poder
en la sociedad. Sin embargo, la cúpula eclesiástica no ha hecho demasiado para
difundir, discutir y aclarar el asesinato del obispo de San Nicolás, Carlos
Ponce de León, ocurrido el 11 de julio de 1977. ¿Por qué?. Lo que sigue es un
fragmento de la investigación presentada en la Feria del Libro de San Nicolás el
pasado 10 de octubre por el autor de estas líneas. La intención es saber si
habrá democracia o no para la memoria del obispo nicoleño y las fuerzas que se
desataron con él desde la década del sesenta del siglo pasado.
El obispo y su tiempo
Carlos Ponce de León nació el 17 de marzo de 1914 en Navarro, provincia de
Buenos Aires. En el mismo lugar en que fuera fusilado Manuel Dorrego, aquel jefe
del partido federal que había denunciado que "el país estaba siendo manejado por
la aristocracia del dinero". Un sacerdote de apellido Castañer estuvo presente.
Lo confesó al condenado y luego asistió impávido a la ejecución. Ponce de León
nació allí, donde la iglesia mostraba una de sus caras, asistiendo a la víctima
pero quedándose del lado del victimario.
Después de cumplir diecisiete años, el 5 de abril de 1931, se conformó la Acción
Católica Argentina, institución que adquiriría un gran desarrollo como
consecuencia de ser la confluencia de sacerdotes y laicos a lo largo de la
historia nacional. Ponce y muchos que fueron protegidos por él, se enfrentarían
en varias ocasiones contra los postulados de la Acción Católica en la ciudad de
San Nicolás. El asesor general durante los primeros cuatro años fue Antonio
Caggiano, obispo de Rosario desde 1934, cardenal en 1946, arzobispo de Buenos
Aires desde 1950, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina en 1955 y
principal sostén ideológico de la dictadura encabezada por el general Juan
Carlos Onganía, a partir de junio de 1966.
Caggiano, impulsor de la llegada del Opus Dei a la Argentina, es reconocido como
"promotor y fundador de la Acción Católica".
En forma paralela al surgimiento de la Acción Católica, también en 1931,
apareció la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas.
El 23 de setiembre de 1961, Guillermo Bolatti, asumió como tercer obispo en la
historia de la diócesis rosarina que también comprendía las ciudades de San
Nicolás y Venado Tuerto.
Los nombres de Caggiano y Bolatti estarían vinculados de manera directa a la
pastoral iniciada y promovida por Ponce en San Nicolás.
Ya en 1962, Ponce de León fue nombrado obispo auxiliar de Salta, acompañando a
monseñor Roberto Tavella. Se convirtió en asesor del Sindicato del Personal
Doméstico e impulsó la asistencia a los barrios de emergencia 'donde es
reconocida su obra en las villas General Belgrano, María Esther, Alto Molino, El
Milagro, San Antonio, 20 de Junio, General Lavalle y San José', como indica una
biografía oficial difundida por el arzobispado de San Nicolás.
Ponce de León participó del Concilio Vaticano II, en Roma, y se tomó en serio
sus conclusiones acerca de la necesidad de reformar la institución.
El 18 de junio de 1966 asumió como arzobispo de la ciudad siderúrgica.
Diez días después, el general Onganía derrocaba al gobierno de Arturo Illia.
La cruz y la espada
Aquella dictadura sería una mezcla de "incienzo, espada, picana y dólares", como
la definió el historiador Alberto Lapolla.
El coronel Juan Francisco Guevara, que perteneció a la plana mayor del general
Eduardo Lonardi, fue el mascarón de proa de un proyecto político cultural que
Rogelio García Lupo definió como 'una sociedad secreta' que vinculara los
empresarios católicos más poderosos, los militares y la jerarquía, a usanza de
las experiencias de la derecha francesa.
Se hizo representante de Cité Catholique, el grupo de militares franceses que
habían participado durante las guerras coloniales contra los pueblos de
Indochina y Argelia, y luego comenzó a traducir y editar la revista Verbe,
divulgando la obra del escritor francés Jean Ousset. Este hombre escribió 'El
marxismo leninismo' y su traducción al español correspondió a Guevara, mientras
que el prólogo de la edición argentina fue producto del cardenal Antonio
Caggiano, el mismo que había introducido el Opus Dei en la Argentina, en 1950,
cuando fuera arzobispo de Rosario.
Ousset decía que 'o la iglesia da su sentido a la sociedad o esta sociedad se
ordenará en contra de ella. La neutralidad es imposible. Es imposible que una
doctrina no reine sobre el Estado. Cuando no es la doctrina de la Verdad será
una doctrina del error'.
El arzobispo de Paraná, monseñor Adolfo Tortolo, decía que 'Dios no es neutral.
Aprueba o desaprueba; en él no cabe tercera posición. Nadie puede servir a dos
señores'.
Era el anticipo de la alianza del poder profundo.
Lo dijo el 23 de agosto de 1963.Cinco años después, Tortolo se convertiría en el
vicario castrense, reemplazando en el puesto, nada menos que a Antonio Caggiano.
Sería vicario hasta 1981. Sus arengas serían la justificación ideológica de la
dictadura más sangrienta de la historia argentina.
En forma simultánea, Cité Catholique argentina y la Obra de Cooperadores
Parroquiales de Cristo Rey, surgieron en el país.
Tres generales participaron de aquel origen: Eduardo Señorans, Franciso Imaz y
Eduardo Conessa. Comenzaron a desarrollarse los encuentros de adoctrinamiento,
los llamados cursillos de cristiandad en los que participaron militares en
actividad, entre ellos el general Alejandro Lanusse. En 1966, el general Onganía
comenzó a formar parte de estos cursillos.
Rogelio García Lupo describió la influencia de tal partido secreto: 'el primer
gabinete ministerial de Onganía se constituyó básicamente con los hombres de
Cité Catholique, a la que pertenecían, por lo menos, cuatro ministros: el de
economía, Jorge Salimei, representante de capitales eclesiásticos y empresario
que había dado empleo durante años a los generales Señorans y Conessa; el de
Bienestar Social, Roberto Petracca, un industrial del vidrio que falleció poco
tiempo después; el de promoción y asistencia a la Comunidad, Roberto Gorostiaga,
que renunció al cabo de algunos meses, y el de Interior, Enrique Martínez Paz,
miembro notorio de la Hermandad del Santo Viático, una organización católica
cuyos miembros pueden administrar los sacramentos a un moribundo si no hay un
sacerdote cerca'.
Entre 1964 y 1967, se concretaron 49 retiros espirituales o cursillos, con
presencia mayoritaria de personas provenientes de Córdoba. Para Lupo, 'el
cónclave de 1966 liquidó el gobierno de Illia; el de 1967, a los hermanos
Alsogaray'.
En el notable libro de Tomás Abraham, 'Historias de la Argentina Deseada', el
filósofo titula a la época del onganiato como 'introducción a la vida fascista'.
'En el año 1966 llega al poder en nuestro país un grupo dirigente sembrado de
intelectuales de buen nivel...Eran claros en el sentido de que había un acuerdo
sobre lo que debía ser la república, una ciudad católica. Oscuros porque no
constituyeron un movimiento con un líder doctrinario, uno que agrupase en un
movimiento las diferentes tendencias. Onganía era un líder político en busca de
una doctrina nacional y católica aplicable al momento histórico de nuestro
país', y Abraham es más contundente: 'nada de lo que ocurrió en el Proceso
hubiera sido posible sin la meticulosa preparación ideológica y cultural de la
conocida Revolución Argentina'.
Caggiano pontificó: 'Estamos en plena lucha y no acabamos de persuadirnos de que
se trata de lucha a muerte organizada y dirigida con inteligencia y sin frenos
morales, llevada con decisión y sin rehuir medios de conquista...el marxista
parte del supuesto de que el hombre es sólo materia y de que su origen obedece a
un principio casual. Algún día demostrable por el cálculo de probabilidades,
lógico es pensar en la evolución permanente indefinida de ese ser natural,
centro del universo, dios de si mismo, artífice de su destino a la par que su
propia víctima: que puede y debe ser sacrificada cuantas veces convenga a ese
horrible Saturno que en vez de devorar a sus hijos, se devora a si mismos sin
saciarse ni arrepentirse, porque de este autodevorarse obtiene el alimento que
lo hace vivir, durar, perfeccionarse, crecer'.
Pero para demostrar quién tiene el poder político en serio del país surgido un
25 de mayo de 1810, Onganía luego de despojar a Arturo Illia de su lugar estampa
'su firma junto a los ministros, antes de que por primera vez en la historia
argentina el Cardenal Primado Monseñor Caggiano ponga la suya en el libro
rubricado de la patria', cuenta con ironía el ya citado Abraham.
"El golpe militar contra Illia es uno de los momentos estelares de la reacción
católica. Los golpistas provienen de los principales grupos integristas que
actúan en esa época: el movimiento de los cursillos de la Cristiandad, los
Cooperadores de Cristo Rey con revista Verbo, los discípulos de la Ciudad
Católica, de Genta y Meivielle...El general Onganía asume la presidencia rodeado
de cursillistas y miembros del Ateneo de la República, y están presentes los
principales dirigentes de la burocracia sindical encabezada por Augusto Timoteo
Vandor, como expresión de una nueva alianza militar sindical, un eje que volverá
a expresarse años después en momentos cruciales", sostienen los investigadores
de esos días.
La pastoral de Ponce
Mientras tanto, Ponce de León fundaba Cáritas Diocesana y creaba dieciséis
nuevas parroquias y varias vicarías.
También inició 'la escuela diocesana de Servicio Social que funciona con número
cada vez mayor de alumnos, preparando asistentes sociales con una sólida
formación de caridad cristiana' y aplicó el llamado 'plan pastoral diocesano'
que 'ha tenido una marcada insistencia en la religiosidad popular'.
'Para la atención de las clases más necesitadas, procuró la presencia de
sacerdotes en las villas de emergencia, quienes acompañados por religiosas y
laicos, llevan a cabo una tarea pastoral especializada', señala la biografía
oficial que entrega el obispado de San Nicolás.
Según el sacerdote José Karaman, Ponce de León se dedicó a poner en marcha las
conclusiones del Concilio Vaticano II y "empezó movilizando a los curas. Ese
conglomerado de curas de distintas edades, distintas procedencias, disímiles
formaciones. Era una Babel clerical. Y la movilización fue la para la
organización interna de acuerdo a lo que el Concilio pedía: delegados de zona,
delegados de distintas áreas, secretarios, apuntando a un gran encuentro del
pueblo de Dios", cuenta en su jugoso ensayo "Mini historia diocesana de San
Nicolás".
En setiembre de 1966 se hizo el primer encuentro del pueblo de Dios, toda una
semana en Pliar. Para Karaman se trató del acto fundacional de la pastoral
diocesana. Participaron todos los sectores, menos la Acción Católica.
Ponce, igualmente, los volvió a invitar a un nuevo encuentro en el Colegio de la
Misericordia de San Nicolás, pero "no hubo acuerdo y renunciaron en pleno. La
razón era muy simple: eran la mano derecha de la jerarquía, pero si la jerarquía
hacía lo que ellos deseaban. Y cuando se trató de poner en marcha el Concilio en
nuestra diócesis, no sólo se abrieron de gambas, sino que algunos combatieron
duramente al obispo y a algunos curas. Y a mi me queda la sospecha que en la
época del proceso hasta hubo alguno de los muchachos que se dedicó a soplón. O,
al menos, a idiota útil", recordó Karaman.
Los cambios introducidos por Ponce abarcaron la liturgia, la catequística y la
acción social. Fue en esta última donde aparecieron los mayores problemas. "No
había compromiso cristiano sin compromiso político", reflexiona el sacerdote en
su escrito.
Las decisiones se tomaban a través de rigurosas votaciones y fue la primera vez
que hubo remoción de sacerdotes con la consulta al clero. "Hubo un claro
enfrentamiento al obispo. Y yo no se si fueron causa remota de su muerte, en la
medida en que le hicieron una persecuta insidiosa y mal intencionada ya que
llegaron a acusarlo de obispo comunista", dice el cura José. Y añade que
teniendo a los militares en el poder aquella acusación "era por lo menos firmar
el destierro y más adelante se vio que también el entierro".
En de marzo de 1967, el papa Pablo VI publicó la encíclica "Populorum progressio.
Tres meses después, Juan Carlos Aramburu es nombrado arzobispo coadjutor de
Buenos Aires.
En julio de aquel año, se prohibió que el sacerdote Jerónimo Podestá hablara en
el Luna Park sobre la encíclica de Pablo VI.
El clero tucumano empieza un conflicto con el gobierno de la provincia por la
política social. El 15 de agosto se publica el Manifiesto de 18 Obispos del
Tercer Mundo.
El primero de diciembre renunció Podestá como obispo de Avellaneda.
270 clérigos argentinos adhieren al Manifiesto.
Uno de los casos de mayor resistencia fue la remoción del padre Celeste. Ponce
fue agredido. Roma falló a favor del sacerdote y en contra del obispo. A partir
de ese momento arreciaron las consignas de purificar el obispado de la infección
comunista.
Ponce también empezó a recibir presiones del Episcopado. Fue entonces que
decidió juntarse a otros que pasaban por los mismos problemas como Jaime De
Nevares, Miguel Hesayne, Brasca, Enrique Angelelli y Vicente Zazpe.
"Era de un perfil muy bajo, un hombre que trabajaba mucho en silencio. A mí me
gusta la gente que sabe tomar decisiones cuando la cosa viene fulera, y él no
hacía alharaca. Aparecía en el momento oportuno y se jugaba el cuero, que al fin
de cuenta es la mejor manera de ser cristiano, porque seguimos a alguien que
puso el cuero, no usó la lengua. Porque hay mucha gente que vive de la lengua
pero el cuero lo deja afuera. Era un hombre silencioso, súmamente afectivo, de
esos amigos que uno quisiera tener siempre. Yo digo que un verdadero amigo no es
el que te pregunta qué te pasa, sino el que dice aquí me tenés, porque el tipo
que te pregunta demasiado ya jode y Ponce era uno de esos que se te acercaba y
ponía su pecho y sus brazos para recibirte, pero jamás te preguntaba qué te
pasa, sabía y punto. Yo agradezco a Dios haberlo conocido. En cuanto a su acción
pastoral, tengo esa impronta de que cumplía con aquello de yo soy el buen pastor
que decía Cristo y ponía tres notas, 'el pastor conoce a sus ovejas', 'las
ovejas conocen al pastor' y 'el buen pastor da la vida por las ovejas'. No es
conocerlas por nombre, sino conocer la situación, la época que nos toca vivir,
las constantes históricas que se dan y sobre todo descubrirlas desde el que
sufre. Los grandes revolucionarios son grandes sufrientes. Conocer al pastor
significa que intuyen que este tipo vale la pena y cuando había que tomar
decisiones no mandaba a las ovejas, iba al frente él, como lo hizo Cristo",
agregó Karaman.
"A mi me nombró párroco de Villa Pulmón que estaba donde ahora está el Santuario
en San Nicolás. Me dijo: "No te asustés, tenés 26 años, pibe...Si a los 26 años
no sos revolucionario cuándo lo vas a ser". Y me dios dos consejos. Para
trabajar, buscá gente que esté ocupada porque el que está al cuete va a estar al
cuete siempre y segundo, que me quedó grabado para siempre, acordate que las
grandes obras se hacen con la promesa de los ricos y la guita de los pobres, que
al fin de cuenta eso es más o menos aquello de las bienaventuranzas de Cristo
que comienzan diciendo 'felices los pobres'", agregó el cura José.
En marzo de 1968, la dictadura expulsó a cuatro sacerdotes españoles que
trabajaban en San Isidro.
En los primeros días de mayo se realizó el I Encuentro Nacional del Movimiento
de Sacerdotes por el Tercer Mundo con 21 participantes de 13 diócesis.
Entre el 22 y 26 de agosto se concretó el Congreso Eucarístico de Bogotá, con la
presencia de Pablo VI, seguido de la II Conferencia del Episcopado
Latinoamericano en Medellín.
El 15 de setiembre apareció el primer número de la revista Enlace, boletín de
los sacerdotes del tercer mundo.
Antonio Quarracino asume el obispado de Avellaneda.
El 18 de octubre se inicia la llamada crisis interna en la arquidiócesis de
Rosario.
Cuatro días antes de la navidad, plantón ante la Casa Rosada y entrega de una
carta al presidente Onganía.
El 27 de octubre de 1968, Ponce ordenó como sacerdote de la Catedral de San
Nicolás, al cura Galli, peronista, obrero de SOMISA y villero, habitante de
Villa Pulmón, allí donde muchos años después se levantaría el templo que venera
la imagen de la Virgen María del Rosario.
El 27 de febrero de 1969, monseñor Aramburu ordena a los sacerdotes de Buenos
Aires que se abstengan de acciones y declaraciones políticas.
El 17 de marzo, 28 sacerdotes de Rosario renuncian a sus cargos eclesiásticos.
Perón apoya al Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo.
El 11 de abril, marcha del hambre en Villa Ocampo, en el norte santafesino. Un
día después, el cardenal Caggiano criticó la participación de sacerdotes en la
protesta social. En mayo se organiza y realiza el II Encuentro del Movimiento en
Colonia Caroya con ochenta participantes. Vendría el Cordobazo y los dos
Rosariazos.
El 30 de junio, el Ministerio del Interior de la Nación le pide a la Iglesia que
apoye al gobierno "sin claudicaciones".
El 30 de noviembre, Juan Carlos Onganía, con la presencia de algunos obispos,
consagra la nación a la Virgen de Luján. El Movimiento denuncia una manipulación
política de devoción a la Virgen por parte de la dictadura.
A fines de 1969 tiene lugar el llamado Segundo Encuentro del Pueblo de Dios en
Pergamino. Ya existía un muy fuerte grupo juvenil que trabajaba en la zona de
villas y se ratificó, entonces, el compromiso con los más pobres.
Hacia 1970, a Ponce comenzaron a llamarlo "ambulancia", porque recogía a todos
los heridos.
"En el mismo ámbito de su sede fue combatido. Y muchas veces amenazado. No sólo
por sectores gorilas o militares. Me consta que también por algún sector
católico reaccionario, donde había siempre algún conspicuo miembro de Acción
Católica, no sólo de San Nicolás, sino de San Pedro o Pergamino", relata Karaman
en sus memorias – ensayo histórico.
Según el padre Gómez, a principios de los años setenta "andaban en San Nicolás
un grupo de Tradición, Familia y Propiedad que justamente tenía toda esa
tendencia de ultraderecha de la iglesia y veían muy mal a Ponce de León" y que
distribuían volantes en contra del obispo calificándolo de comunista.
En marzo de 1970, el obispo de Neuquén, Jaime de Nevares, apoya la lucha de los
obreros del Chocón y se desata un conflicto en la diócesis de Corrientes. Hay
suspensiones de sacerdotes y excomuniones. No se celebra el Te Deum del 25 de
mayo y se realiza el III Encuentro del Movimiento en Santa Fe con 117
participantes. El 16 de junio asumió Roberto Levingston como presidente
argentino. Un mes después, José Rucci fue elegido secretario general de la CGT.
El 8 de julio fue detenido el padre Alberto Carbone, acusado de conexió con el
secuestro de Eugenio Aramburu, producido el 29 de mayo anterior.
El 31 de julio, la Sacra Rota, tribunal vaticano, confirma las penas canónicas
contra los sacerdotes Marturet, Babín y Tiscornia, de Corrientes, impuestas por
su obispo Vicentín. La sentencia define al Movimiento por el Tercer Mundo como
"hábiles agitadores".
Medio millar de eclesiásticos se declara en contra del movimiento. Los
sacerdotes Carlos Mugica y Hernán Benítez son detenidos por sus expresiones en
el funeral de los guerrilleros Fernando Abal Medina y Carlos Ramus.
Las diferencias internas
El propio Ponce de León escribió en una carta pastoral del 24 de febrero de
1971 sobre los "lamentables hechos de la comunidad de la Parroquia Nuestra
Señora del Socorro de San Pedro" que: "Hasta el presente he guardado religioso
silencio aunque elocuente, unido a los presbísteros que han sabido mantener la
serenidad y calma propia y del laicado, afectados por inverosímiles
declaraciones e incomprensibles actitudes, tentados de elevar su protesta airada
y esclarecer situaciones, magnificadas no pocas veces por la publicidad e
intereses ajenos a la extensión del Reino de Dios", escribió el obispo.
"Reconozco que he sido presionado, difamado, calumniado, que se ha llegado al
cantaje, a la violencia encubierta, a la mentira, a la violación de la propiedad
privada y al insulto. Sin decir nada, he creado y esperado, exhortado a la paz,
a la práctica de la única caridad, la que Jesús nos enseña, callando y sufriendo
por amor", sostuvo Ponce de León.
"Todo lo que lamentamos tiene su origen en divergencias pastorales. Quiero pues
deciros: esta hora fecunda de la Iglesia que hace temblar a los débiles de
espíritu y a los que han hallado un estatus en su catolicismo costumbrista y
utilitario, es la hora de la renovación, señalada por el Concilio para todos",
denunciaba el obispo.
Aseguraba que establecería "severas sanciones" que llegarán: "Hasta la
excomunión y el entredicho local y personal, si, amonestados los responsables,
persistieren en su obstinada e irrespetuosa actitud que culmina con el pedido de
mi renuncia, pretendiendo atribuirse un derecho que solo compete a la Santa
Sede", se defendía Ponce.
Igualmente, la derecha avanzaba en San Nicolás. Se suspendieron los campamentos
de jóvenes y los encuentros del Pueblo de Dios.
"Conocemos la situación de nuestra diócesis en sus parroquias, sus colegios, sus
movimientos apostólicos. La conocemos en su diversidad de opiniones y pluralidad
en el quehacer eclesial. No ignoramos las acusaciones politizantes ni la
ubicación tercermundista de las actividades renovadoras y experiencias
peligrosas por las cuales somos juzgados con frecuencia", escribió el obispo.
El 19 de febrero de 1971, el jefe de la policía santafesina denuncia la
complicidad de dos conocidos sacerdotes en un caso de tenencia y uso de
explosivos. Un día después, el obispo santafesino, Vicente Zazpe, defiende a los
sacerdotes acusados y exige pruebas. El titular de la policía debe renunciar al
no poder reunir elementos probatorios.
El 23 de mayo asume Alejandro Lanusse como presidente de los argentinos. El 24
de mayo son detenidos en Rosario varios sacerdotes del Movimiento a quienes se
los quiere emparentar al secuestro del cónsul inglés, Stanley Silvestre.
El 16 de julio fue tomado el arzobispado de Córdoba por comunidades cristianas
de base. En Perú se publica "Hacia una teología de la liberación", del sacerdote
Gustavo Gutiérrez. Se produce el IV Encuentro Nacional del Movimiento en San
Antonio de Arredondo con 157 participantes.
El 2 de agosto son detenidos cuatro sacerdotes del movimiento en Rosario y al
día siguiente es secuestrado Rubén Dri, en Resistencia, Chaco, también
integrante de la organización. El obispo Italo Di Stefano envía una carta al
ministro del Interior denunciando avances del poder político e informando que ha
dejado su pectoral de obispo al sacerdote Dri hasta que este salga de la cárcel.
El 18 de agosto, Zazpe envía una carta reservada a los sacerdotes del tercer
mundo criticando algunas actitudes de los mismos.
El 27 de agosto, sacerdotes del movimiento de San Nicolás, se oponen a la
construcción de una capilla por SOMISA.
El 17 de setiembre, el ejército allanó una casa de religiosas en Goya,
Corrientes, denunciado por el obispo. Varios obispos, por otra parte, acusan de
arbitrariedad a los responsables de la segunda detención de los sacerdotes del
movimiento en Rosario. El 25 de setiembre, 49 sacerdotes del movimiento también
son detenidos en Rosario que querían demostrar solidaridad con los otros curas
detenidos.
En 1972, Ponce lanzó la Pastoral de Cuaresma y se ordenaron los primeros siete
sacerdotes de su seminario: José Pepe Aramburu, Abel Gaspar, Rogelio Vázquez,
Horacio Lombardo, José Luis Sposaro, Raúl Acosta y José María Regueiro. Este
último terminaría siendo capellán del ejército en San Nicolás y calificado de
Judas por varios sacerdotes sobrevivientes de aquellos años. En relación a
Regueiro, el padre Nicolás Gómez, fue uno de los que se puso en contra de Ponce
e hizo público a través de dos homilías su enfrentamiento con el obispo. Y que
junto a él había laicos como el doctor Héctor Hernández que también marcaba
públicamente sus diferencias con la pastoral.
El 6 de enero de 1972, otra vez detienen al padre Carbone por supuesta conexión
con el ataque de Zárate. En abril serán medio millar los sacerdotes que pidan
por la libertad de Carbone.
El 16 de agosto se inicia el V Encuentro Nacional del Movimiento en San Antonio
de Arredondo. Seis días después se produciría la masacre de Trelew. Los
sacerdotes Gill y Praolini son detenidos en La Rioja. Mugica y Vernazza
acompañan el primer regreso de Perón al país. El 6 de diciembre, sesenta
sacerdotes del Tercer Mundo se reúnen con el líder.